“Le hemos pedido a nuestro embajador en la OEA (Luis Alfonso Hoyos) que lleve este tema al consejo”, declaró ayer Bermúdez desde Santiago de Chile, donde cumple una visita oficial.
Recordó que su gobierno, en un comunicado emitido en forma paralela desde Bogotá, rechazó las expresiones de Chávez, que el domingo afirmó que Álvaro Uribe se fijó como tarea “impedir que el chavismo llegue a Colombia”.
“El gobierno nacional repelerá todas las acciones del proyecto expansionista en Colombia ratificado por el presidente Hugo Chávez. De ninguna manera se puede tolerar que se insulte a los colombianos de bien”, afirma el mensaje oficial.
No se sabe qué parte del discurso cayó peor en los círculos de Uribe: si las amenazas a los empresarios colombianos que invierten en Venezuela de revisar el origen de sus ingresos porque pueden ser “de dudosa procedencia”; la reiterada alusión a un narco-Estado o el segundo llamado en menos de una semana a buscar aliados en suelo colombiano para expandir su mensaje de “unión” bolivariana y el retorno a la Gran Colombia. Antes, el 16 de agosto, Chávez publicó un desplegado en el diario El Tiempo dirigido a los embajadores de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), repleto de alusiones a la Gran Colombia y llamando a la unidad de los “pueblos hermanos”.
A esto se suma el agitado ambiente político interno, a la espera de que la cámara baja vote un proyecto para llamar a un referendo por el cual Álvaro Uribe podría lanzarse a la tercera presidencia.
En este punto juega un papel clave el Polo Democrático que junto con el partido Liberal lideran la oposición a la reelección; un proceso plagado de críticas al ejecutivo al que se acusa de una millonaria compra de votos hasta por 110 millones de dólares. Hace dos semanas, miembros del Polo y el ex presidente liberal Ernesto Samper visitaron a Chávez en Caracas para buscar una mejora en las relaciones con Colombia, un hecho calificado por el ministro del Interior colombiano, Fabio Valencia, como diplomacia paralela no autorizada.
Lo que queda flotando en el aire es si el apoyo de Chávez al Polo puede llevar a ese grupo a un desastre en los comicios parlamentarios y generales de 2010. Esto porque ha sido una constante para Uribe, que ante cada agresión de Chávez se disparan los índices de popularidad a su favor.
Un hecho que también sirve como forma de presión para que la Cámara de Representantes apruebe el referendo.
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