LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS. 10.- ¿QUÉ ES LA CETU?

Se destaca nuevamente la promesa de campaña de Calderón. Contribución Empresarial de Tasa Única. Se dice que los no afectará a los empresarios pero como se verá algunos ya protestaron. Sólo Enrique Galván Ochoa la cuestiona, pues afirma que el miedo del sector era que López Obrador afectara sus utilidades como parece que así será. Es como el IVA pero en vez de gravar el consumo se aplica al interior del estado de las empresas. Se adelanta que algunos empresarios y Cámaras van a opinar en contra. Medida para controlar la elusión, 36 comentarios que dan cuenta sobre los escenarios que eventualmente sorteará la reforma fiscal.

Hay quienes sostienen dentro de la iniciativa privada que se irá por la vía de recargarse en los cautivos. Sin embargo, algunos otros tienen la mira puesta en que, en una de esas, el jefe del Ejecutivo planteará su iniciativa de campaña: ir por la tasa única de impuesto.
Esta idea, francamente revolucionaria, se tendría que enfrentar a muy fuertes intereses en muchos sentidos. Habrá que estar muy pendientes de la manera en que el PRI reaccione a la propuesta. Se asegura que el trabajo va muy adelantado y que puede hablarse de consensos. Del PRD lo único que puede esperarse es una violenta oposición callejera a cualquier cosa que se proponga.
David Páramo, “Personajes de renombre”, El Universal, 19 de junio.

En el caso de la tasa única al Impuesto Sobre la Renta se plantea un nivel de 15 por ciento y avanzar paulatinamente hacia el impuesto único. Este gravamen deja fuera a los que ganan menos de 8 mil 300 pesos mensuales. Por otra parte, prevé desaparición del Impuesto al Activo de las Empresas. Y las deducciones sólo se permitirán hasta el 16 por ciento, con lo que se evita la consolidación fiscal. No se tocan los exentos ni los regímenes especiales del sector agropecuario.
Marco Antonio Mares, “Ricos y Poderosos”, Crónica, 19 de junio.

Lo que parece más claro es que los más perjudicados por el ITU propuesto serán aquellos que tributan en el régimen de pequeños contribuyentes. Ahora pagan una tasa de 2 por ciento sobre las ventas y un IVA sobre el monto declarado de ISR.
La propuesta es mejorable y en los próximos días empezará la batalla por la modificación. Los gobernadores quieren que se dé más peso al federalismo y está claro que sigue pendiente el combate a la economía informal y la reforma del SAT. No estaría de más aprovechar el impulso para fortalecer los derechos de los contribuyentes y otras cosas más, pero la reforma fiscal no es una escultura ni un acto de magia.
Luis Miguel González, “Caja Fuerte”, Milenio Diario, 20 de junio.

Para los expertos especializados en materia fiscal, la reforma fiscal integral nuevamente se aplazó. Y no sólo eso: en lugar de avanzar en la simplificación del pago de impuestos, se hizo más complejo. Pero sobre todo la aplicación de la Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU) dificulta el pago de impuestos y aumenta el peso de éstos para el sector privado. La CETU no es un impuesto que substituye al Impuesto Sobre la Renta (ISR). La CETU se pagará en adición al ISR. La CETU también grava el ingreso de personas morales y de personas físicas que enajenen o arrienden bienes, y que presten servicios personales independientes (no incluye salarios). La CETU admite menos deducciones que el ISR, por lo que su base gravable es más amplia; por ejemplo, los salarios, las regalías o los donativos a donatarias autorizadas no son deducibles.
Marco Antonio Mares, “Ricos y Poderosos”, Crónica, 21 de junio.

