‘Ni un paso atrás’


Después de 13 años, Cuauhtémoc Cárdenas volvió ayer a las calles y lo hizo para encabezar una multitudinaria movilización en contra de la iniciativa de reforma energética presentada por el Ejecutivo. Miles de personas se sumaron a su llamado a no dar un paso atrás en la defensa del petróleo y la electricidad.
También celebraron que el ex candidato presidencial exigiera que antes de evaluar a los maestros se evalúe a las autoridades, “empezando por la más alta, por quien tiene la responsabilidad del gobierno de la República”.
Convocada con cuatro días de anticipación por alrededor de 300 personas –entre ellas el propio Cárdenas, el ex rector de la UNAM, Pablo González Casanova, el obispo Raúl Vera y Adolfo Gilly–, así como decenas de agrupaciones sociales y gremiales, la marcha logró congregar a tirios y troyanos.
No importó si eran del PRD –que no participó en el llamado a la movilización–, del Movimiento de Regeneración Nacional, estudiantes de universidades públicas o privadas, o que fueran maestros disidentes. La lucha contra la privatización del petróleo los unificó.
Así se pudo ver a Porfirio Muñoz Ledo sumarse al contingente, tras saludar de mano a Cárdenas, quien estuvo acompañado por sus hijos Camila y Cuauhtémoc. También estuvieron Miguel Barbosa –coordinador del PRD en el Senado–, y sus compañeros de bancada Alejandro Encinas, Dolores Padierna, Luis Sánchez, Armando Ríos Piter y Manuel Camacho Solís.
De igual forma participaron los actores Daniel Giménez Cacho y Julieta Egurrola, así como dirigentes e integrantes de los sindicatos de trabajadores de la UNAM –cuyo contingente fue uno de los más numerosos–, de los electricistas, telefonistas y de aviación, entre otros, quienes junto a Cárdenas y sus hijos en la vanguardia, portaron una gran manta con la leyenda “Unidad por el rescate de la nación”.
La movilización se realizó del Ángel de la Independencia a la esquina de 20 Noviembre y Venustiano Carranza, ante la imposibilidad de arribar al Zócalo, ocupado por el campamento del magisterio disidente.
La Secretaría de Seguridad Pública capitalina estimó en 8 mil el contingente, pero lo cierto es que fue una nutrida manifestación. Cuando la vanguardia salió de la avenida Juárez para tomar el Eje Central, la retaguardia seguía en el cruce de Reforma e Insurgentes. Es decir, fue una columna humana de unos dos kilómetros, con pocas consignas, pero un sinfín de pancartas de rechazo a las reformas energética, educativa, fiscal y laboral.
Su paso fue observado por 3 mil policías que resguardaron hoteles, museos y hasta algunas tiendas de la zona.
Tras dos horas de caminata, Cárdenas inició su discurso con un saludo solidario al indígena preso Alberto Patishtán y destacó la presencia de Olga Jurado, de 95 años, quien participó en la colecta realizada en 1938 para pagar la indemnización de los bienes petroleros nacionalizados por el presidente Lázaro Cárdenas.
Luego encomió la causa magisterial. Dijo que los profesores que protestan en la ciudad de México contra la reforma educativa no se oponen a la evaluación, pero ésta debe empezar por quien tiene la responsabilidad directa del Estado y por aquellas autoridades que han dado los títulos a los maestros y les han asignado cargos para atender a los niños.
Sus palabras arrancaron aplausos y que la gente coreara las consignas: “si hay que evaluar, con Peña hay que empezar... Urgente, urgente, evaluar al presidente”.
Cárdenas –quien desde el año 2000 no encabezaba una manifestación multitudinaria–, cuestionó que el Ejecutivo argumente que con su reforma energética, se elevará la producción de barriles diarios de petróleo de 2.5 millones a 3.5 millones, y que ello generará 500 mil empleos en seis años y para 2025, dos millones más.
Habría que preguntarle qué pasó, porque en 2004, “produjimos los 3.5 millones de barriles y dónde están los empleos, dónde está el beneficio del pueblo, dónde están los avances en el crecimiento de la economía”, interrogó.
Sostuvo que no se trata de que más adelante “nos vuelvan a decir que van a hacer otras reformas, pero ya con las compañías petroleras apoderadas” de los campos de crudo.
Desde el templete, al que no subieron los perredistas, pero sí dirigentes sociales y gremiales, exigió defender el crudo y la electricidad.

Alma Muñoz, Georgina Saldierna y Laura Poy, La Jornada, 1º de septiembre.

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