La pobreza de las campañas políticas y la falta de resultados de las propuestas partidistas acabarán de irritar a un electorado que tiene muchos motivos para estar enojado, por lo que no se puede descartar el surgimiento de un “nuevo abstencionismo”, más vinculado a un mensaje de rechazo y hartazgo, que lleve a miles de ciudadanos a anular su voto en la urna, que a una posición de indiferencia, afirmaron especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Expertos en ciencia política y sicología social advirtieron que el sistema político y comicial debe estar preparado para enfrentar una ciudadanía que “no reaccione conforme a lo esperado”. Lo más grave, indicaron, sería que “la clase política y la estructura partidista en general no entienda o haga oídos sordos a un claro mensaje social de repudio y desconfianza a esta forma de hacer política”.
Aseguraron que si bien “no se debe caer en una sanción social contra el abstencionismo, pues es una libertad del ciudadano, sí debemos reconocer que enfrentaremos un escenario muy desalentador si se confirma una elevada tasa de ciudadanos que no acudan a las urnas, porque gobernaría la minoría más grande”.
Manuel González Navarro, catedrático de la UAM-Iztapalapa y especialista en sicología social, afirmó que “más allá del abstencionismo, podemos esperar una nueva forma de participación que, sin duda, puede incluir no acudir a las urnas o asistir para anular el voto, porque se está dando como un hecho que ante un contexto de crisis el ciudadano no participa, y esto no es así; frente a un escenario de desconfianza, incertidumbre y falta de claridad en el rumbo político, las personas tienden a reflexionar y replantearse su realidad social”.
El investigador y ex presidente de la Asociación Mexicana en Sicología Social agregó que los “mecanismos de reacción quizá pueden parecer negativos para los actores políticos, pero para el ciudadano es una forma de expresión que hace más evidente que sí está conceptualizando su realidad y no podemos creer que aquellos que se sienten molestos con lo que ocurre en el país simplemente se quedarán a esperar. Por el contrario, podemos prever nuevas formas de participación, aunque esto pueda incluir el abstencionismo o la anulación del voto”.
Al respecto, Manuel Larrosa Haro, coordinador de la licenciatura en ciencia política de la UAM-Iztapalapa y responsable del centro de estadística y documentación electoral de esa casa de estudios, destacó que el fenómeno del abstencionismo suele “interesar sólo en momentos de coyuntura político-partidista, pero en realidad sabemos muy poco del ciudadano que no acude a las urnas, y a esto se suma que ahora podemos enfrentar una nueva práctica que sirva para enviar un claro mensaje de rechazo a partidos e instituciones electorales”.
La jornada del 5 de julio, indicó, también pondrá nuevamente a prueba a las instituciones que organizan los comicios, lo que hará aún más evidente la necesidad de realizar una urgente reforma electoral para “resolver los graves problemas que no quedaron resueltos con la ley aprobada en 2007”.
Expertos en ciencia política y sicología social advirtieron que el sistema político y comicial debe estar preparado para enfrentar una ciudadanía que “no reaccione conforme a lo esperado”. Lo más grave, indicaron, sería que “la clase política y la estructura partidista en general no entienda o haga oídos sordos a un claro mensaje social de repudio y desconfianza a esta forma de hacer política”.
Aseguraron que si bien “no se debe caer en una sanción social contra el abstencionismo, pues es una libertad del ciudadano, sí debemos reconocer que enfrentaremos un escenario muy desalentador si se confirma una elevada tasa de ciudadanos que no acudan a las urnas, porque gobernaría la minoría más grande”.
Manuel González Navarro, catedrático de la UAM-Iztapalapa y especialista en sicología social, afirmó que “más allá del abstencionismo, podemos esperar una nueva forma de participación que, sin duda, puede incluir no acudir a las urnas o asistir para anular el voto, porque se está dando como un hecho que ante un contexto de crisis el ciudadano no participa, y esto no es así; frente a un escenario de desconfianza, incertidumbre y falta de claridad en el rumbo político, las personas tienden a reflexionar y replantearse su realidad social”.
El investigador y ex presidente de la Asociación Mexicana en Sicología Social agregó que los “mecanismos de reacción quizá pueden parecer negativos para los actores políticos, pero para el ciudadano es una forma de expresión que hace más evidente que sí está conceptualizando su realidad y no podemos creer que aquellos que se sienten molestos con lo que ocurre en el país simplemente se quedarán a esperar. Por el contrario, podemos prever nuevas formas de participación, aunque esto pueda incluir el abstencionismo o la anulación del voto”.
Al respecto, Manuel Larrosa Haro, coordinador de la licenciatura en ciencia política de la UAM-Iztapalapa y responsable del centro de estadística y documentación electoral de esa casa de estudios, destacó que el fenómeno del abstencionismo suele “interesar sólo en momentos de coyuntura político-partidista, pero en realidad sabemos muy poco del ciudadano que no acude a las urnas, y a esto se suma que ahora podemos enfrentar una nueva práctica que sirva para enviar un claro mensaje de rechazo a partidos e instituciones electorales”.
La jornada del 5 de julio, indicó, también pondrá nuevamente a prueba a las instituciones que organizan los comicios, lo que hará aún más evidente la necesidad de realizar una urgente reforma electoral para “resolver los graves problemas que no quedaron resueltos con la ley aprobada en 2007”.
Laura Poy Solano, La Jornada, 22 de mayo.
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