Más tarde, un debate abierto mostró que hay avances en la pugna por el respeto a la diversidad sexual en una nación donde hasta la década pasada persistía una ley homofóbica. Pero la discusión ilustró, también, que la policía y otras autoridades cubanas continúan hostilizando a homosexuales sólo por su apariencia.
“Ésta no es una marcha del orgullo gay”, dijo Mariela después de la caminata. “Las marchas aquí tienen otras connotaciones y en el mundo también. Ésta es la apertura de nuestra actividad”.
Comediantes en zancos animaron al tumulto y ondeaba la bandera del arcoiris del movimiento gay. La caminata por dos cuadras de La Rampa, el tramo más popular de la concurrida calle 23, fue una especie de exorcismo a media mañana, al realizarse en el mismo lugar donde hasta hace unos cinco años la policía ejecutaba por la madrugada redadas de gays.
Ésta es la tercera ocasión en que Cuba celebra la jornada contra la homofobia, con la que el mundo recuerda que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
En Cuba los homosexuales han padecido la reclusión en campos agrícolas militarizados, la expulsión de la docencia, los estudios superiores y las artes, y hasta insultos a gritos durante la emigración masiva de 1980, entre otras represalias, pero en la década pasada el gobierno empezó a revertir esa política.
Ahora “hay un movimiento en la conciencia de la gente, incluso en los funcionarios y dirigentes”, dijo Mariela, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y principal impulsora del cambio de línea. “Hay momentos en que creo que vamos muy delante y en que creo que vamos muy despacio, estos procesos son a veces sorpresivos”.
Consultada sobre la situación en las fuerzas armadas, dijo que en Cuba, igual que en el resto del mundo, “son el último lugar donde se acepta” la diversidad sexual.
El Cenesex promueve reformas legales que confirmen la nueva línea, tiene grupos de discusión de homosexuales, lesbianas, transexuales y sus familiares; un programa sobre cambio de género; un cine debate mensual, una campaña educativa y conversaciones regulares con autoridades.
El tránsito por La Rampa “ha mejorado”, dijo Félix, entrenador de gimnasio que intentó fundar hace casi una década la primera agrupación de homosexuales. Apuntó que hay bares que están dedicando una noche a la semana a la clientela gay, pero aún persisten los abusos de la policía.
Otro testimoniante, Raidén, dijo que aún hay detenciones arbitrarias en la calle 23 y que los policías trabajan sin placa, para que no se les pueda identificar. “Después es la palabra tuya contra la del policía. No te detuvieron con tu pareja caminando por la calle, sino desnudo en un parque teniendo relaciones sexuales”.
En el Malecón “a veces llega un camión de policía y se lleva a todos los gays”, dijo Yara. “A los que van vestidos de mujeres los humillan y maltratan”.
Ese procedimiento es “arbitrario” y debe denunciarse, apuntó Alberto Roque, del Cenesex, quien señaló “resistencias” hacia la diversidad sexual en los medios informativos y citó como ejemplo que esta jornada “tuvo menos promoción que el año pasado”.
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