Es una paradoja: el sector empresarial temía que si llegaba López Obrador a la Presidencia usaría las leyes fiscales para afectar sus utilidades. En estos momentos, algunos de sus más prominentes miembros deben estar que no los calienta el sol porque el golpe les llegó del candidato que apoyaron. El nuevo impuesto que pretende aplicar Calderón se llama contribución empresarial a tasa única (CETU). Es progresivo, puede quitarles hasta 19 por ciento de sus ganancias. En cambio palmó el gravamen que los mismos empresarios querían que se incluyera: IVA a alimentos y medicinas. Claramente, Felipe Calderón le está sacando la vuelta a un enfrentamiento con la gente, más aún en vísperas del aniversario número uno de la irregular elección que lo instaló en Los Pinos
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 21 de junio.

La CETU afectará a empresas apalancadas que no podrán deducir intereses o aquellas que contraten mano de obra. Como la CETU no grava ingresos pasivos, favorecerá a las clases altas de la sociedad que perciben los ingresos pasivos citados. Por lo menos en el caso de la CETU, resulta evidente la insoportable complejidad del sistema fiscal.Se anticipa fuerte oposición de la iniciativa privada. Al tiempo.
Marco Antonio Mares, “Ricos y Poderosos”, Crónica, 21 de junio.

La interacción entre el CETU y el ISR se dará de la siguiente manera:
En caso de que el ISR de las empresas resulte ser mayor al CETU, sólo se pagará el monto correspondiente al ISR. En caso de que el CETU a pagar sea mayor al ISR de las empresas, se pagaría un monto equivalente al CETU.
Entre los beneficios del CETU se encuentran: * Es una contribución mínima general. Como tal se aplicará evitando las exenciones y combatiendo las prácticas elusivas que han distorsionado al sistema tributario. * No afecta a los contribuyentes cautivos que ya tienen una carga considerable. Al ser un mínimo, el impuesto no afectará a los contribuyentes que tengan una carga mayor. * Favorece la inversión y la productividad. La deducibilidad de las inversiones reforzará los incentivos para elevar el acervo de capital de las empresas y con ello la productividad de la mano de obra. * Una mayor inversión, junto con el crédito al empleo aplicable al CETU anunciado, llevarán a una mayor generación de empleos.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 21 de junio.

De acuerdo con lo señalado por la Secretaría de Hacienda, el tributo es neutral, no afecta las decisiones de inversión ni golpeará a los causantes cautivos.
Más aún, el gravamen se complementará con un crédito al empleo aplicable al ITU o CETU con objeto, se dijo, de proteger el empleo y el salario.
La sola medida implica un incremento en la recaudación equivalente al 1.8% del Producto Interno Bruto. que apenas representa la mitad de los requerimientos adicionales de gasto público para el año próximo.
De acuerdo con una proyección pesimista, se reclamaría el equivalente a 1.3% del PIB para fortalecer la educación, la infraestructura eléctrica, la petrolera, la hidráulica, la carretera y el gasto social.
Solamente el tercer rubro requeriría 0.77.
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 21 de junio.

La propuesta tiene componentes que merecerán una recomposición sustancial de la tributación empresarial, notoriamente con el nuevo impuesto denominado CETU (Contribución Empresarial de Tasa Única) que, contrario a lo que algunos analistas han afirmado, es más justa con las empresas, pues las grava en su actividad cotidiana y no en la posesión de sus activos —como lo hacía el anterior Impuesto al Activo, que será eliminado—.
Carlos Mota, “Cubículo Estratégico”, Milenio Diario, 21 de junio.

Un sistema fiscal de tasa única debe tener dos elementos fundamentales: sencillez y tasa baja. Si el sistema es complicado, su magia se pierde, pero también si la tasa es demasiado elevada. Esto se debe a que el propósito de un sistema de tasa única no es recaudar más, por lo menos no directamente, sino generar una mayor actividad económica, la cual posteriormente sí puede aumentar la recaudación, pero a base de crear más riqueza. La nueva Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU) propuesta por la Secretaría de Hacienda, sin embargo, no parece ser ni realmente sencilla ni tener una tasa suficientemente baja para impulsar una mayor actividad económica.
El CETU es un impuesto para las empresas y las personas físicas con actividad empresarial (no se aplica a asalariados). Está diseñado como un gravamen mínimo o de control, como lo ha sido el impuesto al activo, que busca cobrar impuestos a quienes de otra manera lo eluden legalmente. La tasa del CETU se ubicaría en un principio en 16 por ciento, pero aumentaría gradualmente a 19 por ciento.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 21 de junio

