Que un buen número de diputados federales del PRI votó “a ciegas” la contrapropuesta fiscal de su bancada, al grado de que hasta la mañana de ayer se enteraron por los medios informativos de su aval al nuevo impuesto de 35 centavos por litro de gasolina.
Por ello, al menos una decena de legisladores priistas, así como dirigentes estatales del tricolor, reclamaron airadamente a su correligionario Jorge Estefan, presidente de la Comisión de Hacienda, el respaldo al gravamen
“Trascendió”, Milenio, 23 de agosto.
LA REFORMA FISCAL -o lo que sea que termine siendo- quedó prácticamente amarrada en San Juan del Río... pero después de un último susto.
LUEGO DE QUE los legisladores priistas respaldaron la propuesta de ajustes que preparó Jorge Estefan Chidiac, el poblano que preside la Comisión de Hacienda, todo parecía que acabaría como cuento de hadas.
PERO la alegría se les volvió espanto cuando algunos de los priistas comenzaron a decir que la gente culparía al PRI de un eventual aumento a la gasolina, lo que los convertiría en los malos del cuento.
A PARTIR de ahí empezaron los telefonazos urgentes a los panistas, quienes obviamente no querían que se les cayera el acuerdo tejido con tanto trabajo.
FUE ASÍ que tuvo que salir a dar la cara el coordinador de los diputados blanquiazules, Héctor Larios, para precisar que el aumento a la gasolina fue propuesto por el propio gobierno federal cuando envió su iniciativa original.
Y QUE, en el último de los casos, lo único que hizo el PRI fue ¡tomarle la palabra!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 23 de agosto.
Jorge Estefan, presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados tuvo el cuidado de deslindar a su partido, el PRI, de la propuesta de impuesto a la gasolina contenida en la reforma fiscal que parece cerca de aprobarse. El tricolor está de acuerdo con el nuevo gravamen, pero no lo plantearon ellos, dijo Estefan, uno de los artífices de la conversión del Fobaproa en deuda pública. El PRI sí está favor de que se cobre hasta 5 % de impuesto a la gasolina, pero que lo recaude el gobierno federal y luego se reparta a los estados. O sea, que la impopularidad sea para la administración Calderón y el dinero para los mandatarios estatales, como El góber precioso, Peña Nieto y Ulises Ruiz
“Binoculares”, El Gráfico, 23 de agosto.
La imagen de unidad y consenso que había intentado enviar el PRI en torno a su propuesta de reforma fiscal, mostró ayer ciertas fracturas. Tras conocerse que el viejo partido apoyaba la idea del presidente Calderón de imponer un nuevo impuesto de 35 centavos a las gasolinas, el diesel y el gas, surgieron voces de diputados priístas que denunciaron que el tema nunca fue abordado en la plenaria de la fracción en Querétaro y que ni siquiera les informaron de ese impuesto.
“Es una mentada de madre para el pueblo de México que el PRI proponga un nuevo impuesto a las gasolinas”, dijo el diputado Samuel Aguilar, ex colaborador cercano de Roberto Madrazo, quien junto con el ex gobernador José Murat desconoció la propuesta como algo que hubiera sido consensuado entre los miembros de la bancada
Ayer mismo, Jorge Estefan Chidiac, el cerebro de la propuesta priísta de reforma fiscal, reconocía que el planteamiento de gravar los combustibles con una carga fiscal adicional que recaudaría la Federación, pero que se entregaría a los estados, era de la autoría del PRI, aunque aclaraba que la idea original es del gobierno calderonista que proponía hacer de ese un impuesto local sin una tasa fija para todas las entidades.
El problema para el nuevo impuesto, que es parte de las modificaciones a la reforma fiscal que propone el PRI, es que la polémica que generará y sus efectos inflacionarios lo volverán centro de una controversia que puede terminar en que ese gravamen, que recaudaría hasta 18 mil millones de pesos para los estados, no llegue a ver la luz
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, EL Gráfico, 23 de agosto.
