La pena por no prestar el juramento es draconiana. El artículo 85 de la Constitución señala que "si al comenzar un periodo constitucional no se presentase el presidente electo... se encargará desde luego del poder ejecutivo, en calidad de presidente interino, el que designe el Congreso de la Unión, o en su falta, con el carácter de provisional, el que designe la Comisión Permanente". En otras palabras, Calderón no podría servir como Presidente constitucional.
La Constitución no dice, sin embargo, qué ocurriría si un partido es el que impide que el presidente de la República se presente a tomar protesta. No hay duda de que el caso iría a parar a la Suprema Corte de Justicia, la cual probablemente determinaría que decretar la falta del Presidente cuando un grupo político le impide presentarse equivaldría a crear un incentivo perverso para que cualquier partido político impidiera la toma de protesta de cualquier gobernante en el país.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 29 de noviembre de 2006.
Que a pesar de la zacapela en San Lázaro, el Instituto Nacional de Migración trabaja a marchas forzadas para registrar a las personalidades extranjeras invitadas a la toma de posesión de Felipe Calderón.
Ayer todavía se esperaba que asistan los representantes de 84 países y de 94 delegaciones de organismos internacionales.
“Trascendió”, Milenio, 29 de noviembre de 2006.
Los escenarios son catastróficos. Por un lado, la posibilidad de que un grupo de legisladores violente la sesión y tome la tribuna, y por el otro, una vergonzante imagen del nuevo presidente rindiendo protesta en medio de militares vestidos de civil y de legisladores de su partido custodiándolo.
Manuel López San Martín, “Política ficción”, El Financiero, 29 de noviembre de 2006.
Que el Auditorio Nacional esté cercado cinco días antes del cambio de poderes, con todo el aparato militar, y apartado para un acto posterior de Felipe Calderón luego de colocarse la banda, no es casualidad.
El escenario de Reforma está vigilado de tal forma que ni una protesta lograría irrumpir ceremonia alguna, incluso si es trasladada la sesión especial del Congreso General para la protesta del Presidente de la República.
“Binoculares”, El Gráfico, 29 de noviembre de 2006.
De lujo, la delegación de Estados Unidos a la toma de posesión de F.C. A la cabeza, papá Bush (quien podría realizar alguna sesión de trabajo con su comisionado Luis Téllez) y, luego, tres personajes con apellido hispano (¡oh, qué detallazo!): el procurador Alberto Gonzales, formalmente acusado por violaciones al derecho internacional en tribunales alemanes y teórico de la tortura legal y la anulación del habeas corpus; el secretario de comercio, Carlos M. Gutiérrez, cubano emigrado a EU y gran ejecutivo de la Kellogg Company, y el embajador Tony Garza...
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 29 de noviembre de 2006.
El peligroso zafarrancho de ayer dio la vuelta al mundo y, sin lugar a dudas, Calderón corre el riesgo de algunas cancelaciones para el célebre día.
Las posturas estaban, al cierre de este irreverente espacio, totalmente polarizadas al grado de que andaban corriendo hasta a los medios de comunicación mientras el PRI en la Cámara de Diputados acordaba por unanimidad exhortar a Vicente Fox —quien en sus desmayos y prozaicas alucinaciones percibe un país en paz— abstenerse de acudir al Coliseo legislativo y al PAN a analizar una sede alterna para la original ceremonia.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 29 de noviembre de 2006.
Los observadores políticos objetivos e imparciales, y que además aclaran no ser fanáticos del PAN, ni de Calderón, ni mucho menos de Ramírez Acuña, apuntan que con este nombramiento el presidente electo quiso enviar tres importantes mensajes, tres. 1) Yo soy el presidente de la República y la Constitución me otorga todo el poder para nombrar a quien me dé la gana, por lo que nadie me va a presionar ni a sugerir quiénes deben integrar mi equipo de trabajo. El que manda soy yo. 2) Ya no habrá tolerancia con aquellos grupos de revoltosos como los de la APPO, la guerrilla urbana y demás grupos subversivos. En el caso de Oaxaca, como el diálogo no dio resultado, los vamos a agarrar a trancazos. 3) ¡Cuídese, señor Andrés Manuel López Obrador! Si usted mete en problemas a la República durante mi sexenio, "lo meto al bote". Los mismos observadores agregan que si Calderón hubiera cedido a las presiones políticas, y hubiera "cambiado de caballo", la sociedad hubiera gritado: ¡Le hicieron manita de puerco! Y tienen razón.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 29 de noviembre de 2006.
Hace demasiadas lunas que las lacritas amarillas anunciaron su estrategia de que Felipe no pasará y con los peligrosos acontecimientos de ayer, sumados a la estupidez magnánima de designar, pese a lo más variados exhortos, a Francisco Ramírez Acuña como secretario de Gobernación, el panorama además de lucir entre lóbrego y autoritario, ha encendido en distintos tableros varios focos rojos.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 29 de noviembre de 2006.