La Secretaría de Hacienda afirma que el CETU sería un impuesto neutral, esto es, que no modificaría las decisiones de inversión o la recaudación. Pero no parece ser así. De hecho, aumentaría los impuestos pagados por muchas empresas, quizá la mayoría. Por otra parte, si no produce un descenso en la inversión y la actividad económica, también incrementaría la recaudación fiscal. La Secretaría de Hacienda está planteando un aumento de la recaudación de 3 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto en los próximos cinco años por la reforma, y una parte significativa se debería al CETU.
En los sistemas fiscales de tasa fija, la clave está en las deducciones. El nuevo CETU permitiría sólo la deducción de inversiones que pasen a formar parte del activo fijo de la empresa o de los inventarios y la compra o alquiler de "bienes y servicios independientes" para la generación de estos ingresos.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 21 de junio

El CETU no considera como deducibles ni los intereses por deuda para realizar inversiones ni los sueldos de empleados o trabajadores (pero sí, paradójicamente, los honorarios, que serían "servicios independientes"). Las empresas de servicios, cuyo insumo principal es el talento humano, se verían golpeadas frente a las de manufacturas, cuyos insumos pasan a ser parte del inventario. Las empresas afectadas no serían necesariamente evasoras de impuestos, sino firmas que simplemente deducen sus costos esenciales, como nóminas e intereses, como hacen las firmas de todo el mundo.
Una consecuencia aparente de esta reforma sería una disminución radical de las nóminas de las empresas al dejar éstas de ser deducibles. Habría que esperar así despidos masivos en todo el país, lo cual no parece congruente con las promesas de campaña de Felipe Calderón que quería ser el "Presidente del empleo". El secretario Agustín Carstens dice que esta presión fiscal para reducir las nóminas se compensaría con un mayor crédito al empleo, lo cual, sin embargo, introduciría de nuevo un elemento de complejidad al sistema.
Por otra parte, habrá que analizar si la deducibilidad de inversiones para capital fijo, que ya existe, compensa la eliminación de la deducción de intereses. Pero es probable que la reforma también termine castigando más que apoyando la inversión productiva.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 21 de junio.

Ayer le comentaba sobre la base de la información que tenía, que el nuevo impuesto, ahora denominado Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU), afectaría el empleo.
Ahora me corrijo. El paquete contiene mecanismos -que no conocía- que conducirán a que en el corto plazo, el efecto de las reformas sobre el empleo sea neutro.
En otras palabras, el costo fiscal de generar o mantener empleo no se va a modificar con la reforma propuesta.
Sí cambiará la cantidad de impuestos que pagan las empresas. En ese hecho no hay cambio respecto a las apreciaciones que le he externado en los últimos dos días.
Sin embargo, la nueva recaudación provendrá fundamentalmente de dos fuentes.
La primera es de las empresas que aprovechan los tratamientos fiscales privilegiados que existen en algunos sectores, como en el transporte y el agropecuario, por citar sólo dos ejemplos.
La segunda corresponde a las empresas que hacen una planeación fiscal muy agresiva.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 21 de junio.

