El voto en blanco es terreno fabuloso para los farsantes, dice Silva Herzog

El voto en blanco generó un intenso debate entre polítólogos, intelectuales y académicos, quienes señalaron que es un derecho del ciudadano por el malestar que existe contra la clase política, pero advirtieron sobre las implicaciones jurídicas y políticas de esta figura, desde abrir la puerta a “farsantes”, “oportunistas” y “políticos de viejo cuño”, hasta el riesgo de que responda a intereses o agendas particulares, como el caso de las televisoras, que empujan por echar abajo la reforma electoral que impide la contratación de tiempos en medios electrónicos por parte de los partidos.

“No es casual que las televisoras afectadas por la reforma del 2007 hoy estén diciendo que quienes van a ir a votar por el no es votar en contra de esa reforma…”, advirtió el ex presidente del IFE, José Woldenberg.

Durante la mesa “El Voto Razonado”, los analistas, politólogos, consejeros electorales escucharon y expusieron los pros y contras del “voto en blanco” y de las candidaturas ciudadanas.

El ex consejero Jorge Alcocer y Jesús Silva Herzog Márquez dijeron en que existe malestar contra la clase política, pero advirtieron del riesgo de que algunos movimientos e intereses particulares se apropien del voto en blanco e incluso promuevan su agenda a través de esa figura después del 6 de julio.

“La fuerza de este movimiento es que explota un malestar que está ahí, su enorme debilidad es que ahí confluyen personas, grupos, intereses, diagnósticos y plataformas contradictorios”.

Woldenberg criticó la retórica antipolítica que utilizan los “anulistas” y vaticinó que “no todos los que caben en el no caben en el sí; en el momento en que quieran construir el sí se darán cuenta”.

Jesús Silva Herzog Márquez secundó este argumento y alertó que en el voto en blanco “hay una ambigüedad y un terreno fabuloso para los farsantes, que pretenderán decirnos qué quieren decir esos votos nulos”.

Se pronunció a favor de la reelección de diputados y candidaturas independientes, pero aclaró que eso no se encuentra establecido en el voto nulo.

“Creo que todos aquellos que nos dicen como médiums que ya han logrado descifrar la intención de los que anularon el voto son farsantes, son demagogos.

Tenemos que cuidarnos de que alguien diga: ‘yo soy la bandeja de esos votos’”, indicó.

Leo Zuckerman reconoció que el voto en blanco abre la puerta a “farsantes” y “oportunistas”, pero pidió correr el riesgo porque acusó que “los partidos han abusado del poder y eso para mí es uno de los síntomas por donde comienza la tiranía”.

Reprochó que han abusado porque consistentemente han cerrado la puerta a los ciudadanos para que participen en la democracia, por lo cual pugnó por la reelección de legisladores como una forma de castigo o premio a los políticos.

Denisse Dresser coincidió y rechazó que el voto en blanco dinamite las instituciones democráticas del país, pues, al contrario, busca mejorarlas.

Dresser aseguró que llamar a votar por el menos peor “es colocar a la democracia a ras de suelo, es dar palmaditas a una democracia de poca calidad”, dijo.

Jorge Alcocer criticó la utilidad del voto en blanco y acusó que esa figura es el caballo de Troya de los poderes fácticos y algunos medios de comunicación, sobre todo electrónicos, que buscan revertir la reforma electoral y que regrese la compra de espacios publicitarios de los partidos políticos.

Además, advirtió que el plebiscito y consulta pública que promueven algunos de los anulistas sólo ha servido en algunos países para encumbrar a personajes mesiánicos. Las candidaturas independientes, dijo, son el mejor ariete para demoler el sistema de partidos.

El consejero Benito Naciff advirtió que el impacto del voto en blanco es “pequeño” e “incierto” y podría beneficiar a los partidos pequeños a la hora de la repartición de los diputados plurinominales.

Por su parte, Sergio Aguayo acusó que los partidos han secuestrado nuestra democracia y se dijo avergonzado de esta situación.

“No dediqué 20 años de mi vida a esto, me da vergüenza…”, afirmó, y aseveró que no tiene vocación franciscana para defender el sistema de partidos. “Quienes quieran defenderlo, que les aproveche”, remató.

José Antonio Crespo pidió ir a votar pero en blanco para decirles a los partidos a través del voto nulo que el descontento existe y que se enteren que no están conformes con sus propuestas.

Federico Reyes Heroles manifestó su preocupación porque después del 6 de las elecciones se deje de hablar del voto en blanco y no existan formas para canalizar la inconformidad ciudadana.

Al evento se presentaron organizaciones que promueven el voto en blanco, a las que originalmente invitaron y posteriormente “desinvitaron”, ante lo cual éstas manifestaron su inconformidad y entregaron propaganda para anular el voto.
Alejandro Páez, Crónica, 18 de junio.

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