Crespo cuestiona que los partidos prefieran el abstencionismo que anulación del sufragio

El proceso para elegir legisladores federales, o elección intermedia, se ha caracterizado por la baja presencia en urnas; sin embargo, la jornada del 5 de julio próximo estará marcada por el llamado a anular el voto, conocido también como “voto blanco“.

A decir de especialistas del CIDE, UAM y UNAM, el “voto blanco” será una manera de expresar la inconformidad de los ciudadanos con la actuación de los partidos políticos, con el desenvolvimiento del sistema electoral y con el desempeño del Gobierno federal.

Sin embargo, legisladores, candidatos y consejeros electorales señalan que un voto en blanco va en contra de la democracia.



ABSTENCIONISMO VS. VOTO BLANCO. Un estudio del Instituto Federal Electoral (IFE) sobre abstencionismo en México refiere que en las elecciones federales intermedias de 1985, la abstención fue de 49.3 por ciento; en 1991, de 39.7 por ciento; en 1997, del 42.3 por ciento; 2003, 58.8 por ciento. Para el 5 de julio se estima será de entre 65 y 70 por ciento.

Pero de prosperar la convocatoria para emitir el voto en blanco, el porcentaje de abstencionismo podría disminuir.

El portal votaenblanco.org.mx, cuyo responsable es Luis Manuel Pérez de Acha, invita a participar en la elección del 5 de julio para votar por nadie, a manera de protestar.

“Convocamos a los mexicanos a participar en las urnas y si no se sienten representados, tienen en sus manos una salida, votar en blanco.

“Es un llamado a acudir a las urnas, es un llamado a participar, pero si el menú que nos ofrecen los partidos son los mismos de siempre con las promesas de siempre, si pretenden darnos la misma receta que tanto daño nos causa, votaremos en blanco. Con esa manifestación diremos que ningún partido nos representa. La idea no es abstenerse es participar anulando el voto”, se lee en el sitio.

Al respecto, José Antonio Crespo, profesor-investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), señala, en entrevista con Crónica, que hay un desencanto creciente entre la gente desde hace mucho tiempo, y esto se debe a varios factores: el desempeño de los partidos políticos en los últimos nueve años; la crisis económica, y el resultado de las elecciones del 2006, lo que puede desincentivar la participación ciudadana.

Pero aclara que no es lo mismo abstenerse, que votar en blanco.

“La campaña del voto nulo es para que los abstencionistas en vez de quedarse en su casa expresen su protesta en la boleta.

“Antes de que esta campaña (del voto en blanco) cobrara fuerza, las encuestas ya señalaban que habría un abstencionismo de el 65.70 por ciento. Si es exitosa la campaña del voto nulo, lo que pasaría es que el abstencionismo se reduciría y se incrementaría el voto nulo”.

El especialista en partidos políticos y procesos electorales comentó que “siempre nos han dicho que es peor el abstencionismo. Siempre nos han dicho que es mejor ir a la urna, así sea para invalidar el voto poniendo a un candidato no registrado; pero las reacciones que están teniendo los partidos políticos ante la propuesta de voto nulo es que, para ellos, es mejor abstenerse que ir a la urna”.

“En términos legales, es mejor ir a la urna que abstenerse, por eso me extraña que los partidos estén condenando con mayor dureza el voto nulo o independiente respecto de la abstención”.

Añadió que quien va a la urna, aunque sea para anular el voto, está cumpliendo con la ley, la cual obliga a sufragar, aunque no hay sanción para quien no lo hace.

Crespo descartó que el resultado de esta elección intermedia sea un termómetro de lo que pueda ocurrir en el 2012, ya que las elecciones presidenciales tienen una lógica y una dinámica totalmente diferentes.

En cambio, “lo que va a medir la elección del 5 de julio, entre otras cosas, es qué tan grave y qué tan profunda es la crisis de representación política, dependiendo del abstencionismo o del voto nulo“.