Por ejemplo, el presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Jorge Estefan Chidiac, supuestamente tricolor, “rechazó tajantemente que su bancada haya propuesto un alza a la gasolina. La propuesta original de Calderón incluía abrir la posibilidad de que los estados cobraran impuestos locales, como el de la gasolina. El PRI sólo pidió que el impuesto, propuesto por Calderón, fuera a nivel federal y que de ahí se participara a los estados, además de que nuestra bancada puso un tope de 5 por ciento para cobrar el impuesto, lo que no aparecía en la iniciativa presidencial. Dicha propuesta no fue retirada de la iniciativa original, y sólo se le hicieron dichas acotaciones” (El Universal). Este es el mismo personaje que en el cónclave priísta de San Juan del Río se animó a decir: “ya tenemos el pollo, falta ahora ver qué dice la cocinera”
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 23 de agosto.
Los priistas están perfectamente conscientes de lo inevitable de un aumento de impuestos, pero hasta el final buscan lavarse las manos. Así, dicen que ellos no propusieron ningún aumento de impuestos; ni siquiera el de las gasolinas. Simplemente, dijo ayer el diputado Jorge Estefan Chidiac, sugirieron una mejor opción al nuevo impuesto de productos y servicios especiales propuesto por el gobierno panista. Los priistas quieren que los estados tengan más dinero, pero no que se les culpe por los impuestos para ello.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 23 de agosto.
A raíz del útil cierre de filas de la bautizada “izquierda moderada”, con el indiscutible liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, la mentada reforma fiscal de Carstens y Calderón ha sido manoseada, acariciada y modificada hasta el cansancio y ahora resulta que ese PRI, cuya cabeza visible es el célebre Estefan Chidiac, sale a insultar la inteligencia del respetable y de millones de mexicanos al afirmar que el autor de la propuesta sobre el incremento de la gasolina fue... Felipe Calderón y que el PRI avalando este nuevo impuesto –que desencadenaría una irreversible ola de aumentos de precios— no carga con la loza de haber sido su creador (jajajaja... perdón) sino sólo su aval (¿?).
Lo que en castellano significa, señor Estefan Chidiac: garantizar, responder, asegurar, ratificar y/o apoyar.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 23 de agosto.
El tema del aumento del precio de la gasolina, dentro de la reforma fiscal, ya causó problemas y los generará todavía más al llegar el momento de la votación para decidir si se mantiene o no. Por lo pronto, al PRI le costó en imagen. A pesar de que la propuesta viene del gobierno de Felipe Calderón, para los medios el asunto fue promovido por los legisladores del tricolor porque fue "descubierto" entre los documentos de la plenaria de los diputados priístas.
De inmediato varios diputados del tricolor se desligaron del proyecto, y ya se verá en el próximo periodo ordinario de sesiones que habrá votación dividida en ese tema. Pero aun en el caso de que la iniciativa fuese aprobada en San Lázaro, seguramente será contenida en el Senado, donde el coordinador de la bancada del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se declaró en contra, y reiteró que no es una propuesta del tricolor.
A las voces en desacuerdo se sumó el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, quien incluso calificó de "perversidad" al eventual incremento. Dijo que en vez de apoyar dicha propuesta, "que no es del PRI", se debe apoyar otra que sí es propia, consistente en disminuir el costo de la energía eléctrica de 30 a 40 por ciento.
Destaca esta actitud, porque uno de los argumentos para "vender" el alza en las gasolinas consiste en que los ingresos adicionales serían repartidos entre las entidades federativas.
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 24 de agosto.
LO QUE PARECÍA un cielo despejado para la Reforma Fiscal comienza a nublarse ahora que entre el PAN y el PRI se ven los nubarrones del costo electoral.
LOS TRICOLORES quieren aparecer como la oposición responsable que trabaja por las reformas y que los panistas carguen con la resaca de las medidas impopulares, como subirle 35 centavos a la gasolina.
Y NO ES por intrigar pero, como en el juego de La Roña, el que finalmente se quede con el sambenito de haber subido la gasolina puede llegar a ser tan impopular como a quien se le ocurrió gravar con el IVA los alimentos y las medicinas.
“Fray Bartolomé”, Templo Mayor, Reforma, 25 de agosto.
Primero que sí, después que no y más adelante que quién sabe, pero el hecho es que el pretendido impuesto “especial” de 5 por ciento a gasolinas, diesel y gas automotriz, negociado en lo oscurito entre panistas y priístas como parte de los enjuagues de la “reforma” fiscal, lo único que ha encendido es el rechazo de una ciudadanía que, si bien tolerante en extremo, está harta de pagar los excesos y desvaríos de la clase gobernante.
