JOSÉ MARÍA AZNAR EN MÉXICO (SEGUNDA PARTE) LAS REACCIONES EN FEBRERO DE 2006

Las notas que se presentaron en la entrega previa tienen la finalidad de recordar el acontecimiento. En febrero de 2006 José María Aznar estuvo en la Ciudad de México aproximadamente 48 horas. Los comentarios al respecto se iniciaron el miércoles 22 de febrero y concluyeron el lunes 27, con las entregas de los colaboradores semanales a los periódicos seleccionados. Hablamos de un total de 25 comentarios generados en cinco días; únicamente uno, el de Jorge Fernández Menéndez, entonces columnista de Milenio Diario, pretende ser imparcial; el resto son críticas. Los 25 comentarios se distribuyen de la siguiente manera:

1. Nueve (36%) se relacionan con el apoyo que Aznar dio a Felipe Calderón durante su estancia en México.
2. Ocho (32%) giran en torno a las implicaciones que tanto la presencia de Aznar en México como su apoyo tendrán para Felipe Calderón.
3. Cuatro (16%) se refieren a los antecedentes de Aznar, particularmente a su papel en la invasión de Irak en 2003.
4. Dos (8%) aluden a sus críticas al populismo y otro tanto se refiere a las reacciones del gobierno mexicano al respecto.

SU APOYO A FELIPE CALDERÓN:

“Tal como lo había anunciado en una entrevista publicada en El Mercurio chileno, el español José María Aznar está en plena campaña por América para combatir las tendencias electorales cargadas hacia la izquierda. Ayer estuvo ante panistas haciendo votos virtuales (una especie de mapachería intelectual) para que Felipe Calderón gane la Presidencia de México, y discurseó contrastando las presuntas virtudes de éste con las de un peje candidato innombrado (vaya forma de hacer la América)...”

Julio Hernández López, “Astillero”, La jornada, 22 de febrero.

“Al ex presidente español José María Aznar alguien debería recordarle la estrofa célebre de la canción de Juan Gabriel: ¡pero qué necesidad! Tache”.

Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio Diario, 22 de febrero.

“En Lisboa, seguramente, el ex presidente del gobierno español José María Aznar se debe haber enterado ayer de la que armó anteanoche aquí, al declarar que "por el bien de todos los mexicanos", el próximo presidente de la República debe ser Felipe Calderón. La reacción perredista y priísta fue inmediata, exigiendo que al ex mandatario se le aplique el artículo 33 de la Constitución y sea "expulsado" de México, lo que, al menos por ahora, no ocurrirá, ya que después de estar en la sede del PAN y pronunciarse en favor del candidato presidencial de ese partido, Aznar voló a Madrid para de ahí viajar a la capital portuguesa”.

Francisco Cárdenas Cruz, “Pulso Político”, El Universal, 23 de febrero.

LA VIOLACION CONSTITUCIONAL de Asnar (con s) ¿también es un asunto entre particulares?

Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 23 de febrero.

“En vez de contrariarse, Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo están obligados a reconocer que José María Aznar les ha dado uno de los mejores espaldarazos de su vida.

De visita en México y sin el menor pudor, el ex jefe del gobierno español cometió la obscena imprudencia de propinar el famosísimo beso del diablo al candidato presidencial panista, Felipe Calderón.

Y lo dijo mero merito en las oficinas centrales del Partido Acción Nacional:

“… Lo que tengo que decir es que yo estoy aquí también para decir que espero, deseo, que Felipe Calderón sea el nuevo presidente de México, para bien de todos los mexicanos”.

¡Gulp!”

Carlos Marín, “El asalto a la razón”, Milenio Diario, 23 de febrero.

“Es una tontería y una demostración de una política aldeana decir que con una simple expresión de deseos de un ex mandatario extranjero, éste se está involucrando en la política interna de nuestro país. Siguiendo esa lógica, México tendría que haber roto relaciones hace ya demasiado tiempo con varios países, comenzando por Cuba y Venezuela, cuyos mandatarios hablan en forma constante de la política interna de México, califican y descalifican políticos y partidos y nadie, en el congreso, parece escandalizarse por ello. (…) Pueden gustar o no esas opiniones y visitas, pero considerar cada opinión como una intervención en los asuntos internos del país es ridículo. Porque con esa lógica, también opinan en forma constante sobre el proceso político mexicano innumerables académicos, periodistas, empresarios extranjeros que viven o visitan México, lo hacen en nuestro país y en el mundo y a nadie se le ocurre pedirles una aplicación “retroactiva” del artículo 33 constitucional. Es absurdo y es, insistimos una muestra de un primitivo aldeanismo político”.

Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Milenio Diario, 23 de febrero.

Y hablando de movidas, lamentable espectáculo el dado por el ex presidente José María Aznar dándole cátedra a los mexicanos para votar por Felipe Calderón —a quien flaco favor le hace—; ya para qué hablar de la inédita defensa del líder blanquiazul, Manuel Espino, asegurando que las afirmaciones del español no constituyeron una intromisión en política interna, o sea que el artículo 33 de nuestra Carta Magna que señala: “… los extranjeros no podrán inmiscuirse en asuntos políticos del país…”, es sencillamente una fantasía iletrada que se suma al PAN nuestro de cada día.

Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio Diario, 23 de febrero.

“Cercano ideológicamente a la dirección del PAN, que lo invitó al foro La Fuerza de las Ideas y el Futuro de América, en que se exorcizó al populismo (de un modo tan infantil como el conjuro que reza: ¡cruz, cruz, cruz, que se vaya el diablo y que venga el Niño Jesús!), Aznar deseó que "por el bien de los mexicanos" Calderón sea el próximo presidente de la República. A su vez muchos desearán que la boca se le haga chicharrón”.

Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de febrero.

“Y a los dirigentes del PAN, Espino y Espina, como mandan los cánones foxianos, se les ocurre dar la palabra en México a Aznar el exiguo. El 33 es un bar perdido en la desmemoria urbana. Haga de cuenta el Sonora-Sinaloa. Cosas de leguleyos, nostálgicos del presidencialismo fantasmal. Pero vino a "asnar" Aznar y pidió el voto de los mexicanos para Felipe Calderón. Tuvo a bien el orgulloso falangista, heredero del franquismo oscurantista, de espadón y rosario, traer a cuento la lírica definición de Vargas Llosa: el engendro de la dictadura de Franco previno a los mexicanos del peligro de volver a la "dictadura perfecta””.

León García Soler, “A la mitad del foro”, La Jornada, 26 de febrero.

SUS OPINIONES CONTRA EL POPULISMO.

“Mal día para Felipe Calderón el del martes pasado. Primero, el libidinoso de José María Aznar, invitado por el PAN a dar una conferencia en "La Nopalera", declara que "por el bien de todos los mexicanos Calderón Hinojosa debe ser el próximo presidente de México". Y argumenta: "Sistemas populistas que no llevan a ningún sitio; cada vez que se promete bajar el cielo a la tierra se organiza el infierno, se hace demagogia y populismo porque hay muchos charlatanes." Obviamente Aznar se refería a López Obrador, aunque los malosos opinan que también fue una crítica a Vicente Fox, quien hace seis años prometió a los mexicanos y a las mexicanas "bajarles el sol y las estrellas" si votaban por él, y una vez con el triunfo en la mano, el país se volvió un infierno”.

Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 23 de febrero.

SOPLOS EXTRANJEROS: el hispano principito derrotado agrega a los lastres de un derechista candidato mexicano (que ya bastante tiene con la carga de los sahaguncitos) el estigma de un apoyo electoral de tufo maximiliano. El petiso ejercitante de la política asnal ya lo había dicho a un diario chileno: "Espero que la marea populista se detenga. Alguien la tiene que parar, alguien tiene que decir que ése no es el camino. Yo estoy dispuesto a hacerlo y sé que hay muy buenos amigos en Iberoamérica dispuestos a trabajar también" (El Mercurio, 12 de febrero, entrevista con Antonieta Cádiz…).

Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 23 de febrero.

LAS REACCIONES DEL GOBIERNO MEXICANO:

“Con una llamada de atención enviada a la Embajada de España en México y otra al presidente del PAN, Manuel Espino, la Secretaría de Gobernación dio por cerrado el caso de José María Aznar. El expresidente de España había expresado públicamente su deseo de que Felipe Calderón ganara las elecciones del 2 de julio, lo cual le ganó la animadversión de nuestros muy patrióticos diputados, sobre todo los perredistas, que clamaban su "inmediata expulsión" por haber violado la Constitución. Aznar ya se había ido, en principio, y en segundo lugar habría que preguntarle a los perredistas si estarían dispuestos a aplicarles la misma sanción a los diplomáticos extranjeros que también se han pronunciado por López Obrador. Qué sea menos”.

Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 23 de febrero.

“Claro que fue tema de la conferencia mañanera del vocero presidencial Rubén Aguilar.

Dijo que el secretario de Gobernación, Carlos Abad-scal Carranza, lo llamaría al confesionario... Es decir, podría citar al ex mandatario español para explicarle que nuestras leyes no permiten la injerencia en temas internos de los extranjeros.

