DOMINGO 18 ENTRE EL ZÓCALO Y LA CATEDRAL. 1. LA SEMANA PREVIA.

Los primeros 26 comentarios de este seguimiento corresponden a la semana que comenzó el lunes 13 de noviembre. Diez de ellos dan cuenta de los preparativos para el informe mientras que 16 se centran en la denuncia que López Obrador presentó ante la Procuraduría General de la República por los sucesos en Tabasco. Como podrá observarse, los comentarios al respecto se extienden hasta el martes 20 de noviembre no necesariamente como consecuencia de los acontecimientos del domingo, sino como causa inherente a la propia denuncia.

Las actividades previas.
Que después del triunfo en Michoacán, los perredistas tratarán de conferirle al martes 13 todos los símbolos de la unidad.
Para empezar, el candidato ganador, Leonel Godoy, se reunirá con Andrés Manuel López Obrador. Habrá abrazo y foto.
Además, el presidente del partido, Leonel Cota, se presentará con los cuatro candidatos a relevarlo: Jesús Ortega, Alejandro Encinas, Camilo Valenzuela y Ricardo Monreal.
Nadie quiere llegar con cara de enojo al mitin del próximo domingo.
“Trascendió”, Milenio, 13 de noviembre.

Tres presagios negros pendían sobre la presidencia legítima de Andrés Manuel López Obrador: se hundirá en el ridículo, provocará una gran fractura en el PRD y morirá de extenuación. Pasó un año y ninguno de los augurios se cumplió. El estrafalario proyecto está vivito y coleando.
Se necesitaba valor para mandarse hacer un podio imperial y cruzarse la banda tricolor. El ridículo era el destino probable. Pero después de la congelada ceremonia del 20 de noviembre de 2006, López Obrador guardó los disfraces, desmontó la escenografía de Cachirulo y se fue a recorrer mil municipios. Entre el teatro fantástico y los trayectos penosos, optó por lo segundo. Qué tejió, no se sabe aún. Quizá esa costura no sea hoy muy rentable políticamente, pero grotesca no lo es.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 14 de noviembre.

Ante la crisis que vive el FAP de López Obrador reapareció Manuel Camacho.
El ex priista es el autor del texto para el relanzamiento del FAP y ahí estarán hoy, en el Sheraton Alamenda, los jefazos del PRD, PT y Convergencia, con Camacho, Muñoz Ledo y López Obrador.
La amenaza de que Convergencia deje el FAP aceleró este espectáculo del relanzamiento que escenificarán hoy.
Parece que las derrotas electorales empiezan a preocupar al legítimo.
Pepe Grillo, Crónica, 14 de noviembre.

¿Se acuerda del Frente Amplio Progresista, una coalición legislativa y de gobierno de partidos de izquierda, fundada después del 2 de julio del año pasado, como parte de los acuerdos de la antigua coalición Por el Bien de Todos, que postuló a AMLO? Ah, pues este bloque, integrado por el PRD, el PT y Convergencia, debe necesitar oxígeno. Por ello suscribirá hoy, en un hotel de Reforma, una especie de pacto de refundación en el que se insistirá en la llamada “unidad de fuerzas progresistas y de izquierda”. Ahí darán a conocer su plan de acción 2008-2012
“Frentes Políticos”, Excélsior, 14 de noviembre.

Uno es el estreno (este viernes, no se le pierda) de la película de Luis Mandoki y Federico Arreola México: Fraude 2006, y el otro es el mitin del próximo domingo en el Zócalo capitalino. Entonces sí, my friend, hace más sentido la peligrosa guerra sucia. Hace más sentido orquestar una campaña mediática de que ¿ya ven, imbéciles? AMLO sí era un peligro para México. Mientras la gente sufre estos hojaldras la están armando hasta los dientes. ¡Están enviando armas a Tabasco! ¡Están organizando la insurrección! Y de ahí van agarrando vuelo en la confrontación tensando más la cuerdita.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 14 de noviembre.