Desafiado por las circunstancias a mostrar una oferta política integral, el presidente electo Felipe Calderón mandó un mensaje ajeno a la profundidad de la crisis política del sistema priista: un gabinete político dominado por la imagen de la fuerza, antes que la inteligencia del poder.
Horas más tarde la propia realidad mandó la imagen del conflicto: el choque a golpes entre la sedición perredista que quiere dejar al país sin presidente de la República y la posición política de ausencia de ofertas de transición. Y en medio, un Calderón sin ofertas para la mediación.
Lo malo, en todo caso, es que el exgobernador jalisciense Francisco Ramírez Acuña llegará con la fama de mano dura, pero con la imposibilidad de aplicar a escala nacional o en el DF la fuerza que le echó a los globalifóbicos en Guadalajara. Ahí está el caso de Oaxaca donde se privilegió la doctrina del ahora flamante secretario de Gobernación designado para contener acosos pero no solucionar conflictos.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 29 de noviembre de 2006.
Vale la pena señalar que una toma de protesta en cualquier lugar cumplirá con el artículo 87 de la Constitución. Lo que no se puede soslayar es la necesidad de que el juramento se lleve a cabo "ante el Congreso de la Unión" o, en un receso, ante la Comisión Permanente. La sesión del Congreso de la Unión se puede llevar a cabo en cualquier lugar, pero tiene que hacerse previa convocatoria pública y en una sesión conjunta de las dos Cámaras en que haya quórum legal.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 29 de noviembre de 2006.
Grave error de Felipe Calderón nombrar a Francisco Ramírez Acuña como titular de la Segob. No lo ven bien los actores de los que será interlocutor y tampoco lo quieren sus compañeros panistas, ¿entonces, por qué fue nombrado secretario de Gobernación? La duda está sembrada.
Manuel López San Martín, “Política ficción”, El Financiero, 29 de noviembre de 2006.
Ayer Felipe Calderón nombró, a pesar de todas las críticas y cuestionamientos, a Francisco Ramírez Acuña como su secretario de Gobernación. El flamante operador del próximo gobierno tiene ya su primer desafío: o demuestra que sus críticos y detractores se equivocaron, o la crisis ahondará la debilidad de la nueva Presidencia.
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 29 de noviembre de 2006.
Dentro de la estrategia calderonista por operar desde ahora los asuntos más importantes del país, el próximo secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, acudió ayer por la tarde al Palacio de Cobián para enterarse del estatus de los principales temas. Testigos de su encuentro con Carlos Abascal dicen que hubo acuerdos y que el diálogo entre ambos fue "fluido”.
“Frentes Políticos”, Excélsior, 29 de noviembre de 2006.
Pues nada, que el de las "manos limpias" optó por "el rumbo de la violencia", no "por el rumbo de la paz" ¬según su sesudo dicho de dos días atrás¬, y ungió como secretario de Gobernación a un violador de los derechos humanos, coleccionista de denuncias por tortura y promotor de la impunidad. Si el mini presidente electo supone que Francisco Ramírez Acuña mantendrá los equilibrios, fomentará un clima de paz y entendimiento y negociará con las distintas fuerzas políticas, entonces ratifica que su prioridad es el pago de facturas y no los intereses nacionales.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 29 de noviembre de 2006.
Pese a todo lo que se dijo, y lo que se diga, Francisco Ramírez Acuña despachará en la Secretaría de Gobernación.
La verdad no llega con buenas notas.
El tema controvertido sigue siendo el respeto a los derechos humanos, principalmente durante la Cumbre de Guadalajara en 2004, cuando se reprimió a un grupo de altermundistas.
Ayer, durante el anuncio de su nombramiento, Felipe Calderón hizo énfasis en este concepto:
—Velará por la plena vigencia de la ley con un compromiso permanente de respeto —ojo— a los derechos humanos y a las libertades de las personas, así como con la transparencia y absoluta rendición de cuentas en el gobierno.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 29 de noviembre de 2006.
Con la designación de Francisco Ramírez Acuña como secretario de Gobernación, arribó al poder la mano dura. Su gobierno en Jalisco quedó marcado en mayo de 2004 por la golpiza a globalifóbicos que protestaban en Guadalajara durante la Cumbre de Jefes de Estado de América Latina y Europa, y por despreciar las recomendaciones hechas por la CNDH para investigar posibles torturas relacionadas con esos hechos. Pero el talante poco proclive a la negociación política lo mostró Ramírez Acuña desde 1982, ante su propio partido, cuando dejó el PAN por oponerse a las nuevas formas de hacer política que proponían los neopanistas José Ángel Conchello y Abel Vicencio Tovar. Ramírez Acuña regresó al PAN en 1990.