El doctor Carstens se refirió de la siguiente manera a ese impuesto, el ITU, pues:
La Contribución Empresarial de Tasa Única es un impuesto con una base amplia, de forma que se le cierran espacios a la evasión, a la elusión y a los privilegios fiscales. Este gravamen, que interactúa con el Impuesto sobre la Renta, y que supondrá la eliminación del Impuesto al Activo (Impac), se aplicaría sólo a empresas y a personas físicas con actividades empresariales. Y entró al detalle: 1) La Contribución grava a una tasa única de 19 por ciento la diferencia entre los ingresos por la venta de bienes y servicios y las compras de insumos que realicen las empresas. 2) La inversión física se deduce como gasto, incluida la adquisición de inventarios, maquinaria, equipo, construcciones y terrenos. 3) Para que este gravamen favorezca la creación de empleos, y con el propósito de proteger el salario de los trabajadores, se introduce un crédito al empleo que favorece más a aquellos trabajadores de menores ingresos, y adicionalmente se hace aplicable el crédito al salario que en la actualidad se aplica en el ISR.
Se propone un periodo de transición que permita a las empresas un ajuste gradual al nuevo impuesto.
La contribución sería de control para el ISR sustituyendo en esta función al Impuesto al Activo; a diferencia de este último, el CETU es impuesto neutral que no distorsiona las decisiones de inversión.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 21 de junio.

Ubicado como la manzana de la discordia en la propuesta de reforma fiscal del Ejecutivo, el ITU (Impuesto de Tasa Única) se plantea como el antídoto para un régimen especial al que los tres últimos gobiernos le dieron la vuelta para no hacer olas: la consolidación fiscal.
Estamos hablando de la posibilidad de que las empresas gigantes aglutinen para efectos tributarios las pérdidas y ganancias de sus filiales, en afán de castigar el promedio.
El caso es que la tradición ubicaba siempre una oveja negra en el rebaño, con la novedad de que, a la par de las jugosas ganancias del resto, sus pérdidas eran de escándalo.
La filial se utilizaba, en ocasiones, para exprimirle los subsidios con que se apuntalaba el precio reducido de un producto, en afán de sacar de mercado a la competencia. Desplazamiento indebido, pues.
Bajo esa ruta, la tributación de los grandes consorcios resultaba prácticamente simbólica en relación con sus colosales ganancias, tanto que a la revisión correspondiente a 2004 la Auditoría Superior de la Federación le colocó una observación a la Secretaría de Hacienda, exigiendo explicar el insólito.
Para no ir lejos, existen empresas cementeras de pequeño tamaño que juran pagar más impuestos que Cementos Mexicanos, es decir, la firma que acapara 77% del mercado interno.
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 21 de junio.

Y si bien la Secretaría de Hacienda calcula aumentar con la imposición del CETU (Contribución Empresarial a Tasa Única) en 30% la recaudación del ISR, el hecho es que la evasión del tributo alcanza 26%, pese a que la tasa se abatió de 35% de 1995-2001 a 28% para este año en el caso de personas morales, en tanto para personas físicas cayó de 40% a 28%
Alberto Barranco, “Empresa”, El Universal, 22 de junio.

Una primera revisión permite percibir que la reforma tiene la positiva intención de reducir la evasión y aumentar la base de causantes mediante la nueva Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU), que gravará con tasa de 16 a 19% a empresas o personas físicas con actividad empresarial que no estén en orden con su Impuesto Sobre la Renta, o con la Ley del Impuesto contra la Informalidad, que gravará con 2% depósitos bancarios en efectivo (destino lógico de las ganancias del comercio informal) que excedan los 20 mil pesos al mes. Hay, por lo demás, otras propuestas que sugieren equidad recaudatoria, como la de permitir a los estados cobrar gravámenes adicionales a combustibles, tabaco o bebidas, o las de aumentar impuestos a empresas dedicadas a juegos y sorteos.
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran Angular”, El Gráfico, 22 de junio.

Algunos especialistas fiscales como Jesús Patiño Soto ya le encontraron la cuadratura al círculo de la iniciativa fiscal presentada por el secretario Agustín Carstens: la Contribución Empresarial de Tasa Única a las empresas de 16%, al no permitir deducción de sueldos y salarios, equivale a la aplicación de un IVA pero que en vez de gravar el consumo se aplica al interior del estado de resultados de las empresas.
Pero el efecto es similar: se toman recursos de la economía y de los causantes cautivos para financiar las agobiadas finanzas públicas (un mes de operativo de la “Guerra al Narco”, que ejecuta el general Guillermo Galván, cuesta en promedio 300 millones de pesos por entidad) pero ello, como alerta el CCE de Armando Paredes, puede inhibir el crecimiento económico y la generación de empleos. Vaya, entre risitas nerviosas al interior de la Concamin, que lleva Ismael Plascencia, se preguntan quién ganó, ¿Felipe o el Peje?
Mauricio Flores, “Gente detrás del dinero”, Milenio Diario, 22 de junio.