López tiene en estos días dos asuntos por considerar en torno de su buena o mala fama. Uno, la película de Mandoqui cuyos avances el público silbó la tarde del domingo en un cine de Altavista. Claro, zona burguesa y cara, pero es un signo. En ese mismo cine recibieron El violín con aplausos.
La otra, el aniversario de su “gobierno legítimo”. Tomado a la mitad el Zócalo tiene frente a sí dos posibilidades, ocupar el espacio disponible para atiborrarlo o reconocer el favor de amigos de Marcelo Ebrard para evitarle la pena de no llenarlo como en los días de gloria.
No deja de ser una paradoja: el mejor político del PRD en toda su historia, proscrito de una campaña para cuya victoria era necesario esconderlo.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 14 de noviembre.

López Obrador reconfirmó, asimismo, que tiene voluntad y resistencia de sobra, y que por falta de recursos no sucumbirá. Desde septiembre, además, su imagen comenzó a recuperarse en las encuestas. Punto por punto, pero viene de regreso.
Hace un año nos tocó a algunos estar en la primera línea de defensa contra sus mitos y mentiras. Creo que hoy tendríamos que asumir ciertas evidencias. Ni hizo el ridículo, ni ha destruido al PRD ni se demolió en su legítimo proyecto.
Ciro Gómez Leyva, “La historia en breve”, Milenio, 14 de noviembre.

Aunada a esa noticia, está la del Frente Amplio Progresista que recientemente nos aclaró a los mexicanos (que no dormíamos de la preocupación, ¡uff!) que se reunificarán en torno a López Obrador. ¿Serán éstas puras patadas de ahogado de sus últimas equivocaciones y fracasos electorales? ¿Una forma de intentar responder a la exitosa reaparición pública del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y la campaña (que terminó en triunfo) que él sí apoyo en Michoacán, la de Leonel Godoy? Todo parece que AMLO ahora sí siente el agua al cuello… y no sólo el agua de Tabasco.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 16 de noviembre.

El gobierno fisCal (es decir, sustentado en el impuesto) parece es-tar poco atento a las lecciones del foxismo que no supo enfrentar a un adversario sin hacerlo crecer. Así como, durante años, el palurdo cocacolero invirtió contra su voluntad en el desarrollo de Andrés Manuel López Obrador, al contraponérsele con chapucería y abuso, ahora el fisCal Derón parece empeñado en demostrar que el movimiento social encabezado por el tabasqueño (que este domingo se reúne con sus seguidores en el Zócalo capitalino) no es tan débil e intrascendente como los voceros oficiales y oficialistas desdeñosamente afirman, puesto que, frente a un par de movimientos de resistencia opositora, el felipismo ha respondido con destemplanza institucional grave, mediante declaraciones aberrantes de un subprocurador federal de ¿justicia? y a través de la censura por parte de sus aliados radiofónicos que se niegan a transmitir anuncios de la película Fraude, México 2006, que habían sido contratados y pagados
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 16 de noviembre.

Mientras que él ha venido escalando en su recorrido por el país, desde las páginas interiores de los diarios hasta las primeras planas, reconstruyendo y ampliando su base de sustentación, también contra todas las predicciones, ¿dónde están en cambio sus principales detractores? Los que orgullosos se alzaron con la victoria —a la mala obtenida a la peor refrendada— en la pasada elección presidencial. Vicente Fox y Marta Sahagún caen en picada. Calderón vive obsesionado con una legitimidad que de origen no tiene; su partido, el PAN, pierde prestigio y posiciones y cede terreno al PRI y al IFE de Ugalde y a los medios electrónicos, los partidos todos, en una inédita confesión de parte, les enmiendan la plana con una reforma electoral que puede, si se cumple, evitar esas trampas que evitaron llegar a López Obrador a la Presidencia.
Habrá que ir, pues, a la plaza este domingo y antes, este jueves 15 al cine, porque en el cine también habrá de estar el mismo López Obrador, con el mismo dedo en el mismo renglón de siempre, recordando, diciendo terca, insistentemente, que aquí el 2 de julio de 2006 no se jugó limpio y que eso ni se puede olvidar ni se puede tolerar.
Epigmenio Ibarra, Milenio, 16 de noviembre.