No satanizar. A decir de Manuel Larrosa Haro, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, el actual proceso electoral tiene un escenario poco favorable: la confrontación del IFE con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF); la desconfianza de los ciudadanos en los partidos y “el mal funcionamiento de la reforma electoral”.

A esto se añade una preocupación para los actores políticos: la convocatoria al voto en blanco.

La anulación del voto, añadió, tiene una intencionalidad política clara: expresar la inconformidad con el IFE, con los partidos y con el Gobierno en turno.

“Me parece muy peligroso que el IFE y los partidos vayan a satanizar o a catalogar como mala conducta de los ciudadanos que hagan uso de su voto en ese sentido, porque esto es un derecho político-electoral. El sentido que le den al voto los ciudadanos es una decisión personalísima, legal, legitima y políticamente posible.

“El IFE tiene la obligación de llamar a votar a los ciudadanos, pero no tiene por qué coincidir el discurso de esa institución con el sentir y la percepción de los ciudadanos. Querer hacer coincidir eso a la fuerza es un acto equivocado políticamente. E insisto, lo preocupante es que se satanice esa conducta del ciudadano de expresar su sentir“.

El voto en blanco, opinó el especialista en procesos políticos, es porque están fallando las instituciones.

Señaló que la convocatoria al voto blanco no se origina de una estrategia de ningún comunicador, ni de ningún liderazgo político ni de ninguna conveniencia partidaria.

“Yo creo que tuvo su origen legítimamente en comentarios de pasillo, de café, de trabajo, de familia, donde la gente, los ciudadanos decían voy a anular mi voto porque me siento profundamente desolado“, dijo Larrosa Haro.

Y esa desolación, consideró, se debe a que los partidos políticos no ofrecen buenos resultados.

“Hay confusión, hay decepción, desconfianza, hartazgo; se perdió la oportunidad de hacer campañas modernas, nuevas, con mensaje, con contenido; son muy pobres los mensajes que estamos recibiendo; es más de lo mismo.

“Es asombroso que no haya capacidad en ninguna fuerza política de construir una campaña moderna; se extrañan las propuestas y además está el zafarrancho mediático de excluir a la segunda fuerza política en la Cámara de Diputados, que es el PRD, por parte del panismo y el priismo, es vergonzoso e inadmisible en una democracia“, aseveró.



DESENCANTO. Alfonso Jiménez De Sandi, profesor del Centro de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, refiere que generalmente las elecciones intermedias “son muy apáticas“.

La baja afluencia se explica, dijo a Crónica, porque anteriormente el sistema electoral no propiciaba que la gente votara en las intermedias.

“En el pasado se promovía que la gente pusiera su esperanza en el Presidente, entonces la gente salía a votar de manera más fluida cuando había cambio en Presidencia, porque era el más fuerte de los tres poderes.

“Ahora quisiéramos que saliera a votar la gente porque es el Congreso, la Cámara de Diputados, pero hay factores que inmovilizan a la ciudadanía. Uno es que con la llegada de otro partido al poder no hubo cambio; el ejercicio de gobierno panista no ha consolidado los cambios democráticos en México, y eso ha creado desencanto, de ahí la apatía de la gente”.

Otros factores son: la forma en que se integró el IFE, el bajo perfil de los candidatos; la situación de inseguridad que enfrenta el país, e incluso la enfermedad de la influenza humana.

Jiménez De Sandi señaló que el voto en blanco o nulo es una forma de protestar, “es para mostrar que no se está de acuerdo con el sistema de partidos, con el trabajo que han hecho los partidos políticos. Es demostrarle a los partidos que no funcionan, que no sirven para apoyar a la ciudadanía”.

Los especialistas coincidieron en que saber cuántos votos nulos o en blanco hubo y por qué, permitirá hacer un análisis más profundo del fenómeno, de ahí que es necesario que en las encuestas levantadas el día de la jornada electoral incluyan esas preguntas.
Blanca Estela Botello, Crónica, 8 de junio.

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