Tal es el caso de la reforma fiscal. AMLO ordenó (no puede llamársele de otra manera) no participar en su negociación. Pero esta posición (asumida literalmente) llevaría al PRD (una vez más) a la exclusión de uno de los debates más importantes y, lo que es peor, a que el PRI se convierta en el interlocutor de banderas tan importantes como la disminución de salarios y dispendios de funcionarios, la definición de un régimen fiscal que permita fortalecer a Pemex, la necesidad de una visión federalista en la hacienda pública y la necesidad de que paguen los que más tienen, además de adjudicarse el hecho de que en la propuesta no fue considerado el aumento al IVA en alimentos y medicinas. De ahí que sea menester que el PRD asuma el mando opositor, sin marginarse del debate nacional, al mismo tiempo que mantiene el vínculo y la congruencia con López Obrador. Lo que no se antoja nada fácil, sobre todo si en lugar de la discusión fraterna, este último recurre a la simple imposición.
Rosario Robles, Milenio, 30 de junio.
Resulta pues que el clima de crispación y rencor no se ha reducido, sino que tan sólo se quitó momentáneamente el pasamontañas, mientras a las buenas conciencias se les pasaba el susto que hubo que darles con el fantasma del socialismo defensor de los pobres y azote de los ricos y de la clase media de AMLO. El perredista tenía razón. Los pobres son verdaderos. También tenía razón la estrategia propuesta en la campaña de terror para desprestigiarlo, sólo que no la inventó el tabasqueño sino los ujieres del moreliano: la pobreza de los pobres será paliada con la riqueza de los ricos y la prosperidad de la clase media. Eso a través de la reforma fiscal del nuevo presidente de los pobres, Felipe Calderón.
Felipe Díaz Garza, Reforma, 30 de junio.
La posibilidad de que la fracción perredista discutiera y eventualmente aprobara la reforma hacendaria quedó cancelada. López dio varios manotazos en la mesa y todos entraron al redil. Leonel Cota lo planteó en términos muy claros: no se puede tachar de ilegítimo al gobierno de "el pelele" y, al mismo tiempo, discutir y aprobar sus iniciativas. Y en efecto, o se está con "el gobierno legítimo y supremo" o se reconoce la legalidad y la Constitución. No hay términos medios.
Jaime Sánchez Susarrey, Reforma, 30 de junio.
EN PLENO debate por la reforma fiscal, el coordinador de los diputados del PRD, Javier González Garza, prepara, junto con otros miembros de su partido, una propuesta que no parece que vaya a ser muy popular... ¡pero entre los demás políticos!
SU IDEA es que secretarios, subsecretarios, senadores, diputados federales y locales, regidores y síndicos se reduzcan su sueldo en un 30 por ciento.
LOS PRIMEROS CÁLCULOS que han hecho González Garza y su equipo es que, bajita la mano, se reunirían 98 mil millones de pesos al año que podrían ser utilizados en gasto social y otros programas.
AHORA sólo falta convencer al resto de los legisladores perredistas y a los de los demás partidos a sacrificar sus quincenas en aras del presupuesto.
¡COSA fácil!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 1º de julio.
La historia se repitió —con escándalo empresarial incluido— en 1972 con el presidente Echeverría y así sucesivamente, hasta nuestros días, en el mitin dominical de López Obrador, donde la narrativa resucitó: “Cero negociación… No podemos secundar, no podemos ser una izquierda legitimadora y mucho menos podemos adherirnos como comparsa… Nada de negociaciones con la derecha”.
Es decir: en el momento en que la izquierda mexicana posee la presencia parlamentaria más importante de su historia, se le convoca a no intervenir, ni tratar de corregir, ni imprimir su visión o pactar sus propias prioridades en una nueva estructura de impuestos y de gasto. La izquierda como factor de inmovilidad fiscal. Lo dicho: los impuestos son territorio de crueles paradojas.
Ricardo Becerra, Crónica, 2 de julio.
Los que nunca aparecieron en la marcha lopezobradorista fueron los gobernadores perredistas que en días pasados se reunieron con el jefe del Ejecutivo para analizar el contenido de la iniciativa de reforma fiscal que fue objeto de censura del ex candidato presidencial antes de que el Consejo Nacional del PRD determine el camino a seguir. Los perredistas parece que se quedarán mirando, mientras los priístas fortalecen con su minoría el papel de fiel de la balanza en el Congreso, y el senador del PRI Manlio Fabio Beltrones sigue marcando los tiempos de la agenda legislativa
“Bajo reserva”, El Universal, 2 de julio.
Entre los gobernadores del PRD, igual que entre grupos parlamentarios de ese partido en el Congreso, cada vez son más los que se niegan a seguir la línea “destructiva”, del “no”, que propone el señor “legítimo”, y cada vez se convencen más de que en tanto parte de las instituciones del Estado tienen una responsabilidad con sus gobernados y electores, además con la sobrevivencia de su propio partido. Ayer domingo, el autodenominado “legítimo” llamó a no negociar la llamada reforma fiscal, y en las próximas horas el Partido de la Revolución Democrática tiene previsto presentar su propuesta de reforma fiscal
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 2 de julio.
El país no necesita actos como el de ayer, de López Obrador, sino que hoy los legisladores se pongan a trabajar en una propuesta hacendaria que genere condiciones de riqueza y prosperidad, en el cual se deben atender las ofertas del PRI, de incluir a Pemex, y las del PRD, que dicen estar preocupados por la manera en que se gasta
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 2 de julio.
Cero negociación, dijo el Primer Pez del País (aunque nada dijo de comidas de gobernadores dizque perredistas en Los Pinos). Porque aquel que aceptare las tentaciones fiscales del pequeño Calderón desde ahora declarado ha sido como parte de la izquierda legitimadora, comparsa del Fondo Monetario Internacional y jijo (y jija, aunque ayer en elecciones locales anduviere) de su mal dormir. El orador central de la cálida concentración (por doquier sombrillas, cachuchas, sombreros y demás) aseguró, además, que "el gobierno ficticio no podrá implantarse legítimamente", entre otras cosas por "un antecedente histórico fundamental: la derecha en nuestro país sólo ha prevalecido transitoriamente. Y siempre con resistencia popular".
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 2 de julio.
Podría entenderse un mínimo acercamiento si fuera un diálogo sobre reforma del Estado o un debate por política social. Pero no. Ha sido la iniciativa gubernamental de reforma fiscal la que sedujo a los gobernadores emanados del PRD y a una buena parte de sus dirigentes y legisladores.
Es decir, no fue la Secretaría de Gobernación sino la de Hacienda la que atrajo la atención de un segmento del perredismo lo que acrecienta los ataques de esquizofrenia política. Dialogan pero lo niegan. Pactan pero dicen que rompen. Rechazan el dinero público pero lo piden por otras vías.
Roberto Zamarripa, “Tolvanera”, Reforma, 2 de julio.
El PRD puede aportar mucho para mejorar la iniciativa de reforma fiscal presentada por el gobierno federal. Y, si no se aceptan sus propuestas, debe ser capaz de explicar, sin demagogia, por qué es necesaria una política fiscal redistributiva.