La denuncia por los hechos de Tabasco.
Tardó 350 días, pero ayer López Obrador reconoció como Presidente, a Felipe Calderón.
Lo acusó de la tragedia de Tabasco:
“El Ejecutivo Federal tuvo la información y los instrumentos necesarios para evitar la tragedia”.
También había dicho “al diablo con las instituciones”.
Y ayer acudió a la PGR para acusar al gobierno federal y a los ex presidentes Salinas, Zedillo y Fox, y al gobernador Granier.
La PGR dirá si hay culpas, pero el reconocimiento queda.
Pepe Grillo, Crónica, 15 de noviembre.

Al final el bien triunfa sobre el mal. El diablo regresó a las instituciones mexicanas. Dentro del edificio de la Procuraduría General de la República, López Obrador pidió el ejercicio de acción penal contra los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, así como del actual mandatario Felipe Calderón, en su calidad de ex secretario de Energía, por su presunta responsabilidad en las inundaciones de Tabasco.
En ese acto, el tabasqueño acudió a una de las instituciones que había mandado “al diablo” para solicitar al procurador, designado por el Presidente que él no reconoce, que haga una investigación
“Bajo reserva”, El Universal, 15 de noviembre.

En la demanda de López Obrador contra los presuntos responsables de la inundación en Tabasco, no incluyó a los exgobernadores Manuel Andrade y Roberto Madrazo
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 15 de noviembre.

Con toda la frescura y el cinismo del mundo, Andrés Manuel López Obrador decidió denunciar, ayer, ante la PGR, a varios funcionarios y ex funcionarios federales como “presuntos responsables de diversos delitos en el ejercicio de la función pública y contra el medio ambiente, por las inundaciones en Tabasco”. ¿Qué, qué? ¿Él, que se tardó más de siete días en presentarse en su tierra natal a ver si algo se les ofrecía a los damnificados? ¿Él, que fue incapaz de ponerse en mangas de camisa (como sí lo hizo Felipe Calderón en todas las giras que ha realizado durante estos días a la entidad)? ¿Él, al que corrieron los tabasqueños porque su visita les pareció absolutamente oportunista (“¡vete, sólo vienes a sacarte la foto!”, le gritaban)?
Bueno, pues él decidió denunciar a: el director general de la Conagua, José Luis Luege; el director general de la CFE, Alfredo Elías Ayub; los secretarios de Energía, Georgina Kessel, y del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada. Además de a los ex mandatarios Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, al presidente de México, Felipe Calderón, y a quienes resulten responsables.
¿Y con qué carota y argumentos acudió a la PGR? Quiere: “reparación del daño, pago de indemnizaciones y responsabilidades administrativas y penales en contra de quienes resulten responsables”.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 15 de noviembre.

Las fantasías de Andrés Manuel López Obrador han llegado a un extremo escandaloso. Mientras organizaciones empresariales están viendo no sólo cómo ayudan en esta fase de la tragedia, sino prometen ofrecer nuevos proyectos de inversión que generen empleo, el perredista dice que la culpa de las inundaciones la tienen las empresas privadas que le venden energía a CFE, puesto que la paraestatal no pudo generar energía suficiente y no desfogó las presas.
La teoría no sólo es inverosímil, y ya ha sido desmentida por el Colegio de Ingenieros Civiles de México, sino que no tiene ninguna relación con la forma que opera la paraestatal que dirige Alfredo Elías Ayub.
Lo que debería realmente preocupar a AMLO y los seguidores de su secta es que ya algunos de sus correligionarios ya se dieron cuenta de que son un peligro para México.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 15 de noviembre.

