Los Mandatarios, que representan a todos los países integrantes de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), se reúnen en la ciudad de Bariloche, Argentina, en una Cumbre extraordinaria convocada especialmente para hallar una solución a este conflicto que amenaza la estabilidad regional.
La tensión se originó cuando el Presidente colombiano, Álvaro Uribe, anunció un acuerdo con su colega estadounidense, Barack Obama, para permitir a militares de la nación norteamericana el uso de siete bases con el declarado propósito de colaborar en la lucha contra el narcotráfico y contra la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
A excepción del peruano Alan García, también aliado de Washington, los otros Mandatarios regionales rechazaron con mayor o menor énfasis retórico la presencia militar estadounidense y exigieron la suspensión de la medida, aunque Uribe negó esa posibilidad.
"Es un debate complejo que aún no muestra signos de encaminarse. Porque Colombia no acepta cuestionamientos a su acuerdo con Washington, ni a su política militar, y menos aún dará marcha atrás en nada de eso", dijo una alta fuente de la Cancillería argentina.
El funcionario explicó que a la contraparte, los gobiernos sudamericanos, les desagrada sentir que Uribe entrega a los militares estadounidenses una plataforma que le permita alcanzar objetivos en toda la región, caracterizada por la abundancia de recursos naturales.
"El rol del Pentágono sigue igual que en la era Bush. El plan para el sur de las Américas es de largo plazo", analizó Khatchik Der Gougassian, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés.
"Sin pensar en una conspiración, la lógica del poder tiene racionalidad: América Latina tiene mucho potencial de crecimiento y recursos naturales", agregó el experto.
Para el académico, ese es el punto principal que preocupa al Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en los hechos el mayor articulador regional contra la decisión de Uribe, pese a que la retórica encendida haya quedado en manos del Mandatario venezolano, Hugo Chávez, quien inclusive congeló las relaciones con Colombia.
"¿Hasta dónde Brasil va a seguir manejando todo sin querer enojar a nadie o sin querer invertir un poco más en la Unasur y en el Consejo de Seguridad?", preguntó Der Gougassian.
Según la fuente de la Cancillería argentina, en los últimos días hubo infinidad de conversaciones entre Presidentes sudamericanos, y al menos una media docena de enviados especiales para hallar un preacuerdo satisfactorio para todos.
Hasta Obama, renuente a conversar este tema con la Unasur, mandó como emisario al subsecretario adjunto del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, Christopher McMullen, quien ayer culminó su gira en Buenos Aires tras visitar Chile, Uruguay y Brasil.
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