FLAVIO GALVÁN RENUNCIA A LA PRESIDENCIA DEL TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN.

El miércoles 8 de agosto comenzó a circular la información. Flavio Galván, presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife), presentó su renuncia, aparentemente por motivos de salud. Al día siguiente se sabría que no fue así; fue sorprendido en un presunto acto de corrupción que también implicaba a Norma Inés Aguilar, su coordinadora de asesores. Los hechos cobran relevancia, toda vez que el pleno del Tribunal fue relevado en el mes de octubre, además de su función esencial como juez calificador de los procesos electorales. El lugar del magistrado Galván fue ocupado por María del Carmen Alanís. A continuación, 73 comentarios al respecto, sistematizados de la siguiente manera:
a) Quince comentarios se refieren a los rumores sobre la renuncia de Flavio Galván.
b) Tres comentarios hacen mención a una posible relación entre la renuncia del Magistrado Galván y las elecciones en Baja California, que se llevaron a cabo el domingo 5 de agosto, es decir, tres días antes de que comenzaran a conocerse los hechos.
c) Diez comentarios giran en torno a la investigación sobre los hechos.
d) Siete comentarios hacen mención al papel de Norma Inés Aguilar en los hechos que se han dado a conocer a través de los medios.
e) El nombramiento de María del Carmen Alanís como nueva Presidenta del Tribunal fue objeto de 16 comentarios.
f) Cinco comentarios se refieren a la relación entre el Tribunal Electoral y el Instituto Federal Electoral, así como entre sus directivos.
g) La transparencia en entredicho al interior del Tribunal fue tema de seis comentarios, mientras que otros seis hacen mención de los magistrados, no sólo en este hecho, sino también en cuanto a los salarios que cobran.
h) Finalmente, cinco comentarios se refieren a las implicaciones de la renuncia de Galván en las futuras actividades, tanto del Tribunal como de los magistrados.

Los rumores sobre la renuncia de Galván.
En el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se comenta que la renuncia de Flavio Galván, a la presidencia del organismo, se debe a que realizaron auditorías muy estrictas y salió a relucir una serie de irregularidades administrativas, que merecen llevar a cabo toda una investigación y no aceptar que "se va por problemas intestinales y de circulación”
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 8 de agosto.

Pues dirán lo que quieran, pero al doctor Flavio Galván Rivera, quien sorpresivamente renunció, "por motivos de salud", a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, no se le veía nada malito, señalan los suspicaces. Pues es que le empezaron a dar "retortijones" cuando se enteró que Jorge Hank, a quien el mencionado tribunal le restituyó la candidatura, perdió, reviran sus admiradores. ¡Con esos para qué quiere enemigos el doctor!
Luis Soto, “Agenda confidencial”, El Financiero, 8 de agosto.

Algo poco claro está ocurriendo en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En una suerte de albazo, la madrugada de ayer el pleno del máximo órgano electoral del país sesionó a puerta cerrada para conocer que su magistrado presidente, Flavio Galván Rivera, presentó su renuncia al cargo —por motivos de salud— y en la misma sesión fue designada por unanimidad como presidenta la magistrada María del Carmen Alanís Figueroa.
La renuncia y el relevo del presidente del TEPJF no debía tener nada de extraño, si no fuera por una combinación de acontecimientos poco claros en la forma y el fondo, además de que se produce a horas de concluida la votación de un controvertido proceso electoral como el de Baja California —que al final mostró un rostro de negociación, ya que amenazaba con llegar precisamente al TEPJF, pero al parecer el PRI decidió recular—; de que distintos actores políticos como el PRI y el PRD condicionaron la reforma fiscal a una reforma electoral —y con ello la desaparición del IFE—, y porque los antecedentes de la nueva presidenta del Tribunal la vinculan con la familia presidencial
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de agosto.

CERO Y VAN DOS renuncias sospechosas a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
SIGUIENDO el camino de Eloy Fuentes, Flavio Galván dejó de ser cabeza de ese organismo "por motivos personales", pero -eso sí- manteniendo su puesto y su jugosísimo salario como magistrado.
LO MÁS RARO es que detrás de ambas renuncias por asuntos privados se han asomado acusaciones de irregularidades públicas.
¿A POCO la flamante presidenta María del Carmen Alanís va a aplicar la fórmula del borrón y cuenta nueva? Es pregunta.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 8 de agosto.

La renuncia de Flavio Galván a la presidencia del tribunal federal electoral traerá cola.
Dijo que se iba por enfermedad, pero sigue como magistrado.
Lo sustituye María del Carmen Alanís, cuestionada al llegar al tribunal, por su amistad con Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón.
Y queda por investigar la compra de un edificio que hizo Galván, que dicen que no fue una operación muy clara.
Pepe Grillo, Crónica, 9 de agosto.

Y en efecto, son muchas las irregularidades en las que habrían incurrido los magistrados del TEPJF al procesar el cambio de su presidente, ya que según información periodística —confirmada por el Consejo de la Judicatura—, son muchos los indicios de que el magistrado ex presidente, Flavio Galván Rivera, no habría dejado el cargo por motivos de salud, sino por otras causas, entre ellas de carácter político, además de que, en efecto, la Judicatura sí realiza una investigación a la gestión del hoy ex presidente del Tribunal Electoral.
Y se pudiera argumentar en cualquier sentido respecto de la renuncia de Flavio Galván Rivera a la presidencia del TEPJF, y el nombramiento en el mismo cargo de la señora María del Carmen Alanís —se podría decir que se trató de una renuncia por motivos de salud, que se debió a la investigación que realiza la Judicatura o que hasta por motivos políticos, o por lo que se quiera—, pero lo cierto es que alguien falta a la verdad en el TEPJF. Y ese, el del engaño a la sociedad, es el problema de fondo, porque el máximo tribunal electoral mexicano —igual que el IFE—, no puede estar bajo la sospecha ciudadana, ya que se trata de la instancia federal con la mayor responsabilidad electoral, como la de realizar el cómputo de la elección presidencial, y de resolver impugnaciones en elecciones federales, estatales y locales
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 9 de agosto.

¿De veras fue por motivos de salud que el presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Flavio Galván, renunció al cargo pero, curiosamente, se sigue desempeñando como magistrado? ¿De veras fue eso o detrás de la dimisión está la investigación sobre presuntas irregularidades en la compra de un edificio, así como malos manejos administrativos? ¿De veras nada tuvo que ver que la nueva presidenta, María del Carmen Alanís, sea una de las mejores amigas de Margarita Zavala de Calderón? Se impondría una investigación a fondo, pero últimamente nos hemos convertido en especialistas del encubrimiento…
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 9 de agosto.

Por cierto, que nos comentan que el discurso que pronunció el presidente saliente del TRIFE, Flavio Galván, a quien sí investigan por varias irregularidades en la compra de un edificio, no tiene desperdicio, al grado que bien pudo haber sido pronunciado por la argentina, Evita Perón. Pues habla de que la “patria es primero”, y que ésta sólo se construye con honestidad, capacidad y dignidad, “valores que aprendió en el surco, no en el que se pueda imaginar en la literatura sino en el real de los ejidos de Milpa Alta, en donde puede sembrar la semilla del campo y cosechar triunfo”. El magistrado sólo duró nueve meses en la Presidencia del Tribunal.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 10 de agosto.

