Clara Brugada camina sobre la avenida Ermita Iztapalapa.
Alrededor de 3 mil seguidores le han abierto una valla para que avance hasta el templete que la espera frente al auditorio Quetzalcóatl, a un costado de la Delegación que quiere gobernar.
Mientras camina con sus zapatos altos, sonríe, saluda de mano a sus seguidores, emula el estilo de Andrés Manuel López Obrador cuando lleva a cabo sus asambleas informativas.
Cuando sube al templete se encuentra con líderes de su partido como Armando Quintero, Martí Batres, Manuel Oropeza, Alfredo Hernández y Jesús Valencia entre otros.
Su asistente le tiene lista una taza negra para que tome agua.
Le acercan las hojas de su discurso de unos 40 minutos. Prepara la garganta, no deja que la saliva se le acabe, para ello se previene con un chicle en la boca.
Inicia la arenga y compara su destitución como candidata a delegada de Iztapalapa, por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como un síntoma de lo que está pasando en el país.
Mientras se anima a arengar con más fuerza, Clara se para de puntas, flexiona sus piernas como para darle más impulso a lo que dice.
Asegura que Iztapalapa será un escenario de "las batallas"; llama a Jesús Ortega, el líder de su partido, como "jefecillo" de un grupo. A Silvia Oliva la califica de "candidata a modo de la derecha", mujer con "pretensiones inmorales" y que responde "a sus amos".
Toma aire, esconde su chicle en la boca y se define como la candidata que cuenta con del PRD y el "Presidente Legítimo".
Dice que la tribu Nueva Izquierda en Iztapalapa son mejor conocidos como "los reyes de las despensas"; "ahora resulta que han sido agraviados".
Conforme se alarga su discurso a Clara se le cuelan algunos exabruptos verbales: "el pli" para referirse al PRI, "dísputa" para hablar de disputa.
La perredista sube el tono de voz y, cantadito, explica que el ex secretario particular de la Presidencia de la República, César Nava, convenció a los magistrados del TEPJF para que le dieran la razón a su contrincante Silvia Oliva.
Dijo que tiene información de que fue de miércoles a jueves cuando se cambió el sentido del dictamen, gracias a la intervención del panista.
Afirma que no acepta negociaciones, que no está desmoralizada, se declara la candidata oficial del PRD.
Sonríe, mira a sus seguidores, le muestran a gritos su apoyo y anuncia: "nos vemos el martes, aquí estará nuestro Presidente Legítimo, Andrés Manuel López Obrador".
La gente estalla en gritos, como en el Zócalo. Brugada no sólo emula las entradas triunfantes del ex candidato presidencial a su mítines. De verdad se siente como el ex candidato presidencial en el 2005.
"Esto es un atraco a la Constitución y el derecho, es un golpe a la democracia, es un sabotaje a las elecciones libres, es como un desafuero", dice sin pudor la perredista.
Alrededor de 3 mil seguidores le han abierto una valla para que avance hasta el templete que la espera frente al auditorio Quetzalcóatl, a un costado de la Delegación que quiere gobernar.
Mientras camina con sus zapatos altos, sonríe, saluda de mano a sus seguidores, emula el estilo de Andrés Manuel López Obrador cuando lleva a cabo sus asambleas informativas.
Cuando sube al templete se encuentra con líderes de su partido como Armando Quintero, Martí Batres, Manuel Oropeza, Alfredo Hernández y Jesús Valencia entre otros.
Su asistente le tiene lista una taza negra para que tome agua.
Le acercan las hojas de su discurso de unos 40 minutos. Prepara la garganta, no deja que la saliva se le acabe, para ello se previene con un chicle en la boca.
Inicia la arenga y compara su destitución como candidata a delegada de Iztapalapa, por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como un síntoma de lo que está pasando en el país.
Mientras se anima a arengar con más fuerza, Clara se para de puntas, flexiona sus piernas como para darle más impulso a lo que dice.
Asegura que Iztapalapa será un escenario de "las batallas"; llama a Jesús Ortega, el líder de su partido, como "jefecillo" de un grupo. A Silvia Oliva la califica de "candidata a modo de la derecha", mujer con "pretensiones inmorales" y que responde "a sus amos".
Toma aire, esconde su chicle en la boca y se define como la candidata que cuenta con del PRD y el "Presidente Legítimo".
Dice que la tribu Nueva Izquierda en Iztapalapa son mejor conocidos como "los reyes de las despensas"; "ahora resulta que han sido agraviados".
Conforme se alarga su discurso a Clara se le cuelan algunos exabruptos verbales: "el pli" para referirse al PRI, "dísputa" para hablar de disputa.
La perredista sube el tono de voz y, cantadito, explica que el ex secretario particular de la Presidencia de la República, César Nava, convenció a los magistrados del TEPJF para que le dieran la razón a su contrincante Silvia Oliva.
Dijo que tiene información de que fue de miércoles a jueves cuando se cambió el sentido del dictamen, gracias a la intervención del panista.
Afirma que no acepta negociaciones, que no está desmoralizada, se declara la candidata oficial del PRD.
Sonríe, mira a sus seguidores, le muestran a gritos su apoyo y anuncia: "nos vemos el martes, aquí estará nuestro Presidente Legítimo, Andrés Manuel López Obrador".
La gente estalla en gritos, como en el Zócalo. Brugada no sólo emula las entradas triunfantes del ex candidato presidencial a su mítines. De verdad se siente como el ex candidato presidencial en el 2005.
"Esto es un atraco a la Constitución y el derecho, es un golpe a la democracia, es un sabotaje a las elecciones libres, es como un desafuero", dice sin pudor la perredista.
Jorge Pérez, Reforma, 15 de junio.
1 comentarios:
NO eramos tres mil y supongo que estaban en el templete para poder ver el chicle, já y para hacer periodismo de tercera estudiaron tanto. ¿Donde esta su analisis? Buen estilo para un diario de secundaria.
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