Para conocer el caso de Medellín, Colombia, después de sufrir por la violencia del narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares, el presidente Felipe Calderón realizó un recorrido en el teleférico, llamado Metrocable, construido sobre la comuna 13 que todavía en 2002 vivió la disputa entre grupos ilegales.
Medellín ahora presume haber registrado en 2007 incluso menos muertes violentas que en la Ciudad de México, con 26 por cada 100 mil habitantes, mientras la capital mexicana tuvo 37 el mismo año.
Esta ciudad colombiana es gobernada desde ese año por el llamado Movimiento Compromiso Ciudadano que derrotó a la coalición de los partidos políticos tradicionales.
Antes de viajar a El Salvador para acudir hoy lunes a la ceremonia de transmisión de mando presidencial y reunirse tanto con el mandatario saliente, Antonio Saca, como el entrante, Mauricio Funes, el presidente Calderón conoció, acompañado del alcalde de la ciudad de Medellín, Alonso Salazar, la estrategia de programas sociales para dejar atrás la realidad de marginación y violencia que fueron el ambiente propicio para el funcionamiento del narco.
El alcalde de Medellín explicó en entrevista que autoridades mexicanas han viajado a ese lugar para conocer el caso de la ciudad que a principios de este siglo se convirtió en una zona de conflicto disputada por el Ejército, los paramilitares y la guerrilla.
Desde ese transporte pueden observarse los distintos barrios de la ciudad colombiana, sobre todo los que fueron más problemáticos y algunos que aún tienen casas construidas con láminas susceptibles a incendios y a ser arrasadas por una corriente de agua que corre por las laderas.
También puede observarse el Cristo de la Paz, hasta donde desde tiempos aún no precisados los habitantes de la zona llevan flores.
Jorge Melguizo, funcionario de Medellín, explicó que a cinco cuadras del parque San Javier todavía hay una zona de escombros donde se presume permanecen sepultados unos 140 cuerpos de personas asesinadas en el fuego cruzado entre la guerrilla, los paramilitares y el Ejército.
Ya en El Salvador el presidente Calderón coincidió con Funes en el interés de promover juntos una política migratoria que incluya un acuerdo con EU para mejorar la infraestructura y los servicios migratorios, y proteger los derechos humanos de los indocumentados.
Medellín ahora presume haber registrado en 2007 incluso menos muertes violentas que en la Ciudad de México, con 26 por cada 100 mil habitantes, mientras la capital mexicana tuvo 37 el mismo año.
Esta ciudad colombiana es gobernada desde ese año por el llamado Movimiento Compromiso Ciudadano que derrotó a la coalición de los partidos políticos tradicionales.
Antes de viajar a El Salvador para acudir hoy lunes a la ceremonia de transmisión de mando presidencial y reunirse tanto con el mandatario saliente, Antonio Saca, como el entrante, Mauricio Funes, el presidente Calderón conoció, acompañado del alcalde de la ciudad de Medellín, Alonso Salazar, la estrategia de programas sociales para dejar atrás la realidad de marginación y violencia que fueron el ambiente propicio para el funcionamiento del narco.
El alcalde de Medellín explicó en entrevista que autoridades mexicanas han viajado a ese lugar para conocer el caso de la ciudad que a principios de este siglo se convirtió en una zona de conflicto disputada por el Ejército, los paramilitares y la guerrilla.
Desde ese transporte pueden observarse los distintos barrios de la ciudad colombiana, sobre todo los que fueron más problemáticos y algunos que aún tienen casas construidas con láminas susceptibles a incendios y a ser arrasadas por una corriente de agua que corre por las laderas.
También puede observarse el Cristo de la Paz, hasta donde desde tiempos aún no precisados los habitantes de la zona llevan flores.
Jorge Melguizo, funcionario de Medellín, explicó que a cinco cuadras del parque San Javier todavía hay una zona de escombros donde se presume permanecen sepultados unos 140 cuerpos de personas asesinadas en el fuego cruzado entre la guerrilla, los paramilitares y el Ejército.
Ya en El Salvador el presidente Calderón coincidió con Funes en el interés de promover juntos una política migratoria que incluya un acuerdo con EU para mejorar la infraestructura y los servicios migratorios, y proteger los derechos humanos de los indocumentados.
Lorena López enviada, Milenio, 1° de junio.
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