Exhibido públicamente a que su renuncia a la presidencia del Trife obedecía al mal manejo en la compra frustrada de un nuevo edificio para el órgano judicial electoral, Galván respondió este miércoles que “cuando caiga será como los árboles, de pie, con la dignidad y honestidad inquebrantable”, subrayando que no fue por corruptelas su salida, sino por razones de salud, aunque dejó sin explicar, empero, cómo ese estado vulnerable que adujo, no le impedirá seguir como magistrado hasta el 2016. La nueva presidenta, Alanís, elogió a Galván y pidió hacer del Trife “un ejemplo de transparencia, de uso eficaz, eficiente de los recursos públicos”.
Qué asco de retórica. Sus palabras no pueden ocultar los hechos. El Consejo de la Judicatura está investigando la frustrada compra de un nuevo inmueble para el Trife, cuya responsabilidad administrativa recaía en Galván, pero él aseguró rápidamente que estaba limpio. Los magistrados, que saben la verdad, se escondieron de la prensa y prefirieron callar
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

AHORA que el magistrado Flavio Galván dejó la presidencia del Trife en medio de acusaciones relacionadas con la compra de un edificio, hubo quienes se acordaron de que algo similar ocurrió con uno de sus cercanos colaboradores, Rodolfo Terrazas.
CUANDO Terrazas era magistrado del Tribunal Electoral del DF, él y sus ex compañeros fueron duramente cuestionados por comprar en más de 100 millones de pesos el edificio sede de esa institución. Y PARA NADIE es un secreto que Terrazas es parte del equipo de Galván, quien se lo llevó al Trife como director del Centro de Capacitación Judicial Electoral.
¡QUÉ COINCIDENCIAS tiene la vida en los tribunales!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 10 de agosto.

Resulta interesante que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación diera a conocer el acta de sesión privada en la que Flavio Galván Rivera presentó su renuncia, sin que en ella se incluyeran los detalles de la discusión o los posicionamientos de los seis magistrados que aceptaron la dimisión
“Bajo reserva”, El Universal, 12 de agosto.

Realmente enfermo, pero de esclerosis política, por no presentar licencia mientras se investiga un caso de presunta corrupción, el magistrado Flavio Galván daña con su permanencia al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación…
Juan Arvizu, “Vitral Político”, El Gráfico, 13 de agosto.

Ya el prestigio del TEPJF estaba menguado en lo político por la polémica calificación de los comicios presidenciales de 2006 y en lo administrativo por otra extraña renuncia, la de Eloy Fuentes, en 2005. Mi personal impresión de Flavio Galván es buena, pero difícilmente podrá evadir su responsabilidad en la presunta corrupción de su colaboradora, a quien también se le señala por haber favorecido con millonarios contratos al despacho de un familiar cercano.
El control de daños intentado por el TEPJF fue lamentable: insistió en una elección unánime de su nueva presidenta, que formalmente fue así, pero en realidad siguió a un intenso cabildeo de otros magistrados que deseaban la presidencia, lo cual motivó una votación inicial dividida, aun cuando se formalizó como unánime. Esa división está dificultando la presidencia de María del Carmen Alanís Figueroa en el tribunal, donde es fama que algunos magistrados privilegian caprichos y frivolidades por encima de los intereses institucionales. Mucho habría ayudado que, a semejanza de otros órganos colegiados, la elección se hubiera efectuado en sesión pública.
Eduardo Huchim, Reforma, 14 de agosto.

Tampoco fue la renuncia por razones de salud, aunque Galván sí las invocó, sino por la presión por no haber pedido la renuncia de Aguilar, cuyo esposo había pedido una comisión de 5 millones de pesos a la dueña de un edificio a donde quería el presidente del TEPJF cambiar el órgano electoral, que resultó ser tía de otro magistrado, Salvador Nava Gomar. Galván y Aguilar difícilmente saldrán con responsabilidades judiciales del presunto acto de corrupción. En primer lugar, porque el acto de soborno no lo realizaron directamente, y aunque se pidió la comisión en su nombre, no hay posibilidades jurídicas de probarlo. En segundo, porque el hecho no se consumó; por tanto, no hay delito. Pende sobre el magistrado la inmoralidad y una falta de ética política al no renunciar completamente al tribunal, quedando dañada su imagen y su credibilidad a futuro. Pero, consuelo de muchos, no está solo. El Tribunal Electoral lo acompañó todo el tiempo
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 17 de agosto.

Flavio Galván realizó un procedimiento administrativo de gran relevancia, al margen de la Comisión del Consejo de la Judicatura, lo que significaba una violación constitucional. Eso lo sabían todos los magistrados del Tribunal Electoral, quienes no sólo lo callaron, sino que lo aprovecharon para derribar al presidente, para imponer a una nueva presidenta y para continuar en falta. Si todos en el Tribunal Electoral sabían de la irregularidad y la violación constitucional, ¿por qué todos callaron? ¿No es cierto que hay una complicidad colectiva? ¿Por qué nadie, ni el Senado, ni la Suprema Corte, ni el Consejo de la Judicatura han dicho nada? Y peor aún, ¿por qué ni el Senado ni la Judicatura ni la Suprema Corte han hecho nada? La feria de las complicidades
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 23 de agosto.

La renuncia de Galván y su relación con las elecciones en Baja California.
Es muy previsible que en los próximos días surjan nexos entre la renuncia del presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Flavio Galván Rivera, el ascenso de María del Carmen Alanís a esa posición, y las elecciones en el estado de Baja California. Llama la atención la cercanía de ambos eventos y el hecho de que la magistrada resultó ser una pesadilla para Luis Carlos Ugalde, presidente del Instituto Federal Electoral, durante su estancia en el instituto
“Bajo reserva”, El Universal, 8 de agosto.

Ahora, mi estimado, si le agrega a todo este bullicioso panorama el peligroso ingrediente que dejó la pasada elección de Baja California —cuyos resultados, no se me haga bolas, están irremediablemente conectados con la extraña ascensión de un personaje muy cercano a la actual parejita presidencial, María del Carmen Alanís Figueroa, a la presidencia del TEPJF–, el tablero del acertijo de las respuestas se vuelve encantador. Corra por su drink porque ahí le va...
Es prácticamente un hecho (después del raro silencio) que en la derrota de Jorge Hank Rhon, la estrategia tricolor será la de impugnar el cochinero, perdón de nuevo, el proceso electoral bajacaliforniano, lo que sin duda retrasará la fiesta triunfal azul... quizá entonces alguien con perfume de mujer dispuso dar un sabio consejo conociendo a las lacritas tricolores y... en la madrugada (léase a oscuritas)... en el TEPJF se decidió la entretenida suerte de Flavio Galván Rivera, ex presidente de la polémica institución –quien tiene excelentes relaciones con personajes priistas poderosos de hoy... y ayer, que jugaron un rol decisivo en coopelal para la ratificación del controvertido triunfo de Calderón en el pasado y muy impugnado proceso electoral de 2006— para abrirle la puerta a ese alguien, cuya meteórica carrera se la debe gracias a su abierta cercanía con Los Pinos, como Alanís, y así pavimentar el camino del encontronazo de la impugnación, que será de pronóstico reservado.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 9 de agosto.

