Al año en México Plagian a 20 mil inmigrantes

Cada año son secuestrados en México más de 20 mil inmigrantes, lo que representa ganancias superiores a 50 millones de dólares para bandas del crimen organizado.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos difundió ayer los resultados de una investigación sobre el tema, que incluyó recorridos por estaciones, albergues y casas de migrantes, así como la recolección de testimonios entre afectados.

De septiembre de 2008 a febrero de 2009, el organismo acreditó 198 casos, casi el 70% colectivos. Así, registró el plagio de 9 mil 758 indocumentados, mil 623 al mes; 157 eran mujeres, algunas de las cuales fueron violadas o asesinadas.

Los montos exigidos a familiares y amigos de cada víctima, tanto en sus países de origen como en Estados Unidos, fueron de mil 500 a cinco mil dólares.

En 190 casos, los inmigrantes detectaron la colusión de policías de todos los niveles de gobierno y de agentes del Instituto Nacional de Migración; en 91 de los expedientes hubo intervención de servidores públicos en el rapto.

El 95% (9 mil 194) de las personas fueron plagiadas por grupos organizados. Zetas y Maras aparecieron entre las referencias.

Aunque el ombudsman José Luis Soberanes y el quinto visitador Mauricio Farah se negaron a atribuir esta industria a alguna organización criminal, el mapa de registros ofreció pistas.

El 64% de los casos se presentaron en los tres estados del país con mayor presencia del Cártel del Golfo: Veracruz (2 mil 944), Tabasco (2 mil 378) y Tamaulipas (912).

Otras entidades con alta incidencia fueron Puebla, Oaxaca, Sonora, Chiapas, Coahuila, San Luis Potosí y Estado de México.

El dinero obtenido por este delito es utilizado por las bandas para la compra de armas, vehículos y equipo táctico.

“Acababan de sacar a 35 y con ese dinero, los secuestradores dijeron que el patrón les iba a entregar un buen juego de armas, seis ‘trocas’ y seis carabinas”, relató un hondureño.

En ocasiones, las víctimas son reclutadas para nutrir las filas de las células delictivas.

“Encontramos señalamientos en torno a que algunos de los secuestrados se incorporan a los cuadros de las bandas, al principio bajo amenaza”, dijo el visitador Farah.

De ahí las denuncias sobre la participación de centroamericanos en este delito.

“La amante del jefe era hondureña y ella se encargaba de golpear y maltratar a las mujeres, a mí me violaron”, narró una mujer secuestrada en Tabasco.

La CNDH ligó este tipo de secuestro a la trata y tráfico de personas. Como enganchadores, los plagiarios utilizan a mujeres con niños o a “coyotes”, a quienes luego asesinan.

Otro afectado describió: “El ‘coyote’, que era hondureño, nos vendió a los secuestradores en dos camiones, éramos 80 y nos trasladaron a una casa donde había 140 más, entre ellas mujeres embarazadas”.

Y uno más contó: “Nos enseñaron un video de cómo masacraban al ‘coyote’. Aquí a los ‘coyotes’ los matamos, decían… Estaba a la orilla del río, rodeado, lo pateaban, y al último le tiraron un tabique en la cara, se vio cómo se deshacía la cabeza”.

La mayor parte de los secuestros se realizan en alguna parte de la infraestructura ferroviaria. Los consuman de uno hasta 40 hombres armados. Las retenciones pueden ir de horas hasta cinco o seis meses.

Los montos son depositados en empresas de envío de dinero rápido o cuentas bancarias.

El informe fue remitido a los titulares de las instituciones que integran el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Soberanes señaló que ante la impunidad y corrupción en nuestro país, esta problemática sólo podrá resolverse desde una óptica internacional, con la participación de todos los gobiernos de la región.

“No quiero ser ave de mal agüero, pero tengo las peores expectativas, hay una responsabilidad política, ética e histórica del gobierno mexicano con respecto a los migrantes”.



Testimonios de secuestros



En San Luis Potosí (hondureña)

“Conocí a una señora y su sobrino en un albergue, me invitaron a seguir con ellos, pero me entregaron a un grupo de sujetos. Uno dijo que me iban a matar, pero otro, que andaba borracho y drogado, sugirió violarme primero. Dijeron que sólo con una condición me dejaban salir: que fuera a la casa del migrante y les llevara 10 personas, así me trasladarían a Estados Unidos sin pagar un centavo”.



En Nuevo Laredo (salvadoreño)

“Ibamos a un albergue cuando se nos acercó un vehículo con dos mujeres a bordo, dijeron que necesitaban seis personas para sacar basura de una casa y que pagarían 100 pesos; nos llevaron a una casa donde había hombres armados: nos golpearon, filmaron y fotografiaron. Una de las familias no tenía dinero para el rescate y al ‘compa’ lo mataron frente a nosotros, con batazos en la cabeza”.



En Coatzacoalcos (guatemalteco)

“Estábamos más de 80 personas en un cuarto pequeño, teníamos que dormir en cuclillas, no nos dejaban ir al baño para hacer nuestras necesidades…los secuestradores comían enfrente de nosotros, pollo u otra comida, para que los viéramos, los que se atrevían a recoger los huesos que sobraban eran desnudados y castigaban con tablazos”.



En Bocas, San Luis Potosí (hondureño)

“Ya en cautiverio nos obligaron a consumir cocaína, nos dieron de beber tres cervezas al mismo tiempo y nos inyectaron… al parecer era heroína… En ese momento quedábamos sólo dos hombres y una mujer. Nos siguieron drogando y luego nos obligaron a que los dos violáramos a la mujer en su presencia”.



Los Datos



Nacionalidad de secuestrados

Hondureños: 67%

Salvadoreños: 18%

Guatemaltecos: 13%

Nota: también hubo casos de nicaragüenses, ecuatorianos, brasileños, chilenos, costarricenses y peruanos.

Lugares de cautiverio

Casas de seguridad: 68%

Bodegas: 25%

Nota: Otros sitios son campamentos, patios, hoteles y hasta vehículos.

Cifras

*9 de cada 10 reciben amenazas de muerte

*15% son golpeados con puños, pies, armas, garrotes, palos u otros objetos

*80% no reciben comida o se les da en mal estado.
Daniel Blancas Madrigal, Crónica, 16 de junio.

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