La cinta sobre el fraude electoral se hizo “sin faltar a la verdad”

Ayer por la tarde, Luis Mandoki, director del documental 2 de julio, el fraude que nadie vio (título provisional), y el productor del mismo, Federico Arreola, respondieron a las declaraciones formuladas por Juan Manuel Borbolla, director en México de Warner Brothers, y por Fernando Pérez Gavilán, director de Videocine-Televisa, respecto de que sólo habría sido por una cuestión de taquilla, no razones políticas, que ambas firmas decidieron no distribuir comercialmente ese trabajo sobre el proceso electoral de 2006.

Para ambos, director y productor, las razones esgrimidas por Borbolla y Pérez Gavilán contienen “tres mentiras y dos verdades”. Estas últimas se refieren, específicamente, a lo dicho por Borbolla de que el documental “es una obra muy bien hecha, como todo lo que hace Mandoki”, si bien de inmediato el representante de la casa productora argumentó que “desgraciadamente en México el documental todavía no despega, no hay documentales que hagan taquilla…”

Sin embargo –y aquí entra la primera de las mentiras que a juicio de Mandoki y Arreola expresaron los declarantes–, si en realidad no hubiera taquilla para ese tipo de filmaciones, cómo es que ofreció un anticipo de 2 millones de pesos, ya que estimaba recaudar al menos 20 millones de pesos.

Respecto de lo que denominan la segunda mentira, piden a Borbolla que sostenga su dicho de que Pérez Gavilán le aconsejó no distribuir el documental de Mandoki para no enemistarse con Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa.

Asimismo, y para concluir su argumentación contra las que consideran falsedades de ambos representantes de las compañías distribuidoras, apelan por segunda vez en su texto a la condición de “persona honorable y valiente” de Borbolla sobre la sugerencia que hiciera a Mandoki de censurar las partes del documental en las que aparecen Emilio Azcárraga, presidente de Televisa, y Bernardo Gómez, y que ayer negó.

Mandoki y Arreola cierran su respuesta con la que llaman “segunda verdad” expuesta por Borbolla y Pérez Gavilán, en el sentido de que Warner y Videocine no distribuyen películas que salen de los “estándares morales que rigen la distribución” de ambas compañías.

“Desde luego –concluyen–, el documental de Mandoki está basado en una moral que, por fortuna, no es la de Televisa y Warner Brothers”, pues no se funda en la mentira ni se inspira en el servilismo a los poderosos, y tampoco está protegido por un monopolio. Por el contrario, la película “se ha realizado sobre cimientos de libertad y sin faltar a la verdad”.

Nota de La Jornada, 5 de septiembre.

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