¿Representará la Contribución Empresarial a Tasa Única (CETU) una mayor carga para las empresas que el actual ISR? Sí, en promedio las empresas van a pagar 70 por ciento más. Uno de los aspectos centrales de la reforma propuesta es su carácter recaudatorio. Existen actualmente en el País 700 mil empresas que están dadas de alta en el SAT y se estima que este año se pagarán alrededor de 180 mil millones de pesos por concepto de ISR empresarial. Esto significa que cada unidad productiva pagará en promedio 257 mil pesos anuales. Para el próximo año, se espera que la recaudación adicional por concepto del CETU sea equivalente a 1.3 por ciento del PIB, es decir, 127 mil 500 millones de pesos. Si resultara correcta la estimación de Hacienda, entonces las empresas estarían pagando el próximo año una suma de ISR y/o CETU por 307 mil millones de pesos, es decir, 438 mil pesos por empresa. Por eso el incremento de los pagos empresariales sería de alrededor de 70 por ciento, 181 mil pesos adicionales por empresa en promedio.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 22 de junio.

Por ejemplo, si bien el ejecutivo argumenta, en la exposición de motivos referida a la iniciativa para crear la Ley del Impuesto de Tasa Única, que el “objetivo es sentar las bases para que mediante el pago de impuestos, equitativos y proporcionales, la sociedad transfiera recursos destinados a generar los bienes públicos que la misma sociedad valora y demanda”, unas líneas más adelante cancela la posibilidad de introducir tasas más elevadas a las actuales para las personas físicas y morales de mayores ingresos y fortalecer así el criterio de proporcionalidad y, por supuesto, la captación.
Ciro Murayama, Crónica, 22 de junio.

Las propuestas resultaron altamente polémicas, entre otros aspectos porque la percepción general es que le cargan más impuestos a los causantes cautivos; no simplifican sino, por el contrario, complican el cumplimiento tributario y le dejan manga ancha a la informalidad.
Los ejes de esta primera reforma fiscal del sexenio son el impuesto a la Contribución Empresarial a Tasa Única, mejor conocido como CETU, que busca mediante el establecimiento de un impuesto progresivo que arranca en el 16 por ciento y llegará hasta 19 por ciento, evitar la elusión tributaria por medio de prácticas contables.
La idea es que las grandes empresas que recurren a ese tipo de recursos técnicos no sigan eludiendo el pago de impuestos, aunque esto también hace tabla rasa con cientos de miles de unidades productivas que apenas pueden sobrevivir.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de poder”, El Financiero, 25 de junio.

La reforma tiene, pues, un aspecto agregado que se asocia con el conjunto de la economía, pero su funcionamiento tiene que ver directamente con las actividades de las empresas y las personas. Para ello se propone incorporar un impuesto denominado Contribución Empresarial de Tasa Unica (CETU), inicialmente al 16 por ciento, que crecería hasta 19. Esta no sustituye al actual ISR de 28 por ciento, sino que se pagaría el que resultase mayor de acuerdo con sus respectivos métodos de cálculo.
La CETU resuelve algunos problemas con un acercamiento lateral, como es el caso el de los regímenes especiales (¿por qué no se eliminan de plano en vez de crear nuevos mecanismos de recaudación?). Pero se abren otros frentes que tienen que ver con el efecto sobre las empresas pequeñas que conforman la mayor parte. Esto proviene de que la CETU apunta a los flujos de liquidez que son esenciales para la supervivencia de las micro, pequeñas y medianas empresas, cuya existencia, por otro lado, se trata de favorecer. Y está el asunto de la siempre complicada oferta de una mayor simplificación contable, pues ahora habrá que hacer dos contabilidades y administrar un nuevo tipo de subsidio al salario.
No se advierte en la iniciativa de Hacienda si habrá un efecto inflacionario derivado del nuevo impuesto; tampoco es explícita con respecto a la disminución de la dependencia de los impuestos que paga Pemex, ni si la nueva recaudación hará frente a la carga contingente del financiamiento de los sistemas de pensiones.
León Bendesky, La Jornada, 25 de junio.