Lo único cierto es que sistemáticamente gobierno y partidos políticos se han negado a resolver de raíz el raquitismo fiscal que registra el país, y para no tocar los privilegios del gran capital, quid de esa inanición, a cambio exprimen al resto de los mexicanos, de por sí saturados de impuestos, cobros, “ajustes”, “actualizaciones” y demás inventos que no han resuelto nada, pero sí depauperado a la ciudadanía.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 25 de agosto.
Esos gritos que salieron de Hacienda fueron de Agustín Carstens, dedicados a sus subsecretarios y jefes de unidad. El creador de la propuesta fiscal les reclamó que no hayan operado con diputados ni senadores la propuesta y, ahora, pese a que primero dio un patinazo, el PRI se levantó como paladín de las mayorías, rechazando el antipático impuesto a las gasolinas y, peor aún, el partido se promueve como experto en finanzas para evitar lesiones mayores. ¿Era muy difícil negociar? ¡Si no los mandó a cabildear con Lucifer!
“Frentes Políticos”, Excélsior, 26 de agosto.
Pero lo más probable es que no haya tal reforma, sino cuando más adecuaciones al régimen vigente. Fuera de las Cámaras, y ante las comisiones de Hacienda de cada una de ellas se ha producido un debate que no ha dejado hueso sano al proyecto impulsado desde Los Pinos, donde parece haber resignación ante los ajustes obligados por las observaciones y presiones surgidas desde los más diversos intereses. Y todavía será necesario esperar a que el debate legislativo introduzca nuevos límites a las ambiciosas pretensiones que modelaron la iniciativa. Tengamos como ejemplo de esa posibilidad el impuesto al consumo de gasolina. Inserto en el proyecto presentado por el Ejecutivo, ese gravamen fue admitido por los diputados priistas, al punto de que pareció ser una iniciativa suya. En realidad, como ha explicado Jorge Estefan Chidiac, que preside la Comisión de Hacienda en San Lázaro, su fracción fijó un límite de 5 por ciento al gravamen que debe ser establecido por los gobiernos estatales, pues podría producirse un desorden abusivo en que cada gobernador aprovechara la ocasión. Pero en el Senado los priistas no comparten la posición de los diputados de su partido y, si no cambian de opinión a la hora del debate, podrán impedir ese impuesto y tomar sus propias posiciones en otras materias.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 26 de agosto.
Sin embargo, el mecanismo propuesto sería desequilibrado, porque de acuerdo con las estimaciones de la Secretaría de Hacienda, en el supuesto que el gravamen “especial” entrara en vigor, tan sólo seis entidades de la República se comerían casi 42 por ciento del nuevo pastel fiscal: estado de México, Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Veracruz y Tamaulipas. En sentido contrario, cuatro apenas si alcanzarían 3.6 por ciento: Nayarit, Campeche, Colima y Tlaxcala.
Eso sí, a la hora de pagar la factura (por el impuesto “especial” en sí y los efectos colaterales”), todos los mexicanos están en primerísimo lugar, mientras los vergonzantes prianistas inventan otro nombre y otra forma para clavar el puñal fiscal.
Carlos Fernández Vega, México SA, La Jornada, 27 de agosto.
Pues ahora resulta que tanto el Jefe de Jefes, Manlio Fabio Beltrones, como el Truchimán, Emilio Gamboa, denuncian que quisieron chamaqueárselos con el asunto del impuesto a la gasolina, que en principio aceptaron incluir en una de las iniciativas fiscales que les envió el Ejecutivo. ¿Usted le cree a esa parejita? La sociedad tampoco.
La realidad, según cuentan algunos protagonistas, es que Manlio y Emilio quisieron "comérsela enterita y se atragantaron"; le vendieron a los gobernadores el argumento de que con ese impuesto tendrían una importante fuente de recursos que podrían manejar a su antojo, y a aquéllos les "brillaron los ojitos" y dijeron "va". Ahí están por ejemplo las apresuradas declaraciones del gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás: "Gravar con 35 centavos la gasolina dará a los gobiernos estatales un mayor federalismo y permitirá lograr un mayor federalismo..."
Luis Soto, “Agenda confidencial”, El Financiero, 28 de agosto.
