En su esfuerzo por gritar, los ojos de la mujer se enrojecieron, cansados de tanto sol y tanto sudor concentrado en la Explanada del Ayuntamiento de Benito Juárez. Ni el calor de 30 grados ni la masa que la empujaba le impidieron el gusto de estar allí, en primera fila, en el momento preciso para lanzar el grito de batalla: “¡Liberen a Greg!”
El sonido de la batucada empezó su ritmo como si quisiera reventar la tarde en la plaza donde se reunieron más de dos mil simpatizantes del candidato al gobierno estatal que, de la noche a la mañana, ya no estaba entre ellos.
“¡Greg es inocente, Greg no es parte del crimen organizado!”, gritó Rubén Rodríguez, dirigente estatal de Convergencia, “¡Greg es un hombre de valores, exigimos que lo liberen!”
Entre las manos de quienes acudieron al mitin, circulaba la invitación con el mensaje que la coalición PRD-PT-Convergencia diseñó unas horas antes: “Félix González y el PRI eliminan a sus adversarios políticos. GREG va ganando, por eso lo detienen”.
Un hervidero. Eso era, por la mañana, la casa de campaña de Sánchez, llena de simpatizantes que se reunieron para atender el llamado de sus líderes a movilizarse.
“¿Por qué lo hacen hasta ahora?”, cuestionó Julián Ricalde, candidato de la Coalición Todos por Quintana Roo a la alcaldía de Benito Juárez, “Está claro que no quieren ganarnos en las urnas, porque ésas ya las tenemos ganadas”.
Poco después de mediodía, llegó el apoyo más esperado. “Me solidarizo con la coalición; no voy a hacer leña del árbol caído”, expresó Alicia Ricalde, rival panista de Sánchez en la carrera por el gobierno de Quintana Roo, “lamento mucho lo sucedido, como ser humano y espero que la situación jurídica de Gregorio Sánchez se arregle”.
Sin embargo, el apoyo más tangible se mostró poco después de las cinco de la tarde cuando decenas de simpatizantes de las bases del PT, PRD y Convergencia llegaron frente al Ayuntamiento de Benito Juárez a gritar y hasta llorar por la liberación de su líder al que calificaron de “un hombre bueno”.
“¡Greg, Dios quiere a los hombres justos y tú eres uno de ellos!”, rezaba una pancarta, “Greg, tú vas a ser el gobernador, pase lo que pase!”. No faltaron los mensajes en un tono menos esperanzador: “¡Félix, primero mataste a Mayra y ahora quieres matar a Greg!”
Desde la primera fila, las mujeres gritaron aún más como si compartieran el sentimiento de una joven que se encontraba en el escenario: Karina, la hija del candidato a gobernador, quien demostró que en la familia de Greg, la política es un asunto de familia.
“Estoy aquí con la frente en alto y defendiendo a mi padre porque ustedes saben que él es inocente y nosotros vamos a defenderlo a capa y espada”, advirtió, “Y le quiero decir al señor gobernador que, ¿dónde está su calidad humana, señor? No puede ser posible que nos haya arrebatado de esa manera a nuestro padre. ¡Lo responsabilizo de lo que me pase a mí y a mi familia porque usted fue el que orquestó todo esto!”, reclamó.
Este fue el botón para comenzar la marcha en punto de las 19:00 horas. Ya envalentonados, los manifestantes recorrieron en cuestión de minutos las calles que los separaban del palacio de gobierno, donde repitieron las consignas. Al final, el mensaje fue uno: esto apenas comienza.
Adriana Esthela Flores, Milenio, 27 de mayo.
El sonido de la batucada empezó su ritmo como si quisiera reventar la tarde en la plaza donde se reunieron más de dos mil simpatizantes del candidato al gobierno estatal que, de la noche a la mañana, ya no estaba entre ellos.
“¡Greg es inocente, Greg no es parte del crimen organizado!”, gritó Rubén Rodríguez, dirigente estatal de Convergencia, “¡Greg es un hombre de valores, exigimos que lo liberen!”
Entre las manos de quienes acudieron al mitin, circulaba la invitación con el mensaje que la coalición PRD-PT-Convergencia diseñó unas horas antes: “Félix González y el PRI eliminan a sus adversarios políticos. GREG va ganando, por eso lo detienen”.
Un hervidero. Eso era, por la mañana, la casa de campaña de Sánchez, llena de simpatizantes que se reunieron para atender el llamado de sus líderes a movilizarse.
“¿Por qué lo hacen hasta ahora?”, cuestionó Julián Ricalde, candidato de la Coalición Todos por Quintana Roo a la alcaldía de Benito Juárez, “Está claro que no quieren ganarnos en las urnas, porque ésas ya las tenemos ganadas”.
Poco después de mediodía, llegó el apoyo más esperado. “Me solidarizo con la coalición; no voy a hacer leña del árbol caído”, expresó Alicia Ricalde, rival panista de Sánchez en la carrera por el gobierno de Quintana Roo, “lamento mucho lo sucedido, como ser humano y espero que la situación jurídica de Gregorio Sánchez se arregle”.
Sin embargo, el apoyo más tangible se mostró poco después de las cinco de la tarde cuando decenas de simpatizantes de las bases del PT, PRD y Convergencia llegaron frente al Ayuntamiento de Benito Juárez a gritar y hasta llorar por la liberación de su líder al que calificaron de “un hombre bueno”.
“¡Greg, Dios quiere a los hombres justos y tú eres uno de ellos!”, rezaba una pancarta, “Greg, tú vas a ser el gobernador, pase lo que pase!”. No faltaron los mensajes en un tono menos esperanzador: “¡Félix, primero mataste a Mayra y ahora quieres matar a Greg!”
Desde la primera fila, las mujeres gritaron aún más como si compartieran el sentimiento de una joven que se encontraba en el escenario: Karina, la hija del candidato a gobernador, quien demostró que en la familia de Greg, la política es un asunto de familia.
“Estoy aquí con la frente en alto y defendiendo a mi padre porque ustedes saben que él es inocente y nosotros vamos a defenderlo a capa y espada”, advirtió, “Y le quiero decir al señor gobernador que, ¿dónde está su calidad humana, señor? No puede ser posible que nos haya arrebatado de esa manera a nuestro padre. ¡Lo responsabilizo de lo que me pase a mí y a mi familia porque usted fue el que orquestó todo esto!”, reclamó.
Este fue el botón para comenzar la marcha en punto de las 19:00 horas. Ya envalentonados, los manifestantes recorrieron en cuestión de minutos las calles que los separaban del palacio de gobierno, donde repitieron las consignas. Al final, el mensaje fue uno: esto apenas comienza.
Adriana Esthela Flores, Milenio, 27 de mayo.
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