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 29 de noviembre de 2006.
No sólo los analistas políticos y organizaciones pro derechos humanos ven con preocupación el nombramiento de Francisco Ramírez Acuña en la Secretaría de Gobernación. Los partidos políticos de oposición dan por hecho que con el próximo huésped de Bucareli no llegarán lejos los diálogos. En el PRI no dan posibilidades a grandes acuerdos con Ramírez Acuña, por el pleito que sostuvieron mientras ejerció el gobierno de Jalisco como persecutor de rivales políticos.
Los grupos de izquierda y defensores de derechos humanos lo refieren como un opresor de "talla 19-68", y la pregunta es ¿qué busca Calderón con alguien así en Gobernación? ¿Respeto, miedo, orden? Dicen que eso se gana, no se impone.
“Binoculares”, El Gráfico, 29 de noviembre de 2006.
Además de los vínculos políticos, hay lazos de amistad. El próximo secretario de Gobernación fue amigo de Luis Calderón, papá del presidente electo, y que incluso estuvo al pendiente, a solicitud de la familia, cuando Luisa María Calderón Hinojosa vivió y estudió en Guadalajara.
Que no tiene mano dura, sino firme. Eso dice él, que le demos chance. Y que sí, Gobernación o quien sea debe retomar labores de intelligencia (con doble “l”, sí).
Lo cierto es que con su nombramiento Calderón da una fuerte señal.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 29 de noviembre de 2006.
Todo fue abrazos, palmadas en los hombros, sonrisas y felicitaciones entre los integrantes del grupo compacto del presidente electo Felipe Calderón. Los recién nombrados miembros del próximo gabinete Francisco Ramírez Acuña y Germán Martínez Cázares no cabían de gusto. Carlos Medina Plascencia, encargado del proyecto México 2030, se sumaba a la feria de felicitaciones en la casa de transición. El guanajuantense, por cierto, trae escolta del Estado Mayor Presidencial.
“Bajo reserva”, El Universal, 29 de noviembre de 2006.
Pero hay dos preguntas que no están siendo atendidas por culpa del estruendo. Una, si Ramírez Acuña tiene el talento para encarar el rostro severo de la política mexicana contemporánea. Otra, qué es hoy la Secretaría de Gobernación. El mito retrotrae a Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz, Jesús Reyes Heroles, jefes de gabinete que todo lo sabían y podían. Pero la realidad es la de una oficina sin facultades para mandar a una policía, manejar el sistema de inteligencia y mediar entre los poderosos con instrumentos que le permitan enderezar arbitrariedades y encaminar soluciones justas. Gobernación es un león desdentado.
¿Calderón optó por un “duro” sólo para matarlo de frustración? ¿O lo ha traído para que se encargue de una Secretaría que ponga orden, modernice la política y consolide un régimen democrático?
Antes de que termine el año tendremos seguramente las claves para esbozar una respuesta a la pregunta de qué quiere Calderón que se haga en Bucareli. Y para poder despejar, ahora sí, la interrogante de quién, en verdad, será el secretario de Gobernación.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 29 de noviembre de 2006.
En Gobernación no hubo sorpresas: Francisco Ramírez Acuña llega con un encargo muy directo, restablecer el Estado de derecho y el respeto a la ley. El propio Calderón abordó el punto más débil del ex gobernador al indicarle que debe actuar con pleno respeto a los derechos humanos. Evidentemente se habló también de la relación con los gobernadores y con el Congreso, pero el encargo para Ramírez Acuña es el orden. Habrá que ver con quiénes trabajará el ex gobernador y, sin duda, se deberá analizar el gabinete de seguridad, que será dado a conocer hoy (o mucho más probablemente mañana jueves), para ver cómo puede funcionar en esa posición y cuál es el esquema adoptado. Nadie duda de la cercanía y la confianza del próximo secretario con Felipe Calderón y, ayer, cuando tuve oportunidad de entrevistarlo, dos cosas fueron claras: llega a esa posición por la confianza presidencial, pero el futuro mandatario no le debe nada a Ramírez Acuña. No está pagando ninguna deuda añeja. Y el ex gobernador se encargó de decir, desde ahora, que tampoco llega a esa cartera con apuestas futuras.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 29 de noviembre de 2006.
