Al concluir la Cumbre de Líderes de América del Norte, Obama planteó desde ahora que no podrá resolver la reforma con una “varita mágica”, ya que necesitará la cooperación de demócratas y republicanos y enfrentará a los “demagogos”, como calificó a quienes consideran inaceptable la legalización de los indocumentados.
En momentos en que el demócrata tiene como prioridad modificar el sistema de salud, reforma clave de su gobierno, también dejó en claro que antes de la migratoria buscará resolver otras “grandes iniciativas. Tengo mucho en mi bandeja”, dijo durante la conferencia de prensa que ofreció en el Instituto Cabañas junto con su homólogo mexicano, Felipe Calderón, y con el primer ministro canadiense, Stephen Harper.
A diferencia de Obama, el Presidente mexicano no pugnó en favor de una reforma migratoria y en todo caso señaló que su ideal es que un día los mexicanos “no tengan que irse por hambre o por necesidad a cruzar la frontera”, sino que Estados Unidos y Canadá hagan una gran inversión para generar empleos en México.
Declaró su respeto por la “valentía y la profundidad” con la cual su colega estadunidense abordó el tema migratorio y señaló que la movilidad laboral es beneficiosa para América del Norte, y “no se puede detener por decreto”.
Obama comenzó por enderezar sus críticas al sistema de migración de su país, al considerar que el cruce de indocumentados por la frontera se hace de manera peligrosa para ellos e injusta para quienes solicitan legalmente la migración.
Mientras no se apruebe la reforma, consideró que seguirá habiendo trabajadores explotados, porque no están dentro de un sistema legal y muy a menudo reciben menos del salario mínimo.
Señaló que esta situación “no es justa, no está bien y la vamos a cambiar”, pero remarcó que antes atenderá una “pila muy grande” de asuntos, como son las reformas en salud, energía y regulación financiera. Por el momento, indicó que la secretaria de Seguridad Interior, Janet Napolitano, quien formó parte de su comitiva, coordina las pláticas con demócratas y republicanos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes para definir un proyecto de ley migratoria patrocinado por ambas cámaras.
Al referirse a las dificultades que representa esta iniciativa, reconoció: “Va a haber demagogos por allí que traten de sugerir que cualquier camino para la legalización de los que ya están en Estados Unidos es inaceptable, y ésas son luchas, ésas son batallas que tengo que dar, tenga yo una encuesta de 70 o de 40 por ciento a mi favor”.
Insistió en que vale la pena impulsar los cambios, porque el pueblo estadunidense quiere seguridad fronteriza, un proceso ordenado de ingreso a su país y dar la oportunidad a los migrantes que residen en Estados Unidos de poder alcanzar un camino para que “no vivan a la sombra”.
Otro acuerdo alcanzado en la cumbre fue que México y Canadá trabajarán para acabar con las causas que generaron el abuso en el sistema de refugio canadiense y que oficialmente originaron la imposición del visado a los mexicanos que quieren viajar a ese país, refirió Calderón.
Pero contra cualquier expectativa de eliminar la visa a corto plazo, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, subrayó que ante la ausencia de un cambio legislativo en materia de asilo, es muy difícil que los gobiernos controlen el problema de otra forma más que imponiendo dicho requerimiento. Agregó que ésta es la única herramienta con la que cuenta actualmente y que se requieren otras del parlamento para detener a aquellos que de manera falsa solicitan el estatus de refugiados.
En la segunda jornada de actividades, el Presidente mexicano señaló que el visado dificulta y entorpece la buena relación entre ambos países, pero también dijo entender las explicaciones que ha dado el primer ministro; efectivamente hay un problema vinculado al sistema de refugio en Canadá que ha provocado un abuso, dijo.
Tras manifestar su rechazo a la visa, expresó que como presidente tiene claro el objetivo de no permitir que un tema específico de la agenda bilateral detenga todo el potencial que existe en la relación entre ambos países.
En su declaración conjunta, Harper, Obama y Calderón se comprometieron a fortalecer la cooperación para enfrentar un rebrote del virus de influenza A/H1N1 en la temporada invernal y rechazaron la adopción de medidas restrictivas, como el cierre de fronteras. Calderón resaltó que el virus “regresará este invierno y no estamos preparando para enfrentar responsablemente esta contingencia y minimizar su impacto”.
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