Arrancó ayer la estrategia de Andrés Manuel López Obrador para hacer de Tabasco su nuevo campo de lucha. Con la denuncia que presentó contra la CFE y la Conagua, el perredista inició su movilización para organizar los reclamos tabasqueños. Pide que se finque responsabilidad civil a quienes incurrieron, dice López Obrador, en “negligencia criminal”, y propiciaron las inundaciones en Tabasco. Y el argumento central en la denuncia de AMLO suena coherente: el 21 de octubre, dice, el Servicio Meteorológico Nacional de la Conagua dio aviso mediante un comunicado de la presencia de un frente frío que causaría fuertes lluvias en la región del sureste en los siguientes días. Por una extraña razón, los técnicos de la CFE no iniciaron de inmediato los desfogues de la presa Peñitas, sobre el río Grijalva, como correspondía a un aviso de un fenómeno meteorológico de esa magnitud. Pasaron ocho días, hasta el 29 de octubre, cuando la CFE informó mediante un primer boletín, que había comenzado a desfogar el embalse ante la presencia de las precipitaciones pluviales. En ese comunicado, del que se dio aviso ese día al gobernador Andrés Granier, señalaban que se empezaron a desfogar mil 500 metros cúbicos por segundo. Pero como las lluvias se intensificaron —tal y como lo había pronosticado ocho días antes el SMN—, horas más tarde aumentaron el nivel de desfogue a 2 mil metros cúbicos por segundo, según informaron en un nuevo boletín. El tamaño del caudal desfogado en unas horas hizo que el nivel del río Grijalva se incrementara y fue cuestión de tiempo para que comenzara a desbordarse y a provocar las primeras inundaciones en la ciudad de Villahermosa. ¿Por qué el desfogue no se realizó por etapas entre el 21 y el 29 de octubre?, es el cuestionamiento central que sostiene las acusaciones que ayer formalizó ante la PGR, López Obrador. La pregunta del perredista suena inquietante. Aunque también en la PGR, donde lo recibieron con todas las cortesías, se preguntaban ¿qué pasó con “Al diablo con las instituciones”?…
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 15 de noviembre.

¿Pues no que no? Me indigna el cinismo y el oportunismo del Peje, pero me mata de la risa un dato en particular: ¿no decía que “al carajo con sus instituciones”? ¿Entonces, por qué acude a la PGR a la que tanto ha denostado? Y, además, a la Procuraduría del gobierno que, según él, es un gobierno espurio… ¿Acaso la Procu de su gobierno pejítimo no puede resolver su demanda?
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior 15 de noviembre.

Vale la pena revisar el documento con el que AMLO argumentó su denuncia contra los presuntos responsables de la inundación de Tabasco. Sería bueno que nos dijera el origen de las detalladas bitácoras que documentan un mal manejo de la presa Peñitas para favorecer la generación de energía eléctrica de empresas privadas extranjeras
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 16 de noviembre.

Evidentemente, al presentar esta denuncia, López Obrador buscará descalificar a la Procuraduría encabezada por Eduardo Medina-Mora (uno de los también más odiados por el Peje) y al gobierno de Calderón. Me explico: a todas luces la denuncia presentada por AMLO es una jalada de los pelos, sin sustento jurídico alguno, por lo que es previsible que no arroje ninguno de los resultados con los que se podría “callar” a López Obrador. Ni irán a la cárcel Zedillo ni Salinas ni ninguno de los funcionarios contra los que se presentó la demanda ni se podrá sustentar jurídicamente ninguna de las acusaciones hechas por AMLO. Seguramente así lo planeó, con toda premeditación, alevosía y ventaja, para procurarse a sí mismo un tema de discurso y descalificación a futuro. Ya me lo imagino perfecto: “¡Éja PGR que ejtá para encubrir al ‘ejpurio’, no ha atendido nuejtra demanda para cajtigar a loj culpablej de Tabajco!”…
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 16 de noviembre.

