LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS, 2ª PARTE. 7.- EL PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN.

33 comentarios dan cuenta de una parte del cabildeo realizado por el Presidente Calderón para buscar la aprobación de la reforma fiscal. En este apartado se incluye también la participación del dirigente panista Manuel Espino, cuyo lance en la Cámara de Diputados fue considerado como un error de cálculo.

La grave declaración formulada ayer ante banqueros por el presidente Felipe Calderón, en el sentido de que la alarmante caída de los ingresos petroleros obliga a una rápida aprobación de la reforma fiscal, encendió focos de alerta por la posibilidad de que las finanzas públicas estén más flacas de lo que se creía. No falta, sin embargo, quien piensa que este tipo de afirmaciones presidenciales forman parte del round de sombra para empujar en el Congreso la reforma propuesta (y de paso responsabilizar a los legisladores por el resultado final de la votación)
“Bajo reserva”, El Universal, 30 de junio.

En ese marco, son precisamente los pobres que inspiraban el discurso de campaña de López Obrador los que regresan, pero ahora en el discurso del presidente Calderón. El mandatario defendió el viernes su propuesta de reforma fiscal, advirtiéndoles a otros concelebrantes suyos que habrá problemas si el gobierno no cuenta con mayores recursos para combatir la pobreza: "Debemos evitar que estas injusticias sociales acumuladas durante décadas se agraven y nos lleven a situaciones de crispación y de rencor que, como ya hemos visto, pueden poner en peligro la viabilidad del país... Ésta es quizá la última oportunidad para introducir los cambios que el país requiere a fin de enfrentar la deuda con los mexicanos más vulnerables y no podremos combatir en serio y sustancialmente la pobreza si no aumentamos también sustancialmente la capacidad financiera para hacerle frente", dijo sombríamente el Presidente al participar en los festejos del 75 aniversario de BBVA Bancomer.
Felipe Díaz Garza, Milenio, 30 de junio.

En su discurso, el presidente Calderón hizo dos que tres advertencias a los dueños del billete, que éstos deberían tomar muy en serio. No es por asustarlos muchachos, quiso decirles, pero si no se aprueban las iniciativas de reforma, y si seguimos por el mismo camino de ensanchar la brecha de la desigualdad, va a llegar el día que estalle la bomba social y llegue al poder un loco, como el que ustedes ya conocen.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, EL Financiero, 2 de julio.

Con eso de que Calderón ha repetido hasta el cansancio eso de una sana cercanía del PAN con Los Pinos y esa necesidad y urgencia de trabajar mano a mano con su dirigencia, no estaría mal saber porqué rayos el divertido proyecto de reforma fiscal no llegó, ni por error, a su partido o a la cúpula panista como para cerrar filas y entrarle al toro mediático por los cuernos hacendarios. Quizá porque Felipe aplica a rajatabla eso del doble discurso y le vale madres lo que en este PAN se delibere. Lo urgente es tener un PAN a la medida. Un PAN subordinado. Un PAN que no piense sino obedezca el capricho presidencial. Un PAN con la firma de la casa: mediocre, incoloro e insaboro. Flat.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 3 de julio.

¿Hasta donde está dispuesto el presidente Calderón a ceder en las propuestas y presiones político-presupuestales de PRD y PRI? De manera pública nadie lo ha dicho, en realidad pocos lo saben. Pero lo que sí se sabe es que el propio Presidente lleva las negociaciones —y algo sabe del tema, luego de su experiencia parlamentaria—, y sus cercanos dicen que su capacidad de maniobra y de negociación es muy amplia, tanto como sea necesario para que la reforma salga adelante, si bien no con el voto público del PRD, sí con el acuerdo político de ese partido. Son muy pocas las posibilidades de que podamos ver en los medios la imagen de los legisladores del PRD levantando la mano en favor de la reforma. Pero sí son muchas las posibilidades de que en el terreno político la aprueben y hasta metan sus propuestas.
Por lo pronto se podría dar una sorpresa sobre la nueva propiedad de Pemex, que ya no sería una empresa del Estado, sino social, de todos y cada uno de los mexicanos. Y habrá quienes digan que es lo mismo, pero ese es el secreto del asunto. Al tiempo
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 5 de julio.

