Comercial y cultural, la visita a Cuba del gobernador estadunidense Bill Richardson

La Habana, 26 de agosto. El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, está en Cuba en un viaje que su oficina describió como una misión comercial y cultural, pero que tiene un potencial perfil político de alto nivel debido a que el demócrata tiene un historial de negociador de conflictos y es un antiguo interlocutor estadunidense de la dirigencia cubana.

Richardson llegó el pasado lunes a La Habana, habló con el líder parlamentario Ricardo Alarcón y con el nuevo presidente de la Cámara de Comercio, Pedro Alvarez, ex presidente de la importadora de alimentos Alimport.

Aún reacio para hablar con la prensa sobre su visita, esta mañana recorrió el casco histórico de la ciudad, visitó la casa de Ernest Hemingway y tuvo tiempo para un chapuzón en la piscina del hotel Nacional, donde se hospeda. Su regreso a Estados Unidos está previsto para el viernes.

Aunque no hay constancia de su relación actual con Barack Obama, fue notorio el respaldo que Richardson le dio al entonces senador por Illinois durante la campaña electoral, a contrapelo de su antigua relación con Bill Clinton, en cuyo gabinete estuvo en dos ocasiones, como secretario de Energía y como embajador ante Naciones Unidas.

En cualquier caso, “será útil lo que diga a los cubanos y también las impresiones que traiga de Cuba para Obama”, dijo el investigador Phillip Peters, del Instituto Lexington.

Obama nombró a Richardson secretario de Comercio, pero el gobernador de Nuevo México declinó por una vieja causa judicial que pudo haber entorpecido su confirmación.

Aun si sólo fuera comercial y cultural, la gira de Richardson sería relevante. Aquí dijo que su estado quiere vender trigo, frijol, papas y manzanas a Cuba, sólo tres semanas después de que Alvarez, aún a la cabeza de Alimport, anunciara el cese de las importaciones de arroz, trigo y derivados de soya de Estados Unidos.

Alvarez se quejó de la tupida y estorbosa regulación y la falta de crédito en las operaciones con Estados Unidos, a pesar de que en los últimos siete años y medio la isla ha comprado en ese país unos 4 mil millones de dólares en alimentos, bajo una excepción legal al bloqueo económico.

Mientras, el National Hispanic Cultural Center de Albuquerque prepara una exposición de arte cubano contemporáneo con un centenar de obras de 40 artistas, que abrirá el 13 de septiembre y resultará un gesto emblemático del renacimiento del intercambio cultural entre los dos países, anulado en el gobierno de George W. Bush.

Richardson tiene una trayectoria de trouble shooter o el hombre experimentado en la solución de conflictos. Así ha cumplido misiones exitosas en Croacia, Burma, Irak, Corea del Norte, Sudán y el ex Zaire, hoy República Democrática del Congo.

También tiene historia en Cuba. En enero de 1996, como congresista por Nuevo México, habló aquí durante seis horas con Fidel Castro y logró la liberación de tres opositores presos. Richardson dijo entonces que no esperaba un cambio sustancial en las relaciones entre los dos países, pero sí un mayor diálogo.

El 24 de febrero siguiente Cuba derribó dos avionetas anticastristas y Bill Clinton aprobó el 12 de marzo la ley Helms-Burton, que endureció el bloqueo, lo que desembocó en una nueva etapa de tensión bilateral, que se prolongó durante todo el mandato de Bush.

Durante la última campaña presidencial Richardson no se manifestó en favor de cesar el bloqueo a Cuba, pero sí por un cambio en la política de Washington hacia la isla, por ejemplo la liberación de viajes y remesas de los cubanos residentes en Estados Unidos, como la anunciada por Obama en abril.
Gerardo Arreola, La Jornada, 27 de agosto.

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