LA RENUNCIA de Flavio Galván a la presidencia del Trife cae en muy mal momento.
AL OCURRIR apenas unas horas antes de que el PRI demandara la nulidad de la elección en Baja California, en los pasillos del tribunal hay un aire de sospechosismo por una posible motivación política en ese movimiento.
ADEMÁS, allegados de la nueva presidenta del organismo, María del Carmen Alanís, andan diciendo a quien quiera oírlos que su jefa es muy cercana a la primera dama Margarita Zavala.
Y NO ES por intrigar, pero tanto el tema de la nulidad en Baja California como una posible injerencia desde Los Pinos para que Alanís se quedara al frente del Trife pueden pasar de ser simple chismorreo a convertirse en materia de un conflicto político.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 9 de agosto.

La investigación sobre los hechos.
Nos comenta una fuente impecable del Instituto Federal Electoral, que la investigación abarcaría otros aspectos administrativos, como es el dinero utilizado en la compra de bienes inmuebles. De ahí surgen muchas preguntas que no han sido respondidas por el ahora ex presidente del Trife, en forma correcta.
Y nos explica que, la misma noche del lunes, se empezaron a correr muchos rumores, pero que el principal cuestionamiento proviene de desordenes administrativos relacionados con algunas propiedades. Flavio Galván duró en el puesto un año. El antecesor también presentó su renuncia en forma abrupta y sin que hubiera claridad sobre esa determinación
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 8 de agosto.

¿Por qué falta a la verdad el TEPJF? Porque pasando por encima de la transparencia que ética, política y legalmente le obliga, el Tribunal confronta su verdad como si fuera absoluta —en medio de una sesión prácticamente en secreto, convocada para procesar la renuncia de su presidente y para elegir a su nueva presidenta—, con hechos reales que, por lo menos, llaman a sospecha. ¿Quién puede creer la versión de los magistrados del TEPJF, si se esconden en las tinieblas del alba y a puerta cerrada para resolver asuntos que no sólo son de interés público, sino de la mayor trascendencia para la vida democrática del país, como la renuncia del presidente del TEPFJ y su relevo?
Pudimos confirmar, con fuentes de la propia Judicatura y del propio Tribunal Electoral, que efectivamente existe la investigación sobre presuntos malos manejos administrativos por parte del presidente saliente, Flavio Galván Rivera, y que es cierto que la votación para elegir al nuevo presidente fue una votación dividida. En realidad lo que se logró por unanimidad fue un acuerdo entre todos los magistrados para expresar de manera pública su respaldo a quien obtuviera —de entre la mayoría de los magistrados—, la mayoría de votos. Suponer que existió unanimidad en esa votación, por otro lado, es abrir la puerta a la especulación sobre un nada descartable “lineazo”. ¿Quién es capaz de lograr unanimidad, en tiempos de pluralidad, y sobre todo cuando la Sala Superior del TEPJF la integran magistrados de distintos orígenes, con intereses diversos y pertenencias grupales hasta antagónicas?
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 9 de agosto.

Deben pensar que la política de avestruz es el mejor control de daños, y que una óptima forma de administrar la crisis es mentir todos —porque callar la verdad es otra forma de mentir— para que al ser cómplices del mismo hecho se eleve el costo de romper la omertá tropical. Dentro del Trife viven una convulsión desde la noche del martes pasado, cuando un problema en ebullición desde abril, explotó. Los magistrados no podían seguir respetando a Galván, a quien veían en privado, cuando menos varios de ellos, como responsable, por omisión o comisión, de un flagrante acto de corrupción.
Galván no soportó más presión y renunció a la presidencia. ¿Qué se pactó a cambio de ello? Aún no se sabe. Lo que se empieza a desvelar es el origen del problema. Cuando en abril se dio a la búsqueda de un nuevo edificio, se topó con uno que se ajustaba a las necesidades del Trife. Las conversaciones con la propietaria avanzaron y a punto de cerrar el trato, le pidieron una comisión. Quién se la pidió directamente, Galván o su coordinadora de asesores Norma Inés Aguilar León, no está claro. Lo que es cierto es que Galván o Aguilar León tuvieron la peor de las suertes para decidir abultar su peculio personal. La dueña del inmueble es tía del magistrado del Trife Salvador Nava Gomar
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

La propietaria se quejó con su sobrino y éste expuso el caso. Los magistrados ubicaron a Aguilar León como responsable del intento de corrupción y exigieron su destitución. Galván rechazó la presión hasta el martes, cuando la permanencia de su muy cercana se volvió insostenible. Pero los magistrados, en lugar de cortar el cáncer, lo están dejando crecer, soslayando responsabilidades. Si creen que —dado el caso que Aguilar León, la persona de mayor confianza de Galván, sea responsable del intento de corrupción— no van a quedar salpicados, se equivocan.
La falta de ética de Galván al no asumir en este caso la probable corrupción de una persona de extremo allegada a él y separarse de su cargo lo introducen, junto con el Trife, en un túnel de desconfianza. Son ellos los siete jueces que califican la elección presidencial en México y sobre quienes se deposita el destino de millones de mexicanos
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

Hubo varios días de silencio en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre la denuncia presentada por supuestos actos de corrupción en los trámites para la adquisición de un edificio que sería la sede de oficinas administrativas del órgano, y que apuntan a la colaboradora más cercana del ex presidente Flavio Galván. Por fin, este domingo hubo datos duros de la investigación interna y el hecho de que la nueva presidenta del tribunal electoral, María del Carmen Alanís, el magistrado Constancio Carrasco Daza y tres consejeros de la Judicatura Federal se harán cargo de las pesquisas. Este diario le ha dado cuenta de que la denuncia señala a Norma Inés Aguilar León, coordinadora de asesores de Galván
“Bajo reserva”, El Universal, 13 de agosto.

En el reciente recambio en la presidencia del TEPJF han empezado a aflorar dudas y rumores sobre asuntos malolientes. Se investiga si la renuncia de Flavio Galván Rivera no tiene algo que ver con un intento de corrupción en la adquisición de un nuevo inmueble para la Sala Superior, en cuyo caso el magistrado tendría que renunciar al Tribunal y ser sujeto de rendición de cuentas (es un decir, pues estamos en el país de la impunidad). Pero es también grave que los demás magistrados, en vez de informar con claridad lo que estaba sucediendo, hayan avalado ante la opinión pública la versión de que dicha renuncia obedecía exclusivamente "por motivos de salud". El pretexto había perdido fuerza, pero parece regresar por sus fueros. Si los magistrados son capaces de ocultar asuntos tan serios como la posible corrupción en uno de sus colegas, ¿esperan que los electores les crean cuando emitan dictámenes y sentencias controvertidos?
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 13 de agosto.

Ahora que está saliendo a flote el asunto de la comisión que supuestamente cobró, compartió o encubrió el ex presidente del Tribunal Federal Electoral Flavio Galván, los ojos se vuelven hacia el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia Mariano Azuela. Durante los años que ocupó el cargo tuvo lugar una activa promoción de compra y construcción de inmuebles para las dependencias del Poder Judicial en distintas partes de la República. Se ejerció un presupuesto de millones de pesos. ¿También hubo comisiones de por medio
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 14 de agosto.