Con cinco días de retraso dio a conocer este martes un retazo de su gabinete de orden y seguridad. Se quedó en un cacho muy pequeño de orden, y con otro aún más chico de seguridad. Quien resume en su cargo las dos tareas es el titular de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, cuyo talante es precisamente lo contrario de lo que postula Calderón: salvaguardar el estado de derecho. No sólo Ramírez Acuña tiene varios expedientes abiertos y violaciones a los derechos humanos por la manera troglodita en como aplica la ley, sino que la ha manipulado, como durante las recientes elecciones para gobernador en su estado Jalisco, donde desempolvó una investigación ya aclarada en contra del candidato del PRI para que, con la sospecha de vínculos con el narcotráfico, el electorado se volteara en su contra. La gubernatura la retuvo el PAN. Calderón impuso su voluntad por encima de la extrema derecha del PAN y, de manera más notoria, soslayando la enorme repulsa que el potencial nombramiento de Ramírez Acuña había levantado, causa por la que se habían aplazando los nombramientos, comenzando el inconcluso desorden, la rebatinga de puestos y las indecisiones del presidente electo.
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente Personal”, El Universal, 29 de noviembre de 2006.
Y en Gobernación se confirma el ominoso rumor de que sería ocupada por Francisco Ramírez Acuña, el hombre más indicado para exacerbar el conflicto de Oaxaca y crear otros semejantes en todo el país. Alguien con una estructura mental y visión política semejantes a las de Manuel Espino. El más adecuado para una guerra contra la oposición, con el fin de minar puentes en vez de construirlos, y "meter al huacal" (o sacar definitivamente de él) a quienes desde las calles le escatiman la legitimidad a Calderón. No se extiende una mano conciliadora, sino se levanta un puño de confrontación. Alguien con poco respeto por los derechos humanos, según declaran organizaciones defensoras de ellos a nivel nacional e internacional. Alguien que no se ve con disposición ni capacidad para oír y entender a las izquierdas. Con esto, Felipe no derrama en la hoguera política un cubo de agua, sino de gasolina. El lema de "mano firme, pasión por México" parece trastocarse por el de "mano dura, represión a México". En un balance general, la señal que Felipe parece enviar a propios y extraños es que busca conducir al país con "orden y progreso", lo que seguramente recibe el aplauso y beneplácito de quienes por él sufragaron. Es ni más ni menos lo que Calderón y Fox ofrecieron durante su campaña conjunta.
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 29 de noviembre de 2006.
Tempestades en San Lázaro mientras la caldera hirviente emite un borbotón jalisciense llamado Francisco Ramírez Acuña para que arroje más gasolina represiva al fuego social. O-Paco, el gobernador que citaba a sus funcionarios a tomar acuerdos mientras lo acompañaban a jugar golf, es garantía anunciada de torpeza e ineficacia administrativas que serán aderezadas con una cavernícola concepción de lo que es el "orden" y el "estado de derecho". Pero la debilidad crujiente del producto Calderón lo ha llevado a pagar explícitamente una deuda de juego (político) al apostador Ramírez Acuña, que colocó sus fichas en la casilla perdida de la ruleta por la candidatura presidencial y acabó ganando lo que ahora cobra con altivez propia de cantante con mariachi interpretando un corrido (corrido fue Calderón luego de aquel destape en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, en mayo de 2004, madruguete ¬Frac es especialista en esos albazos políticos¬ que provocó reproches del despechado Fox contra su secretario de Energía Chapelén y contra el gobernador del peinado de salón que le dijo a Chente ¬Fox, no Fernández¬ que a él, el héroe de la represión a globalifóbicos, nomás lo regañaba el pueblo de Jalisco. ¡Uf, qué bueno que aquí le corta este tecleador desafinado a sus insinuaciones musicales, pues de otra manera se estaría metiendo a hablar de cantantes como Valentín Elizalde y de las venganzas de narcos y de la relación de éstos con políticos de estados como Jalisco, y de... y de que aquí más vale pasar a otras tonadas!).
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 29 de noviembre de 2006.
¿Pago de factura por haberlo destapado? ¿Necedad y grave error político porque un secretario de Gobernación necesita ser bien recibido por sus interlocutores que ahora lo desacreditan? ¿Una demostración de carácter de Calderón al decir:
“A mi gabinete, o al menos a este secretario, lo nombro yo y ya”?
Ya veremos. Lo cierto es que uno se gana respeto en el cargo, ejerciéndolo. Es un reto mayúsculo para el gobernador con licencia de Jalisco. Por lo pronto, parece ser que Calderón, sabiendo de sus desplantes, le pondrá algunos candados, como nombrar él a los subsecretarios…
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 29 de noviembre de 2006.
Una vez ungido, ¿qué le encomendó Felipe Calderón a Ramírez Acuña? Según sus propias palabras, "velar por la plena vigencia de la ley con un compromiso permanente de respeto a los derechos humanos y a las libertades de las personas, así como con la transparencia y absoluta rendición de cuentas en el gobierno... lograr la plena vigencia de un auténtico estado de derecho... lograr un marco de respeto a la legalidad y a la vida institucional entre los mexicanos... (porque) ha constatado la necesidad y el valor que tiene el diálogo en la pluralidad y a la vez la responsabilidad irrenunciable para el gobernante de hacer valer la ley”.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 29 de noviembre de 2006.