Lo que no se explican los analistas bisoños, es por qué los priistas le tienen tanto miedo a absorber el costo político del impuesto a la gasolina, a pesar de que es el que más billete deja, y prefieren que los estados no recauden más lana y sigan "mamando" de la Federación, si pase lo que pase en las elecciones estatales, municipales y hasta presidenciales, la sociedad no va a "creerse el cuento" de que se preocupan por el bolsillo de los más fregados. Más aún, si insisten en el engaño, la mentira, el cinismo, la hipocresía -como lo han manifestado en este asunto del impuesto a la gasolina-, corren el riesgo de terminar en el basurero de la historia. Allá ellos.
Luis Soto, “Agenda confidencial”, El Financiero, 28 de agosto.
La industria automotriz lanza un grito sumamente desesperado: la imposición de más gravámenes para la gasolina —con el famoso nuevo impuesto que podría aprobarse con la reforma fiscal— implicaría presiones a esta industria y generaría inflación.
¿Qué postura debemos adoptar los ciudadanos? ¿Defender la industria automotriz evitando un impuesto a la gasolina o apoyar la idea de que este nuevo impuesto generará buenos ingresos para elevar el gasto gubernamental?
Es un tanto esquizofrénico que el gobierno de Felipe Calderón quiera, por un lado, que México sea “el país del automóvil” y, por otro, que intente poner nuevos impuestos relacionados con esta actividad motora. No obstante, lo que el gobierno no ha podido explicar es en qué utilizará el dinero proveniente de este impuesto.
Si los contribuyentes supieran que la recaudación originada del nuevo gravamen se irá a mejorar la nomenclatura de las calles, la señalización, la infraestructura urbana y carretera, y los sistemas de seguridad contra robos de auto en el país, entonces nadie tendría duda en que este impuesto podría valer la pena.
Carlos Mota, “Cubículo Estratégico”, Milenio, 28 de agosto.
Ya lo dijo mi Truchimán favorito, Emilio Gamboa Patrón: si las condiciones políticas lo permiten, esta misma semana podría aprobarse la reforma fiscal; si no fuera así, es casi seguro que antes del Grito de Independencia se hará, junto con la reforma electoral.
Por lo pronto, ayer legisladores del PRI y del PAN dieron otro pasito para que la "Reforma Hacendaria por los que menos tienen", que presentó el Ejecutivo, se haga realidad, corregida y aumentada, claro. El pasito consistió en que el Partido Acción Nacional aceptó "apechugar" con el costo político que significaría un aumento del 5.5 por ciento al precio de las gasolinas, diesel y gas. Hoy, la Cámara de Diputados votará la propuesta panista de reformas a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (LIEPS), donde se considera el mencionado incremento, que le dejará ingresos extra a la Federación por unos 22 mil millones de pesos, mismos que se repartirán entre los estados de la República.
De este modo, los legisladores priistas corrigieron el grave error político que cometieron la semana pasada al declarar públicamente que ellos habían sugerido el mencionado impuesto a los combustibles, argumentando que era el único que dejaba dinero, mucho dinero, a los gobiernos estatales, y sobre todo "fácil y rápido", hecho que provocó una minitormenta política en el tricolor. Queriéndose ver muy "sácale punta", Jorge Estefan Chidiac, el principal operador político de la reforma hacendaria, se atrevió a decir en aquella ocasión que "los legisladores del PRI estamos dispuestos a absorber el costo político del incremento al precio de la gasolina". Hipócritamente, otros priistas que no estaban enterados de la jugarreta mostraron cara de ¡What! El mismísimo Jefe de Jefes, Manlio Fabio Beltrones, se vio en la penosa necesidad -nada más para "taparle el ojo al macho"- de desmentir a Estefan, diciendo: "No tengo conocimiento sobre el mencionado impuesto más que las informaciones que he leído, que son contradictorias y que aparecen en algunos medios de comunicación."
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 4 de septiembre.
El aumento de 5.5% al precio de la gasolina, como parte de la reforma fiscal, corría huerfanito por los cubículos de los diputados del PAN. “¡Váyase de aquí, sáquese!”, se lo sacudían los legisladores. Nadie se quería hacer cargo de la adopción de la propuesta, cuya paternidad corresponde al secretario de Hacienda, Agustín Carstens.
