Algunas expectativas eras mayores. Habían firmado la convocatoria a nombre de 19 organismos antes no conocidos. Ayer se sumaron otros 23. En total, según sus datos, quedarán registrados 42 representantes, de 12 entidades de la República, como los fundadores del nuevo movimiento. Y sólo ellos pudieron votar.
No llegaron allí muchos personajes. Denise Dresser abrió, para arrancar el mayor de los aplausos, al definir que ése es “el gran movimiento nacional por la anulación del voto”.
Aparte llegaron como líderes de nuevos organismos emergentes, ahora promotores del voto nulo, Purificación Carpinteyro, ex subsecretaria de Comunicaciones y Transportes; Alejandro Calvillo, ex director de Greenpeace; Marco Rascón, ex Superbarrio; Mateo Lejarza, ex dirigente del sindicato de telefonistas; Carolina Vázquez y Primitivo Rodríguez, ex promotores del voto de los mexicanos en el extranjero…
Lo apabullante en la asamblea fue la cantidad mayoritaria de jóvenes y mujeres que se presentaron para apoyar a sus representantes, otros a observar, unos más a proponer o simplemente para aportar. Pero todos a expresar, con distintas palabras, que están hartos de los partidos.
En cadenita hablaron 45 durante la mañana y a pesar de la inexperiencia que mostraron fueron muy claros en apoyar los puntos de la agenda común que se les propuso en un texto especial y en rechazar los que no les gustaron, como el tema de la reelección. En eso vencieron.
A eso iban, según la convocatoria. A preparar la lista de exigencias que harán a los partidos desde hoy, más enfáticamente el mismo 5 de julio y después de los comicios insistirán hasta que se aprueben. Lo prometieron.
Hasta la asamblea, el movimiento no tenía liderazgos notables, aparte de los investigadores académicos que se han vinculado, como Denise y José Antonio Crespo. Mas, desde ayer surgieron, tras votación mayoritaria, los tres que moderaron y seguramente serán sus voceros de hecho: Sergio Aguayo, Elisa de Anda y Carlos Páez.
Sí fue una asamblea distinta a otras de opositores. Predominaba la novatez en los oradores. Lo emergente se notó también en la mayoría de los nombres de las 42 organizaciones registradas: Anulo mi voto, Esperanza Marchita, Los anulistos, Tache a Todos, Vota X Papanatas, Yo voto por quien quiera y hasta Movimiento Ciudadano Dejemos de Hacernos Pendejos.
Tampoco hubo incidentes ni gritos ni desorden. En algún momento apareció un activista del movimiento de Andrés Manuel López Obrador repartiendo un volante acusatorio: “El voto nulo lo promueve la CIA”. Y, el ambiente era tan relajado que hasta pudo subir a la tribuna a entregárselo a los moderadores y salir campechanamente. “Soy Guillermo Reyes García, trabajador universitario y apoyador del presidente legítimo”, se ufanaba ante los reporteros al alejarse con un tambache de volantes que le sobraron.
La agenda mínima a la que aspiraban se logró antes de la comida. Aguayo, a nombre de los moderadores propuso tres ejes temáticos, a reserva dijo que en la siguiente asamblea nacional se amplíen. Le aceptaron dos (Democracia participativa y reducción de financiamiento a los partidos), le rechazaron el tema de la reelección y le agregaron otros dos (transparencia y rendición de cuentas y candidaturas ciudadanas).
Las acciones inmediatas ya no fueron discutidas por todos en la tarde, porque del total sólo quedaban unas 60 personas. Por eso serán sólo recomendaciones. Promover acciones públicas el 5 de julio, como mítines y quema de propaganda en plazas mayores de la Ciudad de México y Guadalajara. También llamar, mediante cadenas electrónicas y teléfonos celulares a que se anule el voto —porque eso no es propaganda a favor de partidos como lo prohíbe la ley—. Así fue la fundación de un nuevo movimiento.
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