Miles de páginas se han escrito en torno al que se considera uno de los ejercicios más ignominiosos del poder público en México contra un medio de comunicación.
Pero en esa efeméride del oprobio pocos recuerdan que fue desde agosto de 1972 -esto es, cuatro años antes de la maniobra que expulsó a Scherer García de la dirección del matutino- cuando los grupos empresariales, auspiciados por el entonces presidente Luis Echeverría Alvarez, suspendieron la compra de espacios para anunciarse en las páginas del que fuera considerado en su momento uno de los cinco mejores periódicos del mundo.
Básicamente la molestia de los representantes de la iniciativa privada era con la línea editorial que bajo la conducción de Julio Scherer se había impulsado desde la llegada de éste a la dirección de Excélsior el 31 de agosto de 1968.
A lo anterior se sumó una abierta animadversión del gobierno de Echeverría Alvarez contra esa casa editorial operada entonces bajo el esquema de cooperativa.
De hecho, un mes antes, el 10 de junio, los terrenos propiedad de los trabajadores de Excélsior en Paseos de Taxqueña fueron invadidos aparentemente por campesinos que reclamaban haber sido despojados de tales predios, si bien hubo elementos para detectar que muchos de aquellos no eran sino aviadores del gobierno. Diversos testimonios consignan, además, que desde las pantallas de televisión se favorecía esa acción contra la cooperativa periodística.
En estas mismas páginas, el primero de diciembre de 2005, la escritora Elena Poniatowska afirmó: "Desde el poder presidencial, Luis Echeverría manipuló la asamblea de cooperativistas de Excélsior para sacar a Julio (Scherer) y terminar con una línea crítica e informativa que todas las mañanas le agriaba el desayuno."
El día de la asamblea de cooperativistas donde se destituyó a Scherer, en el rotativo apareció una página en blanco. En ese lugar debía haber aparecido un desplegado en apoyo al depuesto director y que signaban, entre otros, Froylán López Narváez, Enrique Maza, Vicente Leñero, José Emilio Pacheco, Gastón García Cantú y Carlos Monsiváis.
Se inició entonces la era de Regino Díaz Redondo como director de esa casa editorial, quien desde la presidencia del consejo de administración de la empresa había organizado la asamblea para deponer a Scherer.
Pero una cosa es clara, el golpe a Excélsior se inició con un boicot publicitario.
Nota de Rosa Elvira Vargas, La Jornada, 30 de junio.
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