El crecimiento de la protesta ciudadana que encabeza Andrés Manuel López Obrador y la división en el PRI han frenado, hasta el momento, la llamada reforma energética, ante lo cual Felipe Calderón ni el PAN se deciden a presentar la propuesta para privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), sostuvieron legisladores de PRD y PT.
En ese contexto, en la Cámara de Diputados se llamó a la mesura a Calderón y se le demandó que desista de enviar al Congreso la iniciativa con la que se pretende abrir Pemex al capital privado.
En el Senado, el perredista Ricardo Monreal sostuvo que la intención de privatizar la paraestatal “está naufragando”, luego del cambio de postura de los coordinadores parlamentarios del PRI en ambas cámaras.
Tanto Monreal como el senador petista Alejandro González Yáñez resaltaron que la oposición cada vez mayor en el PRI a legislar para que se permita la entrada de trasnacionales a la industria petrolera detuvo los acuerdos cupulares con el PAN y obligó al coordinador Manlio Fabio Beltrones a deslindarse de todo intento desnacionalizador.
En ambas cámaras legislativas ha ido creciendo la rebelión de priístas y la posturas abiertas de integrantes de la Fundación Colosio, sobre todo de su presidente, Francisco Rojas, y políticos del tricolor con experiencia, como Manuel Bartlett, han abierto el debate. En San Lázaro ha habido reuniones públicas para discutir el tema, en las que se concluyó que sería muy grave que el PRI avalara al gobierno federal en esa reforma.
El diputado priísta Samuel Aguilar advirtió que los documentos básicos de su partido impiden cualquier acto privatizador de Pemex. “En nuestra bancada y sobre todo entre nuestros militantes, se ha impuesto la idea de evitar a toda costa la privatización de los recursos del subsuelo. No habremos de transigir, porque se habla de cuentas alegres a la hora de proponer un esquema de asociación entre Petróleos Mexicanos y las empresas privadas, pero nunca se menciona la renta que habrá de pagarse a esas trasnacionales”.
Al respecto, el senador Monreal señaló –en entrevista aparte– que los cambios en torno al tema que ha ido manifestando Beltrones se deben, precisamente, a la división entre los legisladores del tricolor y al avance del movimiento en defensa del petróleo que encabeza López Obrador.
Fallidos intentos de entrega
“La opinión pública ve al PRI como comparsa del PAN, como cómplice en el intento de privatizar Pemex, y Beltrones sabe que ello les puede acarrear un alto costo electoral”, advirtió.
A su vez, González Yáñez resaltó que ni Calderón ni el PAN presentaron la semana pasada su iniciativa, como lo tenían originalmente planeado, porque el respaldo del PRI no es claro, mientras avanza la organización ciudadana en contra de que se entregue “en charola de plata” el petróleo a intereses extranjeros.
En esa coyuntura, la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, demandó a Calderón dar marcha atrás al intento de enviar una iniciativa “que nunca se aclaró cuál era” y sólo polarizó a la sociedad.
La percepción es que “cualquier cosa que se presente aquí, en la Cámara, aunque ya no sea privatización, es privatización. Ésa es la sensación que existe en toda la gente, aunque ya no se presente una reforma que implique tal cosa”, declaró.
Dijo que dado que no hay condiciones para la reforma, lo mejor sería que se modifique el esquema financiero de Pemex por medio de la Ley de Ingresos, que deberá discutirse a partir de septiembre.
El perredista Emilio Ulloa avizoró un “panorama negro” para el gobierno calderonista si persiste en elaborar una iniciativa privatizadora de Pemex. “Resulta paradójico que Felipe Calderón, como candidato presidencial, se solazara de un supuesto respaldo a Pemex, y que ahora, como cancerbero del gobierno de Estados Unidos –que observa en el petróleo mexicano un asunto de seguridad nacional–, manifiesta su verdadero rostro: el de un falsario e hipócrita”.
El petista Silvano Garay advirtió que la puerta está cerrada a la reforma calderonista en materia energética. “El gobierno federal no comprendió nunca lo más importante: la capacidad de movilización que nuestro pueblo ha adquirido. Desestimó que entre los mexicanos persiste con firmeza la idea de mantener para sí las riquezas naturales. Con este intento, Felipe Calderón nos demuestra su grado de insensibilidad, pero sobre todo la escasez que padece de una idea de Estado”, concluyó.