Joya de atentado gubernamental contra las propias instituciones es la que en arranque politiquero exhibió, en-garzada en cinismo e impunidad, el comisionado de agencias estadunidenses en el transexenal aparato panista de facciosa simulación justiciera: según ese subprocurador, José Luis Santiago Vasconcelos, es “extremadamente amoral, políticamente reprobable y socialmente desagradable” que un ciudadano, en ejercicio de sus derechos constitucionales, solicite a los órganos de procuración de justicia que in-vestiguen lo que a juicio de esa persona pueden constituir delitos graves cometidos contra la sociedad. “En lugar de presentar denuncias deberían estar cuerpo a cuerpo con sus paisanos tabasqueños rescatando a Tabasco de la desgracia”, señaló el citado funcionario que, a causa de esas palabras, debería ser reconvenido públicamente por sus superiores (en caso de que no hubiesen sido exactamente estos los que le instruyeron a hablar de esa manera), ya que con ellas demuestra un prejuicio que vicia la supuesta voluntad de actuar con apego a derecho (¡zácatelas: el Niño Astillero se pone solemne!) y prefigura la decisión de esa PGR (¡oh, sí: autónoma, independiente, libre, sin consignas ni compromisos!) de dar carpetazo por consideraciones subjetivas, personales o grupales a una denuncia a la que debería darse curso por las razones que esgrime y las sospechas que arroja sobre comportamientos criminales de miembros del mismo equipo político del que forman parte el procurador Eduardo Medina Mora y su subprocurador que prejuzga. ¿Investigar a los responsables de las evitables inundaciones de Tabasco? ¡No, hombre: que los quejosos se acomidan a rellenar sacos de arena antes de que manden militarmente por ellos! Todo, desde luego, conforme a los artículos que correspondan de la Ley de Herodes, que no es una compilación reciente de ordenamientos jodedores, licenciado Santiago Vasconcelos, sino una película dirigida por Luis Estrada
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 16 de noviembre.

Pero no sólo eso, sino que el subprocurador jurídico de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos, descalificó la denuncia presentada por AMLO y aseguró que “todos los mexicanos tenemos que ser muy respetuosos de la ley y no agarrarla como un instrumento de negociación política, presión, chantaje o de posicionamiento político”.
Vasconcelos puntualizó que es “extremadamente amoral y políticamente reprobable que se medre con el dolor del pueblo mexicano”, como lo pretende López Obrador.
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 16 de noviembre.

Aunque el subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos acierta en su diagnóstico sobre el significado esencial de la denuncia que Andrés Manuel López Obrador presentó ante la PGR, peca de imprudencia por ser el responsable de los asuntos jurídicos de la institución, ya que a la acusación debe dársele cauce legal y no político.
El Peje aduce que hay responsabilidad penal por la inundación de Tabasco, según él a causa de un mal manejo del sistema hidroeléctrico del río Grijalva, en los tres últimos ex presidentes y en el ex secretario de Energía con Vicente Fox, Felipe Calderón.
“Los mexicanos debemos ser respetuosos de la ley, no agarrarla como un instrumento de negociación política; de presión, de chantaje o de posicionamiento político, sobre todo con desgracias tan lamentables…”, opina el subprocurador.
Más en su papel y con toda la razón, el senador Santiago Creel solamente celebró que AMLO “reconozca a las instituciones que mandó al diablo”.
Carlos Marín, “El asalto a la razón”, Milenio, 16 de noviembre.

Tiene razón el señor Andrés Manuel López Obrador en demandar ante las instituciones, ante la PGR, a los muchos presuntos responsables de la tragedia en Tabasco. Tiene razón, tiene el derecho y hasta la obligación de acudir a esas instituciones para que hagan su tarea, para que investiguen y castiguen a los responsables. En efecto, existen evidencias de que la presunta responsabilidad oficial viene de lejos, de los tiempos de Salinas y Zedillo, y que también alcanza a Fox y Calderón; que en el terreno local involucra desde Madrazo hasta Granier.
Pero hay un problema, de esos que se esconden en letra chiquita. Ese problema se llama “congruencia”. Y para muestra, dos pequeños botones. En una cena entre perredistas, todos ellos de alcurnia, entre tragos y viandas, uno de ellos habla de las “ocurrencias de Andrés”, en relación con su demanda ante la PGR por la tragedia en Tabasco. “Sí —dice otro— sólo le faltó incluir a la Guadalupana entre los culpables…” La respuesta, una estruendosa risa colectiva. Otro apunta certero: “Puede acusar a todos, pero no se salvará de la pregunta básica… ¿Y qué hacía Andrés en todo ese tiempo?”.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 18 de noviembre.