Y mientras este peligroso río se revuelve y cuyas consecuencias en la arena política son de pronóstico reservado, otro enciende las sonoras alarmas en la cúpula empresarial regiomontana alrededor de la célebre reforma fiscal de Felipe Calderón que no termina de convencer... ni a aquellos que lo encumbraron en Los Pinos.
Sobre todo cuando algunas de estas poderosas voces estuvieron presentes en aquella seductora encerrona el mes de agosto de 2006, en la cual Calderón Hinojosa les agradeció el apoyo brindado haciéndoles hincapié (digamos, cerca de seis veces) de que gracias a los granitos de arena empresariales se había sepultado al incómodo de Andrés Manuel, así que compadres, yo les quité al peligro de encima, así que estamos a mano y... no les debo nada. Ya se imaginará la cara de what?! de los presentes.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 9 de julio.

Por cortesía de la lectoría y Youtube, ya se puede ir al cinito de la "continuidad", que presenta su cortometraje "el primer regalo que te manda Calderón" (en dos partes, con libreto del actual inquilino de Los Pinos y con una sola locación, el salón de "debates" presidenciales de 2006 en la tele). La primera parte dice así: "Calderón prometió bajar impuestos... que cumpla su palabra"; (el michoacano entra a cuadro y al electorado ofrece) "mi política fiscal será bajar impuestos para quienes producen, para que haya más inversión, más empleo y para que vivamos mejor (música de fondo, a ritmo de trío: "no, no y no, noo tee loo vooy aaa creer"). Y la segunda: "el rollón de Calderón... agárrense"; (ídem) "sencillamente amigos, yo busco un sistema fiscal simple, que nos va a permitir que mucha gente que hoy no puede pagar impuestos lo haga, nos va a permitir que haya más inversión, más crecimiento para el país, y crecer más nos va a permitir recaudar más" (a cuadro una espeluznante tormenta pletórica de rayos, y se inserta la leyenda "sálvese el que pueda"). Se pueden ver en http://www.youtube.com/ watch?v=K1y1cKJtWtg y http://www. youtube.com/watch?v=DaujXe6qRl4... Este cortometraje forma parte de la serie "cuéntame un cuento chino" y el financiamiento para su realización proviene del erario
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 13 de julio.

Algo no está funcionando cuando al Presidente lo acorralan públicamente, nada menos que frente al mandatario del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y le echan en cara que su propuesta fiscal, simplemente, no convence.
Algo no funciona cuando Calderón, sorprendido y descompuesto, escucha en voz de empresarios españoles que hay preocupación por la reforma fiscal, la lentitud en los trámites, la insuficiente infraestructura y la incertidumbre jurídica, y de plano le rechazan la Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU) sobre la actividad turística.
Martín Moreno, “Archivos del Poder”, Excélsior, 17 de julio.

El presidente Calderón presentó su Plan de Infraestructura Integral, donde viene, de verdad, un plan ambicioso para crear infraestructura y hacer más competitiva la economía mexicana. Sólo que en el plan para crear cien carreteras, diez proyectos multimodales y tres aeropuertos, entre otras obras. Y para hacerlo Calderón fue muy claro: necesita la reforma fiscal para obtener el dinero y reactivar proyectos públicos y privados, ya que está hablando de 420 mil millones de dólares anuales.
Ni hablar. Así como los empresarios determinan su apoyo a la CETU condicionándolo. O así como el PRI y el PRD condicionan su apoyo sólo con una reforma especial para Pemex que ellos crearon. Así el gobierno les recuerda que para guisar un pato, primero debe haber pato, es decir, para expandir la infraestructura debe venir el dinero de la reforma fiscal.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 19 de julio.

