Además, la agenda de este diálogo incluye la disposición de Cuba a cooperar con Estados Unidos en materia de lucha contra el terrorismo, intercepción de tráfico de drogas y cooperación ante la eventualidad de desastres naturales en la región.
Fuentes de la administración Obama confirmaron el “sí” de La Habana a la petición presentada por funcionarios del Departamento de Estado apenas la semana pasada. La respuesta cubana se hizo llegar a través de una nota diplomática al gobierno estadounidense.
“La respuesta de Cuba ha sido positiva y representa un paso adelante”, dijo una fuente del Departamento de Estado en referencia al incipiente aunque simbólico inicio del diálogo con un régimen que, al parecer, está dispuesto a responder positiva pero cautelosamente al envite lanzado por el presidente Barack Obama, a fin de emprender la vía del diálogo y la normalización de unas relaciones emponzoñadas durante medio siglo de bloqueo hacia la isla.
“Nuestro objetivo, en este contexto, es conseguir, entre otras cosas, una migración ordenada, segura y legal desde Cuba”, añadió la fuente al reconocer que, por el momento, no existe ni fecha ni sitio para el inicio de estas conversaciones.
La fuente añadió que la respuesta cubana constituye un paso positivo y que es “una señal clara” de que el gobierno de Obama y La Habana están deseosos de llegar a compromisos.
Los contactos bilaterales para abordar el fenómeno de los migrantes cubanos, que han surcado por aguas del Caribe y del Atlántico desde hace casi 30 años, fueron inaugurados durante la administración de Bill Clinton para evitar el éxodo masivo de cubanos que se lanzaban al Caribe en un intento para llegar a Florida, como ocurrió en 1980 y en 1994.
Estas conversaciones serían suspendidas en 2003 por la administración de George W. Bush, que cedió así a las presiones del sector más radical y anticastrista de su partido para mantener el aislamiento y el endurecimiento del embargo hacia la isla.
Las noticias desde La Habana coinciden con la gira de tres días que ha emprendido la secretaria de Estado, Hillary Clinton, a El Salvador y Honduras, donde precisamente se discutirá el posible retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA) tras casi medio siglo de haber sido expulsada de su seno.
Un tema obligado
En Honduras, mañana y el miércoles se realizará la 39 Asamblea General de la OEA. El encuentro en San Pedro Sula seguramente tendrá a Cuba como tema central. Varios gobiernos de la región promueven el regreso de Cuba a la OEA —con Honduras y Nicaragua a la cabeza—, pero la posibilidad ha sido condicionada por EU a la apertura democrática de la isla y al respeto a los valores democráticos que consagran los estatutos de dicha organización.
En este marco, ayer mismo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, instó a la organización regional a disculparse ante Cuba por haberla excluido de su seno en noviembre de 1962. “La OEA debe presentarle disculpas a Cuba sobre la barbaridad que cometió hace varias décadas, lo que es increíble... y la historia nos juzgará”, afirmó.
En el mismo sentido se pronunció el gobierno de Honduras. Eduardo Enrique Reina, secretario privado del hondureño, Manuel Zelaya, dijo que si bien el tema de la asamblea de la OEA es “la no violencia, el de Cuba no se puede obviar”.
Agregó que si La Habana ha expresado que no le interesa regresar a la OEA, pues “que Cuba decida su destino, pero hay que corregir un error histórico”, y que, en ese sentido, Honduras abogará porque se derogue el acuerdo mediante el cual se le suspendió del organismo continental.
Por su parte, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, llamó a “no cubanizar” la Asamblea General, que según afirmó promete ser “histórica” al buscar un “verdadero compromiso” sobre la no violencia, tema oficial de la cita. En rueda de prensa, Insulza insistió en que la no violencia “es un tema central al que espero los cancilleres dediquen la mayor cantidad de tiempo”. (Con información de agencias)
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