Así andaba el huerfanito, hasta que llegó una llamada telefónica de Los Pinos a la bancada panista en San Lázaro: el presidente Felipe Calderón les pide colaborar en este tema. No hubo de otra y el diputado Christian Martín Lujano Nicolás tuvo que ser el padre adoptivo de esta polémica iniciativa, a nombre de Acción Nacional. Los priístas se sacudieron una falsa paternidad que les estaban endosando, nos cuentan
“Bajo reserva”, El Universal, 4 de septiembre.
La reforma fiscal estará lista esta misma semana, anticipó el coordinador de los diputados del PRI, Emilio Gamboa Patrón. Las negociaciones culminaron al responsabilizarse los legisladores del PAN de la propuesta para aumentar el precio de la gasolina…
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 4 de septiembre.
El golpe no afectará sólo a la gasolina, también al diesel y el gas para uso automotriz. El aumento será de 5 por ciento. En ese sentido, el PAN presentó ayer una propuesta en la Comisión de Hacienda. Según los panistas, Gamboa Patrón no quería que el PRI cargara con el “costo político” de la impopular medida, así que los blanquiazules tomaron la iniciativa. En resumen, lo más corrupto del PRIAN está en acción
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 4 de septiembre.
Así como recordar que tan sólo hace algunos meses, Felipe declaraba su intención de rebasar por la izquierda. En lo económico el aumento al precio de la tortilla, los alarmantes índices de desempleo, el estancamiento de nuestra economía y como colofón el posible aumento al precio del combustible, son referentes de que en Los Pinos hay dislexia.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 4 de septiembre.
CUENTAN POR AHÍ que la semana pasada Felipe Calderón se sentó a comer con alguien que lo aconsejó sobre qué hacer con la reforma fiscal.
¿Y QUIÉN ERA ese misterioso "alguien"? Ah, pues ni más ni menos que su antecesor en Los Pinos: el inolvidable hombre de las botas, Vicente Fox.
DE ACUERDO con esta versión, Fox le habría planteado sus dudas sobre la conveniencia de pagar un costo político tan alto por los recursos extra que obtendría el gobierno federal con la reforma.
ANTE ESTO seguramente Calderón hizo bien sus cálculos y entendió que si Fox decía que no era conveniente... ¡había que hacerlo!
AHORA ya entienden por qué ayer el PAN decidió asumir la "culpa" del incremento a las gasolinas.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 4 de septiembre.
En las campañas presidenciales abundan las promesas de los candidatos. El Peje fue el primero en comprometerse a bajar el precio de los energéticos, le siguió Madrazo y luego Felipe Calderón. El panista condicionó su compromiso: antes tendría que aprobar el Congreso su reforma fiscal. Qué desmemoriado resultó el de Michoacán. La reforma está a un tris de recibir luz verde, pero en vez de cumplir la palabra empeñada incluyó en el paquete fiscal el aumento al impuesto de la gasolina, el diesel y el gas de uso automotriz. Todavía más: en enero de este año, el mismo Calderón presentó su populista programa Oportunidades Energético. Consiste en dar una limosna de 50 pesos al mes a las familias más pobres para que se ayuden en el pago del combustible doméstico (léase un par de bultos de leña); de ese modo confirmaba su intención de cumplir el compromiso de campaña. Siete meses después cambió de opinión
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 5 de septiembre.
Aunque para muchos parecía un aumento sin madre, ya salió el padre.
Se trata del impuesto a la gasolina, cuya paternidad endosaban al PRI y ahora es el PAN el que dice: sí, es mi hijo.
Va dentro del paquete de la reforma hacendaria. Unos 32 centavitos más al litro de la gasolina. ¿Cuánto obtendría el gobierno federal por esto? 22 mil 700 millones de pesos.
Pero aunque el hijo no sea suyo, el PAN y el PRI ya dijeron que si lo mantienen, es decir, avalan el aumento. Y son conscientes del precio político que se les cobrará.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 5 de septiembre.
El asunto de fondo es que con el impuesto a las gasolinas se muestra el lado más oscuro de la reforma: en lugar de abandonar el esquema de los impuestos especiales, se insiste en ellos por conveniencia política; se sigue exprimiendo a los mismos contribuyentes de siempre; y se continúa con un política fiscal que no promueve el federalismo, a pesar de lo que se diga en el discurso.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 6 de septiembre.