El futuro titular de Bucareli se estrenó, con su distintivo tacto de paquidermo antediluviano, con la entretenida novedad de que pese a los chingadazos en San Lázaro protagonizados por los azules y amarillos no hay plan B ni sede alterna y su jefecito acudirá a tomar posesión (ajá) y que se encontrarán mecanismos de disuasión (whatever this means) para que los diputados no impidan el acto… léase como que el explosivo reventón dará, internacionalmente, para mucho más.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 29 de noviembre de 2006.
El camino no fue fácil, estuvo lleno de presiones y críticas, pero ahora a Francisco Ramírez Acuña, pese a lo que se dice de él, le toca demostrar que sabe extender la mano y llegar a acuerdos. Los primeros pasos del próximo secretario de Gobernación dejaron sorprendido a más de uno, pues el ex gobernador jalisciense dejó en claro, en distintos niveles, que tiene palabra, autoridad y poder.
“Frentes Políticos”, Excélsior, 30 de noviembre de 2006.
El anuncio recurrente de Ramírez Acuña, a quien ya se le identifica también como Durito, nada que ver con el extraño personaje del "sup" Marcos, es sobre el retorno de la política.
Quizá lo que quiere decir el jalisciense es que durante el sexenio de Vicente Fox lo que menos hubo fue eso, política, y por eso estamos como estamos.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 30 de noviembre de 2006.
El neandertal de Ramírez Acuña se estrena escupiendo una cantidad de estupideces alrededor de Oaxaca, el Estado de Derecho y la aplicación de la ley. Sí como no. Cínico
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 30 de noviembre de 2006.
A PARTIR de mañana cada vez que alguien invite al presidente Felipe Calderón a un convivio, una conferencia, un partido de futbol o lo que sea, deberá quitar la silla apartada para Francisco Ramírez Acuña.
EL NUEVO secretario de Gobernación tiene muy claro que, por una cuestión de procedimiento, no puede estar en el mismo lugar que Felipe Calderón.
QUE, de acuerdo con el manualito de Bucareli, si el Presidente encabeza un acto público, al titular de Gobernación le corresponde quedarse en su despacho a cuidar la patria.
ORA' SÍ que salió duro hasta ¡con él mismo!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 30 de noviembre de 2006.
La toma de la tribuna de la Cámara de Diputados por legisladores del PAN y del PRD pone en peligro la obligación que tiene Felipe Calderón de protestar el cargo de Presidente de la República ante el Congreso de la Unión reunido en sesión general, y coloca al país al borde de una crisis provocada por el reiterado anuncio del PRD de “impedir a como dé lugar” que el nuevo Presidente cumpla con lo previsto en el artículo 85 de la Constitución.
En la actual situación de toma de tribuna, es físicamente imposible que Felipe Calderón comparezca ante el pleno del Congreso como obliga el precepto constitucional.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 30 de noviembre de 2006.
Para el Presidente entrante, sin embargo, es muy importante no ceder en esta primera gran confrontación del sexenio. Por eso los diputados panistas se adelantaron a los perredistas en la toma de la tribuna del Palacio Legislativo y por ello, por lo menos hasta el momento en que escribo este artículo, se mantienen en la tribuna con el fin de impedir que ésta sea capturada por los perredistas.
El artículo 87 de la Constitución no obliga a que la toma de protesta se haga en el salón de plenos del Palacio Legislativo. Lo único que señala es que el juramento debe hacerse "ante el Congreso" o, en un periodo de receso -que no es el caso en este momento- "ante la Comisión Permanente". El Congreso, es verdad, puede ubicarse en cualquier lugar, siempre y cuando la mayoría de los legisladores vote un cambio de sede, se haga una convocatoria pública y se verifique el quórum
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 30 de noviembre de 2006.
Dicen que en la Cámara, ayer el PRI fue chamaqueado otra vez.
Se sumó a la petición del PRD para que la toma de protesta de Calderón se haga en otro lugar de la Cámara, no en la tribuna.
Y que no asista Vicente Fox.
La bancada del PRI la consensuó y se sumó.
Pero Leonel Cota llegó a San Lázaro, con las últimas órdenes ¿de López Obrador?:
Ni cambio de sede, ni Fox, nada de nada.
Y el PRI se quedó bailando.
Pepe Grillo, Crónica, 30 de noviembre de 2006.
Calderón y los panistas decidieron salirle al paso a la provocación y enfrentar el día de la toma de posesión a pecho descubierto. Les pareció, quizá les parece todavía, que no podían mostrar miedo alguno ni para evitar estrellarse en la trampa anunciada.
