La última encuesta de la consultora de Napoleón Franco, conocida el sábado pasado, muestra a ambos postulantes en un virtual empate técnico. Santos, con 35% de la intención de votos, y a Mockus con 34%, aunque las previsiones del estudio ante una virtual segunda vuelta, dejan a ex ministro de Defensa “lejos de poder vencer en la contienda”.
“En 12 días comenzamos a experimentar que las alertas funcionaron y que hicimos los cambios a tiempo”, explica a EL UNIVERSAL uno de los conspicuos miembros del equipo de campaña de Santos, quien dejó sus funciones para desempañarse en una posición de mayor responsabilidad en el armado de la estrategia electoral.
Un nuevo asesor de imagen, el siempre polémico experto en marketing Juan José Rendón —considerado “un maestro en guerra sucia”, según políticos de distintos países de la región—, la apelación constante a la figura de Uribe (con frases como la de “nuestro líder no puede hablar, hablemos nosotros por él”), son algunas de las herramientas que el oficialismo utilizó en las últimas dos semanas para achicar distancias.
“Mockus parece haber tocado el techo, por dos de sus fallas más comentados en los debates televisivos”, explica la analista Maria Jimena Duzán, para quien “el peor enemigo de Juan Manuel Santos es el propio Santos”.
El factor mariguana
De los debates televisados, a los encuestados le quedó picando la idea de que Mockus no era católico sino agnóstico y de que es proclive a la extradición de Uribe, si éste fuera reclamado por algún tribunal internacional por presunta violación a los derechos humanos, según voceros de Franco, quienes destacan como otro elemento para el repunte de Santos “el haber admitido que alguna vez probó la mariguana”
Pero en el cuartel general de Mockus no se quedan atrás. “Hay que seguir fortaleciendo las propuestas de un nuevo modelo de gobierno con combate a la corrupción y mayor atención en lo social, que fue los que nos llevó a este lugar”, aseguran. “Más allá de la remontada de Santos, aquí lo que existe es un hartazgo a ciertos atropellos del poder y a llevar adelante las cosas sin importar mucho las formas ni las leyes. Es desde allí y desde su propuesta donde se sustenta la propuesta de Mockus”, explica la analista Cecilia Orozco.
Para Duzán, Santos no podrá repetir los altos porcentajes de popularidad de Uribe, preocupado ante el peligro de que su poder se esfume con su salida del Palacio de Nariño, el 7 de agosto.
“Esas mayorías con las que gobernó el uribismo no son transferibles a Santos, porque sólo existieron para convertir un estado de opinión en estos años. Muchos que conformaban esa mayoría dicen que votarán por Mockus, porque están castigando el abuso de poder y los escándalos de estos años”, dice Duzán.
Por lo pronto el primer objetivo de Santos está cumplido: enderezar una campaña que estaba enfilada al desbarrancadero. Para la hipotética segunda vuelta, la idea en el oficialismo es “hacer jugar a los aparatos políticos del interior del país y a la inmensa maquinaria política del uribismo”. Para Alfredo Rangel, de la Fundación Seguridad y Democracia, para tener oportunidad de suceder a Uribe “Santos debe convencer a muchos uribistas de que todo lo hecho por la Fuerza Pública para combatir a las FARC y al terrorismo fue hecho dentro de la legalidad”.
Y es que el escándalo de la parapolítica, más de medio centenar de legisladores oficialistas elegidos con aportes del paramilitarismo, la compra de votos para conseguir la reelección de Uribe en 2006 y los “falsos positivos” —el fusilamiento de jóvenes hechos pasar como guerrilleros—, son los temas que podrían disparar los votos para Mockus.
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