LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS. 9.- ¿NUEVO ROL PARA EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA?

Es un complemento de la anterior. Se siguen incluyendo elementos del paquete pues no se ha presentado. José Yuste y David Páramo repiten ampliando la información del día previo. Arturo Damm Arnal ejemplifica. Personas físicas y empresas. ¿Lo entienden los contribuyentes? O es información para sus contadores antes de leer la reforma y desde luego para empresarios. Quince comentarios.

Por el contrario, la tan esperada reforma fiscal se reduce, mas allá de la retórica, a nuevas medidas recaudatorias que buscarán gravar en adición a los contribuyentes cautivos.
Se esperan nuevos impuestos, que irán desde aquellos que gravan las herencias hasta aquellos que surgirán de las operaciones bursátiles. Se intensificará la fiscalización de las actividades de profesionistas independientes y se buscará eliminar o reducir el régimen de consolidación fiscal que utilizan los grandes corporativos empresariales, y que significa una pérdida para el fisco en materia del ISR.
Samuel García, “El Observador”, Milenio Diario, 12 de junio.

Pese a que la SHCP ha optado de manera ingenua por cerrarse totalmente a la comunicación, según esto para evitar que su iniciativa sea "reventada", han trascendido algunos puntos de lo que se propone presentar al Congreso y que anticipan nubarrones.
Por ejemplo se habla de establecer gravámenes a los depósitos bancarios y de modificar como eje central muchos aspectos del ISR para personas físicas y morales, entre ellos para grandes empresas, o sea para los cautivos. La meta es acrecentar 3 puntos porcentuales la recaudación.
Un aspecto que seguro se incluirá es el relacionado con dar mayores facultades a los gobiernos de los estados para que estos introduzcan nuevas impuestos al consumo.
Alberto Aguilar, “Nombres, nombres y nombres”, Reforma, 18 de junio.

Se establecerán nuevos mecanismos para tratar de reducir la evasión. Uno de los diagnósticos ha señalado una fuerte erosión del Impuesto sobre la Renta que pagan las empresas. Los procesos de planeación fiscal han conducido a que muchas reporten utilidades muy bajas o incluso pérdidas por periodos prolongados, lo que ha bajado el monto de ISR que pagan. Se ha agotado el efecto de control que pretendió tener en el pasado el Impuesto al Activo y ahora se pretende que desaparezca y haya un nuevo impuesto de control que lo sustituya y que permita cerrar las brechas de la elusión fiscal. Las empresas que pagan regularmente su ISR no tendrían implicaciones pero sí las que recurrentemente declaran en cero o con niveles demasiado bajos.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 18 de junio.

Esta será, ahora sí, la semana de la reforma hacendaria. Prácticamente está la mesa servida para que el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, presente un documento a través del que buscará modificar radicalmente la manera en que se está gastando para ir a un esquema en el que se privilegien los resultados y, en la parte del ingreso, se plantea recargarse mucho en el ISR.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 19 de junio.

La reforma fiscal del Ejecutivo, para la que desde el presidente Felipe Calderón hasta el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, la han estado cabildeando y diseñando, es una reforma que se quedó coja. Vaya, desde luego representará avances, los cuales quedarán muy claros en la simplificación del pago del ISR a una tasa de 15%, en la desaparición de varias exenciones fiscales de distintos grupos económicos, o en el combate a la economía informal al cobrar impuestos a los depósitos bancarios que no estén comprobados al fisco.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 19 de junio.

Si todo funciona como se ha dicho estos días, y la reforma fiscal efectivamente se empieza a discutir esta semana en el Congreso, estamos frente al mayor logro potencial de un gobierno federal desde la firma del TLC. Sería un triunfo indiscutible de Felipe Calderón.
Agustín Carstens ha trabajado intensamente para filtrar información y optimismo sobre la batería de propuestas fiscales a discutirse. El listado es amplio: un flat tax que se podría fijar en 15% para el ISR; la facultad a entidades federativas para gravar la venta de combustibles y productos especiales; la eliminación del Impuesto al Activo y del Crédito al Salario; y la más innovadora idea: la tributación, en ventanilla bancaria, de aquellos depósitos en efectivo que superen quince mil pesos.
El gobierno querrá decirnos que todos ganaremos con esta reforma fiscal, y probablemente así sea, pero de ello tendrá que convencer a la opinión pública y no sólo a los legisladores que la aprobarán.
Carlos Mota, “Cubículo Estratégico”, Milenio Diario, 19 de junio.

La propuesta de un ISR a 15% para todos es un avance fuerte en la simplificación fiscal.
Pero sí necesitamos hacer hincapié en que no es lo más justo, pues no toma en cuenta los distintos niveles de ingresos y, por lo tanto, está lejos de la progresividad fiscal. Allí habrá que ver cómo viene la parte de gasto social para resarcir los posibles daños colaterales, sobre todo a la clase media baja y a la media.
Por otro lado, el flat tax propuesto ha tenido gran aceptación en economías pequeñas que apenas se abren al sistema de mercado, como ha sucedido en varias de Europa Oriental. Sería la primera vez que un flat tax vaya a una economía de mayor tamaño, como la mexicana, y donde existe una gran base tributaria pendiente de alcanzar.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 20 de junio.