Pues con la pena, porque ya se quedaron con las ganas. Porque Aznar desde ayer tomó un vuelo que lo regresaría a España. Ya será para otra ocasión, u otra visita.

Por lo pronto, ayer la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados aprobó un punto de acuerdo para que lo expulsaran... pero bien informados ellos, no sabían que ya iba de regreso a su país”.

Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 23 de febrero.

¿Y FELIPE CALDERÓN?

…y el propio candidato derechista presuntamente beneficiado con las palabras acémilas ha debido recurrir a la más choteada de las fórmulas que los políticos mexicanos han puesto de moda para esquivar las exigencias de que fijen postura sobre algún hecho: respeto lo dicho por Aznar, dijo su Feli-par…

Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 23 de febrero.

“EN EL CUARTEL GENERAL de Felipe Calderón ya no saben de quién cuidarse: si de los enemigos de fuera o los de dentro.

Y ES QUE Manuel Espino, el presidente del PAN, no se había aparecido en los actos de campaña de Calderón y el primer día que lo hizo, ¡rediez!, sucede el desaguisado de José María Aznar.

OBVIAMENTE tras el traca-traca que se armó, dicen que Calderón no está nada contento con el beso del diablo que le dio el español y mucho menos con el propio Espino”.

Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 23 de febrero.

“Que José María Aznar se fue de México preocupado, pero no por las críticas por su apoyo explícito al candidato presidencial del PAN, sino por la ausencia de Felipe Calderón durante su visita a la sede nacional panista.

Cuentan que se molestó por la falta de coordinación entre el dirigente del PAN, Manuel Espino, y el equipo calderonista, lo que ocasionó que Calderón no apareciera en ese acto”.

“Trascendió”, Milenio Diario, 24 de febrero.

“Si Madrazo es sinónimo de podredumbre y desvergüenza, el abanderado panista comienza a lucir, tras la dura sonrisa, la máscara de la angustia y la desesperación. Sólo así se explica la monumental estupidez que cometió al traer a México al ex jefe del gobierno español, José María Aznar, que vino con su bigotito franquista a emitir rebuznos envueltos en una triste receta publicitaria: "El México de 2006 es mejor que el de 2000", dijo tal vez cobrando por ello un cheque.

En 2000, cuando el ex presidente en funciones, Vicente Fox, asumió la primera magistratura, había en México dos millones de familias que ahora, en 2006, están desintegradas porque al menos uno de sus miembros se fue a vivir en Estados Unidos, huyendo de la miseria. Eso le parecerá magnífico al petimetre Aznar, que mucho dice saber de países como el nuestro”.

Jaime Avilés, “Desfiladero”, La Jornada, 25 de febrero.

“Mal se vio Manuel Espino, presidente nacional del Partido Acción Nacional, al declarar públicamente respecto a las controvertidas afirmaciones hechas por Aznar. Aseguró el líder panista que el ex presidente encabezó un gobierno democrático que dio resultados a los españoles en materia de crecimiento económico y de generación de empleos, comparándolos con la propuesta de Aznar a los mexicanos para que continúe el PAN, como en una especie de intento por equiparar a aquel gobierno con el de Acción Nacional encabezado por Vicente Fox. Grave resbalón de Espino, o que, ¿ya se olvidó del millón de empleos y del 7% de crecimiento prometidos por Fox durante su campaña del 2000? Definitivamente, la presencia del presidente del CEN panista en este asunto no le ha dejado nada bueno a su candidato a la Presidencia de la República, Felipe Calderón. El sonado escándalo de los “buenos deseos” de José María Aznar, más allá de que haya incurrido en un delito o no, forzó al candidato a distraerse para enfrentar la crítica, con la consecuente pérdida de tiempo y, eventualmente, el golpe a su imagen pública. Además, nada aporta a la causa de Calderón traer al discurso público cualquier cosa que recuerde las promesas fantasmas del candidato que encabezó la propuesta del “cambio” hace seis años, abanderado precisamente por el partido albiazul. De manera que la intervención de Espino acabó siendo si no un error, por lo menos sí bastante desafortunada”.

Guillermo Ortega, “En corto”, Crónica, 26 de febrero.

“Pero el colmo ha sido Aznar. Si alguien se hubiera propuesto la mejor manera de sabotear su campaña no habría encontrado un método más demoledor.