Contra lo que se ha dicho, el impuesto CETU (Contribución Empresarial a Tasa Única) sí alienta la inversión y el empleo porque es deducible de la base gravable, y el impuesto de dos por ciento a la informalidad, bien explicado, no tiene por qué provocar el retiro de depósitos bancarios. Sí se combaten privilegios —pagarán impuestos los que no lo hacen o no pagan lo debido—, la evasión y la elusión fiscales. Faltaron ajustes como el de gravar las operaciones en bolsa o eliminar impuestos en automóviles, pero está en manos de los legisladores; así, el costo político es menor.
Jesús Rangel, “Estira y Afloja”, Milenio Diario, 25 de junio.

El CETU sí amplía la base gravable. Y lo hace mediante una contabilidad relativamente sencilla, donde la inversión y la reinversión serán totalmente deducibles, lo que le dará un buen impulso, como también lo ha explicado el subsecretario de Ingresos, Fernando Sánchez Ugarte. Y en cuanto a la gran duda del sector privado de si ya no podrían deducir ni acreditar los salarios, la Secretaría de Hacienda no sólo permitirá que el CETU acredite las remuneraciones, sino que, para los demás salarios, existirán créditos a la nómina.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 25 de junio.

Comenzando por el primer tema es necesario advertir que un tramo importante de la elusión fiscal pasa por el régimen de consolidación. Éste consiste en lo siguiente: los empresarios importantes suelen poseer una gran sociedad que, a su vez, es propietaria de varias otras compañías. Por poner un ejemplo conocido, Carlos Slim Helú es dueño de Grupo Carso que, a su vez, es la titular de las acciones de otras empresas tales como Telmex, Nortel o América Móvil (Telcel).
En el sistema tributario mexicano hoy se permite que, a la hora de pagar impuestos, la compañía principal consolide las pérdidas y las ganancias de todas las empresas secundarias. Tal situación hace que las ganancias obtenidas por unas compañías se reduzcan, gracias a las pérdidas generadas por las otras.
Es así como las grandes sociedades suelen disminuir de manera importante los impuestos que pagan: cancelan las ganancias de las empresas que mayores ingresos les producen, con las pérdidas de otras compañías diseñadas para mantener muy altos los gastos.
Lo más grave es que con el régimen de consolidación, la SHCP no cuenta con herramientas suficientes para conocer el verdadero estado de cada una de las empresas que -en lo individual- están incorporadas en la contabilidad de la sociedad matriz
Ricardo Ráphael, El Universal, 25 de junio.

Lo que el CETU haría, en caso de ser aprobado, es ofrecerle a la autoridad hacendaria información clara y precisa sobre la aportación que cada sociedad hace individualmente al proceso de producción. Y todavía más, en caso de que los empresarios utilicen el régimen de consolidación para eludir el impuesto sobre la renta (ISR), la SHCP se dotaría de un mecanismo eficaz para cobrarles una contribución suplementaria, con el objeto de compensar las deficiencias provocadas por el sistema de consolidación.
Es necesario aclarar aquí que, el CETU, ayudaría a lograr que se pague correctamente el ISR de las grandes empresas, y por tanto, no puede verse como una carga impositiva suplementaria para las compañías. En los hechos, no afectaría a la inversión, ni tampoco a la generación de empleos. Se trata de un mecanismo para reducir la elusión de un impuesto que, según la legislación vigente, ya debería estarse pagando -y que los grandes empresarios suelen evitar por medio de sus artimañas contables.
Ricardo Ráphael, El Universal, 25 de junio.