La señora Gomar no acepta en principio, pero dice que va a consultar el asunto antes de dar una respuesta definitiva. Así lo hace y consulta a un pariente cercano (al parecer sobrino) que resultó ser el magistrado Salvador Olimpo Nava Gomar. Lo que siguió forzó la renuncia de Galván Rivera, un jurista reconocido y con prestigio en la judicatura. El 6 de julio de 2007 se presentó ante el propio Galván una denuncia por posibles irregularidades en esa inacabada operación -y éste es un dato importante, la corruptela no se consumó- y el entonces presidente del TEPJF la remitió a la Contraloría Interna del Tribunal, que inició el procedimiento administrativo, como lo admitió tardíamente el propio tribunal, cuyo prestigio está naufragando como consecuencia de un mal manejo del affaire, que se basó en medias verdades.
Eduardo Huchim, Reforma, 14 de agosto.

La Comisión de Administración del tribunal, que tiene como miembros a Alanís, a otro magistrado, Constancio Carrasco —sobrino del senador del PAN y ex secretario de Gobernación zedillista Diódoro Carrasco—, y a tres consejeros de la Judicatura, el órgano que vigila al TEPJF, nunca recibió solicitud para la compra de otro inmueble. ¿Se puede presumir que Galván, su coordinadora de asesores y su esposo actuaron por cuenta propia? La respuesta podría ser sí, pero dentro del tribunal se sabía de ese proceso de adquisición y ni Galván ni Carrasco, hasta donde se sabe, argumentaron una irregularidad administrativa en el proceso de adquisición, y lo dejaron correr
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 17 de agosto.

Por su parte, el Consejo de la Judicatura Federal contribuyó a la opacidad al informar en un comunicado que "no tiene conocimiento oficial de investigación alguna", lo cual seguramente es la verdad legal, pero pone en duda la efectividad de tres de sus integrantes, ya que los consejeros María Teresa Herrera Tello, Elvia Díaz de León D'Hers y Miguel A. Quirós Pérez forman parte de la Comisión de Administración del TEPJF, que es encabezada por el presidente de éste y completado por el magistrado Constancio Carrasco Daza. En vez de informar desconocimiento, quizá lo procedente era que el consejo, por sí o por conducto de la mencionada comisión, en la que los consejeros de la judicatura tienen mayoría, hubiera decidido investigar el caso.
Eduardo Huchim, Reforma, 14 de agosto.

Norma Inés Aguilar.
Si la señora Aguilar León es declarada inocente, ¿cómo va a reaccionar el magistrado Nava Gomar a cuya tía le pidieron una jugosa comisión? No hay forma de evadir. Directa o indirectamente, ella pidió una comisión y le dijo a la propietaria que una parte sería para Galván. Si resulta culpable y su caso se turna a las autoridades, ¿señalará a Galván como cómplice? El caso, cual fuere el derrotero, no deja bien parado a Galván, quien al recibir el apoyo de los magistrados empuja al pozo al Trife
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

El ahora ex presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Flavio Galván Rivera, encomienda a su coordinadora de Asesores, Norma Inés Aguilar, que gestione la compra de un inmueble para el TEPJF. La funcionaria entra en contacto con doña Olga Gomar, quien le ofrece varias opciones, entre ellas el edificio que ocupa una radioemisora en la zona de San Jerónimo.
Al menos uno de los inmuebles es visitado por Galván, quien da su visto bueno y las negociaciones continúan. Cuando está por cerrarse la operación, Norma Inés le comunica a doña Olga que el tribunal aceptará el precio solicitado, pero la vendedora deberá entregarle a la funcionaria el equivalente al 10 por ciento del monto de la operación, ilegal práctica conocida como diezmo y muy socorrida por funcionarios de distinto nivel.
Eduardo Huchim, Reforma, 14 de agosto.

Comenzó la barredora en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Todo comenzó con la solicitud de licencia de Norma Inés Aguilar León a la Coordinación General de Asesores, de la cual estuvo a cargo en la gestión del magistrado Flavio Galván. Aguilar León seguirá trabajando cerca del extitular del TEPJF. Empero, el sospechosismo creció cuando se supo que a otros diez funcionarios cercanos a Galván les dieron las gracias y terminaron sus contratos.
Luis Soto, “Agenda confidencial”, El Financiero, 15 de agosto.

Cuánto enredo ha vivido el tribunal electoral federal para deshacerse de una figura demostrativa de corruptelas internas como es la ex coordinadora de asesores del entonces presidente de ese órgano juzgador, Norma Inés Aguilar, que bajo sospecha de maniobrar para quedarse con una millonaria comisión por la compra de un edificio para el TEPJF ha debido dejar el cargo de asesoría general para luego tratar, infructuosamente, de atrincherarse como consultora directa del caído Flavio Galván, que usó excusas de salud para zafarse del cargo quemante y dejarlo a una amiguísima íntima de la esposa del encargado del despacho presidencial (amiguísima de las Margaritas hechas en Los Pinos pero también de los cocteles sonorenses marca Manlio: combinación perfecta, cal de ron Al anís, con adornos tricolores, en la barra todo incluido del bar de medianoche llamado El tribunal electoral).
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 15 de agosto.

Y SIGUE la mata dando en la historia de los movimientos forzosos que se han dado en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. A 10 colaboradores de Norma Aguilar, quien fuera coordinadora de Asesores del ex magistrado presidente, Flavio Galván, les aplicaron lo que ahora se conoce como la "Media Ley del Chino".
ES DECIR, que en vez de darles la opción de: "coopelas o cuello" ni les preguntaron nada ¡y nomás les dieron cuello!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 15 de agosto.

Tarde, muy tarde —para evitar un daño en la imagen pública en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación— pidió licencia Norma Inés Aguilar, ex coordinadora de asesores del ex presidente del órgano Flavio Galván, indiciada por actos de corrupción. Mes y medio de jaloneos internos en el tribunal y la terquedad de Galván provocaron que no sólo ella se pusiera la soga al cuello, sino que llevara de la mano a la horca al ex presidente de la institución, y a una enorme fama, por las peores razones, a esa corte federal.
El órgano supremo electoral debía ser, por definición, una de las instituciones más robustas y acreditadas, más honestas y solventes. Pero un escándalo de presunta corrupción dentro del organismo ha mostrado no sólo la fragilidad del mismo, sino la pirámide de abusos y encaje al erario público con el que secretamente se manejan. Y todo empezó por lo que menos debería haber comenzado: una mentira
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 17 de agosto.

Hace unos días, la coordinadora de Asesores del magistrado Flavio Galván fue señalada de intentar hacer un cochupo en la adquisición de un edificio alterno para el tribunal. Alguien denunció la falta, Galván fue destituido de la presidencia del tribunal en sesión secreta y en su lugar se nombró a María del Carmen Alanís, a quien se le ubica como un personaje muy cercano a la casa presidencial.
Roberto Zamarripa, Tolvanera, Reforma, 20 de agosto.

María del Carmen Alanís, nueva presidenta del Tribunal.
De inmediato llegó un "mensaje" en el sentido de que votaran por María del Carmen Alanís Figueroa, quien está casada con Emilio Rabasa Gamboa y además es hija del ex procurador del Distrito Federal, Agustín Alanís. La nueva presidenta es una abogada muy ligada a Manlio Fabio Beltrones. Sin embargo, hay que reconocer, nos dicen, que tiene una amplia experiencia en las lides electorales.
Este nombramiento, nos aseguran, podría dificultar el cambio radical que pretenden hacer con el IFE. En transformar al Instituto hay consenso, pero cómo llevarlo a cabo sin que se dé una fractura a la institución es un problema que habrán de resolver los priistas encabezados por Beltrones y por los perredistas que encabeza Carlos Navarrete, que son los principales políticos que quieren desaparecerlo.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 8 de agosto.