AYER APARECIÓ COMO una concesión para amortiguar el alza del 5.5 por ciento en la gasolina, la posibilidad de que se reduzca en 30 por ciento la tarifa de energía eléctrica en horas pico. Es una tomadura de pelo, ya que Felipe Calderón se había comprometido con la IP a esa baja para julio, desde que Ismael Plascencia tomó posesión como presidente de Concamin. Considérelo
Alberto Aguilar, “Nombres, nombres y nombres”, El Universal, 6 de septiembre.
A los líderes del panismo en las cámaras de Diputados y Senadores, Héctor Larios y Santiago Creel, les aparece un nuevo dolor de cabeza, al primero, una treintena de diputados, nos aseguran, le reclamaron que la bancada panista asuma todo el “costo político” por el incremento a los precios del diesel y la gasolina, porque ello va a repercutir directamente en los procesos electorales.
Y nos comentan que la protesta alcanza a cuatro decenas de legisladores, quienes hicieron sentir que los priistas se hicieron a un lado, no obstante que también están metidos en la reforma hacendaria.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 6 de septiembre.
El diputado Jorge Estefan anunció que el gobierno ya aceptó reducir en al menos 30% la tarifa de electricidad en horas pico para grandes consumidores, en compensación por el incremento en el precio de las gasolinas por el nuevo impuesto. La noticia camina en la dirección correcta porque esto mejora la competitividad de las empresas, especialmente de las muy grandes que se verán beneficiadas. Lo lamentable es que la medida sea, otra vez, parcial y no beneficia a la gran mayoría de los mexicanos que siguen pagando tarifas elevadas por un servicio bastante regular.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 6 de septiembre.
Toda la trifulca de la reforma fiscal contaminada por la electoral se reduce a un hecho: la imagen. ¿Quién asumirá la culpa de un alza tan impopular como el impuesto a la gasolina? Ningún partido, claro. Por eso, Manlio Fabio Beltrones, en nombre del PRI, exige que dejen de endilgarle milagritos. Manuel Espino, desde el PAN, se desmarca de esa alza (como si hubiera nacido por generación espontánea y no fuera hijita de Agustín Carstens ) y arrebata la petición de bajar tarifas eléctricas que tenía un ADN del PRD. ¿Nota el lío de la popularidad? Hasta el diputado panista Daniel Ludlow propone el canje del pago de tenencia por el del aumento en la Plus y la Magna sin
“Frentes Políticos”, Excélsior, 7 de septiembre.
Elevar el precio de la gasolina es lo más impopular del mundo, sobre todo en un país con tantos autos o con transporte colectivo que utiliza dicho combustible. Y, para acabarla de amolar, es un impuesto totalmente inflacionario, tal y como lo advirtió Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México.
Pero la Secretaría de Hacienda lo propuso desde el inicio de la reforma fiscal por una razón: no hay ingresos. Y la gasolina es un producto inelástico que, a pesar de aumentar su precio, su demanda sigue constante.
Por ello la dependencia hacendaria buscó elevarlo, pero bajo una propuesta participable muy clara a favor de los estados.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 7 de septiembre.
Tantas vueltas –y revueltas– que dio Felipe Calderón al asunto y finalmente no pudo evitar caer en el mismo hoyo del que nunca salió Fox: la reforma fiscal. Para el letrado guanajuatense fue un trauma que fallaran año con año sus intentos de gravar con IVA medicinas y alimentos. Calderón con mucho cuidado eludió ese tema, pero vino a resbalar en un agujero semejante: el aumento a la gasolina. Paradójicamente, ninguno de ambos esquemas representa una parte esencial del presupuesto del gobierno federal, de 2 millones de millones de pesos. Tienen más carga política que financiera: son banderas que sirven para irritar a la gente contra los funcionarios o los partidos que los proponen. Ayer le echaron un balde agua al gasolinazo: Ruth Zavaleta, la presidenta de la Cámara de Diputados, sacó del aire las interminables discusiones de sus colegas, les dijo “ai se ven” y citó a reunión hasta el martes próximo. Por cierto: ¿alguien conoce el paradero de la presidenta del PRI, Beatriz Paredes? Parece que la aspirante a otra presidencia quiere mantenerse alejada de las llamas, pero ya dio el “si” al aumento
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 7 de septiembre.