Recargándose en el ISR se estará buscando ir hacia la Tasa Única de Impuesto. Mucho más allá de que se trata de una promesa fundamental desde la campaña de Felipe Calderón, será una gran revolución en materia fiscal, puesto que no sólo hará la vida más fácil para los contribuyentes, sino que ha permitido a las naciones centroeuropeas que lo han aplicado aumentar de una manera muy importante su recaudación.
Sin embargo, quizá es mucho más importante lo que se planteará en materia de gasto. El gobierno de Calderón tiene como principal finalidad destinar recursos a programas que funcionan.
Asimismo, establecer mediciones objetivas sobre la utilidad de la manera en que se están gastando los recursos. Sea como sea, el manto de especulaciones y grillas se levantará en cualquier momento y ahora lo que se debe esperar es que los legisladores estén a la altura.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 20 de junio.

El aspecto central de la reforma es el Impuesto de Tasa Única, que pretende reducir la evasión fiscal de las empresas en el pago del ISR, la mayor en nuestro sistema tributario. En 2006, según datos de Hacienda, superó a la del IVA y sumó cerca de 260 mil millones de pesos. Esta cifra es mayor que el presupuesto total al sector Rural y 2.5 veces el de Ciencia y Tecnología.
El ITU propuesto cargaría la mano a los gastos de las empresas en empleados y “premiaría” la inversión en maquinaria. Tienen razón los empresarios cuando dicen que podría perjudicar la creación de nuevos empleos. También parece justificado el argumento del gobierno de que está enfocado a mejorar la competitividad.
Luis Miguel González, “Caja Fuerte”, Milenio Diario, 20 de junio.

La tasa única en el ISR y la eliminación de tratos especiales y exenciones parecen inevitables. Pero cuidado: un sistema de tasa única pero alta, que elimine la deducción de nóminas y honorarios, sería desastroso para la economía nacional.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 20 de junio.

Según esto, SHCP y el PAN lograron ya algunos consensos con el PRI y con el PRD, por lo que hoy se entregarían tres iniciativas por separado.
En la primera con un conjunto de modificaciones al ISR para corregir simulaciones financieras y evasión en el tratamiento que hoy gozan las controladoras. También para personas físicas se va a sustituir el crédito al salario por un subsidio al empleo.
En ese mismo documento se reformará el Código Fiscal para fortalecer la actividad de las autoridades en procesos penales relacionados con delitos fiscales y en la Ley del IEPS se establecen gravámenes a juegos y sorteos, así como controles para el uso de marbetes solicitados por la industria de bebidas alcohólicas.
Alberto Aguilar, “Nombres, nombres y nombres”, Reforma, 20 de junio.

Para que esas metas pudieran alcanzarse, sería necesario que la nueva “Contribución empresarial a tasa única” realmente sirva, según se indica en la iniciativa correspondiente, “como un impuesto de control para el ISR, gravando con una tasa del 19% los ingresos después de deducir la inversión y la adquisición o renta de los bienes y servicios independientes”.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y Poder”, Crónica, 21 de junio.

El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, presentó su propuesta de reforma fiscal y, como se anticipaba, la idea es incrementar la recaudación de forma gradual, concretamente en tres puntos del PIB, algo así como 250 mil millones de pesos, de aquí a 2012. Los cambios fiscales serán asumidos por empresas y personas físicas y buscan disminuir la excesiva dependencia de los ingresos petroleros. De lo relevante de la propuesta, destaca la aplicación de una tasa de ISR sobre los ingresos de 19 por ciento que tendrán que asumir las empresas después de deducir la inversión y la adquisición o renta de los bienes y servicios utilizados para generar esos ingresos. Y bueno, con respecto a la tasa única (CETU), que habrá de interactuar con el ISR, se adelantó que su aplicación se dará de forma paulatina en un inicio de una tasa de 16 por ciento sobre los ingresos totales.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 21 de junio.

Aunque se crea la contribución de tasa única y se introduce la obligatoriedad de contar con la firma electrónica avanzada para solicitar devolución de impuestos mayor a 10 mil pesos, lo cierto es que sin meter un impuesto generalizado al consumo, no hay forma posible de parar los reembolsos multimillonarios que perjudican al fisco.
Algunos analistas me han dicho que será otro parche fiscal, porque la tendencia mundial es gravar el consumo y reducir el ISR.
Pero la creación del control de tasa única en realidad va justamente a que las empresas paguen más ISR, lo que en opinión de analistas, contadores y los propios empresarios será contraproducente.
María Isabel Melchor, “Billete Circular”, Milenio Diario, 21 de junio.

Ahora bien, lo que hay que tomar en cuenta es que, de aceptarse, la CETU convivirá, por lo menos durante algún tiempo, con el actual ISR, siendo, tal y como lo apuntan las autoridades hacendarias, “un impuesto de control para el ISR”, lo cual dará como resultado una situación peculiar: las empresas tendrán que calcular dos impuestos, la CETU y el ISR, y pagarán el que resulte mayor. Por ejemplo: si, una vez calculado el ISR, resulta que el pago será del 12 por ciento, se pagará el 16 correspondiente al CETU; por el contrario, si del primero resulta un pago del 18 por ciento, se pagará solamente el 16 de la segunda. ¿Cuál es, al final de cuentas, el propósito de la CETU? Que las empresas paguen, como mínimo, el 16 por ciento, lo cual nos lleva, obligadamente, a la siguiente pregunta: ¿cuánto pagan por concepto de ISR, tomando en cuenta que la tasa máxima que pueden llegar a pagar es del 28 por ciento?
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 27 de junio.

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