El PRD tiene una propuesta amplia y estudiada sobre reforma del Estado, que tiene inscrito un compromiso explícito con las instituciones democráticas del país. Pero ¿cómo puede impulsarla ante la consigna maximalista de “cero negociación”?
Si estas y otras eventuales aportaciones perredistas abortan a favor de la política de confrontación estridente, quedará claro para todos que el eclipse fue total, que los atributos negativos del PRD estaban bien ganados y que las próximas elecciones federales nos pueden acercan a un bipartidismo no necesariamente benéfico para la democracia mexicana.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 3 de julio.
El llamado que hizo Andrés Manuel López Obrador a diputados y senadores y a todos aquellos que tienen algo que aportar sobre la reforma fiscal no duró ni siquiera 24 horas porque los legisladores y gobernadores como Zeferino Torreblanca y Juan Sabines, rechazan obedecer al presidente legítimo, quien dio la orden de “cero negociación con Felipe Calderón”, pero se rompió la unidad y Carlos Navarrete dice que la propuesta del gobierno debe ser revisada.
Navarrete, Carlos Sotelo, Tomás Torres, Juan Guerra, entre otros, nos señalan que el PRD no va a apoyar la reforma hacendaria, pero que sí participarán en las negociaciones, inclusive advierten que ellos se deben a sus electores, que tendrá un costo político, pero que no se cerrarán a negociar. Los legisladores conocen a los dirigentes de las tribus, aquellos que no están en ninguna posición oficial y son los más duros, los intolerantes.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 3 de julio.
Y cómo no van a festejar sus estulticias, si la mayoría de los asistentes a esas concentraciones son una "bola de ignorantes", acotan sus detractores. Bueno, los mismos integrantes del "gabinetazo" de López Obrador comentan a espaldas del tabasqueño que en materia fiscal es un "sope". Pero a todos ellos, "el líder ni los ve ni los oye". Y sigue con su estrategia.
Luis Soto, “Agenda confidencial”, El Financiero, 3 de julio.
Juan Guerra, uno de los diputados más duros, reconoce que los perredistas están obligados a empujar propuestas que restablezcan el equilibrio en el sistema fiscal y por lo mismo vamos a seguir discutiendo en comisiones y haciendo propuestas que beneficien al pueblo. El llamado a romper con las instituciones fracasó de nueva cuenta.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 3 de julio.
De bote pronto, algunos senadores y diputados comienzan a deslindarse de Andrés Manuel López Obrador y le advierten que sí negociarán la reforma fiscal calderonista a pesar de que, desde la plaza pública, el presidente legítimo les ordenó rechazarla. Con su respuesta, los legisladores bien podrían haber iniciado el acotamiento a la enorme influencia que mantiene el tabasqueño dentro del PRD.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 3 de julio.
Los legisladores perredistas habían pactado ya con Andrés Manuel López Obrador una estrategia de cara a la iniciativa de reforma hacendaria del gobierno de Calderón. Sin embargo, el excandidato presidencial convirtió el acuerdo en una orden y la llevó al mitin para demostrar quién es el verdadero líder del PRD.
El asunto fiscal se convirtió en un enredo. Todo el lunes el senador Carlos Navarrete, jefe de la bancada perredista, se la pasó en medios haciendo el papel del Rubén Aguilar de López Obrador: "Lo que Andrés Manuel quiso decir...", repetía hasta el cansancio para explicar que no había contradicciones y que existía comunión entre legisladores y el tabasqueño.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 4 de julio.
Como todos saben, el gobierno de Calderón no incluyó en su reforma fiscal los ingredientes que provocarían una suerte de guerra civil impulsada desde el PRD y su “legítimo” contra la odiada administración panista. No incluyó IVA en medicinas y alimentos, por lo que no grava directamente a los más pobres; propuso gravar a los que más tienen, a los empresarios medianos y grandes si bien no en los montos que muchos quisieran; aplica un impuesto de control, como el CETU, para impedir la elusión fiscal; faculta a los estados para el cobro de impuestos especiales, grava al comercio informal y propone fiscalizar los recursos en los tres órdenes de gobierno
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 5 de julio.
Un total desconcierto provocó entre los legisladores del PRD el dictado del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador para que haya “cero negociación” de la iniciativa de reforma fiscal del presidente Felipe Calderón. Diputados y senadores perredistas llevaban algunos días deliberando, como suele ser el trabajo en el Congreso. De pronto se pasmaron con la línea del tabasqueño. Pero no tardaron mucho en reaccionar y siguieron en lo suyo. Carlos Navarrete, coordinador de los senadores del PRD, decía ayer que el trabajo legislativo debe mantenerse. Los perredistas siguen acudiendo a las sesiones de los grupos de trabajo que examinan la propuesta. La línea “cero” no fue atendida
“Bajo reserva”, El Universal, 5 de julio.
Nos platican que en Los Pinos ya conocían la posición de los perredistas sobre la reforma hacendaria, cuando se llevaba a cabo la comida de Calderón Hinojosa con los líderes de los partidos políticos, con excepción del PRD y sabían que no apoyarían la propuesta del secretario de Hacienda, pero que sí iban a proponer muchas cosas, pero nada que vaya a transformar el sistema fiscal, más bien quieren quitar impuestos.
A medio día, Javier González Garza, Carlos Navarrete, Dante Delgado, sostenían que discutirán los puntos de la reforma fiscal, pero que no la aprobarán, de hecho están en contra de que los gobernadores reciban la responsabilidad de aplicar impuestos aunque sólo sea a gasolina y bebidas alcohólicas.
Los perredistas comentan que van a discutir las diferentes propuestas, vamos a seguir en este debate de la reforma fiscal, es decir López Obrador se quedará solo, nadie está dispuesto a dar la espalda, saben del costo político que implica y nadie lo quiere pagar.
Nos dice Gabino Cué, que para Convergencia y en general para los que integran la alianza que encabeza López Obrador, no es nada fácil, los encuentros y las relaciones con el tabasqueño. Y en el caso concreto de la reforma hacendaria, muchos políticos están dispuestos a analizar las propuestas y a no cerrarse a la negociación.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 6 de julio.
El pasado martes, Andrés Manuel López Obrador se levantó molesto de la mesa en la que dialogaba con los representantes de varias tribus del PRD y se retiró de la que fue su casa de campaña.
El motivo del levantón del Peje fue que los coordinadores en el Congreso le echaron en cara su actitud de tirar línea desde las plazas públicas.
López Obrador les había pedido que no participaran en las negociaciones de la reforma fiscal para no darle más recursos al “espurio”, pero los coordinadores legislativos le salieron respondones.
Este viernes se espera un nuevo round entre el Peje y los Chuchos, durante el Consejo Nacional.
Se abordarán los temas de la reforma fiscal, Monreal, Michoacán… no será precisamente un encuentro de amigos.
Pepe Grillo, Crónica, 6 de julio.
Los legisladores del Partido de la Revolución Democrática son rehenes de las órdenes mesiánicas de Andrés López Obrador quien les prohibió realizar su trabajo en la creación de leyes.