Habrían podido gobernar ese día, en lugar de embestirlo. Hubiera bastado para ello, como ofrecía el PRI, llevar la ceremonia a un recinto alterno donde el nuevo gobierno tuviera pleno control sobre la organización, sobre el acceso al recinto y a la tribuna, sobre la seguridad de sus invitados y aún sobre el humor del público.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 30 de noviembre de 2006.
¿Por qué es tan importante para el PRD y el PRI que la sesión se realice en otro lugar? Cualquier sede es buena, desde el punto de vista legal, para la ceremonia. La diferencia es que un cambio de sede señalará desde el primer momento una derrota del presidente Calderón. Quedará demostrado que el primer mandatario no tiene siquiera la capacidad de acudir al Palacio Legislativo. Si bien los objetivos del PRD y del PRI son distintos, coinciden en querer mostrar a un Presidente débil.
Por eso mismo es tan importante para el PAN, y para Calderón mismo, demostrar que el presidente de la República tiene la capacidad de gobernar en todo el territorio nacional y que puede acudir a cualquier lugar, especialmente al Palacio Legislativo, donde tendrá que presentar sus informes presidenciales en los próximos años. Un Presidente que no puede ir a San Lázaro o a Oaxaca o al Zócalo de la Ciudad de México difícilmente puede ser el Presidente de todos los mexicanos.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 30 de noviembre de 2006.
La realidad es que si a pesar de los acontecimientos en el recinto legislativo, Calderón insiste en tomar posesión en la máxima tribuna del Congreso vamos a presenciar un zafarrancho político, no como los de los años treinta que terminaban a balazos, pero altamente peligroso. Los pesimistas opinan que no habrá negociación entre los panistas y los perredistas para que se haga en la tribuna. Los perredistas sugieren que se haga en el "salón azul", para estar ad hoc, dicen burlonamente, y que no se presente Vicente Fox: que mande la banda por DHL, sugieren. Pero los del PAN se resisten a celebrar tan importante evento en lo oscurito.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 30 de noviembre de 2006.
Ese lugar no es otro que el Auditorio Nacional, donde Calderón tendrá ese mismo día primero de diciembre, después de su encerrona en San Lázaro, una fiesta de diez mil invitados. Habría podido ser un anfitrión amigable hasta de sus adversarios e iniciar su gobierno dando una muestra de habilidad, más que una demostración de valor. (El valor lo va a necesitar, y mucho, para otras cosas).
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 30 de noviembre de 2006.
Sin embargo, en ambas cámaras legisladores del blanquiazul y de la oposición coinciden en que a pesar de la toma de la tribuna del salón de sesiones de San Lázaro, la sesión solemne de mañana deberá llevarse a cabo ahí, tal y como fue aprobado por el pleno de los diputados, confiados en que en el transcurso de este día Héctor Larios y Javier González Garza, coordinadores de PAN y PRD, logren que sus diputados acepten abandonar aquélla. Emilio Gamboa Patrón, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Baja y líder de la fracción tricolor, se ha cansado de exhortar a quienes tienen tomada la tribuna a que la desalojen para que se pueda llevar a cabo la sesión de Congreso General.
Francisco Cárdenas Cruz, “Pulso Político”, El Universal, 30 de noviembre de 2006.
Terminaron las especulaciones. La toma de protesta de Felipe Calderón como Presidente de México se llevará a cabo en el recinto legislativo de San Lázaro. A pesar del PRI —y del PRD, por supuesto—, será Vicente Fox quien le entregue la banda a Jorge Zermeño, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, para que ayude a colocarla en el pecho del nuevo mandatario.
La decisión es la correcta. El sentido de Estado lo aconseja. Felipe no puede empezar como Fox terminó. Ceder a la presión y a las amenazas es condenar a su gobierno al chantaje permanente. Lo decimos más allá de las posturas ideológicas y de simpatías personales.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 30 de noviembre de 2006.
Con escándalo o no, la sede de la Cámara de Diputados será el escenario donde Calderón hará el juramento, y esto acompañado de Vicente Fox o sin él. La fiesta será en otro sitio ¬Palacio Nacional, Los Pinos, Auditorio Nacional o Palacio de Bellas Artes¬, y desde allí el presidente entrante leerá su discurso inaugural ante los invitados nacionales y extranjeros.
En el sitio elegido el control absoluto lo tendrá el Estado Mayor Presidencial, sin que los fueros tengan ningún valor. Obviamente, los senadores y diputados del PRD no estarán invitados
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 30 de noviembre de 2006.