Tampoco ahí terminan las dudas. Todos saben que la señora Alanís Figueroa se desempeñó como secretaria ejecutiva del IFE, que preside Luis Carlos Ugalde, hasta que renunció al cargo como resultado de una rabieta porque no fue promovida. Todos sabían de la existencia de presuntos conflictos de interés —como aquí se documentó en su momento—, ya que era parte del grupo político que creó el Partido Alternativa, además de que desde hace muchos años mantiene una estrecha relación con la hoy familia presidencial, a través de la esposa del presidente Calderón, Margarita Zavala.
Más aún, para sectores vinculados con el Poder Judicial resultó poco claro el proceso mediante el cual la señora Alanís llegó al cargo de magistrada del TEPJF, ya que fueron evidentes “apoyos de poder”. En el Itinerario Político del 24 de octubre de 2006 dijimos aquí lo siguiente: “Luego de un proceso que puede ser calificado como legal, pero que resulta sospechoso para amplios sectores vinculados con todas las ramas del Poder Judicial —porque en la Corte nadie fue capaz de aclarar los criterios que sirvieron de base para ‘palomear y para tachar a otros’—, los 18 precandidatos a magistrados electorales federales propuestos al Senado, en un total de seis ternas, surgieron precisamente a partir de concepciones arbitrarias, harto cuestionables como el reparto de cuotas, compromisos políticos, amiguismo, pago de facturas y hasta el parentesco”.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de agosto.

Cuando los senadores le preguntaron a la señora Alanís sobre su cercanía con la familia presidencial, confirmó la especie, aunque aseguró que su trabajo era independiente a sus amistades. Lo cierto es que llegó al cargo de magistrada del TEPJF, a pesar de que eran muchos los aspirantes con mejor carta de servicios. Hoy es presidenta, a pesar de que entre los magistrados abundan los que cuentan con más cartas académicas. En política no hay casualidades, y los albazos, las interrogantes sin responder, son causalidades. Al tiempo
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de agosto.

El movimiento sorpresivo en la presidencia del Tribunal Electoral federal es un golpe al Poder Judicial que, con la salida de Flavio Sosa, pierde la ascendencia que tenía en la presidencia del órgano comicial. María del Carmen Alanís, la nueva presidenta, es una posición que responde más a los intereses de los partidos que la llevaron a esa posición, básicamente el PRI, con apoyo de Manlio Fabio Beltrones, y el PAN, por su conocida cercanía y amistad con Margarita Zavala y el presidente Calderón. A Sosa le habían armado en el PRI un expediente donde lo acusaban lo mismo de nepotismo, por la presencia de familiares suyos en la estructura del tribunal, como de asuntos escandalosos con colaboradoras cercanas. Así que los partidos se sacudieron al presidente que más conocía del manejo interno del tribunal y apoyaron la llegada de una presidenta mucho más a modo. Aunque con la profesora Alanís la pregunta es ¿a modo de quién?...
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 8 de agosto.

Y, mientras el poder de Margarita Zavala se instala en la presidencia del tribunal electoral federal, donde la amiga María del Carmen Alanís ha sustituido entre sospechosismos (''motivos de salud'') a Flavio Galván…
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 8 de agosto.

Por primera vez una mujer presidirá el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. María del Carmen Alanís Figueroa, única magistrada en la sala superior de ese órgano judicial, fue anteanoche elegida tras la renuncia a ese cargo de Flavio Galván Rivera. En la anterior composición del tribunal hubo también sólo una magistrada, Berta Alfonsina Navarro. / Galván Rivera padece una enfermedad que le impidió asistir con regularidad a sesiones recientes. Por prescripción médica resolvió apartarse de la conducción del tribunal, exactamente a los nueve meses de su elección, aunque se mantendrá como magistrado. Por ello la sala tuvo que elegir a quien lo sucediera, y por unanimidad fue escogida Alanís Figueroa. Es la segunda vez que ante la renuncia de un presidente se hace preciso encontrar un sucesor. El 28 de septiembre de 2005 dimitió Eloy Fuentes Cerda y fue sustituido, en una elección unánime como la de ahora, por Leonel Castillo González, a quien por ello correspondió encabezar, en el septiembre siguiente, la calificación de la elección presidencial. El renunciante adujo vagas "razones estrictamente personales", vinculadas con la salud de su madre, muerta poco después, aunque obedeció también a tensiones internas generadas por la designación de magistrados de salas regionales, y la decisión de Fuentes Cerda de demorar su toma de posesión hasta que contaran con materia de trabajo, decisión que fue objetada por los afectados ante la Suprema Corte.
Miguel Ángel Granados Chapa, Plaza Pública, Reforma, 8 de agosto.

Sin relación alguna con la dimisión de Fuentes Cerda, dos días después también renunció a su cargo la ahora presidenta del tribunal. Había sido durante año y medio (a partir de febrero de 2004) secretaria ejecutiva del Instituto Federal Electoral. Si bien hubiera preferido ser elegida consejera de ese instituto, en el relevo practicado en octubre de 2003, en el principal cargo administrativo del IFE Alanís Figueroa alcanzaba un punto culminante en su carrera en materia electoral. En el tribunal, que ahora encabeza (y en las instituciones que lo precedieron), se había desempeñado en el Centro de Capacitación Judicial Electoral y a partir de enero de 1999, hasta su ascenso a la Secretaría Ejecutiva, fue en el IFE directora de Capacitación Electoral y Educación Cívica.
Miguel Ángel Granados Chapa, Plaza Pública, Reforma, 8 de agosto.

Pero además, ninguno de los magistrados de la Sala Superior del TEPJF ha explicado las razones por las que no se procedió a un interinato del presidente —como está previsto en la ley—, si es que el presidente en funciones presentaba un problema de salud, una “diarrea”, que puede ser atendida sin mayor problema en unos cuantos días. Por si fuera poco, el presidente renunciante sólo dejó la responsabilidad de presidir la Sala Superior, y ayer mismo ya trabajaba como magistrado, sin mayor problema, con pleno goce de su jugoso salario. ¿Está enfermo o no?
Hay más. En el supuesto de que haya renunciado a causa de la investigación que sobre su gestión realiza la Judicatura —porque según el artículo 99 constitucional el presidente del Tribunal también preside una comisión del Consejo de la Judicatura que se encarga de vigilar la administración y la disciplina del Tribunal Electoral—, el magistrado Flavio Galván Rivera debió renunciar también al cargo de magistrado, o solicitar una licencia, hasta en tanto termine la indagatoria y se finquen responsabilidades. Pero no fue el caso, porque al parecer bajo el criterio de colegiado cerrado, en donde “la ropa sucia se lava en casa”, se prefirió la salida fácil, y engañar a la opinión pública
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 9 de agosto.

