La crisis que desató en el PRD la revocación de Clara Brugada como candidata a jefa delegacional de Iztapalapa y las consiguientes disputas entre corrientes internas, rebasaron al dirigente nacional de ese partido, Jesús Ortega.
Desde el primer momento, Ortega fue presionado por los dirigentes de Izquierda Unida (IU) para concretar la declinación de Silvia Oliva, favorecida con el fallo del Tribunal Electoral el viernes pasado.
De acuerdo con fuentes de ese partido, a lo largo del viernes, reunido con los dirigentes de su corriente Nueva Izquierda (NI), el líder perredista pidió a René Arce, esposo de Oliva, que ella declinara.
Pero tanto Oliva como Arce -líder de NI en el Distrito Federal-, se negaron a esa posibilidad, luego de haber obtenido legalmente la candidatura en el Tribunal.
Aunque Ortega apeló a la importancia de mantener la unidad hasta el final de la campaña y expresó preocupación por otro golpe al partido con un nuevo escándalo, los integrantes de su corriente decidieron no ceder sino ir a tope en la defensa de la candidatura, con el argumento de que el fallo del Tribunal Electoral es contundente y tienen la legalidad de su lado.
Ayer en Acapulco, Guerrero, luego de mantenerse el silencio durante el viernes, Ortega informó que el fallo sería acatado por su partido: "A mí me parece que el PRD no tiene alternativa". Sin embargo, hasta ayer por la noche esa confirmación de aceptación no había llegado a los estrados del Tribunal Electoral.
La presidencia de Ortega fue "atropellada" también por los integrantes de la Comisión Política Nacional cuando, sin su presencia, la mayoría de sus integrantes votaron y firmaron el resolutivo con el cual desconocieron a Oliva y solicitaron su declinación.
En el pleito perredista, los dirigentes de Nueva Izquierda acusan la intromisión directa del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
Mientras, los integrantes de Izquierda Unida denuncian la intervención del presidente Felipe Calderón para lograr que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación votara por unanimidad en contra de Brugada y a favor de Oliva.
Dirigentes del PRD reconocieron que las corrientes internas están entrampadas para salir de esta crisis.
"Esta es otra expresión de la crisis que vivimos en el partido y en la cual es difícil conciliar posiciones", indicó Miguel Barbosa, coordinador de la corriente Nueva Izquierda, a la que pertenece el presidente del partido, Jesús Ortega.
Barbosa indicó que es difícil negociar cuando la otra parte se niega a acatar resoluciones del Tribunal Electoral.
Alejandro Sánchez Camacho, integrante de la Comisión Política Nacional y de la corriente Izquierda Democrática Nacional -fundada por René Bejarano- reconoció que se corre el riesgo de que el partido se quede sin candidata en Iztapalapa.
"Por lo pronto, en Nueva Izquierda lograron neutralizar a nuestra candidata Brugada, pero nosotros también neutralizamos a Oliva", expresó Sánchez Camacho.
Fernando Belaunzarán, de Nueva Izquierda, consideró que el viejo pleito entre Ebrard y René Arce puede explicar el por qué del tono de la lucha por controlar Iztapalapa.
"Pero esta es la oportunidad que tiene Ebrard para demostrar que no es un AMLO 2, que sí respeta a las instituciones y que piensa con la cabeza, no con las vísceras; que en lugar de actuar como dirigente de una fracción, es un estadista que piensa en el bien del partido, que es factor de unión y no de división.
"Creo que de escalar el conflicto, Ebrard también se aleja esa candidatura presidencial a la que aspira", consideró.
Desde el primer momento, Ortega fue presionado por los dirigentes de Izquierda Unida (IU) para concretar la declinación de Silvia Oliva, favorecida con el fallo del Tribunal Electoral el viernes pasado.
De acuerdo con fuentes de ese partido, a lo largo del viernes, reunido con los dirigentes de su corriente Nueva Izquierda (NI), el líder perredista pidió a René Arce, esposo de Oliva, que ella declinara.
Pero tanto Oliva como Arce -líder de NI en el Distrito Federal-, se negaron a esa posibilidad, luego de haber obtenido legalmente la candidatura en el Tribunal.
Aunque Ortega apeló a la importancia de mantener la unidad hasta el final de la campaña y expresó preocupación por otro golpe al partido con un nuevo escándalo, los integrantes de su corriente decidieron no ceder sino ir a tope en la defensa de la candidatura, con el argumento de que el fallo del Tribunal Electoral es contundente y tienen la legalidad de su lado.
Ayer en Acapulco, Guerrero, luego de mantenerse el silencio durante el viernes, Ortega informó que el fallo sería acatado por su partido: "A mí me parece que el PRD no tiene alternativa". Sin embargo, hasta ayer por la noche esa confirmación de aceptación no había llegado a los estrados del Tribunal Electoral.
La presidencia de Ortega fue "atropellada" también por los integrantes de la Comisión Política Nacional cuando, sin su presencia, la mayoría de sus integrantes votaron y firmaron el resolutivo con el cual desconocieron a Oliva y solicitaron su declinación.
En el pleito perredista, los dirigentes de Nueva Izquierda acusan la intromisión directa del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
Mientras, los integrantes de Izquierda Unida denuncian la intervención del presidente Felipe Calderón para lograr que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación votara por unanimidad en contra de Brugada y a favor de Oliva.
Dirigentes del PRD reconocieron que las corrientes internas están entrampadas para salir de esta crisis.
"Esta es otra expresión de la crisis que vivimos en el partido y en la cual es difícil conciliar posiciones", indicó Miguel Barbosa, coordinador de la corriente Nueva Izquierda, a la que pertenece el presidente del partido, Jesús Ortega.
Barbosa indicó que es difícil negociar cuando la otra parte se niega a acatar resoluciones del Tribunal Electoral.
Alejandro Sánchez Camacho, integrante de la Comisión Política Nacional y de la corriente Izquierda Democrática Nacional -fundada por René Bejarano- reconoció que se corre el riesgo de que el partido se quede sin candidata en Iztapalapa.
"Por lo pronto, en Nueva Izquierda lograron neutralizar a nuestra candidata Brugada, pero nosotros también neutralizamos a Oliva", expresó Sánchez Camacho.
Fernando Belaunzarán, de Nueva Izquierda, consideró que el viejo pleito entre Ebrard y René Arce puede explicar el por qué del tono de la lucha por controlar Iztapalapa.
"Pero esta es la oportunidad que tiene Ebrard para demostrar que no es un AMLO 2, que sí respeta a las instituciones y que piensa con la cabeza, no con las vísceras; que en lugar de actuar como dirigente de una fracción, es un estadista que piensa en el bien del partido, que es factor de unión y no de división.
"Creo que de escalar el conflicto, Ebrard también se aleja esa candidatura presidencial a la que aspira", consideró.
Claudia Salazar, Reforma, 14 de junio.
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