El mandatario colombiano, Álvaro Uribe, tuvo que defenderse de críticas de sus colegas en el hemisferio por permitir que Estados Unidos utilice siete bases militares en territorio colombiano.
“No nos engañemos, ustedes no van a poder controlar a los estadunidenses”, dijo su par ecuatoriano, Rafael Correa, quien sostuvo que su país ya tuvo esta experiencia cuando Estados Unidos hacía uso de la base de Manta.
Asimismo se citó a una reunión de cancilleres en la primera quincena de septiembre, para diseñar “medidas de fomento en materia de confianza y seguridad” y avanzar en “una estrategia sudamericana de lucha contra el narcotráfico”, y convocar al Consejo de Defensa de la Unasur para analizar la estrategia militar de Estados Unidos en la región.
Al inaugurar la cumbre en un hotel de San Carlos de Bariloche, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sostuvo que se iba a fijar una doctrina sobre como “la Unasur va a tratar la instalación de bases de un país que no forme parte de la América del Sur en cualquiera de nuestros territorios”, en referencia a la presencia Estados Unidos en Colombia.
Recordó la experiencia local en las islas Malvinas de Argentina, donde “están instaladas en forma unilateral, por la fuerza, bases de una potencia ni siquiera extrasudamericana, sino extracontinental”.
Agregó que su país no es ajeno a los temas que se iban a tratar, pero que no se iba a hacer alarde de victimización, y que no se necesitaban “discursos altisonantes que sirvan para el ocultamiento de los hechos que tenemos que analizar aquí (….) esta alteración en nuestra América del Sur debe ser abordada con mucha responsabilidad histórica”.
Fernández comentó un pedido que le hizo llegar el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, para que trasmitiera a sus colegas que tuviesen “pronunciamientos similares a los adoptados por Estados Unidos de cancelar visas y cuestiones comerciales a los sectores que dieron el golpe” en su país.
Durante la reunión, el presidente venezolano Hugo Chávez sostuvo que “las bases militares son la estrategia de la dominación global de Estados Unidos y su “verdadero interés es expandir su dominio y no ayudar a Colombia a combatir el narcoterrorismo”.
Chávez presentó el documento titulado “Estrategia global de bases de apoyo”, incluido en el Libro Blanco del Comando Sur con diapositivas. Allí se revela que Estados Unidos propone bases como las que se instalaron en Colombia y que fueron el motivo de esta reunión de emergencia.
Esas y otras bases “facilitan la movilidad” de tropas y equipos de Estados Unidos, con un peligroso alcance de control regional. Es un plan de avance regional, donde una de las bases que se instala en Colombia en la frontera con Venezuela, la de Palanqueros, tendrá aviones de la más avanzada tecnología de guerra cuyo alcance abarca a toda la región.
Ante esta situación, Correa solicitó que el Consejo de Defensa de la Unasur analice las implicaciones que esto tiene y que se prepare un documento para pedirle luego una “reunión urgente” al presidente Barack Obama.
Correa hizo quizás la más acabada presentación para demostrar por qué no debían instalarse bases estadunidenses en Latinoamérica, un informe completo con pruebas, cifras y argumentos sólidos.
“Ecuador tuvo una base militar de Estados Unidos en Manta. Nos nos engañemos: no hay cómo controlar lo que los estadunidenses hagan en las bases que le cederá Colombia. ¿Quién va a controlar a los estadunidenses?”, dijo el mandatario en rueda de prensa.
Para Correa “no es posible verificar si un avión que opera en una base es usado para vigilar a narcotraficantes o para interferir las comunicaciones o los radares de otros países de la región. Tuvimos esa experiencia en Ecuador y no seamos ilusos con eso”.
Desde el estallido de la crisis diplomática por el acuerdo entre Bogotá y Washington, el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, ha insistido en que se expidan garantías jurídicas que las tropas no serán utilizadas para operaciones fuera de Colombia.
En la visión de Correa, el hecho de que países firmen un acuerdo no significa que en un determinado momento éste sea roto, y por lo tanto para que las garantías sean verosímiles es necesario que la región fortalezca la confianza mutua entre los países.
La decisión de Estados Unidos de no acatar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) durante la guerra de las Malvinas, en 1982, y apoyar a Gran Bretaña contra Argentina, dijo el presidente Correa, es el ejemplo claro de que “los países firman acuerdos y después los rompen según su conveniencia”.
Para Ecuador “no queda otra salida que confiar en la Unasur. El Consejo de Defensa hará un examen de la situación y nosotros veremos más adelante. Esperamos que eso nos permita normalizar las relaciones entre los gobiernos de Ecuador y Colombia”.
Correa recordó que en las discusiones en la cumbre “el presidente Uribe pidió que lo ayudemos a cumplir sus compromisos, y si es para el bien de la región recibirá toda nuestra ayuda”.
La presidenta de Argentina consideró que el narcotráfico y el terrorismo se combaten con operaciones de “inteligencia y contrainteligencia” y “no con bases militares”, que están más relacionadas con “guerras convencionales”.
También tomó en cuenta el tema del documento presentado por Chávez y dijo que “las bases militares tienen más que ver con operaciones de guerras convencionales que con dispositivos para la lucha contra el narcotráfico”.
Los tres mandatarios pidieron al presidente colombiano Álvaro Uribe que “dé a conocer con toda exactitud el convenio que ha firmado con Estados Unidos”.
Uribe defendió el acuerdo con Estados Unidos y terminó confesando que ya estaba cerrado, con lo cual daba como hecho consumado la instalación de las bases, que describió como “una ayuda práctica y eficaz” en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.
Correa relató como las tropas de Estados Unidos en la base militar de Manta, que ordenó desmantelar en su país, mandaban a las fuerzas de seguridad locales. Lo mismo comentó el presidente de Bolivia Evo Morales, cuya posición fue muy precisa: prohibir la presencia de bases militares extranjeras en América Latina.
Correa y Morales demostraron que la presencia en la región de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, no solamente no había mejorado la lucha contra el tráfico de drogas sino que incluso éste se había incrementado.
El mandatario ecuatoriano le recordó a Uribe cómo se descubrió que soldados estadunidenses llevaban drogas y dio cifras que demostraron que las fuerzas locales habían sido más eficientes.
Por primera vez en una cumbre de la Unasur se trataron estos temas de fondo, lo que mostró las diferencias y la decisión de la mayoría de no permitir provocaciones de ruptura de este mecanismo.
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