Está claro que se debe investigar lo ocurrido en Tabasco, que se debe castigar a los responsables, que políticos, dirigentes de partidos, legisladores y gobernantes deben hacer su parte en las indagatorias sobre la tragedia, en la enmienda de los errores, en la sanción a quienes hayan incurrido en corrupción e irresponsabilidad oficial, pero también queda claro a los ojos de muchos ciudadanos —que no ven el desplante de AMLO sino como otra puntada destinada al ejercicio cardiaco del humor— que en la demanda presentada ante la PGR por el tabasqueño sólo se busca la renta política. ¿Qué hacía López Obrador en todo el tiempo que se cometían pillerías y se actuaba de manera irresponsable ante los problemas hidráulicos de Tabasco? ¿Por qué nunca alertó sobre lo que ocurría a sus paisanos?
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 18 de noviembre.

Pero por los cuatro años como gobernador, González Pedrero debió de haber sido incluido en la demanda de López Obrador en la PGR. Pero no. Con cuidado propio de las complicidades del poder al estilo PRI, López Obrador no sólo excluyó a su gobernador sino que se autoexcluyó por haber participado en ese gobierno.
De ahí que la demanda no vaya a prosperar, pero sí va a permitirle la estridencia de la denuncia. Las inundaciones en Tabasco fueron producto de la naturaleza pero también de la incapacidad de los gobiernos estatales anteriores. Ahora todos se lavan las manos diciendo que hicieron lo que estaba en sus manos hacer, pero la grave crisis en Tabasco exige no sólo saber quiénes no hicieron su tarea sino los que la hicieron pero fue insuficiente.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 20 de noviembre.

López Obrador ha ido un poco más lejos, pero sin cambiar de tema; presentó una demanda penal contra los últimos cuatro presidentes porque “se trató de una inundación provocada”, una demostración de que “a la clase política corrupta no le importa la vida de los seres humanos”. Dijo que sabía de antemano que la PGR no haría nada, pero hacía el trámite para poder llevar su denuncia después a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Se apoya, como los demás, en lo que todos sabemos: que el Presidente es responsable de todo lo que sucede en el país, que los políticos son corruptos, ambiciosos, que las instituciones no funcionan, que todo es politiquería y partidismo.
Fernando Escalante Gonzalbo, “Cuaderno de notas”, Milenio, 20 de noviembre.

La denuncia de López Obrador careció de rigor jurídico y se convirtió en un ajuste de cuentas contra las administraciones priistas que lo han derrotado desde que rompió con el PRI en 1988. Asimismo, la denuncia no persigue el propósito de provocar una investigación a fondo sobre las responsabilidades de los funcionarios públicos de los últimos años. En realidad, al estilo López Obrador, esa denuncia busca tan sólo el propósito mezquino de un reposicionamiento personal y de grupo en una entidad donde el lopezobradorismo es caudillista y no de partido y en donde el caudillo necesita reconstruir su base política perdida en procesos electorales anteriores.
Lo malo de esas estrategias como la denuncia penal es que son coyunturales, buscan posicionamientos de corto plazo y desgastan el camino judicial que debe ser andado en una investigación a fondo para deslindar responsabilidades públicas en la crisis por las inundaciones. La tragedia de Tabasco exige una investigación más allá de López Obrador.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 20 de noviembre.

La denuncia de la política también es política, por supuesto. Y en los últimos tiempos, la más popular. Tiene el éxito asegurado porque echa mano de los tópicos del antipriismo (sería mucho más arduo, seguramente imposible, convencer a nadie de que en general los diputados hacen bien su trabajo, lo mismo que los partidos, los funcionarios). Ahora bien: ese sentido común es el soporte de las recientes ofensivas contra el Congreso, contra los partidos, contra el Estado, es el motor oculto de la inercia privatizadora, y sirve para justificar una hostilidad hacia la democracia cada vez más explícita.
Lo malo no es que nuestros notables tiren piedras contra su propio tejado, lo malo es que es el nuestro. Peor todavía: les aplaudimos.
Fernando Escalante Gonzalbo, “Cuaderno de notas”, Milenio, 20 de noviembre.

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