Ayer, Calderón matizó el divertido entusiasmo mostrado por la iniciativa y esbozó diversos escenarios aunque con este asunto, mi querido lector, no podrá ser monedita de oro para todos. El atorón sigue estable en la célebre CETU que ha detonado una cascada de molestias y amagos de diversas cámaras, CCE y Consejo Mexicano de Hombres de Negocios incluidos, no sólo de un caudal de amenos amparos, sino de paso para incrementar algunos precios en las colegiaturas de las universidades privadas.
El divertido hecho es que hay una seductora comunicación entre los principales partidos de oposición para someter a una cirugía mayor a la Reforma Hacendaria y cuando se llegue a ese ameno caminito... sin salida, Calderón enseñará sus cartas políticas o... elegirá alguna otra... ocurrente vía.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 20 de julio.

Una pregunta recorre México: ¿Cómo le va a hacer el presidente Felipe Calderón para cumplir la catarata de compromisos que ha venido enlistando al cobijo de la recaudación adicional que llegaría de aprobar el Congreso su propuesta de reforma fiscal?
De entrada, se habla de un ambicioso programa de construcción de infraestructura; de un impulso sin precedente a los programas sociales, y del reforzamiento a los ámbitos de promoción de justicia.
El caso es que de entrada 70% de los recursos previstos está etiquetado. Estamos hablando de 50 mil millones para la rezonificación del magisterio que se le concedió a la lideresa Elba Esther Gordillo; 50 mil más para subsidiar el Seguro Popular, y 40 mil para mantener en operación a Luz y Fuerza del Centro.
¿Habrá cobijo para todo?
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 20 de julio.

Por último, debemos considerar un atentado al orden institucional el uso del chantaje como forma de negociación política. Si bien es entendible la preocupación presidencial por las limitadas posibilidades de aprobación legislativa que ya muestra el paquete de medidas al que se ha denominado pomposamente como una reforma fiscal; ello no es motivo suficiente para que desde la jefatura del Estado y del Gobierno se amenace con el incumplimiento de metas en una materia tan delicada para la estabilidad macroeconómica, como lo es la infraestructura. Es oficio político y capacidad técnica lo que se requiere para obtener la aceptación de cualquier iniciativa o proyecto. El chantaje es tan deleznable como el terrorismo y la violencia misma.
José Sosa, Crónica, 21 de julio.

El presidente Felipe Calderón vive en una nebulosa (en el sentido galáctico) donde solamente existe un planetoide: la reforma fiscal ante cuyas pretensiones se han alzado tantas voces como nunca supusieron ni él ni Don Agustín Carstens creador del engendro llamado Contribución Empresarial a Tasa Única cuya mejor definición es un enredo: ni suprime ni complementa al Impuesto Sobre la Renta sino lo sustituye, pero no siempre (fácil, ¿no?).
Desde hace mucho tiempo una medida de esta naturaleza no recibía tantas críticas hasta el extremo de llegar los extranjeros a ponerle a Don Felipe las peras a veinticinco mientras a él no le queda otro remedio sino tratar de explicar mil y una veces todo cuanto ya ha sido rechazado en las mil explicaciones anteriores. Por primera vez se le unen en contra los perredistas, los empresarios, los “filántropos”, los dueños de escuelas privadas y hasta los boy scouts.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 22 de julio.

Desde esa visión optimista del ejercicio del poder, como si no hubiera retache ni emisores listos a reaccionar, se desplegó la comunicación presidencial de los últimos nueve meses.
Y todo era miel sobre hojuelas. Un caso: aunque en campaña prometió ser el presidente del empleo, a partir del primero de diciembre el asunto número uno fue la seguridad. Y, efectivamente, todos compraron la agenda de los operativos antinarco, sin impugnaciones de riesgo. Pasados los meses, hubo baches, pues el tema derivó en el conteo de los ajusticiados. Y en Los Pinos comenzó a ser molesto que los medios centraran sus reflectores en los muertos. Pero no resultó un tropiezo irreversible. Porque, cuando se lanzó la iniciativa de reforma hacendaria, volvieron a experimentar esa cada vez más esporádica emoción de los gobiernos en el mundo, la de imponer "la agenda". Empero, en el primer círculo calderonista creían que aquella miel estaba en un tarro sin fondo. Sólo así podría entenderse la expectativa gubernamental de que para atajar al chino bastaría con un comunicado oficial del procurador Medina Mora denunciando su chantaje.
Ivonne Melgar, “Retrovisor”, Excélsior, 28 de julio.