Una de las grandes ventajas del CETU (la tasa única del ISR) es que las grandes empresas, incluso cotizadas en la BMV, pagarán un mayor porcentaje de impuestos.
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 25 de junio.

Una de ellas fue la de la propuesta de tasa única en el impuesto sobre la renta (ISR), para impedir la evasión fiscal. También hablaron del federalismo, con respecto al cual el PRI solicitó, en palabras del diputado Horacio Garza: "que se inicie un proceso para desaparecer las delegaciones federales y replantear el sistema de tarifas de la energía eléctrica, el precio del gas y los subsidios".
Allí, Carstens expresó que "como lo estamos haciendo con el PRI, todos los partidos tienen la puerta abierta en la Secretaría de Hacienda. Nosotros lo que buscamos es consenso, estamos abiertos al diálogo y cualquier partido que requiera espacios en Hacienda estamos a su disposición. Nos gustaría que todos los partidos suscribieran la iniciativa". Al concluir esta reunión con el cónclave priista, el coordinador de los diputados tricolores, Emilio Gamboa, sostuvo que "estudiarían y discutirían la iniciativa con detenimiento, sin prisas ni presiones".
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 26 de junio.

Dentro de la discusión fiscal se está generando una deformidad en torno al CETU. Hay quienes con gran facilidad satanizan a las empresas por tener abogados y contadores que buscan que la tributación sea la menor posible en el marco de la ley. El problema surge cuando utilizan mecanismos extralegales para no cumplir con estos ordenamientos.
Aquí hay dos intereses encontrados: el de las empresas, que buscan maximizar su rentabilidad (defender esta posición es políticamente incorrecto) y el de la Secretaría de Hacienda, encabezada por Agustín Carstens, que procura obtener la máxima cantidad de recursos para ponerlos a favor de los que menos tienen.
Las dos posiciones son válidas. Meter argumentos de izquierda o derecha, o de rebasar por la izquierda es sólo perder el tiempo.
Otro lugar donde está resurgiendo un chipote es en el IVA. Los priistas siguen diciendo que no están de acuerdo con el cobro de este impuesto y, lamentablemente, lo hacen por mito político. Como hemos reiterado en este espacio, la iniciativa solamente es un punto de arranque y debe ser enriquecida por los legisladores
David Páramo, “Personajes de renombre”, Excélsior, 26 de junio.

Eliminar el régimen de consolidación fiscal, como se pretende con el impuesto de tasa única (CETU) que se propone en una de las iniciativas, no sólo es un acontecimiento económicamente trascendente por los cerca de 200 mil millones de pesos de nuevos ingresos que representaría para el erario, sino también políticamente porque "desarma" a los adversarios del presidente de la República, empezando por Andrés Manuel López Obrador, quien en su "iniciativa de reforma fiscal" que presentó el 26 de marzo, sugería cancelar ese régimen, argumentando que constituye un importante privilegio fiscal para los grupos empresariales de mayor tamaño en el país. "Debe enviarse el mensaje de que en el sistema fiscal mexicano es inadecuado que existan privilegios que cualquier persona aproveche de manera injustificada, y menos aun los grandes grupos empresariales y sus dueños", sugería López Obrador. ¡Ahí está la respuesta, señor López! Podría decir Calderón.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 26 de junio.

La primera novedad recaudatoria es lo que se llama en inglés, según The economist 23 06 07) un “impuesto alternativo mínimo”(minimum alternative tax). Consiste en cobrar a las empresas un impuesto no sobre lo que declaran como utilidades, sino sobre la diferencia que hay entre “lo que venden de bienes y servicios y lo que compran de insumos”, sin contar en estos la inversión física.
El impuesto , llamado Contribución Empresarial de Tasa Única (CETU), se salta las ventajas de empresas que gozan de regímenes de excepción fiscal, como las agroalimentarias o las de transportes, que pagarán ahora un 19 % (al principio 16%) sobre sus excedentes en la operación, aun si estos excedentes no se declaran como utilidades, lo que suele suceder.
El CETU afectará también a las empresas cuya ingeniería fiscal consiste en pagar como honorarios y sueldos lo que en realidad son sus utilidades, cosa frecuente en transnacionales. Es una astucia fiscal para contrarrestar las ingenierías fiscales de empresas que aprovechan las leyes para no pagar.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio Diario, 26 de junio.

