LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS, 2ª PARTE. 8.- AGUSTÍN CARSTENS, SECRETARIO DE HACIENDA.

Únicamente ocho comentarios giran en torno al secretario de Hacienda, uno de los artífices de la reforma fiscal.

Y sin embargo se mueve. No hay marcha atrás en las reformas al ISSSTE, y presentaron la versión edulcorada de la reforma fiscal que aspiraba a ser estructural. Agustín Carstens ensayó la alquimia para transustanciar el IVA a medicinas y alimentos en aproximación a impuesto de tasa única: CETU que garantiza el pago de 16 por ciento, sin precisar si es transferible al ISR, deja al contribuyente la inenarrable opción de escoger el que resulte más alto de la suma y resta. O algo así. Hay quien ve virtudes a la CETU, capaces de garantizar un pago mínimo a cargo de las grandes corporaciones que nada pagan, simplemente deducen y no declaran utilidades, porque destinan el ingreso al pago de derechos a la sede ubicada en las metrópolis de la globalidad
León García Soler, “A la mitad del foro”, La Jornada, 1º de julio.

Agustín Carstens llegó al gobierno como una estrella. No hay que olvidar que el candidato presidencial Felipe Calderón buscó una y otra vez al entonces funcionario del FMI para convencerlo de trabajar a su lado. De hecho Carstens fue el primer secretario de Estado “contratado” por Calderón para coordinar sus proyectos económicos y, en particular, para establecer las bases de lo que sería la reforma hacendaria, clave para el nuevo gobierno panista. De Carstens se destacaba una “habilidad de negociación política” no vista en su antecesor, Francisco Gil. Quizá es cuestión de ambiciones personales. Lo cierto es que la propuesta fiscal de Carstens pudo haber pecado de soberbia al no consultar, ni negociar lo necesario antes de su presentación, lo que se consideraba una virtud en él.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 31 de julio.

La “venta” de la CETU, corazón de la propuesta, ha sido desastrosa. Carstens sabe bien que necesita dinero a como dé lugar y que su propuesta es eminentemente recaudatoria. Lo demás es retórica, como aquello de que la CETU es un impuesto que alienta la inversión y genera empleos. Una consecuencia es que el sector empresarial ha comenzado a distanciarse.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 31 de julio.

De hecho, contra lo que muchos creen, incluso algunos grupos en el Congreso, para el secretario Agustín Carstens y su círculo cercano, el plazo fatal para que se apruebe la reforma fiscal no es el 1 de septiembre. En Hacienda ven en realidad el 8 de septiembre como un primer límite, por la entrega del paquete económico federal del próximo año, aunque también estiman que los cambios fiscales podrían negociarse y discutirse de manera paralela al presupuesto y, en ese caso, el plazo final se alargaría hasta el 31 de octubre, fecha en que según la ley, tiene que quedar aprobado el presupuesto y el paquete fiscal del 2008.
Así que con la premisa de “despacio que llevo prisa”, Carstens y sus asesores están en espera de la propuesta del PRI, anunciada para esta semana, para empezar las negociaciones finales, luego de que ellos terminaron ya su etapa de consultas con los sectores involucrados. La negociación se centrará en una sola cosa: la tasa de la CETU. Sólo hasta que se defina el monto del impuesto, Hacienda aceptará revisar las posibles áreas de deducción, aunque de entrada sólo ven tres campos viables para negociar en deducibilidad: el salario y las nóminas, la filantropía y el área de educación
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 6 de agosto.

El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, confirmó el viernes que el principal ajuste que harán a la Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU), será que los sueldos y salarios (la nómina, pues) sean deducibles, con lo que se evitará el impacto de este nuevo impuesto en las finanzas de las empresas. Por su parte, el senador Manlio Fabio Beltrones adelantó que la reforma fiscal propuesta por el Ejecutivo prácticamente "ya está cocinada".
Luis Soto, “Agenda confidencial”, El Financiero, 13 de agosto.

El pasado 31 de julio le decíamos a la letra en este espacio que “la reforma fiscal que presentó el presidente Felipe Calderón al Congreso está viviendo un momento crítico que podría hacerla naufragar”. Los gritos por escribir esto no se hicieron esperar, desde algunas oficinas del propio gobierno. Catorce días después podemos decir que nos quedamos cortos. La reforma original se está diluyendo con una velocidad inesperada para el propio Carstens, lo cual es una lástima y debe preocuparnos a todos.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 14 de agosto.

''Somos adictos al petróleo y como en toda adicción, es difícil acabar con ella de un día para otro'', les dijo el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, a los senadores priístas con los que tuvo ayer una encerrona de tres horas para destrabar la reforma fiscal. Algunos legisladores comentaron que el talante conciliador del titular de la secretaría que maneja la hacienda pública ayuda a encontrar puntos en común. Cedió, por ejemplo, en lo que toca al nuevo régimen fiscal de Pemex, que los priístas ponen como condición de su voto. Pero Carstens no quita el dedo en lo fundamental y pian pianito se acerca al objetivo: gravar a partir de 2008 con 16 por ciento la diferencia entre los ingresos y los gastos de las compañías, lo que se conoce como la CETU (contribución empresarial a tasa única).
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 15 de agosto.

"Fuerte, serio y sólido". Agustín Carstens, secretario de Hacienda y padre verdadero de la propuesta del aumento al precio de la gasolinas, consideró ante la Cámara baja que con su proyecto fiscal se amarran las metas que todo economista mexicano sueña: crecimiento económico de 3.5%, medio punto arriba de la inflación. Ruth Zavaleta, al frente de la Mesa Directiva en San Lázaro, se limitó a dedicarle intensas e incrédulas miradas de refilón. Claro que Gerardo Priego sigue, desde el PAN, pidiéndole al PRI que no se eche para atrás en el aumento a diésel, Premium y magna sin. Que primero avaló el alza y ahora esconde la mano
“Frentes Políticos”, Excélsior, 9 de septiembre.

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