Frente a esa hipótesis, nada desdeñable, entonces todos los integrantes de la Sala Superior del TEPJF son responsables de ocultar lo que pasa en esa institución, fundamental para la democracia electoral mexicana. ¿Quién es responsable de pedir cuentas al Tribunal, de sancionar conductas como esa? Sobre todo a la luz de otro acontecimiento real, preocupante para todos, como el hecho de que en poco más de un año dos presidentes del TEPJF han renunciado, sin que se hayan fincado responsabilidades respecto de posibles manejos irregulares.
Y aquí es donde entra la hipótesis de una variable política. Es decir, que frente a la urgencia de remover al ex presidente del TEPJF, a causa de la investigación que en su calidad de presidente lo convertía en juez y parte, se habría entregado la presidencia de esa institución al grupo político de Manlio Fabio Beltrones, el líder de los senadores del PRI. ¿A cambio de qué? Pronto se sabrá, como muy pronto aparecerán los choques entre el TEPJF y el IFE, porque otro de los objetivos es la cabeza de Luis Carlos Ugalde. Al tiempo
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 9 de agosto.

Lo bueno, en cuanto a litigios partidistas enconados, es que en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha quedado como presidenta una mujer de buena voluntad. María del Carmen Alanís, la nueva directiva del DIF electoral... No, perdón, Margarita Zavala, la nueva magistrada presidenta del tribunal electoral familiar... Oh, no, esta columna se ha hecho bolas y más bolas, de tal manera que no le queda sino entonar un sentido himno a la amistad oficial y a la falta de conflicto de intereses cuando una esposa de presidente impulsa a su cuatacha para que sea magistrada de un tribunal electoral y, apenas a un año de distancia, la hace jefaza de esa instancia que de hoy en delante, sobre todo en 2009, cuando vengan las estratégicas elecciones intermedias, honrará por escrito y con sellos oficiales el gran valor de la amistad comprometida
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 9 de agosto.

Pero este Trife ha comenzado muy mal. Su comunicación política en esta primera crisis ha sido lo mejor que han hecho para dañarse a sí mismos. En el mismo paquete del relevo, incurrieron en otra mentira cuando oficialmente declaró el Trife que la designación de Alanís fue “unánime”. Falso. La decisión de Alanís fue dividida y generó, como cuando fue designada, un cúmulo de protestas y diferencias entre los magistrados. Alanís llegó al Trife hace nueve meses de la mano de la Presidencia de la República —tiene una estrecha amistad con Margarita Zavala, esposa del Presidente— y de Beltrones —forma parte del grupo político orgánico que ha tenido el poder en el PRI desde 2000—. Alanís se enfrentó al presidente consejero del IFE, Luis Carlos Ugalde, cuando era secretaria ejecutiva del instituto, presionándolo, chantajeándolo y tratando de mangonearlo. Se fue del IFE cuando presentó su renuncia como un acto de presión, e inesperadamente, para ella, se la aceptaron
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

La Presidencia, el PAN y el PRI tenían una creciente molestia con el Trife, por venir revirtiendo fallos asumidos por los anteriores magistrados y recargar sus decisiones más favorables hacia el PRD. También, en lo que parecía un ajuste de cuentas de Alanís, hubo decisiones extrañas contra el IFE, como obligarlo a asumir funciones de ministerio público contra los partidos.
El amarillo de las decisiones incomodaba en muchos lados, por lo que la caída de Galván les abrió una solución. Adentro del Trife no tienen duda: Los Pinos y el PRI impusieron a Alanís, quien desde el martes se ha venido reuniendo con los magistrados para restaurar los agravios que existen entre ellos y por lo que se percibe como imposición. “Pero está muy difícil”, confió una fuente del Trife. El órgano está partido en estos momentos y colectivamente están construyendo el encubrimiento. Salvar el cuello de Galván, cuando menos en imagen, si no es parte de este acuerdo, sí lo es en la reconstrucción del tejido que, en todo caso, lo que menos tiene es transparencia, claridad y probidad, como los magistrados, convencidos u obligados, están queriendo transmitir
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

Por otro lado ha salido a la discusión la estrecha amistad de la nueva presidenta del Tribunal, María del Carmen Alanís, con la primera dama, Margarita Zavala de Calderón. Es algo que ya antes se había mencionado. Algo que no debiera ser un problema. Que un funcionario sea amigo o pariente de tal o cual político o gobernante no debiera implicar dudas ni desconfianza. Lo malo es que en México las influencias, la amistad, el compadrazgo y el nepotismo siguen siendo elementos clave en los procesos políticos. No es algo que hayamos superado del todo. En el caso de Alanís la pregunta es si su amistad con la primera dama podría influir en su desempeño como presidenta del Tribunal. Sería un tanto temerario asegurar que no. Y otra pregunta anterior es si dicha relación tuvo algo que ver con el nombramiento mismo de Alanís como magistrada del Tribunal. Se podría responder que no, que dicha decisión recae en en la Suprema Corte de Justicia y, después, en el Senado de la República. Por eso no tiene ningún sentido la afirmación de Galván —precursor de la justicia electoral en el mundo, según Alanís— de que: "Soy producto del pueblo y al pueblo me debo". No, el pueblo no elige a magistrados ni a los consejeros del IFE. Lo hacen los legisladores (de distintas cámaras). Y, por eso mismo, ¿no pudieron los senadores del PAN negociar a Alanís como una cuota política, quizás a petición de la esposa del Presidente o del propio Calderón? Tampoco podría desecharse esa posibilidad tajantemente. No en México
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 13 de agosto.

La nueva presidenta ha sido señalada como cercana a Margarita Zavala, la esposa del presidente Felipe Calderón, una amistad que la propia Alanís aceptó cuando fue entrevistada como aspirante al TEPJF, en una actitud que contrastó con algún otro magistrado quien hizo lo contrario: negar amistades que eran públicamente conocidas. Alanís ha sido igualmente vinculada con el ministro Fernando Franco, vínculo que también es real y viene de tiempo atrás.
Es claro que la nueva presidenta, bajo el signo de la transparencia, deberá tener escrupuloso cuidado en que ninguno de esos vínculos influya en sus decisiones jurisdiccionales y administrativas, pero resultaría injusto deslegitimarla a priori. Es mejor tener presente la referencia bíblica: por sus frutos los conoceréis.
Eduardo Huchim, Reforma, 14 de agosto.

El 6 de agosto, Galván presentó al mediodía su renuncia a la presidencia del tribunal. Bien entrada la noche, un comunicado de prensa del órgano dio cuenta de la separación, argumentando “razones de salud”, y notificando que por “unanimidad” había sido elegida presidenta María del Carmen Alanís. No terminaba de pasar el sofocón, cuando ya se sabía que ni había sido por unanimidad la designación de Alanís, ni la salud de Galván había sido la principal razón de su renuncia. Él fue obligado a dimitir tras la terca protección a su colaboradora, y Alanís inició con un tribunal dividido.
De siete magistrados, Alanís recibió cuatro votos, contra dos de Pedro Esteban Penagos y uno de Alejandro Luna Ramos. Un criterio viejo dentro del tribunal es que, para mostrar cohesión, cuando hay votaciones divididas la minoría se suma a la mayoría para presentar una posición común. Eso hicieron, lo que en términos prácticos parece sensato, pero el comunicado desinformó al público. Alanís no llegó como consecuencia de un respaldo total del TEPJF, sino por acuerdos verbales entre los magistrados para maquillar sus diferencias. Pero eran tantas y tanta molestia con Alanís, quien está respaldada por la primera dama Margarita Zavala, que la olla judicial explotó
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 17 de agosto.

