LA REFORMA FISCAL: ACTORES Y ESCENARIOS. 2.- RESÚMENES ECONÓMICOS.

Consignamos aquí ocho comentarios. La reforma fiscal es el tema introductorio para sus artículos y columnas. Se resume al lector el contenido de la reforma. Unos a otros se complementan entre sí; en otras palabras, hay diversas percepciones sobre el tema. Destacan las posiciones críticas de Raúl Trejo Delarbre, Carlos Fernández Vega y Ricardo Becerra.

La reforma fiscal plantea modificaciones procesales al Código Fiscal de la Federación, respecto de auditorías, y desaparece el litigio fiscal contra los impuestos.
Permanece solamente el litigio contra los cálculos efectuados por Hacienda de los impuestos a pagar.
Como novedad se introduce un esquema diferenciado para las pérdidas de los regímenes accionarios.
Y, de manera extraordinaria, también se incluye un impuesto indirecto a la informalidad: se cobrará un impuesto del 2 por ciento a la persona que deposite más de 15 mil pesos en efectivo.
El gravamen será automático y sobre la cantidad depositada.
Y mediante simplificación implícita de pago desaparece el concepto de crédito al salario y en su lugar se crea el subsidio al empleo.
Marco Antonio Mares, “Ricos y Poderosos”, Crónica, 19 de junio.

1)La Ley del Impuesto a la Informalidad que se causará sobre depósitos en efectivo que superen los 20 mil pesos mensuales considerando la suma de las cuentas que tenga un contribuyente en una institución financiera; 2) Modificaciones a la Ley del Impuesto sobre la Renta y el Código Fiscal de la Federación, y 3) Que introduce un Impuesto de Tasa Única del 16 por ciento, que sería un gravamen directo, de aplicación general, con un mínimo de exenciones pero que de resultar inferior al ISR, no exime al contribuyente de pagar la tasa que corresponda de ISR vigente.
Alicia Salgado, “La chequera”, El Financiero, 20 de junio.

De lo que se ha filtrado, se conoce que en la "reforma" calderonista los regímenes especiales (que al erario le significa una pérdida anual no menor a 500 mil millones de pesos) no se tocan; tampoco incluiría un plan para combatir la evasión y elusión, ni la ampliación del padrón de causantes; permitiría que estados y municipios cobren impuestos locales a ciertos productos ya gravados (3 puntos porcentuales adicionales a los impuestos federales); fijaría una tasa única del impuesto sobre la renta (eventualmente 15 por ciento, contra 29 por ciento actual); "combatiría" la economía informal, pero no mediante la generación de empleo y la incorporación de las empresas "subterráneas" al padrón fiscal, sino a través de gravar (2 por ciento) depósitos bancarios en efectivo superiores a 15 mil pesos; limitaría las deducciones fiscales al 16 por ciento, y así por el estilo, con lo que difícilmente se podrá "pagar la deuda social" (Calderón dixit).
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 20 de junio.

Decepcionante. Limitada. Tímida. A las iniciativas de ingresos que presentó ayer el gobierno federal es difícil denominarlas reforma fiscal, por lo menos de acuerdo con el sentido transformador y casi redentor que se le ha adjudicado a ese término. Los nuevos impuestos en realidad no son tales: funcionarán, en lo fundamental, como instrumentos para garantizar el pago de los gravámenes que ya existen. A la economía informal únicamente se la condena a dosificar sus depósitos bancarios o a prescindir de ellos. A los estados y municipios se les confieren atribuciones un poco más amplias pero siempre dentro del mismo esquema fiscal que ha existido hasta ahora. / Con el más importante de los impuestos cuya aprobación le propuso ayer la Secretaría de Hacienda al Congreso de la Unión, así como con las tímidas medidas contra la evasión fiscal que forman parte de ese paquete de iniciativas, el gobierno espera aumentar sus ingresos en 1.5 puntos del PIB en 2008 para llegar a 2.8 puntos en 2012.
Toda la arquitectura del paquete fiscal se encuentra articulada por esos objetivos. Y ellos, dependen del éxito que tengan las estimaciones realizadas por el secretario Agustín Carstens y su equipo.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y Poder”, Crónica, 21 de junio.

Prevé una iniciativa que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Constitución en materia de gasto. También hay otra que modifica las leyes federales de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria; Orgánica de la Administración Pública Federal; de Coordinación Fiscal; General de Desarrollo Social; de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público y de Obras Públicas.
Marco Antonio Mares, “Ricos y Poderosos”, Crónica, 21 de junio.

Otra iniciativa propone reformar artículos de la Ley del Impuesto sobre la Renta para prohibir que las empresas deduzcan pérdidas y ganancias por la enajenación de acciones, obligar a que las empresas declaren al SAT cualquier movimiento de capital, préstamo o aumento de capital mayor a 600 mil pesos, y que las personas físicas también tengan que reportar al SAT cualquier préstamo, donativo o premio en efectivo mayores a 600 mil pesos. La tercera iniciativa que hoy presenta Calderón tiene que ver con la creación de una nueva carga fiscal a las empresas. Se llama el Impuesto de Tasa Única y se aplicaría en sustitución del actual Impuesto al Activo, para gravar las utilidades de las empresas que resulten después de confrontar sus ingresos brutos y sus gastos…
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 20 de junio.

Sin embargo, ello no quiere decir que se tiene un parche fiscal más. Por el contrario, se corrigen tres lagunas que hay en materia fiscal, como el 2% a la banca que se le ha denominado el impuesto a la informalidad.
También está el impuesto a la Contribución Empresarial a Tasa Única, mejor conocido como CETU, el cual plantea evitar la evasión de las personas morales, pues se considera que hoy día la actividad empresarial paga una tasa impositiva muy baja o de plano la evaden.
El tercer punto interesante de esta propuesta es la intervención que tendrían las autoridades estatales en la recaudación. Así que podríamos considerar que estamos frente a un planteamiento más que interesante, pues de llevarse a la realidad se camina rumbo a una verdadera reforma que incremente la recaudación en 3% del PIB, como se necesita.
Marielena Vega, “Estrategia de negocios”, Excélsior, 22 de junio.

No es la reforma que yo tengo en mente; no es la que a mí me hubiera gustado; no es una iniciativa social democrática que se decidiría a construir en México una versión nativa de un Estado de Bienestar, capaz de amortiguar decididamente la miseria y la desigualdad mexicanas. No obstante, la propuesta de Carstens atiende los dos problemas urgentísimos de las finanzas públicas en el presente: su tendencia al estancamiento recaudatorio (casi nunca mayor al 10 por ciento del PIB) y el deterioro sistemático de Pemex y los ingresos petroleros. Tímida y gradualista, Hacienda quiere incrementar los recursos tributarios en poco menos del 3 por ciento del PIB (llegar acaso al 12.5) en el 2012. Es poco, pero representa mucho para un país que ha buscado pero no ha podido realizar una reforma fiscal, en serio, desde los años cincuenta.
Ricardo Becerra, Crónica, 25 de junio.

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