Ante los cuestionamientos a su propuesta de reforma fiscal, Felipe Calderón señaló que se corregirá con el objetivo de evitar un impacto negativo en la inversión y el empleo. Como si no hubiera sido fundamental que antes de presentarla se considerara una reforma cuyo objetivo fuera justamente el de promover una economía productiva con responsabilidad social. Sin embargo, ante las críticas relacionadas, sobre todo con la CETU, hoy el Presidente plantea una revisión. En esta lógica es deseable se incorporen aspectos fundamentales planteados por las fracciones parlamentarias de oposición. De manera especial, el que tiene que ver con la necesidad de otorgarle a Pemex un régimen fiscal que le permita sufragar la inversión que hoy requiere con urgencia, así como el esquema de aplicación de los recursos que se obtendrán. Porque no es posible hablar de una reforma hacendaria integral si no se plantean con claridad las prioridades en las que se va a gastar el dinero recibido. Y este proceso de discusión, que se antoja casi imposible por complejo, es absolutamente factible, como lo demostró en su momento (noviembre de 2002) el esfuerzo realizado por la UNAM y las fundaciones de los tres principales partidos políticos del país
Rosario Robles, Milenio, 28 de julio.

Problema aparte es la repetición hasta el hartazgo de las bondades de sus acciones y propuestas, que parece regir la comunicación presidencial. Primero fue la lucha emprendida contra el crimen organizado, que fue ponderada una y otra vez, diariamente, hasta poco antes de que se entregara la iniciativa de reforma fiscal. Ésta, sustituyó a aquélla y, desde entonces, no hay discurso presidencial al que no se le encuentre la forma de vender de alguna manera los grandes beneficios de los que se perderá el país si no es aprobado el proyecto. Casi es posible adivinar qué y en qué términos se expresará en torno de la dichosa reforma Felipe Calderón en tal o cual evento, con sólo saber de que sector se trata. Es extraño, ya que el Presidente siempre ha sabido que el cabildeo político debe hacerse en cortito con quienes dirigen grupos y fuerzas interesados en cada tema particular, y no en los medios, como lo ha estado haciendo, al parecer convencido por algún asesor que seguramente busca jalar agua pa’su molino. No es lo correcto. Creemos sinceramente que Calderón debe volver al origen, para parlamentar y negociar, él mismo si así lo quiere —a pesar del desgaste que esto podría representar a la Presidencia—, con los diferentes grupos antes de enviar sus propuestas a San Lázaro y Xicoténcatl.
Guillermo Ortega, “En corto”, Crónica, 30 de julio.

Los pocos mensajes estructurados que el mismo presidente Calderón ha enviado a la sociedad parece que no le han dado muy buen resultado; los observadores consideran que le falta punch, galleta, fuerza. Eso de que "yo les pido que me echen la mano con los diputados y senadores para que pueda salir la reforma hacendaria, porque tiene muchas cosas buenas para México", no motiva ni a los más fregados, por los que supuestamente está proponiéndose esa reforma. Deja de eso, después va a Coahuila y declara: "Hoy estamos trabajando intensamente para mejorar, para corregir la propuesta (de Reforma Hacendaria) y atender así importantes y valiosas sugerencias del sector productivo del país para evitar impactos tanto en la inversión como en el empleo." ¡Pues quién lo entiende!
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 30 de julio.

El gobierno del presidente Calderón ha comprendido que todavía no estamos vacunados contra tentaciones regresivas, y también que cualquier reforma fiscal digna de ese nombre implica cambios en la distribución del ingreso. Ha entendido que dichos cambios no pueden hacerla más desigual y que es necesario cumplir siquiera con una parte de la gran deuda social. Al mismo tiempo, fiel a su signo político, no ha querido proponer una reforma que implique transformaciones sustanciales, sino —simple y llanamente— mecanismos que limiten la elusión fiscal, que suele beneficiar a las empresas, a costa de los contribuyentes cautivos.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 31 de julio.

