La economía de México arrojará signos positivos de recuperación hasta el segundo trimestre del 2010.
Y será un resultado “más matemático” por la base tan baja de comparación anual, que por el esfuerzo interno de la economía.
Es la expectativa que tiene el economista en jefe de América Latina en Bank of America Securities-Merrill Lynch Research, Felipe Illanes.
En conversación con El Economista, observa que la recuperación del PIB mexicano tiene que ver con las señales que pueda emitir el Congreso para garantizar que, en el mediano plazo, México pueda generar retornos al mercado.
Advierte de entrada que “si se logra sensibilizar a los legisladores” de que tendrán que plantearse reformas de calidad, sí habría espacio para estimar una recuperación mayor.
Otro tipo de reformas, que no tengan un peso importante en la producción nacional o que no limiten la exposición de la economía a los vaivenes externos, mantendrían al país a la espera de que se reactive la demanda en Estados Unidos.
“Se trata de hacer una estructura de economía favorable, que motive a la competencia y, por lo mismo, genere mayor inversión. Uno piensa en precios de energía, de tener la oportunidad de invertir más, al haber más participación de empresas en el sector o de flexibilizar al mercado laboral. Son cosas que han estado en la agenda por años y sería positivo seguir avanzando en esta dirección”, observa.
Ánimos bajo presión
El diagnóstico para el corto plazo a nivel mundial es de ánimos y confianza “en cierta presión”.
Prevé que la producción industrial en Estados Unidos se recuperará de una base “muy muy baja” y que se mantendrá en deterioro la construcción y vivienda de aquel país, además, que la economía mundial ha entrado en una “depresión más profunda”, la cual ahora incluye a los países de Asia.
De ahí la relevancia que tendría, según él, que México consiga generar alguna certidumbre.
Illanes fue el primero de los analistas internacionales en advertir de la recesión mexicana, desde noviembre. Advirtió entonces del debilitamiento en que se mantuvo la industria en todo el 2008, que según él, “ya estaba afectando al empleo”... Y acertó.
Y será un resultado “más matemático” por la base tan baja de comparación anual, que por el esfuerzo interno de la economía.
Es la expectativa que tiene el economista en jefe de América Latina en Bank of America Securities-Merrill Lynch Research, Felipe Illanes.
En conversación con El Economista, observa que la recuperación del PIB mexicano tiene que ver con las señales que pueda emitir el Congreso para garantizar que, en el mediano plazo, México pueda generar retornos al mercado.
Advierte de entrada que “si se logra sensibilizar a los legisladores” de que tendrán que plantearse reformas de calidad, sí habría espacio para estimar una recuperación mayor.
Otro tipo de reformas, que no tengan un peso importante en la producción nacional o que no limiten la exposición de la economía a los vaivenes externos, mantendrían al país a la espera de que se reactive la demanda en Estados Unidos.
“Se trata de hacer una estructura de economía favorable, que motive a la competencia y, por lo mismo, genere mayor inversión. Uno piensa en precios de energía, de tener la oportunidad de invertir más, al haber más participación de empresas en el sector o de flexibilizar al mercado laboral. Son cosas que han estado en la agenda por años y sería positivo seguir avanzando en esta dirección”, observa.
Ánimos bajo presión
El diagnóstico para el corto plazo a nivel mundial es de ánimos y confianza “en cierta presión”.
Prevé que la producción industrial en Estados Unidos se recuperará de una base “muy muy baja” y que se mantendrá en deterioro la construcción y vivienda de aquel país, además, que la economía mundial ha entrado en una “depresión más profunda”, la cual ahora incluye a los países de Asia.
De ahí la relevancia que tendría, según él, que México consiga generar alguna certidumbre.
Illanes fue el primero de los analistas internacionales en advertir de la recesión mexicana, desde noviembre. Advirtió entonces del debilitamiento en que se mantuvo la industria en todo el 2008, que según él, “ya estaba afectando al empleo”... Y acertó.
Yolanda Morales, El Economista, 2 de junio.
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