Por más que todos los gobernadores de ese partido se hayan reunido con el presidente Felipe Calderón (salvo Marcelo Ebrard, quien define al DF como el último bastión de López Obrador) y que los legisladores hagan malabares verbales para quedar bien con El Mesías y tratar de atender a la razón, lo cierto es que ese partido está totalmente acorralado.
No pudieron presentar, como lo habían prometido, una reforma hacendaria alternativa, porque no la tienen. Parecería más fácil decir que no a todo, aun cuando sea lo que ellos mismos querían.
En sus lineamientos plantearon que quieren acabar con el régimen de consolidación fiscal y regímenes especiales de tributación.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 6 de julio.
No parece haber en el PRD quienes quieran negociar con Felipe Calderón; mucho menos en el sentido de colaborar con él. El debate abierto en ese partido tiene otras implicaciones. Se trata de la actitud concreta frente a la crisis de los ingresos públicos. Calderón ha hecho una propuesta de parche fiscal, mientras que el PRD ya había presentado otra, la cual también es un parche. Más allá de la definición sobre quiénes pagarían y de la cuantía de los ingresos que uno y otro parche pudieran proveer, la cuestión consiste en si la oposición debe buscar una mejora en la recaudación con el riesgo de que el gobierno pueda, después, utilizar en lo que quiera el ingreso adicional.
La cuestión no es simple, pero debe tener una solución en el marco de una política propositiva. Es evidente que la oposición —aun cuando considere al gobierno como ilegítimo— está obligada a promover reformas y éstas no deberían circunscribirse a la esfera de las relaciones políticas, es decir, la llamada reforma del Estado, dentro de la cual el PRD y el FAP se han visto particularmente interesados y abiertos a las negociaciones con otros partidos.
Pablo Gómez, Milenio, 6 de julio.
El mensaje de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al PRD y al FAP, a propósito de la iniciativa de reforma fiscal del gobierno fue: “Nada de negociaciones con la derecha… no podemos nosotros secundar, no podemos ser una izquierda legitimadora”. Y aunque los legisladores del FAP han anunciado “Decimos no a nuevos impuestos. Sí a nuestra participación en el debate y el cumplimiento de nuestra responsabilidad legislativa”, será en la reunión del Consejo Nacional del PRD, que se celebra este fin de semana, donde se decida la postura de ese partido en la materia.
Lo cierto es que estamos frente a otra escaramuza más entre el líder social y político más importante de la izquierda y el aparato del PRD y del FAP. Escaramuzas que no llegan a ser debates de ideas y proyectos, porque hasta ahora han sido superadas sólo por el cálculo del costo político de decir no a AMLO. Mientras tanto, la fuerza política de la izquierda acumulada en 35% de votos el 2 de julio del 2006 se derrocha; una verdadera lástima porque no es la suerte de AMLO o de los aparatos de la izquierda partidaria lo importante, sino el futuro del país.
Rosa Albina Garabito, El Universal, 7 de julio.
El pasado domingo, Andrés Manuel López Obrador intentó tirar línea a los legisladores del PRD para que no discutieran la reforma fiscal del Ejecutivo.
Pero en menos de una semana, el Consejo Nacional le respondió que los perredistas sí participarán en las negociaciones, en las que defenderán sus propias propuestas.
Fue un debate intenso en el que participaron unos ocho oradores, entre ellos Leonel Cota, Guadalupe Acosta Naranjo y Dolores Padierna.
Los pejistas dieron la batalla pero se impuso la línea negociadora.
Claro.
La reforma fiscal también representa mayores recursos para los gobiernos estatales, y el PRD tiene seis de ellos.
Pepe Grillo, Crónica, 8 de julio.
Lo ocurrido ayer en el Consejo Nacional del PRD representó a todas luces un revés para los radicales de ese partido y, en particular, para Andrés Manuel López Obrador. Lo que fue una instrucción, casi una orden del ex candidato presidencial el pasado domingo 1 de julio en el zócalo, quedó en una mera sugerencia. Y es que el sábado en el consejo perredista se determinó, por mayoría, aunque parezca increíble, participar en las reuniones de Comisiones Legislativas del Congreso, para cabildear su propuesta de reforma fiscal.
No sólo se rechazó de manera virulenta la orden de “cero negociación” impuesta por López Obrador, para entrarle a este tema, sino que también se echó para abajo la propuesta de no participar en las elecciones federales de 2009, de no lograrse la remoción de los consejeros del IFE. “Sin querer queriendo”, parafraseando a un personaje de la televisión mexicana, algunas de las propuestas lopezobradoristas han dividido a los perredistas, abriendo la zanja entre “duros” y “moderados”. Alfonso Ramírez Cuéllar, ex diputado federal y miembro del Consejo del PRD, criticó abiertamente a López Obrador, y dijo a militantes que en el partido hay un problema fundamental: “Nuestra resistencia a los cambios nacionales”.
“Bajo reserva”, El Universal, 8 de julio.
La semana pasada, el 1° de julio, el legítimo tiró línea a los perredistas, dirigentes y legisladores, y prohibió negociar y aprobar la propuesta de reforma fiscal enviada por Felipe Calderón. Sin embargo, pocos días después varios legisladores aseguraron que sí participarán en las negociaciones parlamentarias, desestimando la legítima orden. Parece que el cuento de la presidencia tras bambalinas ya no les convence, especialmente cuando ese cuento ha servido para que todo el capital político del PRD se fuera por el caño. Aunque algunos matizaron sus posturas diciendo que participarán en las discusiones, pero no en la aprobación del documento final, queda claro que son cada vez menos los que respaldan las descabelladas decisiones que han devuelto a su partido, de acuerdo con diversos estudios de opinión publicados recientemente, a su sitio como tercera fuerza política. El asunto no es para tomarlo a broma, y por lo menos una parte de los legisladores y dirigentes perredistas lo saben. Todo indica que este rechazo a las instrucciones legítimas podría ser el principio del fin del ex candidato presidencial. Por eso la recopilación de firmas en cada uno de los actos que va realizando por todo el país y en el Zócalo el pasado domingo: para formar un nuevo partido si el PRD le cierra finalmente las puertas, como parece sucederá. La pregunta es, ¿habrá todavía quién lo siga después de que se mostró intolerante y autoritario como es?
Guillermo Ortega, “En corto”, Crónica, 9 de julio.
Este fin de semana el Consejo Nacional del PRD —unos 300 consejeros— decidió no “autoexcluirse” del debate de la reforma fiscal. Aunque una de las propuestas que presentarán es del “gobierno legítimo”, ¿no representa un claro “hasta aquí” de la influencia todopoderosa de AMLO en el PRD y de la batalla porque no llegue a la presidencia del partido, en marzo, su candidato, Alejandro Encinas?
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 9 de julio.