El presidente Calderón volvió a pedir al Congreso que apruebe cuanto antes la iniciativa de reforma fiscal que envió desde el pasado 20 de junio, a fin de que el Presupuesto de 2008 no se vea “muy presionado” por las pensiones y las obligaciones financieras derivadas de los pidiregas
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 31 de julio.

Tampoco me parece una buena idea que, a las primeras de cambio, el presidente Calderón salga a defender la propuesta fiscal. Como su antecesor, está gastando pólvora en los rounds de sombra
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 31 de julio.

En el arranque de su gobierno, Calderón ya tuvo un éxito en su relación con el Congreso, o al menos con parte de éste, con la aprobación de la nueva Ley del ISSSTE, en que contó con el decidido apoyo de los legisladores del PRI.
Con el proyecto de reforma fiscal, de nueva cuenta Calderón apuesta al respaldo de los priistas, sólo que como se trata de una pieza mayor, los legisladores del tricolor buscan cobrar por adelantado varias facturas, que van desde lo político-electoral hasta la distribución de recursos tributarios hacia rubros que son de su particular interés, entre ellos el de Pemex.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de Poder”, El Financiero, 6 de agosto.

Está volviéndose difícil un acercamiento de las fuerzas políticas y económicas en relación con la reforma fiscal de Felipe Calderón: 1) sus aliados del Consejo Coordinador Empresarial no aceptan una tasa mayor a 12 por ciento, contra 16 de la propuesta gubernamental. 2) el PRD rechaza un periodo extraordinario de sesiones este mes de agosto, y se manifiesta porque se discuta en el Congreso cuando reanude sus sesiones normales a partir del primero de septiembre. 3) el PRI está indeciso, le cayó como balde de agua fría un informe del ex subsecretario de Hacienda Francisco Suárez Dávila, en el sentido de que 50 mil millones de los 130 mil que espera el gobierno de la CETU podrían ser canalizados al SNTE de su archirrival, la miss Elba Esther (acaba de poner su granito de arena en la derrota priísta en Baja California), para la nivelación de sueldos de sus huestes. Muchas opiniones, pues, y se antoja imposible conciliarlas. Calderón acaba de añadir otra al remolino: le gustaría debatir con los legisladores el día del Informe (aunque sabe que a duras penas lo dejarán entrar al recinto para que entregue el documento). Lo peor que podría suceder entre tantas diferencias es que el Consejo Coordinador Empresarial imponga su idea de cargar IVA a alimentos y medicinas
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 7 de agosto.

El problemita para los acuerdos entre las distintas fuerzas políticas es que hay demasiado ruido en el volátil ambiente. La mentada reforma fiscal, tan cacareada por las huestes de Agustín Carstens acerca de su consenso, resultó ser una divertida farsa, ya que los aliados naturales del gobierno federal... los que coopelalon para entronizar a Felipe Calderón... representan la más férrea oposición al porcentaje de la célebre CETU que sigue siendo la manzana de la discordia.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 9 de agosto.

El problema está a la vista: sin reforma fiscal, el presupuesto seguirá siendo austero.
El presidente Felipe Calderón acaba de conminar, una vez más, a los legisladores a sacar la reforma fiscal en estos diez últimos días que tenemos de agosto.
Existe una ventana de oportunidad para un periodo extraordinario, donde la reforma fiscal no se contamine ni de la discusión del Informe Presidencial del primero de septiembre ni del presupuesto que se presenta el 8 de septiembre.
De contarse con los recursos adicionales de la reforma fiscal, que constituirán tres puntos del PIB, la mitad de ellos se iría a mejorar las condiciones de infraestructura que, al fin y al cabo, son de competitividad para el país.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 20 de agosto.