¿Cuáles serán los primeros pasos de Alanís? ¿Informará que ya van cuatro bonos extraordinarios que cobran los magistrados en nueve meses? ¿Que el último fue de 1 millón 200 mil pesos? ¿Revelará cuánto gana un magistrado? ¿Cancelará la mudanza al nuevo edificio? ¿Despedirá al jefe de vigilantes, el general Valentín Romano, o será cómplice de un policía sospechoso de proteger a narcotraficantes?
Roberto Zamarripa, Tolvanera, Reforma, 20 de agosto.

La relación IFE-TRIFE.
Alanís Figueroa se retiró de su cargo al cabo de una crisis que se incubó a lo largo de varios meses, a la que aludió en su carta de renuncia, donde formuló reproches al consejero presidente Luis Carlos Ugalde. Se quejó entonces de que "la injerencia constante en los asuntos técnico administrativos que son competencia legal exclusiva de la Secretaría ejecutiva... se ha convertido en un obstáculo para el sano desempeño de la institución". Recriminó a Ugalde, de quien se había distanciado por motivos personales, no haber ejercido "la determinación y el apoyo requeridos... para sortear la falta de definición oportuna en decisiones que corresponde adoptar a las comisiones del consejo general". En vísperas de que se iniciara el proceso electoral que tan proceloso resultaría, advirtió que "los problemas de comunicación, la falta de confianza y las dudas sobre la operación efectiva de las áreas sustantivas, sólo pueden entorpecer el buen desempeño del Instituto y ensombrecer la certeza de las elecciones".
El talante que exhibe esa renuncia de hace casi dos años puede tener consecuencias en la relación del instituto y el tribunal ahora que la dimitente, tras haber sido elegida en noviembre pasado magistrada de la sala superior del TEPJF, lo presida desde anteayer. Su designación ocurre en un periodo de tensión entre ambos órganos, derivado de un malestar notorio entre los consejeros del IFE respecto de las resoluciones del órgano judicial. Se quejan de veleidad en los criterios del tribunal, y de que decisiones no son fáciles de entender. Tajante, a esa objeción respondió el magistrado Salvador Nava Gomar: "Las tienen que entender porque las tienen que obedecer".
Miguel Ángel Granados Chapa, Plaza Pública, Reforma, 8 de agosto.

La desazón de los consejeros deriva de la severidad rigurosa con que sus resoluciones son examinadas por los magistrados. De noviembre de 2006, mes en que tomaron posesión, a junio pasado, de 57 recursos presentados contra decisiones del IFE, éstas han concluido en 32 revocaciones, mientras que menos de la mitad, 14, han sido confirmadas. La causa principal de la revocación ha sido la falta de exhaustividad, es decir el que no se agotan las indagaciones que conducen a una decisión. Algunos consejeros consideran que devolver los casos para nueva consideración, por esa causa, en realidad implica negligencia o pereza de los magistrados, que rehúsan resolver y fuerzan al órgano administrador de las elecciones a decidir conforme a las directrices del tribunal. Se quejan también del ánimo de reprimenda que aprecian en algunas resoluciones del tribunal. Los magistrados, a su turno, insisten en que su deber consiste en ejercer su papel de corrección de las insuficiencias y yerros del instituto.
Ese clima de tensión puede acrecentarse ahora que Alanís Figueroa presidirá el tribunal. No es que la supongamos sujeta a resabios contra Ugalde, que propuso su designación como secretaria ejecutiva y después no la apoyó, sino que esa circunstancia puede por sí misma impedir la comunicación fluida que debe haber entre los presidentes del IFE y el TEPJF. Ugalde mantuvo su última reunión con el ahora ex presidente Galván Rivera el 3 de julio. Quizá no le sea fácil mantener encuentros así en la nueva época.
Miguel Ángel Granados Chapa, Plaza Pública, Reforma, 8 de agosto.

Luis Carlos Ugalde, presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), tomó el teléfono el martes y llamó a la nueva presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, María del Carmen Alanís. No, no hubo reclamos, los malos entendidos del pasado atrás quedaron. Habló para felicitarla por el nuevo cargo, nos comentan. Ella estuvo más de seis años en el instituto y la relación se deterioró al final. Doña María del Carmen renunció a la secretaría ejecutiva. Ahora, don Luis Carlos le propuso caminar de la mano para converger en los criterios electorales. La próxima semana se reunirán a comer, nos dicen
“Bajo reserva”, El Universal, 9 de agosto.

Aun antes del escándalo en el Tribunal Electoral, la actuación equívoca y torpe del Consejo General y del presidente del IFE durante el proceso electoral pasado, abrió las puertas para que se pueda llevar a cabo en la actual coyuntura una reforma electoral por todas las razones equivocadas. En vez de llevar adelante las propuestas legítimas y necesarias para modernizar el sistema electoral de 1996, la reforma de las instituciones (del IFE y ahora tal vez también del Tribunal) está motivada por revanchas políticas y ajustes de cuenta.
Esto es lo que motiva las recurrentes amenazas de la remoción (por la vía de la reforma legal) de los Consejeros Electorales; algo que está más ligado con los resabios de la lucha entre grupos antagónicos al interior del PRI desde la Legislatura anterior que a una visión objetiva de cómo fortalecer y mejorar al sistema electoral. (En el PRD la lógica no es tan distinta, pues ahora la facción dominante dentro del grupo parlamentario actual es la misma que perdió en las negociaciones por el IFE dentro de la Legislatura anterior).
Emilio Zabadúa, “Observatorio Global”, Crónica, 13 de agosto.

Tal vez sea el escándalo y las suspicacias que rodearon a su nombramiento o tal vez su necesidad de cerrar frentes para legitimar su presidencia, pero María del Carmen Alanís buscó hace días a Luis Carlos Ugalde y le pidió al presidente del IFE reunirse para limar asperezas. Hay una comida agendada entre los presidentes de los órganos electorales y en el restaurante donde ya reservaron han ordenado aislar, por si las dudas, la mesa donde se sentarán Alanís y Ugalde. La última vez que se vieron fue en el despacho de este último y aquello terminó a gritos y con la estridente y protagónica carta de renuncia de Alanís a la Secretaría Ejecutiva del instituto…
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 23 de agosto.

La transparencia en el Tribunal, en entredicho.
¿Por qué el máximo árbitro electoral, como el TEPJF, que debiera tener en la transparencia una de sus divisas fundamentales de credibilidad, sesionó a las 12 de la noche del lunes y en la madrugada resolvió relevar a su presidente y nombrar a su nueva presidenta? ¿Por qué si el presidente saliente del TEPJF estaba tan enfermo como para dejar el cargo de presidente, no renunció también a su cargo de magistrado? ¿Por qué una decisión de la relevancia de la designación del nuevo presidente se tomó de manera apresurada, literalmente como un albazo y ¡sorpresa!, salió por unanimidad? ¿Por qué nombrar presidenta del TEPJF a una consejera que en el proceso de selección realizado en el Senado fue duramente cuestionada por su poco escrupuloso paso por el IFE y sus vínculos con la familia presidencial?
Ninguna de las anteriores interrogantes ha sido respondida por los señores magistrados del TEPJF, quienes en los hechos dieron la impresión de querer esconder sus decisiones, al realizarlas al alba, como para anular el impacto mediático. Pero las anteriores interrogantes no son el único problema que enfrenta el Tribunal Electoral. Resulta que también llama a duda que el presidente saliente del TEPJF haya sido el responsable de impulsar el resolutivo con el que esa instancia electoral le regresó la candidatura al gobierno de Baja California a Jorge Hank Rhon, y que horas después de que terminó la votación de ese proceso electoral se haya cambiado al presidente del TEPJF, al tiempo que el PRI y el propio Hank Rhon parecen desistirse de un juicio postelectoral. ¿Existe alguna relación entre el “recule” del PRI y el relevo en el Tribunal Electoral?
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de agosto.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el máximo órgano electoral en la nación —conocido popularmente como el Trife— vive días de vergüenza por razones que no tienen que ver con su materia. La renuncia forzada de su ex presidente Flavio Galván, y el ascenso impuesto y dividido de María del Carmen Alanís, han sido maquillados con polvos de unidad y transparencia de sus magistrados, cuando la realidad, de acuerdo con informaciones internas, apunta violaciones a la ética política, encubrimiento de corrupción y un golpe de mano combinado de los dos poderes más fuertes hoy en día en la política mexicana —el presidente Felipe Calderón y el líder del Senado, Manlio Fabio Beltrones— para castigar a un tribunal que sentían cargado al PRD
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