Golpe seco al prócer tabasqueño: ¿cómo se puede ser presidente legítimo sin bancadas parlamentarias legítimas que apoyen las órdenes de no ser una izquierda legitimadora de la derecha usurpadora? Rebelión en la sala de sesiones del consejo perredista: en público y en privado se escuchan críticas a la postura andresina, que tachan de impolítica: es suicida ausentarse de un proceso de reforma fiscal; más, aseguran algunos, si en la propuesta de Los Pinos se contemplan insólitas acciones contra un empresariado que no por nada protesta y amaga al sentir tocados sus intereses. Los lopezobradoristas, en tanto, repasan el más reciente sermón dominical del Zócalo, en el que se habló de la necesidad de consolidar un movimiento ciudadano (credencializa, que algo queda) que esté por encima de la "corrupta clase política" (el caso Monreal sigue en espera de procedimientos jurídicos varios, con el nepotista Leonel Cota como gran inquisidor; ¿acabará el ex gobernador zacatecano pasándose al PT y convirtiéndose en uno de sus dirigentes?)
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 9 de julio.
Que a propósito de la reforma fiscal, la dirigencia del PRD definirá hoy los tiempos y formas en que promoverá una campaña, en medios y casa por casa, contra el PAN y el presidente Calderón.
La campaña se centrará en denunciar cuánto presuntamente aumentarán los impuestos, la gasolina y otros bienes y servicios si se aprueba una reforma fiscal a la que debe decírsele ¡no!
“Trascendió”, Milenio, 10 de julio.
Que la propuesta hacendaria que presentará hoy el Frente Amplio Progresista propone nuevos impuestos a los causantes de más altos ingresos, gravar las ganancias en la Bolsa de Valores, los donativos y mantener el ISR como la “columna vertebral” del sistema recaudatorio.
“Trascendió”, Milenio, 15 de julio.
Colocada como cuña frente a la creciente oposición a la planteada por el gobierno, la propuesta fiscal del Frente Amplio Progresista apunta a lo inaudito: incrementar la recaudación en el equivalente a 5% del PIB… sin nuevos gravámenes contra sectores vulnerables
La apuesta habla, concretamente, de elevar 3% el nivel con el concurso estricto de causantes de elevados ingresos; uno por eficiencia recaudatoria, y uno más por ahorro en la rendición del gasto corriente.
En el camino, naturalmente, se desterrarían privilegios.
De entrada, se plantea reformar los artículos 33, 36 y 39 del Código Fiscal de la Federación, así como el 14, fracción III de la Ley del Servicio de Administración Tributaria, en afán de limitar las facultades discrecionales del Ejecutivo para otorgar subsidios, estímulos y regímenes especiales.
Más allá, se plantea abiertamente la derogación del Régimen de Consolidación Fiscal, es decir, el privilegio de los grandes consorcios para integrar en una las pérdidas y ganancias de sus filiales, a efecto de enterar los tributos.
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 16 de julio.
Y si le seguimos, la alternativa planteada por los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia plantea eliminar la exención para las acciones emitidas por sociedades extranjeras que cotizan en el mercado bursátil, aunque aceptarla cuando se trate de ofertas públicas de compra de acciones.
La exposición de motivos habla de evitar operaciones simuladas y en paralelo estimular el fin económico y de fomento productivo de la Bolsa de Valores como fuente de financiamiento en el mercado primario de las empresas.
Sin embargo, se señala que las ganancias especulativas en el mercado secundario y terciario sí deben ser gravadas.
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 16 de julio.
Desde otro ángulo, la propuesta elaborada por la economista Ifigenia Martínez, Manuel Camacho, Gregorio Vidal y Octavio Cortés plantea eliminar la deducción inmediata de bienes nuevos de activos fijos de las empresas, aduciendo que generan un incentivo perverso para desnaturalizar la finalidad de una unidad económica.
Adicionalmente, se plantea establecer un pago definitivo de 35% sobre dividendos o utilidades que no se acumule a los demás ingresos.
La fórmula plantea que los dividendos que provengan de la Cuenta de Utilidad Fiscal Neta sólo paguen 7% adicional para no afectar 28% que corresponde al ISR corporativo. / De acuerdo con la percepción de los promotores, con esta reforma México estaría más de 10 puntos por debajo de la tasa impositiva similar de su principal socio comercial.
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 16 de julio.
Ni es tan diferente a lo que ya existe, ni tan innovadora en los instrumentos que propone. Es más, no es una reforma fiscal. Es simplemente lo que a algunos miembros del PRD se les ocurrió. Carece de elaboración técnica sólida. La Propuesta Alternativa Hacendaria no alcanza ese estatus, y reafirma que en el nivel federal no hay mejor alternativa política que la que nos gobierna actualmente.
Nadie puede creer que se trata de una reforma hacendaria si dice que recortará 100 mil millones de pesos de gastos suntuarios y burocracia redundante. Es cierto que pueden sobrar burócratas en algunas áreas, pero su eliminación de la nómina no es una reforma fiscal, sino una que requiere de expertos en derecho administrativo.
Carlos Mota, “Cubículo estratégico”, Milenio, 17 de julio.
El PRD preparó una iniciativa de reforma fiscal atractiva para poderosos empresarios y para el PRI
La apuesta es política: el fracaso del gobierno de Calderón; no importan ni el país ni los contribuyentes
Alguna virtud debe tener la llamada reforma fiscal propuesta por el gobierno de Felipe Calderón para que la Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU) —que en la práctica es un impuesto de control para impedir la evasión y elusión fiscales de todos los empresarios— sea capaz de producir un milagro que, aplicado a la física, estaría cercano al premio Nobel; unir agua y aceite.
Y es que algo debe estar muy mal —si no es que alguien pretende tomarnos el pelo— cuando una mera propuesta de instrumento fiscal como la CETU no sólo produce una impensable agitación en los extremos, sino que en una suerte de esquizofrenia ideológica esos extremos se juntan para combatirla.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 17 de julio.
Grandes, medianos y pequeños empresarios ven a la CETU como el peor de los males fiscales para el desarrollo y el empleo, mientras que la izquierda partidista —agrupada en el Frente Amplio Progresista, el FAP— sostiene que la CETU es algo así como el peor de los engendros de esa fea ultraderecha a la que hay que combatir.
Algo está mal o alguien miente, cuando los poderosos capitanes de empresa —los mismos que formaron la mafia para impulsar la derrota electoral de la izquierda y el triunfo de la derecha— hoy coinciden con la izquierda partidista en su combate a la CETU, y sobre todo cuando los dos extremos dan argumentos que no sólo confirman la esquizofrenia de las partes, sino que sólo les importan los beneficios particulares o de grupo, por sobre el interés general. ¿Pero qué han dicho unos y otros?
Apenas el pasado domingo, durante la presentación de la propuesta fiscal del FAP —que en realidad fue convenida con el señor “legítimo”—, los hombres de esa izquierda dijeron cosas como las siguientes: “La CETU es una reforma laboral encubierta, porque no se hacen deducibles los salarios y las prestaciones, pero sí se deduce la contratación por honorarios... Qué pasará entonces con todos aquellos empresarios que no pueden deducir los salarios con prestaciones. Pueden, evidentemente, correr a la gente para volverla a contratar por honorarios, con todo lo que eso implica”.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 17 de julio.
Pero además, para los integrantes del FAP la CETU “constituye un IVA disfrazado que busca aumentar la recaudación a expensas de los medianos y pequeños empresarios y de la clase media, pero mantiene privilegios de los grandes consorcios”. Al final —y luego de pelear la paternidad del niño—, los legisladores del FAP insistieron en que la suya “es una propuesta más amplia, profunda y puede tener más éxito para el país”, y dijeron que están convencidos de que será aceptada por los empresarios. ¿Qué tal?