Por lo pronto, y regresando a la CETU, el problema es que el margen de intermediación no incluye las provisiones que se crean para reservar créditos, porque en la Ley del ISR se ha mantenido una limitante absurda, que incluso la crisis bancaria no logró eliminar para evitar una supuesta caída de recaudación proveniente de la actividad bancaria, y es la relacionada con que los bancos no pueden deducir más de 2 por ciento de las provisiones de crédito creadas por año.
Ahora, visto de frente, dado que el proceso de crédito y captación del ahorro es el que más costos le genera a la banca, incluyendo inversiones en tecnología y personal, se ha tornado en un tema de revisión que puede cambiar y mucho el equilibrio de los balances bancarios. Le seguiremos la ruta al asunto.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 26 de junio.

Por lo que hace al CETU se acepta que tendrá como principal virtud controlar la elusión que hoy se da en el ISR a través de estrategias fiscales. A las que va a afectar son a las empresas que no pagan. Además sin focalizar a un rubro en particular, también se eliminarán los regímenes especiales de tributación al obligar a cumplir con el CETU a muchas empresas de esos rubros. Se ha hecho ver que en la propuesta se privilegió atacar la evasión en ISR porque la brecha en ese impuesto equivale a 5 puntos del PIB contra sólo 3 del IVA, amén de los desafíos políticos con este último.
Alberto Aguilar, “Nombres, nombres y nombres”, Reforma, 27 de junio.

Por lo que he leído y escuchado, es la Contribución Empresarial a Tasa Única, la CETU, de todo lo propuesto por Hacienda en el marco de la Reforma Integral de la Hacienda Pública, el impuesto que más cuestionamientos y críticas ha levantado, cuestionamientos que provienen de quienes no le han entendido, críticas provenientes de quienes, muy probablemente, van a tener que pagar más impuestos de los que pagan con el esquema actual, todo lo cual es entendible, desde las preguntas de quienes no entienden hasta el rechazo de los posibles afectados, sin olvidar que entendible no es lo mismo que justificable.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 27 de junio.

Considerada en sí misma la CETU es un impuesto correcto, que grava, con una tasa única (16 por ciento en 2008 y 19 a partir de 2009), las ganancias de las empresas, gravamen que se calculará restándole a los ingresos generados por la venta de mercancías, o prestación de servicios, u otorgamiento del uso temporal de bienes, el costo de los insumos (adquisición o renta de los bienes y servicios independientes utilizados en la producción) y de las inversiones (en terrenos, instalaciones, maquinaria y equipo, e inventarios), todo lo cual es correcto: una sola tasa para todos.
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 27 de junio.

El que la tasa máxima que una empresa puede llegar a pagar sea del 28 por ciento, y el que la tasa mínima que se espera que paguen, suponiendo que se apruebe la CETU, sea de 16 puntos porcentuales, nos da una idea, no de la evasión, pero sí de la elusión que existe, elusión que no es otra cosa más que aprovechar, por medio de la planeación fiscal, las oportunidades que la ley otorga para pagar menos, lo cual nos lleva a la siguiente pregunta: ¿por qué, en vez de introducir un impuesto —la CETU— para reducir la elusión, no corregir las leyes que la hacen posible? Porque las autoridades hacendarias consideran más sencillo crear algo nuevo, la CETU, que corregir lo viejo, el ISR, con la intención o esperanza (esto va por mi cuenta, pero no creo interpretar mal a los funcionarios de Hacienda) de que con el paso del tiempo la CETU sustituya al ISR, ¡tal y como debe ser!
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 27 de junio.

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