Tratándose de un asunto tan central como la legitimidad de quien gobierna, quisiera tener al menos una relación de las irregularidades de la elección de 2006 que ameritan la cirugía mayor que intenta practicarse y que sólo puede practicarse con la anuencia del PAN, pues la remoción de los consejeros implica una reforma constitucional, inalcanzable sin el voto panista.
Si el gobierno de Calderón está cambiando los dineros tangibles de la reforma fiscal por las deudas intangibles de la legitimidad política, hay que decirle que está haciendo el peor trato de su vida. Y poniendo bajo sospecha, sujeto al vaivén de los humores políticos, un bien público que los mexicanos hemos tardado años en construir: la autonomía y la confiabilidad del árbitro electoral.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 30 de agosto.

El Presidente se ha mostrado respetuoso de los intereses de los poderes de facto. La evolución de la reforma fiscal deja en claro que Calderón buscará algunos cambios que urgen al país, pero no hará nada que confronte al status quo. La reforma fiscal terminará siendo un maquillaje una vez que los grupos de poder le limen las aristas que afectan a sus intereses
Jorge Zepeda Patterson, El Universal, 2 de septiembre.

En un artículo transitorio está todo. La salida de Luis Carlos Ugalde y los consejeros del IFE —moneda de cambio con la que el PRI impondrá en el futuro a los suyos en el Consejo General—, ha brillado ya en los ojos del Ejecutivo. Calderón desea aprobados su CETU y su ICI, y en su estilo instrumental ha decidido que las cabezas que rodarían son un costo menor ante el triunfo que el Congreso le daría al catapultarlo como constructor de la reforma fiscal.
Y como Calderón manda, los demás escuchan. Incluido su secretario de Gobernación, Ramírez Acuña, que tendría que alertarle sobre la cadena de eventos que desataría la remoción de los ciudadanos consejeros.
Carlos Mota, “Cubículo Estratégico”, Milenio, 3 de septiembre.

Lo desalentador es que la reforma fiscal no saldrá si no va junta con pegada de la electoral, de la vendetta que los perredistas quieren enarbolar contra el IFE, que no cedió a sus presiones. Y todo parecería indicar que el presidente Calderón parece dispuesto casi a todo con tal de que la hacendaria no se vaya otra vez al baúl de los recuerdos. A todas luces, los actores políticos le apuestan a una sola agenda: darle prisa al despido de los consejeros del IFE. La pregunta es, ¿la cabeza de Ugalde fue el precio de la negociación para que Felipe Calderón llegara a la tribuna el pasado 1 de septiembre? El precio parece elevadísimo, incluso si el PRD aprobara el paquete fiscal de Calderón: las consecuencias de largo plazo para la autonomía del Instituto y para la democracia mexicana pueden ser elevadísimos… Y eso sí no es nada fresa.
Yuriria Sierra, “Nudo Gordiano”, Excélsior, 5 de septiembre.

Incontrovertible esta realidad, aún así Espino sostuvo que la idea del aumento provino de la Conago. Se abstuvo, no obstante, de explicar que los gobernadores, en efecto, piden más recursos de la federación, pero no fueron ellos quienes iniciaron la reforma legal.
No nos engañemos, el panista acudió a San Lázaro para torpedear las reformas en que tantas esperanzas había depositado el presidente Felipe Calderón. Y lo hizo mientras el mandatario está de gira al otro lado del mundo. En momentos en que la reforma hacendaria, con el mencionado 5.5 por ciento incluido, tenía ya el respaldo de todas las fuerzas políticas. Y cuando el dictamen estaba ya concluido, listo para su aprobación en comisiones y su presentación ante el pleno camaral.
El lance del dirigente del blanquiazul obligó al presidente Calderón a tomar distancia también del planteamiento de aumento al precio de la gasolina. Desde Nueva Zelanda el mandatario formuló la exhortación para que el Congreso considere medidas no inflacionarias, que no dañen los ingresos de la población.
Su solicitud estuvo precedida de la opinión ni más ni menos que del gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, en el sentido de que el incremento propuesto es inflacionario.
Puestas así las cosas, a la reforma hacendaria sólo podrá salvarla un milagro. Los diputados —en particular los del PRI— no parecen dispuestos a respaldar modificaciones que excluyan el aumento de precio a los hidrocarburos. La razón es simple: el alza significaría un pastel de 22 mil millones de pesos repartible entre todos los estados.
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 8 de septiembre.