No hay duda de que la iniciativa fiscal presentada por el FAP tiene aspectos positivos, pero los argumentos que esgrimen sus promotores no parecen salidos de la izquierda, sino de la derecha. Y es que en el supuesto de que sea cierto que la CETU “es una reforma laboral encubierta” y que sólo favorecerá a los grandes empresarios para, por ejemplo, acabar con los contratos colectivos y favorecer la contratación por honorarios, ¿entonces, por qué razón esos capitanes de empresa rechazan la CETU? ¿Qué no es eso lo que siempre han querido los grandes empresarios: los contratos por honorarios para evitar el pago de prestaciones? No checa.
Más aún, si se trata de un IVA disfrazado, como asegura el FAP —ya que según ellos aumentaría la recaudación a expensas de medianos y pequeños empresarios, clases medias, pero mantiene los privilegios de los grandes consorcios—, ¿entonces, por qué razón los más activos impugnadores de la CETU son los empresarios, que según la izquierda partidista es el sector que “mantiene intactos sus privilegios”? Algo no caza, o alguien miente.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 17 de julio.
En el fondo, la CETU fue capaz de un “milagro de tres bandas”, ya que no sólo acercó a la izquierda con los grandes empresarios en la defensa de los privilegios de éstos, sino que avizora una alianza aún más cuestionable: la del FAP —en especial del PRD y de AMLO— con el PRI. ¿Qué quiere decir eso? Muy fácil, que el Frente Amplio, el PRD y el “legítimo” prepararon una iniciativa de reforma fiscal lo suficientemente atractiva para los poderosos capitanes de empresa y para el PRI —con toda su carga neoliberal—, para que en el Congreso el FAP y el PRD —junto con otros aliados menores— logren arrinconar al PAN y lo obliguen a “doblar las manos”.
La apuesta es política: el fracaso del gobierno de Calderón; no importan ni el país ni los contribuyentes ni la infraestructura ni la recaudación, y menos la imagen de una izquierda desfigurada capaz de aliarse a adversarios históricos, con tal de saciar su venganza. Los políticos mexicanos.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 17 de julio.
En la trinchera del PRD las cosas no andan mejor. Andrés Manuel López Obrador, y los partidarios amarillos de "cero negociación" en el Congreso, no acaban de digerir la decisión de sus diputados y sus senadores de hacer el trabajo para el cual fueron electos: legislar.
Y es que van en serio. Participantes en las mesas de negociación aseguran que las bancadas del PRD en el Congreso no se opondrían a la reforma fiscal del Ejecutivo, que descansa principalmente en la Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU), si en la negociación se cumplen dos de sus demandas: que tres consejeros en el IFE sean designados por el amarillo y se abra el mercado de medicinas a productos cubanos, entre otros, para abaratar los precios.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 17 de julio.
Aun cuando la propuesta del Frente Amplio Progresista está concentrada en el ISR e, inexplicablemente desde un punto de vista económico en contra de la CETU, también se están considerando sus puntos en cuanto al gasto corriente.
La propuesta del FAP básicamente busca castigar la inversión al concentrarse en el ISR con absurdos como cobrar un impuesto de 35% sobre dividendos o utilidades. Así, se generarían espacios para una mayor evasión fiscal.
David Páramo “Personajes de renombre”, Excélsior, 17 de julio.
La verdad sea dicha, personajes del FAP como Porfirio Muñoz, Jesús Ortega, Agustín Basave e Ifigenia Martínez hicieron el ridículo al utilizar la mayor parte de su tiempo criticando lo propuesto por Agustín Carstens, como la CETU o el Impuesto Contra la Informalidad. ¿En qué se basó Javier González para afirmar que “lo menos que va a causar la CETU es un desastre en el Sistema de Administración Tributaria”?
Otra de las mentiras del Frente Amplio Progresista es la afirmación de que la CETU es un “IVA disfrazado”. Tal disparate sólo parece tener como destinatario al PRI, para tentarle el orgullo respecto de ese impuesto al consumo, a ver si algunas conciencias priistas se suman a la propuesta del Frente.
Carlos Mota, “Cubículo estratégico”, Milenio, 17 de julio.
Mejor los perredistas hubieran convocado a una conferencia de prensa para expresar sus apreciaciones sobre la del Ejecutivo, en lugar de exhibirse como incapaces de articular una propuesta hacendaria que toque los temas nodales, como el impuesto al consumo o el combate a la informalidad.
Muchas de las bases perredistas han quedado desilusionadas con la pobreza intelectual de quienes se decían redentores de México, y no les ha parecido tan mal que el gobierno esté buscando evitar la elusión empresarial y empezar a cobrar el famoso 2% a los que nunca han contribuido con un clavo.
Si el FAP no tiene estructura mínima para hacer una propuesta fiscal, mejor que no la haga, porque su Propuesta Alternativa Hacendaria tiene la misma solidez que los dichos del chino.
Carlos Mota, “Cubículo estratégico”, Milenio, 17 de julio.
La izquierda, por lo general, no entiende de economía, y muestra de ello la tenemos en muchos de los puntos que integran la propuesta fiscal presentada por el Frente Amplio Progresista, que en esta ocasión, como en muchas otras, muestra su vocación de retaguardia estrecha y retrógrada.
El FAP/rer propone, entre otras cosas, un impuesto del 35 por ciento “sobre utilidades”, lo cual, de llegar a operar, daría como resultado que el recaudador se quedara con poco más de la tercera parte de las utilidades de la empresa, lo cual sería un robo con todas las de la ley, que de entrada plantearía la siguiente pregunta: ¿Qué justifica que el gobierno se quede, independientemente de cuál sea la utilidad generada —poca, regular o mucha—, con el 35 por ciento de la ganancia obtenida por el contribuyente? Por favor, que alguien del FAP/rer atienda la pregunta y la responda.
El hecho es que allí tenemos a un grupo de representantes de la izquierda decidiendo con qué porcentaje de sus utilidades pueden quedarse los empresarios —y vale la pena subrayarlo: de sus utilidades—, muestra, una más, del poco respeto que la izquierda (y en general cualquier gobierno, independientemente de su posición en el espectro político), tiene por la propiedad.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 18 de julio.
¿Sabe la izquierda, más allá de responder que son el resultado de restarle al ingreso el costo, qué son las utilidades? ¿Sabe cómo se generan? ¿Sabe qué papel juegan cara a los intereses de los consumidores? ¿Sabe de qué manera contribuyen a economizar, es decir, a hacer más con menos, pero, sobre todo, a producir aquello que los consumidores valoran más? ¿Sabe qué papel desempeñan en los avances en materia de productividad y competitividad? ¿Sabe cuál es su función de cara a las inversiones que realizan los empresarios? La respuesta es que no tienen la menor idea, ya que, si la tuvieran, lo último que harían sería proponer un impuesto que las grave al 35 por ciento, independientemente de que sean inversiones directas o financieras.
