Guerra entre dos poderes

En el horario de las telenovelas, el rostro del drama, la pasión y la intriga del popular género, fue reemplazado en las pantallas caseras por un encuentro entre hombres de dos grandes poderes, que por fin se vieron las caras: Senadores y concesionarios de televisión y radio. Se hablaron con suavidad y rudeza, crueldad y advertencia, y se disputaron estar del lado de los buenos, como en los guiones de las páginas de la vida real.
“Vinimos a reaccionar de ustedes, (porque) el país ha sido tomado por ustedes”, tronó Pedro Ferriz De Con, conductor de televisión, en un diálogo que violentó la diplomacia que dicta el protocolo del Senado.

Habían transcurrido apenas dos horas de un encuentro de cuatro horas, sobre el predictamen de la reforma electoral. Nadie había hablado así a los legisladores, ni al inicio de la audiencia ni nunca. Del lado de los senadores no hubo gesto alguno. Curtidos en el insulto y en el golpe bajo esperaron su turno.

La pelea estaba cantada. “Sientan la atmósfera, que no es la más conveniente”, manifestó Ferriz, en el choque de fuerzas en la Torre Caballito. Luego le siguió Javier Tejado: “Quieren seguirse repartiendo el país”.

Cámaras, micrófonos, unidades móviles, transmisiones “en vivo” centraron la atención del país en esa disputa de pesos completos, que urgían no votar en las próximas horas las reformas constitucionales.

Preocupado, Rogerio Azcárraga (de Radio Fórmula), había advertido: “¡Arruinarán el rating! ¡Nosotros vivimos del rating!”

“¡Bravo!”, fue la reacción de los suyos. Y así se la llevarían de uno y otro bando, con aplausos a la causa propia. El senador Pedro Joaquín Coldwell (PRI) sugirió que esa audiencia no fuera vista como un asunto “de ángeles y demonios”.

Dante Delgado, de Convergencia, y Carlos Sotelo, del PRD, vieron en la cobertura y en las intervenciones intentos de intimidación a ellos.

—¿La cobertura es un “cuetazo” o un intento de intimidación?— preguntó Sotelo. Pablo Gómez reaccionó a la tercera ronda de oradores, la más filosa:

—¡Al Congreso lo eligió el pueblo!, en el cual reside la soberanía nacional. Ustedes usan un bien público y forman un duopolio.

Y anunció la siguiente pelea: “Eso del duopolio será después”, advirtió.

Asistió la gama de conductores de programas informativos. Joaquín López-Dóriga, “como un trabajador de los medios de comunicación que me represento apenas a mí”, manifestó que uno de los cambios despierta “la tentación de cualquier expresión del poder: La censura”.

Sergio Sarmiento, como “periodista empleado en los medios”, señaló que “nosotros no inventamos ni las ‘chachalacas’ ni a los ‘peligros para México’, por lo que la reforma no va a acabar con las descalificaciones”.

A las cuatro horas de confrontación directa con los fabricantes del rating, los senadores saltaban de gusto: ¡Habían salido en el Canal de las Estrellas! Como nunca. En los horarios del drama, la pasión y la intriga. Pero nunca se dieron cuenta que la cámara nunca tomó sus rostros en sus intervenciones.

Crónica de Juan Arvizu, El Universal, 12 de septiembre.

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