En ese contexto, en la Cámara de Diputados se llamó a la mesura a Calderón y se le demandó que desista de enviar al Congreso la iniciativa con la que se pretende abrir Pemex al capital privado.
En el Senado, el perredista Ricardo Monreal sostuvo que la intención de privatizar la paraestatal “está naufragando”, luego del cambio de postura de los coordinadores parlamentarios del PRI en ambas cámaras.
Tanto Monreal como el senador petista Alejandro González Yáñez resaltaron que la oposición cada vez mayor en el PRI a legislar para que se permita la entrada de trasnacionales a la industria petrolera detuvo los acuerdos cupulares con el PAN y obligó al coordinador Manlio Fabio Beltrones a deslindarse de todo intento desnacionalizador.
En ambas cámaras legislativas ha ido creciendo la rebelión de priístas y la posturas abiertas de integrantes de la Fundación Colosio, sobre todo de su presidente, Francisco Rojas, y políticos del tricolor con experiencia, como Manuel Bartlett, han abierto el debate. En San Lázaro ha habido reuniones públicas para discutir el tema, en las que se concluyó que sería muy grave que el PRI avalara al gobierno federal en esa reforma.
El diputado priísta Samuel Aguilar advirtió que los documentos básicos de su partido impiden cualquier acto privatizador de Pemex. “En nuestra bancada y sobre todo entre nuestros militantes, se ha impuesto la idea de evitar a toda costa la privatización de los recursos del subsuelo. No habremos de transigir, porque se habla de cuentas alegres a la hora de proponer un esquema de asociación entre Petróleos Mexicanos y las empresas privadas, pero nunca se menciona la renta que habrá de pagarse a esas trasnacionales”.
Al respecto, el senador Monreal señaló –en entrevista aparte– que los cambios en torno al tema que ha ido manifestando Beltrones se deben, precisamente, a la división entre los legisladores del tricolor y al avance del movimiento en defensa del petróleo que encabeza López Obrador.
Fallidos intentos de entrega
“La opinión pública ve al PRI como comparsa del PAN, como cómplice en el intento de privatizar Pemex, y Beltrones sabe que ello les puede acarrear un alto costo electoral”, advirtió.
A su vez, González Yáñez resaltó que ni Calderón ni el PAN presentaron la semana pasada su iniciativa, como lo tenían originalmente planeado, porque el respaldo del PRI no es claro, mientras avanza la organización ciudadana en contra de que se entregue “en charola de plata” el petróleo a intereses extranjeros.
En esa coyuntura, la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, demandó a Calderón dar marcha atrás al intento de enviar una iniciativa “que nunca se aclaró cuál era” y sólo polarizó a la sociedad.
La percepción es que “cualquier cosa que se presente aquí, en la Cámara, aunque ya no sea privatización, es privatización. Ésa es la sensación que existe en toda la gente, aunque ya no se presente una reforma que implique tal cosa”, declaró.
Dijo que dado que no hay condiciones para la reforma, lo mejor sería que se modifique el esquema financiero de Pemex por medio de la Ley de Ingresos, que deberá discutirse a partir de septiembre.
El perredista Emilio Ulloa avizoró un “panorama negro” para el gobierno calderonista si persiste en elaborar una iniciativa privatizadora de Pemex. “Resulta paradójico que Felipe Calderón, como candidato presidencial, se solazara de un supuesto respaldo a Pemex, y que ahora, como cancerbero del gobierno de Estados Unidos –que observa en el petróleo mexicano un asunto de seguridad nacional–, manifiesta su verdadero rostro: el de un falsario e hipócrita”.
El petista Silvano Garay advirtió que la puerta está cerrada a la reforma calderonista en materia energética. “El gobierno federal no comprendió nunca lo más importante: la capacidad de movilización que nuestro pueblo ha adquirido. Desestimó que entre los mexicanos persiste con firmeza la idea de mantener para sí las riquezas naturales. Con este intento, Felipe Calderón nos demuestra su grado de insensibilidad, pero sobre todo la escasez que padece de una idea de Estado”, concluyó.
Nota de Andrea Becerril y Roberto Gadruño, La Jornada, 29 de marzo.
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