La izquierda, por lo menos la del FAP/rer, ¿sabe que la ganancia es la remuneración propia del empresario, y que en la medida en la que esa remuneración mengüe también lo harán las inversiones, sobre todo aquellas más innovadoras, de las cuales dependen, no solamente los pasos cuantitativos, sino los saltos cualitativos y, por lo tanto, la posibilidad de un mayor bienestar material para un mayor número de gente? Y ya llegados a este punto, ¿qué puede ser más eficiente para ir mejorando las condiciones de vida de los menos favorecidos: la redistribución llevada a cabo por el gobierno o las inversiones realizadas por los empresarios?
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 18 de julio.
Por eso no debe sorprender que en estos últimos días el PRD haya marchado del brazo del Consejo Coordinador Empresarial. Más allá de que los perredistas han mostrado cuán extraviados están de las posiciones de izquierda —muchos se llenan la boca llamándose a sí mismos "socialdemócratas", pero repudiaron la presencia de la principal figura de la socialdemocracia mundial, José Luis Rodríguez Zapatero—, la coincidencia con el CCE nos debe indicar lo lejos que estamos de una verdadera reforma fiscal. Es decir, de una reforma que asegure una recaudación del tamaño de los problemas del país. / Ya incluso los panistas están renegando de ese tímido impuesto llamado CETU, joya de la corona de la iniciativa calderonista.
Pascal Beltrán del Río, “Bitácora del Director”, Excélsior, 22 de julio.
Cooperas o no te hablo. Esa es la nueva advertencia del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador a los legisladores del Frente Amplio Progresista que negocien, deliberen y debatan el contenido de la iniciativa de reforma fiscal presentada por el presidente Felipe Calderón
“Bajo reserva”, El Universal, 23 de julio.
Como los problemas graves demandan soluciones radicales, Andrés Manuel López Obrador lanzó una nueva advertencia a los legisladores que se le quieren salir del huacal y negocian la reforma fiscal presentada por el presidente Felipe Calderón. Los integrantes del Frente Amplio Progresista que voten a favor de la reforma serán objeto de una condena lapidaria: “que ni me dirija la palabra, que ni me vaya a hablar y que mejor siga su camino”. A ver si eso es suficiente para frenarlos
“Binoculares”, El Gráfico, 23 de julio.
Y nos dicen que López Obrador hizo declaraciones en Veracruz, en el sentido de que los legisladores que aprueben la reforma fiscal de Felipe Calderón, que mejor ni le dirijan la palabra, que sigan su camino.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 24 de julio.
Fue otro gesto para desmarcarse de quien hasta hace poco era su líder incuestionable: Andrés Manuel López Obrador. Así leyeron los perredistas el reciente encuentro entre un grupo de sus diputados con miembros del Consejo Coordinador Empresarial. El líder de la bancada del PRD en San Lázaro, El Güero González Garza, lideró a sus colegas en la reunión, donde no hubo insultos ni reproches (por aquello de los spots antiAMLO). Desde luego, estuvo Juan Guerra, el legislador que le hizo ojitos al proyecto fiscal de Calderón
“Frentes Políticos”, Excélsior, 23 de julio.
Bajo el mismo criterio maniqueo de que los "enemigos de mis enemigos son mis amigos", la fuerza legislativa del lopezobradorismo no sólo dio inicio a un proceso de negociación de la reforma fiscal, sino que lanzó a la derecha empresarial una propuesta de reforma fiscal que a cambio de aislar a Felipe Calderón -llamado "el espurio"- sacrifica toda congruencia programática de izquierda que pretendería un Estado fuerte, capaz de imponerle a esta caricatura de burguesía y empresariado subsidiado, controles para que pagaran sus impuestos, resultado de ganancias extraordinarias, gracias al proteccionismo y el subsidio estatal
El Frente Amplio Progresista (FAP) sale en defensa de ese sector privilegiado y se suma al coro contra una medida que impactaría a los grupos económicos que se benefician de la exención fiscal, como los Teletones, los redondeos, las donaciones, la educación privada, la filantropía y el altruismo.
Los legisladores del FAP rechazan la llamada contribución empresarial de tasa única (CETU), hecha por Felipe Calderón, y con ello coinciden -más con el hígado que con los principios- con las cúpulas empresariales de la Coparmex, Canacintra, Consejo Coordinador Empresarial, Grupo Monterrey, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, las trasnacionales, los empresarios españoles y el puñado de familias que constituyen la cerrada y monopólica oligarquía mexicana
Marco Rascón, La Jornada, 24 de julio.
El pasado 12 de julio se publicaron desplegados de las llamadas organizaciones de la sociedad civil (OSC), defendiendo a sus donadores contra la llamada CETU que, dicen, "provocará que los pobres sufran más de lo que ya sufren" ante el hecho de que las personas altruistas del país "dejen de dar donativos a nuestras instituciones".
O sea, lo que el FAP defiende es que la política social se siga haciendo a través de las empresas privadas y la estructura filantrópica, en vez de que sea por conducto del Estado. Bueno sería que toda la estructura teletonaria (del Teletón y sus derivados) hicieran filantropía y ejercitaran su altruismo con el dinero de sus ganancias netas y no con recursos públicos mediante la exención fiscal.
Ello explica por qué surgieron como hongos las Instituciones de Asistencia Privada y asociaciones civiles que son el parapeto empresarial para la evasión fiscal de las grandes empresas que con donativos y atendiendo pobres o discapacitados resuelven sus preocupaciones religiosas a cambio de negarle al César lo que es del César.
Bajo esta estructura rapaz, de cada pobre "que atienden", fabrican cientos más sin empleo y cierran cualquier alternativa para mejorar las condiciones alimentarias, de educación y salud.
Marco Rascón, La Jornada, 24 de julio.
En el fondo del debate y las alianzas está el rechazo a lograr una recaudación eficiente, producto de una visión profundamente reaccionaria. Oponerse por oponerse, sin ver el fondo de la necesidad de un Estado económicamente fuerte, es coincidir con las más radicalizadas posiciones neoliberales que buscan recortar los ingresos del Estado y achicar su capacidad de gasto e inversión.
La actitud del FAP al sumarse a la ola empresarial derechista con tal de combatir "al espurio" constituye una traición programática a la izquierda que dicen representar en el Congreso y significa un populismo oportunista coincidente con la derecha.
Marco Rascón, La Jornada, 24 de julio.
Cuando el FAP asegura que la CETU es una reforma laboral oculta, no se dice que fue en la pasada administración del Gobierno del Distrito Federal cuando más se contrató por honorarios.
Si la Revolución Francesa tuvo un origen fiscal que generó las causas para la convocatoria de los Estados Generales (nobleza, clero y los comunes), esto fue posible cuando sectores de la nobleza liberal y el bajo clero se unieron a los comunes y cambiaron el carácter de la Asamblea a una constituyente que derrumbó el Estado monárquico y su estructura fiscal. Acá pareciera todo al revés: los liberales se unen a la monarquía y los intereses del clero y lo apoyan en su objetivo de defender sus privilegios de casta.
