Rehén y rebelde escapan de FARC

BOGOTÁ.— El ex congresista colombiano Óscar Tulio Lizcano, secuestrado por las FARC hace ocho años, fue encontrado el domingo por militares en medio de la selva tres días después de fugarse junto al jefe guerrillero del campamento de las FARC en que permanecía cautivo.
Lizcano se escapó junto a su carcelero tras fuerte presión del Ejército, dijo el ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos.

El ex congresista fue sometido a exámenes médicos, que revelaron desnutrición y deshidratación. A su captor, alias Isaza, le ofrecieron una recompensa y su traslado a Francia. “Me volé, me volé” (escapé), dijo Lizcano, de 62 años, con la voz entrecortada al hablar con su esposa por teléfono celular tras recuperar su libertad.

Durante tres días y tres noches Lizcano recorrió la selva del Chocó hasta que se encontró ayer con una brigada del Ejército colombiano. La presión del Ejército sobre la comisión que vigilaba a Lizcano comenzó hace tres meses, dijo Santos. Lizcano aterrizó en Cali, donde visiblemente agotado dio una breve rueda de prensa junto a Santos.

Por su parte, en medio del júbilo, el presidente Álvaro Uribe confirmó que el gobierno de Francia aceptó que alias Isaza, el rebelde que se fugó con Lizcano, sea trasladado a su territorio, junto con su compañera sentimental. Santos dijo que la recompensa podría ser de unos 419 mil dólares.

El insurgente, de 28 años y cuyo verdadero nombre no fue revelado, fue presentado al lado del mandatario. Tenía el ojo izquierdo cubierto con una venda porque dijo que hace cinco años lo perdió en un combate con el Ejército. “Los invito de todo corazón que se desmovilicen y se reintegren a la vida civil como lo han hecho muchos y lo hice yo; es la mejor salida para volver a vivir”, dijo Isaza en un video de una conversación que tuvo con el presidente Uribe.

Cuando Lizcano se aprestaba a hablar, Santos le pasó el teléfono para que hablara con su esposa, Martha de Lizcano. Lucía demacrado, con sudadera negra, larga barba y muy cansado. Aguantó las lágrimas. Habló sentado en una silla rodeado de militares. Uno de sus hijos, el representante Mauricio Lizcano, se reunió con su padre en la clínica. “El horror que vivió durante nueve años no tiene definición. Él es un ejemplo de estoicismo”, dijo Santos, quien precisó que se trató de una fuga, y no de un rescate, como había circulado en los medios cuando se dio la noticia.

Sin embargo, Santos destacó que la huida se pudo dar por la asfixiante presión del Ejército en San José del Palmar, que se cobró la muerte de ocho guerrilleros y la captura de otros seis. Lizcano no estaba con ningún otro secuestrado. (Con información de agencias)

El Tiempo/GDA, El Universal, 27 de octubre.


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