La pérdida de posibles votos en el uribismo no sólo obedece a los errores de campaña, ni a la imposibilidad de que los partidos que respondieron al actual presidente vayan todos bajo una misma candidatura, sino que es el resultado del agotamiento de una forma de gobernar que caracterizó los ocho años de Uribe.
“Tenemos dos candidatos que piensan muy similar sobre los grandes temas del país, que no cuestionan el modelo de Uribe, que proponen matices semejantes y que sólo se diferencian en sus estilos personales y en que uno es oficialista y el otro no, con lo cual lo único que puede volcar es lo que cada uno representa a título personal”, según la opinión del analista Hernando Gómez Buendía. “Aquí las FARC son la expresión de que todo se vale contra la pobreza y Santos es la expresión de que todo se vale contra la inseguridad, en cambio Mockus siempre dijo y dice que ‘no todo vale y que el fin no justifica los medios’, de ahí su ascensión y de ahí la situación por la que atraviesa el uribismo”, explica Gómez Buendía.
Tal vez por eso, en los últimos días Santos buscó que el prestigio de Uribe jugase más en su favor, evitando las declaraciones subidas de tono y de que no siga salpicándolo alguno de los escándalos como las escuchas telefónicas o la parapolítica. No logró evitar, aunque sí atenuarlo; el otro escándalo, más dantesco, de “los falsos positivos”, los civiles muertos acribillados y hechos pasar por guerrilleros.
En tanto, Mockus hizo un soberbio uso de las nuevas tecnologías. Facebook (donde se convirtió en el sexto político en el mundo con más entradas), Twitter y hasta una radio “Honda Verde”, llegaron hasta el último rincón del país, demuestran que su propuesta de un cambio de estilo encontró eco en un público cuya franja promedio va de los 20 a los 35 años.
En ese contexto, todo indica que tanto Santos como Mockus pasarán a la segunda vuelta, el próximo 20 de junio.
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