Otro hecho contundente es la conversión del tribunal electoral en otro órgano faccioso de los que desde ahora atentan contra la credibilidad del proceso electoral de 2009, cuando se renovará la Cámara de Diputados. El IFE quedó herido de muerte desde los comicios de 2006 y, ahora, al nombrar a toda prisa a una amiga personal de la esposa del presidente formal de la República como presidenta del órgano juzgador de controversias comiciales, se le da el tiro de gracia a cualquier esperanza de objetividad e imparcialidad (si alguien las tuviera) en el manejo operativo de las elecciones y en la posibilidad de recurrir a instancias correctivas en caso de inconformidades. Si todo largo camino comienza con el primer paso, en la construcción de una dictadura apenas disfrazada ya se han dado varios
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 10 de agosto.

El repentino y opaco cambio en la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) vuelve a poner sobre la mesa del debate los procedimientos para nombrar a quienes configuran las autoridades electorales. La democratización mexicana tuvo como punta de lanza los procesos comiciales. Por lo cual la constitución de las nuevas instituciones electorales fue un asunto de la mayor relevancia. Fueron la espada con la que se intentó cortar el nudo gordiano de la desconfianza electoral, lo cual se logró en buen grado, pero hemos sufrido una importante regresión en ello. El IFE y el Tribunal jugaron un papel esencial para crear un mínimo de confianza electoral entre 1996 y 2003. A partir de entonces las cosas no han ido bien. Primero, por la forma en que se sustituyó al Consejo General del IFE y, segundo, porque el Tribunal Electoral empezó a abandonar sus criterios de exigencia a los partidos políticos, dejando manga ancha para que hicieran lo que quisieran en la contienda por el poder (como ocurrió en los comicios para gobernador en Oaxaca, Veracruz y el Estado de México, por mencionar algunos). Lo cual mandó el mensaje a los partidos de que en la contienda presidencial todo se valía, al fin que el Tribunal sería "comprensivo" y "tolerante" ante los excesos, intromisiones y despilfarros. Y así fue. También ha habido escándalos en algunos institutos electorales estatales que han venido minando su credibilidad. El más sonado —pero no el único— fue el del Estado de México poco antes de la elección en la que resultó ganador Enrique Peña Nieto
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 13 de agosto.

Pero después de dos renuncias, tan repentinas como poco claras a la Presidencia del Tribunal en un plazo tan corto (primero la del magistrado Eloy Fuentes en el periodo anterior, y ahora la de Flavio Galván), el Tribunal Electoral ha sufrido un retroceso político severo. Y, además, en un momento poco oportuno, pues se ha vuelto vulnerable justo cuando se llevan a cabo los preparativos para la reforma del Estado. En vez de observar desde un punto en las alturas el destino incierto de los miembros del Consejo General del IFE, acosados por la derecha (en el PRI) y la izquierda (en el PRD y los grupos de ciudadanos), los magistrados electorales ahora tendrán que demostrar su compromiso con la transparencia (en las investigaciones por presuntos actos de corrupción en la Presidencia anterior) y con la imparcialidad (a partir de las relaciones políticas de la nueva presidenta, Maria del Carmen Alanís).
Emilio Zabadúa, “Observatorio Global”, Crónica, 13 de agosto.

Más aún, los siete magistrados estaban respaldando una reforma constitucional para que el Consejo de la Judicatura operara como contraloría del Tribunal Electoral y se vigilaran a ellos mismos. La iniciativa deberá ser congelada ahora, pues no se podría entender que después del escándalo en el que se encuentra el tribunal, alguien se atreva a votar en el Congreso a su favor. Mucho debía haberse hecho antes, pues el escándalo de Galván puede conducir hacia las pruebas que demuestren la forma como los magistrados hacen uso del dinero de los contribuyentes. Curiosamente, el golpe planeado contra el Consejo de la Judicatura ya había sido administrado en los hechos. Contra lo que informó públicamente el tribunal, tampoco le dieron aviso de la irregularidad en la compra del inmueble para que iniciara su propia investigación. Su intervención fue posterior
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 17 de agosto.

Los magistrados.
Cubrir a Galván, aunque sea inocente, en un caso de corrupción que conocen estrechamente, es dinamitar la confianza pública sobre ellos. Lo mínimo éticamente correcto que tendrían que haber hecho era inocularse mientras el Consejo de la Judicatura emite su fallo, salvo que sepan de cierto que van a exonerar a la coordinadora de asesores de Galván, que dirá que todo fue un mal entendido y que todo es culpa de la mente de los medios.
Pero no lo hicieron. Salieron a abrazar a Galván tropezándose con sus mentiras: la primera noticia de su renuncia fue sólo por razones de salud; en la segunda, aunque lo exculpan, introducen el factor de corrupción
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 10 de agosto.

Los magistrados no parecen tener lleno. Después de estallado el escándalo, no tuvieron prurito en detener un bono especial que tienen para “útiles escolares”, ni tampoco se detuvieron a otorgarse, en la primavera, un bono anual como compensación por las horas extras trabajadas, pese a que sólo llevaban nueve meses de gestión. Dentro del tribunal argumentan que es un bono anual que no tiene por qué despertar suspicacias. Sin embargo, hay dos enormes sospechas. La primera es ¿por qué se lo dieron de tres meses y no de uno solo, como se acostumbra regularmente?; y la segunda es que, además de ese bono, ¿son los únicos dentro del Poder Judicial a quienes se les pagan horas extras? Ganan aproximadamente 210 mil pesos al mes, pero con las horas extras son los mejor pagados del Estado mexicano, superando los 240 mil pesos que se embolsan los ministros de la Suprema Corte de Justicia.
No hay nada contra el que ganen muy bien, sino contra la opacidad con la cual se manejan. El mismo día en que se estaban introduciendo al escándalo, complicado por sus medias verdades, sus mentiras y sus ocultamientos, ordenaron la retransmisión de los spots de televisión que difundieron en el segundo semestre del año pasado como control de daños por las críticas a la calificación de la elección presidencial, donde presumían que los magistrados electorales son los garantes de la democracia mexicana. Una patética iniciativa, si se contextualiza el spot
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 17 de agosto.

Se ha consolidado una burocracia electoral desprestigiada por su voracidad y su ineficiencia. Reciben extraordinarios sueldos y

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