Importa que Felipe Calderón se presente el próximo viernes a la sede de la Cámara de Diputados, donde en sesión de Congreso General lo estén esperando los representantes electos del pueblo mexicano, para que ante ellos jure solemnemente cumplir y hacer cumplir la Constitución y si así no lo hiciere que la nación se lo demande? Sí importa. Y tan lo saben los líderes de los diferentes partidos, y sus respectivos diputados, que por eso están dispuestos a enfrentarse físicamente, a dormir en el suelo y a dar a un espectáculo lamentable que los desprestigia a todos.
Denisse Maerker, “Atando Cabos”, Excélsior, 30 de noviembre de 2006.
El problema, desde luego, no es inmobiliario ¬el pleno de San Lázaro, otro lugar de esta misma cámara, el Auditorio Nacional u otro foro¬ ni de controversia jurídica que pudiese inhabilitar a Calderón para ejercer la Presidencia por los incidentes de un día que él imaginó "muy divertido". Pase lo que pase (para usar la displicente terminología de Santiago Creel), Calderón ejercerá en lo inmediato la Presidencia de la República, pero la manera como resuelva el sudoku de San Lázaro definirá su fuerza política, su ánimo de poder y el perfil con el que ejercerá la muy anunciada "mano firme, pasión por la PFP”.
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 30 de noviembre de 2006.
El 1 de diciembre sucede que nuestro satélite pasa de Aries (un signo de fuego, de inicios, guerrero… la explicación astrológica de por qué hemos andado tan peleoneros, también) a Tauro (un signo de tierra, consolidación y búsqueda de placer, ¡mmm!). Pero justo en esas horas que le digo, de las 11:40 y hasta las 6:26 de la tarde, no estará en ningún lado…
Y ahora, en esos momentos, ¿qué pasará en México?
Aunque ayer en la casa de transición del presidente electo aún no tenían la agenda del viernes confirmada, todo parece indicar que Calderón sí rendirá protesta como presidente con la luna en Aries (que no está mal)… eso sí, sus primeros actos y palabras como mandatario estarán influenciados por el vacío que le hará la luna. Esto pasará cuando tenga su reunión en el Auditorio Nacional y también en la comida que tendrá en el Museo de Antropología.
Eso sí, para la cena en el alcázar del castillo de Chapultepec con los mandatarios que vendrán (y que al parecer cada día son menos) la situación es más halagüeña…
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 30 de noviembre de 2006.
A distintos observadores inteligentes, a millones de mexicanos, al propio Calderón, les parece que torear de lado a este toro, en vez de parársele enfrente, es perder la batalla de los símbolos, mostrar una debilidad que perseguirá al Presidente el resto de su gobierno.
Quizá tienen razón. Hay una batalla política y una batalla simbólica que ganar acudiendo sin miedo a San Lázaro. Pero ganar la batalla simbólica y perder la batalla real puede ser una derrota pura y dura en ambos frentes
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 30 de noviembre de 2006.
Aunque el conflicto en Oaxaca sigue activo, en los últimos días quedó rebasado en los espacios mediáticos por la incertidumbre de lo que sucederá mañana en la toma de protesta del presidente Calderón. Los acontecimientos acaecidos el martes nos mostraron que no era para menos. Ante el creciente rumor de que los legisladores del PRD tomarían anticipadamente la tribuna en su necedad de impedir a Felipe Calderón rendir su protesta como Presidente de la República, de acuerdo con lo que ordena la Constitución, los diputados panistas les dieron nuevamente “madruguete”, y se les adelantaron. La realidad es que el espectáculo fue, como se dice coloquialmente, “de pena ajena”. Los jaloneos y golpes entre los señores diputados, y los empujones y cachetadas entre las señoras legisladoras, estuvieron a la orden del día. Hasta el momento de cerrar esta colaboración, continuaban los panistas resguardando la tribuna, en tanto que los perredistas se encontraban formando un “contra cerco” en torno a ellos, ordenado, según trascendió, por el perdedor en la contienda electoral: el ex candidato perredista. El desprestigio de los militantes del PRD en general, y de sus legisladores en particular, ha llegado a tal extremo, que resulta muy difícil creer en sus intenciones de pacifismo, de manera que lo más probable es que efectivamente iban por la tribuna. Pronto olvidaron los legisladores, unos y otros, la protesta de “cumplir y hacer cumplir…” que ellos hicieron a su vez en los últimos días de agosto. Como bien remata el juramento: la Patria habrá de reclamarles que, en total flagrancia, han incumplido su promesa.
Guillermo Ortega, “En corto”, Crónica, 30 de noviembre de 2006.
Es una muy mala señal, dice un amigo miembro del servicio exterior: para la toma de protesta de Felipe Calderón habrá muy notables ausencias…
No estarán, por ejemplo, el ABC de América Latina, como se les conoce. Los presidentes de Argentina, Brasil y Chile. Lo interesante es saber por qué: prefirieron ir a otro lugar. ¿A dónde? Nada menos que a la Cumbre África-América Latina, que se realizará en… África.