Felipe Calderón ha recibido uno de los embates más duros en su aspiración a la Presidencia. Más aún que las cartulinas que le reprochan su religiosidad política o su conservadurismo; todavía más que los mítines desangelados o las sillas vacías o sus tropezones en las entrevistas televisadas. El saldo del "apoyo" del ex presidente español será despiadadamente negativo y contraproducente. Las palabras dizque floridas del señorito José María Aznar no dejan lugar a dudas: "...Yo estoy aquí también para decir que espero, deseo que Felipe Calderón sea el nuevo Presidente de México por el bien de todos los mexicanos y por el bien de este país"”.

Ricardo Rocha, “Detrás de la Noticia”, El Universal, 27 de febrero.

¡Jolines! No se midió la campaña presidencial del PAN con el platillo de la casa: el doble discurso. Según ellos, son ganadores y para amarrar el triunfo, que ya respiran, se trajeron al español José María Aznar para que apadrine a la microminoría de abolengo azul. Otra de esas, y lector sabrá qué lugar merece Felipe Calderón...

Juan Arvizu, “Vitral Político”, El Gráfico, 27 de febrero.

Espino, por su parte, no puede operar para Felipe porque, primero, no era su candidato; segundo, no sabe, y tercero, porque no está comprometido con el triunfo electoral. Por eso Calderón le advirtió el miércoles: ¡O vamos juntos o no vamos a ganar! Lo que tampoco quiere reconocer Felipe es que Manuel sólo le convida de sus enemigos, y de sus "asnadas" diría Andrés Manuel López Obrador, en clara referencia a José María Aznar.

Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 3 de marzo.

LOS ANTECEDENES DE AZNAR: IRAK.

“El alto mando panista anda organizando un tour a Felipillo con los brujos de Catemaco. La idea es que le sacudan el mal fario que pudo haberle contaminado el ex presidente español Jose María Aznar. Como saben, vino a ofrecerle su apoyo. Pero los panistas tienen muy presente que Aznar fue uno de los tres jefes de Estado que concurrió a la reunión de Islas Canarias en la que se acordó desatar la invasión de Irak, que le ha costado la vida a más de 70 mil seres humanos, incluyendo 2 mil y pico de soldados estadunidenses. Luego, en la víspera de las no tan lejanas elecciones españolas, tronó la venganza islámica con el atentado de Atocha, en Madrid; dejó un regadero de muertos”.

Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 23 de febrero.

“¿Pues no su compañero de partido, el presidente Vicente Fox, dijo “no” a la invasión de Irak, de la que Aznar fue vergonzoso contlapache de Blair y Bush?

¿Creerán que de su gestión al frente del gobierno español se le recordará más por sus políticas sociales que por haber sido activista de una guerra unilateral cuyas funestas consecuencias continuará viviendo el mundo por decenios y decenios?

Felipe Calderón debió deslindarse inmediatamente no sólo del apoyo de Aznar, sino de los panistas que celebraron sus palabras.

En rigor, los únicos que debieran aplaudir su innecesario, estulto apoyo al candidato panista, son sus adversarios”.

Carlos Marín, “El asalto a la razón”, Milenio Diario, 23 de febrero.

“Aznar es viejo amigo de la familia. El azar o la férrea voluntad de la contrayente lo convirtieron en una suerte de padrino de la boda de Fox y su vocera el 2 de julio de 2001. Aznar llegaba a México en visita oficial y se encontró con la sorpresa nupcial. Tiempo más tarde volvió, en su calidad de peón de estribo del presidente Bush, a quien se asoció en la todavía trágica y sangrienta aventura de Iraq, para ver si convencía a Fox de no mostrarse renuente a ese lance (renuencia que, hay que recordarlo y en sentido contrario al mito generado a ese respecto, jamás se manifestó en votación alguna en el Consejo de Seguridad de la ONU)”.

Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de febrero.

En España no puede salir a la calle sin que lo insulten. Igual lo tachan de asesino que de represor. Los españoles tampoco olvidan cómo los devaluó frente a la comunidad internacional como peones del imperio cuando Bush decidió invadir Irak sin otra justificación que no sea la de quedarse con su petróleo; siempre guardarán en la memoria la humillación de la impudicia abyecta de aquella caravana hasta el piso, inclinando el testuz ante el amo que descendía del Air Force One en las Azores. España tampoco podría olvidar que fue esa política idiota de aparecer en la foto la que trajo el terror de Atocha, cuya dolorosísima factura le restregaron en la cara para encajarle la derrota en las elecciones que Aznar perdió, aunque maniobró desde el poder para evitarlo. Así que no sólo es un perdedor, sino un enemigo de la democracia. Un probado burro que habla de orejas.

Ricardo Rocha, “Detrás de la noticia”, El Universal, 27 de febrero.

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