“¡Señores, necesito su ayuda, mi hijo perdió los dos riñones por una negligencia médica del Instituto Mexicano del Seguro Social en Baja California. Mi hijo tenía una enfermedad que no trataron bien, ahora está sufriendo por eso y nadie nos hace caso!”, gritó con fuerza Carlos Suita, mientras sostenía en brazos a Kamel Caleb Suita Samaniego, un niño de seis años de edad con la mitad del rostro cubierto por un tapabocas y una sonda colgándole por un costado.
Los gobernadores priístas de Nuevo León, Rodrigo Medina; de Chihuahua, José Reyes Baeza; del estado de México, Enrique Peña Nieto, y de Yucatán, Ivonne Ortega, así como el panista de Morelos, Marco Antonio Adame, que participaban en la última mesa del foro, se miraron unos a otros. Nerviosos, no encontraban acomodo en sus sillones.
“Por favor, se los suplico. ¡Mi hijo necesita ayuda y nadie nos quiere apoyar! Ya perdió los dos riñones, señores, y no hay quien responda por esa negligencia médica”, volvió a gritar con voz llorosa Carlos Suita, agente de seguridad pública de la ciudad de Mexicali.
Los gobernadores dejaron de cruzar miradas entre ellos. Ahora veían al hombre que insistía en su demanda enmedio del auditorio que, al igual que los mandatarios estatales, no sabía cómo reaccionar. Fueron apenas unos segundos, que a los organizadores les parecieron eternos y que los periodistas aprovecharon para rodear a Carlos Suita con cámaras y micrófonos..
De pronto se escuchó la voz del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, quien dejó el sitio que ocupaba en el panel de gobernadores y se puso de pie. “Qué necesitas”, le dijo al hombre que ahora, acompañado por su esposa, América Samaniego, trataba de hacerse un espacio para caminar hacia los gobernadores que no hallaban qué hacer.
“A ver, ven –le dijo Ebrard–, yo te ayudo”. Cruzó un brazo por los hombros de Carlos Suita y con la mano contraria tomó por la espalda a su hijo. “Ven conmigo, aquí te ayudamos”, le repitió mientras lo conducía hacia una de las puertas de salida del salón en el que se llevó a cabo el foro, y se dirigió a los elevadores, seguido por la mirada de los gobernadores, quienes seguían sin reaccionar.
En el trayecto, el agente de seguridad pública y su esposa seguían explicando que su hijo había sido víctima de una negligencia médica y que necesitaba atención hospitalaria. Ebrard abordó junto con la familia su vehículo y, se informó más tarde, se dirigió al Hospital Pediátrico de Coyoacán, mientras que en el salón los gobernadores consiguieron recuperar el hilo de sus intervenciones.
Antes de la irrupción de Carlos Suita, Ivonne Ortega había dicho que, por segundo año consecutivo, Yucatán era el estado más seguro de México, con índices similares a los de países como Suiza. Peña Nieto comentó en su turno que con las reformas aprobadas, un juicio que antes duraba hasta un año y medio ahora se puede resolver “en uno o dos días”. Rodrigo Medina indicó que se requiere, además de recursos suficientes para implementar los cambios, un programa de difusión “para que la sociedad esté enterada de las bondades de la reforma”.
Felipe Borrego Estrada, secretario técnico del Consejo de Coordinación para la Implementación de la Reforma al Sistema de Justicia Penal, aseguró que aun cuando 12 entidades han iniciado las adecuaciones, “hay otras que no han tenido voluntad política para iniciar los cambios y unas más que por estar en proceso electoral me han dicho textualmente que mejor le dejan el paquete al que llegue”.
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