Desde la casa de los koalas y vía satélite, Felipe Calderón le echó un cable a Carstens. Reconoció que el documento de su secretario encargado de las arcas está un poco demacrado en algunos aspectos pero que, con una ayudadita, aguanta. Y que ese apoyo está en aprobar la reforma hacendaria. ¡Menudo trámite!
“Frentes Políticos”, Excélsior, 9 de septiembre.

El presidente Felipe Calderón lanzó al aire la moneda.
El destino económico, social y político del país está en el aire. El jefe del Ejecutivo lanzó al aire una moneda con águila o sol.
Planteó un futuro con o sin reforma hacendaria.
Y el Congreso de la Unión, es decir las Cámaras de Diputados y Senadores, tiene que elegir: águila o sol.
¿Con o sin reforma hacendaria?
La diferencia entre una y otra opción es por alrededor de 120 mil millones de pesos.
Es decir, el Presupuesto de Egresos de la Federación que ejercerá el gobierno mexicano sería de 120 mil millones de pesos más o menos, con o sin reforma.
De la moneda en el aire depende que México cuente con el nivel de ingresos tributarios como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) más alto de los últimos 30 años.
O que se quede corto y mantenga una tendencia inercial; es decir que siga con uno de los niveles de captación de impuestos más bajos a nivel mundial.
Con Fortaleza macroeconómica, pero con una marcada debilidad fiscal.
Marco Antonio Mares, “Ricos y Poderosos”, Crónica, 10 de septiembre.

Lo anterior contrasta con las sensibles declaraciones que el inquilino de Los Pinos hiciera en Sydney, Australia, durante su más reciente periplo, en torno a los dineros públicos para 2008: el presupuesto de egresos por él propuesto al Congreso “desafortunadamente contiene severas restricciones en algunos programas, es un presupuesto acotado que necesita el aporte de nuevos recursos para que sea suficiente en los rubros más importantes; a mí me hubiera gustado presentar un presupuesto que tuviera mayores recursos asignados para infraestructura, que es un propósito clave de mi gobierno, para desarrollo social; es evidente que el presupuesto que se presentó, lo admito, es insuficiente, pero para que sea un presupuesto acorde con las necesidades del país es indispensable que se apruebe la reforma hacendaria, de otra manera, no alcanza, no habrá dinero suficiente para asignarle a todos los problemas prioritarios. El presupuesto que he enviado tiene limitaciones importantes, que responden a una realidad, los ingresos públicos son insuficientes para satisfacer las necesidades básicas de la población y, sobre todo para transformar, para cambiar la estructura del país en diversos planos, básicamente en el área social y de infraestructura; espero que pueda aprobarse la reforma hacendaria y los recursos se apliquen a las prioridades del país. Si no hay reforma fiscal las perspectivas del programa de infraestructura van a ser más reducidas y estaríamos en el escenario inercial, que no es evidentemente el mejor escenario para el país”.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 10 de septiembre.

El presidente Felipe Calderón se está jugando mucho más que un presupuesto de gasto con su propuesta de reforma hacendaria que se debate en el Congreso.
Mas allá de las críticas técnicas a la propuesta que se han lanzado desde la academia, el sector privado y los medios de comunicación, la reforma hacendaria que impulsa Calderón es una batalla política que busca pavimentar el camino para alcanzar nuevos acuerdos con legisladores y gobernadores del país, dejando atrás los cuestionamientos sobre la elección presidencial de 2006. Una reforma necesaria y con fuerte olor político.
Por eso es que más allá de las naturales negociaciones, el gobierno está dispuesto a sacarla adelante con todo y las concesiones políticas que deba hacer tanto en la propuesta hacendaria misma como en las negociaciones que se han entablado en materia de reforma electoral.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 12 de septiembre.

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