Mala señal porque significa que no tenemos liderazgo, al menos el liderazgo que teníamos, en la zona.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 30 de noviembre de 2006.
Felipe Calderón será investido mañana como Presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Ha dejado muy en claro que no permitirá que sigamos siendo rehenes de una minoría que sólo busca la destrucción del país
Oscar Mario Beteta, “En petit comité”, Milenio, 30 de noviembre de 2006.
Que ayer, a la una de la tarde, en el Sheraton de avenida Juárez, se reunieron el uruguayo Julio María Sanguinetti, el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el chileno Ricardo Lagos y el español Felipe González con los mexicanos Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Manuel Camacho.
Los cuatro ex presidentes están en el país para asistir a la toma de posesión de Felipe Calderón y han expresado que les preocupa mucho que la crisis política derivada del 2 de julio ponga en riesgo la democracia mexicana, y que las consecuencias repercutan en América Latina.
Andrés Manuel López Obrador estaba invitado a esa reunión, pero no quiso asistir.
No sólo eso: Ortega, Navarrete y Camacho se presentaron contra la voluntad del tabasqueño.
“Trascendió”, Milenio, 1º de diciembre de 2006.
Durante más de una semana, cientos de policías federales, y 13 camiones repletos de marinos, han puesto un cerco que viola los derechos humanos y constitucionales de los habitantes de las colonias aledañas al Palacio Legislativo.
Cuenta una mujer, vecina de la colonia 10 de mayo, con seis meses de embarazo, que los federales no quisieron creer que el abdomen abultado que exhibía era producto de un proceso natural. Suponían que bajo sus ropas llevaba armas, algún artefacto para manifestar con violencia las muy precarias condiciones de vida que le ha dejado el neoliberalismo.
Marta es el nombre de la mujer que tuvo que casi desnudarse para mostrar que eso que le abultaba el abdomen era la hinchazón de su embarazo. La señora cuenta llena de vergüenza ese episodio que da idea del estado de sitio parcial impuesto a 13 colonias de la delegación Venustiano Carranza, al que ha recurrido el gobierno federal para proteger a quien quieren imponer como presidente.
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad perdida”, La Jornada, 1º de diciembre de 2006.
Por alguna razón que no se ha explicado, y que alguien tendrá que explicar, no es el Ejército sino la Marina la que cubre las funciones de seguridad con motivo del relevo de gobierno
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 1º de diciembre de 2006.
Que, más tarde, los ex presidentes latinoamericanos y el español recibieron al rector Juan Ramón de la Fuente, al senador del PAN Santiago Creel y al ex gobernador de Nuevo León Fernando Elizondo.
Que mientras eso ocurría en el Sheraton y los diputados del PRD cumplían 48 horas en el Salón de Sesiones de San Lázaro y calculaban la estrategia para impedir que Calderón tome protesta, el presidente de ese partido, Leonel Cota, hacía otros cálculos… ¡pero en el Hipódromo de Las Américas!
Cota comía y apostaba en el restaurante 1943; sí, el que está en las gradas preferentes del Hipódromo.
“Trascendió”, Milenio, 1º de diciembre de 2006.
Mientras en algo parecido a una contraofensiva, la gente se organiza para manifestar, desde hoy por la mañana, muy temprano, a las siete, que Felipe Calderón no es su presidente, y que el cerco físico no impedirá que se lance a todo el mundo su verdad, que no es otra que la del coraje de saber, ciertamente, que su voluntad electoral fue burlada.
Y ésta parece ser la tónica de lo que será el gobierno del odio. Policías por doquier, represión a flor de macana, intolerancia y una presidencia que, hostigada día con día por la gente, no tendrá otro remedio que regirse por el síndrome de la muñeca fea: esconderse, siempre, tras los rincones. Así será.
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad perdida”, La Jornada, 1º de diciembre de 2006.
¿Será el amarillo del PRD o del Vaticano? Esa era la mordaz pregunta que se hacían ayer algunos reporteros, al mostrar las acreditaciones para la toma de protesta repartidas por los responsables de comunicación del equipo de transición. La ironía se transformó en franca molestia cuando, después de fastidiosos trámites e identificaciones, les informaron que sólo servían para ingresar ¡a la sala de prensa!
Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 1º de diciembre de 2006.
En los tiempos del PRI, el nombramiento del secretario de Gobernación anticipaba el rumbo del sexenio: si el sino del gobierno de Calderón es la personalidad de Ramírez Acuña, puede decirse que esperan al país seis años duros y opacos.
Jorge Cisneros Morales, “El personaje de la semana”, El Gráfico, 1º de diciembre de 2006.
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