¿Y en Los Pinos? Silencio sepulcral, a pesar de que la propuesta calderonista enviada a la Cámara de Diputados señala textualmente: “la presente iniciativa contempla la posibilidad de que las entidades federativas graven con impuestos locales únicamente la venta final de gasolina y diesel, así como el consumo final de tabacos labrados y cervezas, habida cuenta que estos bienes permiten el establecimiento de contribuciones de fácil administración local y que implicarán un alto impacto recaudatorio para las entidades federativas, lo que a su vez redundará en el fortalecimiento de las haciendas públicas locales y se traducirá en obras de infraestructura y programas de desarrollo social tendientes a disminuir la pobreza y mejorar el nivel de vida de sus habitantes”
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La jornada, 7 de septiembre.
Las reformas hacendaria y electoral que parecían tan promisorias tendrán que esperar mejores tiempos. Las negociaciones entre las fuerzas políticas vivirán su día D el próximo martes; pero el destino de ambos proyectos quedó sellado el jueves pasado.
Esa jornada, movido por su ya inocultable inquina hacia el Jefe del Ejecutivo, un torpedero llamado Manuel Espino disparó su carga de explosivos sobre aquellas dos iniciativas.
El líder del PAN se hizo presente en San Lázaro para darle línea a la bancada panista, en el sentido de no respaldar el aumento de 5.5 por ciento al precio de la gasolina y el diesel ni avalar la poda total o parcial, gradual o de un hachazo, de los consejeros del IFE. Todo lo cual indica que las reformas van directas al desfiladero.
Ante un auditorio en el que sus adeptos eran abrumadora mayoría y le aplaudieron a rabiar, Espino intentó disfrazar con retórica su talante de reventador. “Apoyemos al gobierno pero en primer lugar al partido”, dijo —palabras más palabras menos— en público. En privado, sin embargo, rojo de ira, se quejó con sus allegados de que el Ejecutivo lo ningunea. “De la propuesta de aumento a los combustibles me enteré por los periódicos”, les dijo furioso.
A esto último quizá se debe que el dirigente no tuvo empacho en negar lo evidente, aun en riesgo de aparecer de nuevo como mentiroso: que la paternidad de la propuesta de dicho aumento de precios es del PAN. Fue el panista Christian Martín Lujano quien presentó de manera formal la iniciativa correspondiente.
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 8 de septiembre.
Todo parece indicar que hay acuerdo básico en que se apruebe el impuesto a las gasolinas y el diesel. El impacto inflacionario sería diluido en el tiempo, se aplicaría a lo largo de 18 meses.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 11 de septiembre.
Hoy será un día clave para la reforma fiscal. Las bancadas de PRI, PAN y PRD deberán definir el sentido de su voto ante el eventual aumento de 5.5% a la gasolina. Los diputados perredistas se reunirán con Andrés Manuel López Obrador en el salón verde, que se utiliza como lugar de trabajo de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión. El PRI tendrá una encerrona en el Hotel Meliá. Y el PAN tratará de sofocar la rebelión interna por la adopción de la propuesta
“Bajo Reserva”, El Universal, 11 de septiembre.
La reforma fiscal se atoró en el impuesto del 5.5 por ciento a la gasolina y el IETU.
Panistas y priistas discuten el porcentaje de impuesto que sí aceptarían.
En esta reforma el problema es quién cargará con el costo político del alza, al que todos le temen.
Pero anoche decían que sacarían la reforma, a la hora que fuera, para llevarla al pleno, hoy.
Pepe Grillo, Crónica, 12 de septiembre.
Que el incremento de la gasolina va a producir una erupción inflacionaria.
Tal y como se diseñó el aumento, en forma diluida, se evitará que pueda haber un choque inflacionario. El incremento de 0.3 por ciento en el precio cada mes, significará un incremento de 0.001 al mes en el índice de precios al consumidor y de 0.0008 en su impacto indirecto, es decir, 0.0018 en total.
Aunque políticamente es muy rentable criticar "el gasolinazo", en términos concretos no habrá ningún "gasolinazo".
De hecho, el establecimiento del IETU tendrá un mayor impacto inflacionario que el alza en la gasolina, por nuestra estructura de mercado en la que muchas empresas le pasarán la factura de sus mayores costos fiscales a los consumidores.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 14 de septiembre.
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