Es claro que la llamada "propuesta alternativa hacendaria" del FAP es una vergüenza para la izquierda y para la congruencia, porque al final ha sido inventada en el último momento para defender su derecho a negociar privilegios de clase política, ante la orden "¡cero negociación!" Sin embargo, fueron más allá y, pretendiendo engañar a todos, hicieron una propuesta que es un canto a la oligarquía y a la derecha empresarial mexicana para mantener sus privilegios.
Marco Rascón, La Jornada, 24 de julio.
Por cierto, la relación entre Andrés Manuel López Obrador y los legisladores de su partido podría desgastarse más. Éstos acordaron reunirse hoy a puerta cerrada en San Lázaro con el Consejo Coordinador Empresarial. La idea no es reclamar los spots en contra de El Peje que, según el sol azteca, frenaron su llegada a Los Pinos, sino debatir las iniciativas de reforma hacendaria de cada parte
“Frentes Políticos”, Excélsior, 25 de julio.
Dos Agustines son protagonistas en el rescate económico del GDF. Carstens, el bueno, y Guerrero, el malo.
El Secretario de Hacienda negocia, busca consensos, y cede cuando es necesario, como en el cambio del CETU de la reforma hacendaria.
El diputado del PRD embiste, aconseja rechazar el aval, y manda a sus bejaranos a perseguir e insultar a Carstens.
¿Y la ciudad… y los capitalinos?, que se hundan con el barco.
Pepe Grillo, Crónica, 1º de agosto.
Cuenta Javier González Garza que la última vez que vio a Andrés Manuel López Obrador le preguntó sobre su advertencia de no volver a dirigirle la palabra a cualquier legislador del Frente Amplio Progresista que se le ocurra votar la reforma fiscal. "Eso es absurdo", le dijo el coordinador de los diputados del PRD.
El Güero hizo notar a El Peje, partidario de la negociación cero en la materia, que el PRD tiene su propia iniciativa de reforma fiscal y ésta nada tiene que ver con la del Ejecutivo. El legítimo corrigió y aclaró que no le volverá a hablar a ningún diputado o senador del FAP que vote por una "reforma regresiva".
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 2 de agosto.
Estos mismos ayatolás, agrupados en el llamado Frente Popular de Izquierda, traen fuerte grilla en contra de su coordinador parlamentario, Javier González Garza. No toleran que se haya reunido con representantes del Consejo Coordinador Empresarial y funcionarios de la Secretaría de Hacienda, dentro de las negociaciones sobre la reforma fiscal.
El puñado de ayatolás anuncia también que el 27 de agosto próximo, a las 11 horas, se va a realizar un mitin frente a Los Pinos, en el que ofrecerán un informe, a un año de la “usurpación” de la Presidencia de la República. “Vamos a dar cifras, datos, que hacen constar las medidas antipopulares del Ejecutivo federal”, promete el diputado Armando Barreiro Pérez.
Francisco Garfias, “Arsenal”; Excélsior, 3 de agosto.
No ha regresado desde el 7 de abril de 2005, cuando se defendió del desafuero que le impuso la Cámara de Diputados. Andrés Manuel López Obrador anunció que estará en San Lázaro el martes para rebatir la reforma fiscal propuesta por el Presidente porque incrementa impuestos. ¿Qué mejor gancho que el del encarecimiento de productos, con tal de provocar que el defensor de los precios bajos llegue al recinto legislativo?
“Frentes Políticos”, Excélsior, 8 de septiembre.
Que más de un diputado del PRD se pregunta por qué Andrés Manuel López Obrador eligió el próximo martes para asistir a San Lázaro.
Se cuestionan por qué en el momento culminante de una negociación que pasa por la reforma fiscal y sigue en el Senado con la cancelación del dinero para televisoras y radiodifusoras, López Obrador les llega a tirar línea con el asunto del aumento a las gasolinas, lo que no va a poner de buen humor a muchos panistas y priistas.
“En la hora de la negociación fina, él viene con sus pisadas de elefante”, se quejó uno de los diputados que, claro, nunca le dirá eso de frente al tabasqueño.
“Trascendió”, Milenio. 9 de septiembre.
Los perredistas se basan en las "órdenes" de López Obrador, de rechazar todo contacto con el "ilegítimo", y aunque la mayoría de legisladores del sol azteca está a favor del debate y de discutir las reformas de Estado y la hacendaria, ahora dicen que no hay tiempo para cambiar el órgano de gobierno del Congreso de la Unión y saben que esa posición es insostenible, porque con un simple acuerdo parlamentario podrían superar el obstáculo.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 14 de agosto.
Dice López que le robaron la Presidencia, y que el árbitro fue cómplice. ¿Le robaron los cinco millones de votos de ventaja que decía tener? ¿O el medio millón con que dijo haber ganado? Ni cinco millones ni medio millón, no aparecieron en las urnas. Ahora quiere vengarse del árbitro, y parar la reforma fiscal como “castigo” a quien lo derrotó.
La presidenta de la Cámara sólo obedecerá, nada más. López ordenó a sus diputados tomar la tribuna hasta que el gobierno retire su propuesta fiscal. Ella hace como que no escuchó bien: Es un ciudadano como cualquier otro que viene a visitar a sus diputados. O sea, no levantará un dedo para evitar la toma de la tribuna. ¡Es orden del jefe!
Pepe Grillo, Crónica, 10 de septiembre.
Como si lo anterior fuese poco, López Obrador amenaza con ir mañana a la Cámara de Diputados a presentar la reforma fiscal del FAP, conformado por tres partidos que él encabeza. Y hacer alboroto para que no vayan a aumentar el precio de las gasolinas. Y para el fin de semana, el escándalo va a ser por el espacio físico del Zócalo metropolitano, con motivo del Grito del 15 de Septiembre y de las fiestas patrias.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 10 de septiembre.
En ese contexto, López Obrador ha decidido aparecerse este martes por San Lázaro para empujar a los diputados del Frente Amplio Negociador, perdón, Opositor, a que se esmeren en impedir que sea aprobado un impuesto a la gasolina y otras linduras que forman parte de la llamada reforma fiscal. Ésta será la primera ocasión en que el llamado “presidente legítimo” habrá de ponerse abiertamente al frente de sus huestes legislativas para acotar y dirigir un proceso específico. Será también una ocasión importante para consolidarse como el único referente adverso a las políticas de ordeña fiscal que la administración calderonista pretende poner en práctica
Julio Hernández López, “Astillero”; La Jornada, 10 de septiembre.
Andrés Manuel López Obrador quiere ser parte del debate sobre la reforma hacendaria, en particular el punto del aumento a la gasolina. Piensa apersonarse hoy en San Lázaro para instruir a los legisladores del Frente Amplio Progresista para que rechacen la reforma e incluso obstaculicen su votación tomando la tribuna. El tabasqueño se pondrá de pechito para que lo hagan papilla en los medios, exhibiéndolo como enemigo de las instituciones.
En eso no hay novedad. Lo inquietante son las voces que demandan que López Obrador sea tomado preso, por algún delito equivalente a la sedición. Encarcelar a Obrador daría lugar a una etapa de desestabilización de consecuencias funestas. La aprobación de la reforma hacendaria es cosa del PAN y del PRI. Pasará cuando estos partidos quieran. Utilizar al tabasqueño para endilgarle todo lo malo que ocurre en el país es un recurso mediático efectivo, pero meterlo a la cárcel sería hacerle el favor de regresarlo a las primeras planas. Pasaría de ser un resentido que no sabe perder, a un preso político. Ojalá que el gobierno federal detecte la diferencia y no se equivoque.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 11 de septiembre.
Y hoy es 11 de septiembre. Día de terrorismo y terroristas. Y hoy va López Obrador a la Cámara de Diputados. A tirar línea. A dar instrucciones a sus legisladores para que tomen la más alta tribuna del país, mediante la violencia, con el fin de echar abajo la reforma fiscal.
Para que en palabras del autoproclamado presidente legítimo "ni siquiera permitan la discusión que quieren llevar a cabo el PRI y el PAN", diciendo que no le gusta lo que ahí se va a discutir y por eso va a impedir que se hable del tema (esto con referencia al aumento de la gasolina). Pero, ¿de qué se trata esta medida llena de terquedad?, cuando es López Obrador y sus huestes, específicamente el Frente Amplio Progresista quienes no respetan a las instituciones y enturbian la tarea legislativa, ¿por qué reconocerlos?, si son ellos quienes de principio a fin dicen "al diablo con las instituciones".
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 11 de septiembre.
Hoy, en vísperas de lo que adelantan como aprobado, la reforma fiscal, López Obrador llega a San Lázaro para ratificar las instrucciones que les fue dando desde hace al menos dos semanas: tomar la tribuna ya para evitarla ya.
En la reunión, esta mañana, con los legisladores del FAP les reiterará en corto la instrucción: cero negociaciones y toma de la tribuna, lo que ya había dicho, pero que les ratificará en el inicio de esta nueva y decisiva etapa de su proyecto a la Presidencia de la República, que va de su fundamentalismo endurecido al fracaso de Calderón.
López Obrador no iba a la Cámara de Diputados desde el 7 de abril de 2005, cuando con su “Yo acuso” se defendió del proceso que finalmente lo desaforó para ser sometido a un proceso del cual el presidente Fox se desistió.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 11 de septiembre.
Andrés Manuel López Obrador fue a la Cámara de Diputados, entró al Salón Verde y su presencia no tuvo ninguna muestra ni de rechazo ni de simpatías. Los legisladores de su bancada escucharon su propuesta de “resistencia civil” para el caso de la reforma hacendaria, sobre todo si pretenden aumentar el precio de la gasolina. Deben evitarlo, les dijo, aún tomando la tribuna de la Cámara.
Fue a hablar a nombre de miles de mexicanos, de los más humildes, ante la amenaza de aumentar los impuestos. No dijo quién le había otorgado esa representación. Después sólo repitió las mismas expresiones, el fraude electoral, el gobierno usurpador… Y se fue como llegó.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 12 de septiembre.
Que la dirigencia nacional del PRD no hará recomendación alguna a su fracción en la Cámara de Diputados en cuanto a cómo deben reaccionar frente a la aprobación de una reforma fiscal con los votos del PAN y el PRI.
Corresponderá a cada uno de los diputados decidir si sigue o no la línea de “resistencia civil pacífica” dentro del Congreso, recomendada ayer en San Lázaro por Andrés Manuel López Obrador.
“Trascendió”; Milenio, 12 de septiembre.
Y súmele el regreso, también lleno de mensajes, de Andrés Manuel López Obrador ayer a San Lázaro, poniendo los interesantes puntos sobre las íes del (des)informe —y de la reforma fiscal— que se cuecen en el atiborrado ánimo del calderón social, la temeraria medida adoptada de ampliar las vallas en el Zócalo capitalino para que a gusto grite Felipe es una colosal imprudencia política o una perversidad para ir tendiendo una cama y justificar las acciones autoritarias de un régimen, demasiado debilitado, que vienen. Porque es un hecho, my friend, que ahí vienen...
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 12 de septiembre.
El ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador fue a San Lázaro para un encuentro con los legisladores del Frente Amplio Progresista, con el fin de intentar desencarrilar la reforma fiscal propuesta por el gobierno de Felipe Calderón.
Con propuestas poco acertadas, que más bien rayan en la broma, López Obrador habló de arreglar los problemas de ingresos del Estado mexicano con los recursos de las pensiones de ex presidentes y gastos médicos de altos funcionarios.
Ni siquiera con las cuentas más alarmantes sobre el costo de las pensiones de los ex presidentes, que supuestamente ascenderían a 259 millones de pesos anuales, según un estudio del Senado, bueno, pues ni así se llenaría ni el más pequeño hueco fiscal, ya que la reforma, con todo y cambios, recaudaría muchísimo más: 100 mil millones de pesos.
Por eso la propuesta de López Obrador es totalmente inviable numéricamente, pero parece no importarle.
Lo mismo sucede con el aumento de 5.5% en el litro de gasolina, el cual será totalmente participable a todos los estados ya sean del PRD, el PRI o el PAN. Eso ni lo menciona López Obrador.
Parece que el ex candidato perredista se ha instalado en la lógica de estancar al país y está recurriendo a mentiras que, suponemos, él cree que puede vender políticamente
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 12 de septiembre.
El retorno de López Obrador a la Cámara fue un fracaso. Ni lo esperaba una multitud en la calle, ni estaba la mitad de “sus” diputados en el Salón Verde. Eran más los periodistas y curiosos. Y no lo recibió la presidenta. Ante el vacío ya no pidió tomar la tribuna contra la reforma fiscal, sólo recurrir a la resistencia pacífica. Y su retiro fue más penoso que su desangelada llegada.
Pepe Grillo, Crónica, 12 de septiembre.
Porfirio Muñoz Ledo se coló a la tribuna, no estaba contemplado.
González Garza presentó a AMLO sólo como el presidente de México, pero lo corrigieron a gritos: Presidente Legítimo.
En su informe… perdón, en su propuesta fiscal pide disminuir a la mitá (sic) los salarios de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y a diputados y senadores; eliminar bonos de Fin de Año para diversos funcionarios federales, así como los seguros de gastos médicos mayores para este tipo de servidores.
—Que vayan al ISSSTE para que vean lo que se siente.
Exhortó a tomar medidas de resistencia civil, para evitar la aprobación de la reforma, y de paso, el aumento a la gasolina.
¿Sabe quién estaba al mismo tiempo en reunión con los panistas? Manuel Espino…
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 12 de septiembre.
Los perredistas no daban crédito cuando la ex priista Layda Sansores, intentó boicotear la sesión, en donde los diputados aprobarían la reforma hacendaria y el incremento al precio de la gasolina. La campechana se apoderó del micrófono pensando que de esta forma se suspendería el debate, pero la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, resolvió el problema ordenándole a Javier Guerrero que concediera su intervención a un lado de la Mesa Directiva.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 14 de septiembre.
Los rudos perredistas tomaron “a medias” la tribuna de la Cámara baja, como les ordenó AMLO. Se quedaron a medio camino, sólo para la foto. Pero no evitaron el debate de la reforma fiscal. Se la deben al legítimo, y quién sabe cómo les vaya. ¿Y la presidenta?, no pudo con Layda Sansores.
Pepe Grillo, Crónica, 14 de septiembre.
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