MARZO DE 2005: ELECCIÓN DEL PRESIDENTE NACIONAL DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL (PAN): DOS MESES DE SEGUIMIENTO. SEGUNDA PARTE: DEL SÁBADO 5 DE MARZO A LA RENUNCIA DE TATIANA CLOUTHIER.
Contra todos los pronósticos, Carlos Medina Plascencia fue derrotado por segunda vez en sus aspiraciones a presidir el Partido Acción Nacional. El hecho, inesperado para muchos, trajo sus consecuencias al interior del PAN y de sus precandidatos a la Presidencia de la República, además de otros reacomodos que se sistematizan a continuación en 163 ítems, 154 comentarios y nueve notas:
a) Cuatro comentarios y una nota se refieren al día de las elecciones, cuando la apuesta era por Medina Plascencia.
b) Una nota y doce comentarios giran en torno a Carlos Medina Plascencia después del sábado 5 de marzo.
c) Treinta notas y dos comentarios se han organizado en torno a las repercusiones que para el PAN tuvo el triunfo de Manuel Espino.
d) Seis comentarios aluden a los movimientos que desde la residencia oficial de Los Pinos se llevaron a cabo antes del sábado 5 de marzo, mismos que fueron retomados por articulistas y columnistas para analizar los resultados de un escenario que la mayoría no previó.
e) 18 comentarios se refieren a las consecuencias que la presidencia de Manuel Espino trajo para los entonces precandidatos panistas a la Presidencia de la República.
f) Veinte comentarios se refieren a Manuel Espino después del sábado 5 de marzo; otros 19 a sus primeras actividades como presidente del Partido y 23 más a su relación con Marta Sahagún. En resumidas cuentas, de los trece que acumuló en la primera parte de esta entrega subió a 62 en dos semanas de seguimiento.
g) Finalmente, 22 comentarios y una nota se refieren a la renuncia de Tatiana Clouthier a su curul en la Cámara de Diputados. Un hecho que ella tribuyó a la llegada de Espino a la presidencia del PAN y que, se pensó, sería seguido por otros legisladores blanquiazules.
EL DÍA DE LA ELECCIÓN
Hoy termina el liderazgo de Luis Felipe Bravo Mena en el CEN del PAN. Y seguro que pasará a la historia, fue el presidente panista que llevó a su partido a la Presidencia de la República por primera vez. Pero también será recordado por el pésimo trabajo electoral, pues así como logró llevar a su partido a Los Pinos, también lo condujo al ridículo en elecciones estatales como la de Guerrero, donde apenas logró rebasar el uno por ciento de la votación total. Y eso que es el partido en el poder… Por lo pronto hoy Carlos Medina Plascencia, Manuel Espino, Alejandro Zapata y Juan José Rodríguez Prats, en ese orden, se disputan la presidencia del CEN del PAN. A pesar de que Medina es a quien se le ven más posibilidades de ganar, Espino podría dar la sorpresa…
David Romero Ceyde, “Escaño Político”, Crónica, 5 de marzo.
Que la apuesta de los dos candidatos que encabezan las preferencias, Carlos Medina y Manuel Espino, es ganar los votos de los candidatos coleros: Juan José Rodríguez Prats y Alejandro Zapata.
“Trascendió”, Milenio, 5 de marzo.
Que los cálculos de algunos de los consejeros panistas más avezados en el proceso marcan que Carlos Medina será el nuevo presidente, pero que su elección ‘está lejos de ser fácil’.
Quien gane deberá obtener dos de cada tres votos, por lo que pocos creen que alguno de los candidatos pudiera ganar en la primera vuelta.
“Trascendió”, Milenio, 5 de marzo.
Carlos Medina Plascencia nos dice que tomará una fotografía del PAN que recibe, en caso de que el voto de los consejeros nacionales lo convierta este sábado en el nuevo dirigente nacional del PAN. Y es que Luis Felipe Bravo Mena deja un partido a la baja y dividido.
En las cuatro elecciones de gobernador que ha habido este año, el blanquiazul ha sido tercera fuerza en tres estados. En Guerrero, con apenas el uno por ciento de los votos; Quintana Roo, donde hizo un papel más decoroso pero con candidata prestada (Addy Joaquín); y en Hidalgo. El PAN fue cuarta fuerza en Baja California Sur y en las últimas elecciones federales perdió más de 50 diputados.
“No soy triunfalista, soy optimista”, nos dijo el senador Medina al comentar sus posibilidades. El es uno de los cuatro aspirantes a la sucesión de Bravo Mena. Los otros tres son Manuel Espino, Alejandro Zapata, y Juan José Rodríguez Prats.
La moneda está en el aire. Ni los propios medinistas están seguros del triunfo. La esperada caída de Manuel Espino, a raíz del asunto del narcoespía que llevó a Los Pinos, no se produjo. El ex secretario general del PAN supo amarrar el voto de un sector del ala derecha del partido y comprometer apoyos cuando todavía era el numero dos del partido.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Milenio, 5 de marzo.
COMO EN CANTINA, el Consejo Nacional del PAN se podría echar hoy dos rondas... de oradores y la del estribo antes de elegir a su nuevo dirigente.
SE DA por descontado que en la final estarán Carlos Medina Plascencia y Manuel Espino. Lo que no queda claro es con quién se irán Alejandro Zapata y Juan José Rodríguez Prats cuando reconozcan que la pelea estelar no los incluye.
ESA ES la interrogante de hoy y la de mañana es qué tan caldeada va a estar la elección del Comité Ejecutivo Nacional, el tesorero y el secretario general del partido.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 5 de marzo.
Al acto de selección del sábado anterior asistieron el presidente Fox y su esposa Marta Sahagún, seguros de que levantarían la mano a Medina. Ambos se pronunciaron por el guanajuatense e igual hicieron varios miembros del "gabinetazo", entre ellos Rodolfo Elizondo, Fernando Canales Clariond, Eduardo Sojo y Alberto Cárdenas, otro soñador de la candidatura presidencial.
Vicente Fox procuró alegría. En actitud ganadora, y tras plantar un beso en la boca a Sahagún ante la plana mayor panista, anunció que "mañana mismo" se pondría a trabajar y encabezaría al panismo para el triunfo electoral del 2006. Y quienes apoyaron a Espino emitieron el grito de campaña de "Hoy, hoy, hoy".
Félix Fuentes, “En la línea”, El Universal, 8 de marzo.
Carlos Medina Plascencia después del 5 de marzo.
Carlos Medina Plascencia anunció que retomará sus funciones como senador pero que en el futuro no aspirará a ningún cargo dentro del PAN, luego de que perdió la votación para elegir al nuevo presidente nacional de ese partido político.
Señaló que la noche de este sábado cerró un capítulo de su vida, que seguirá siendo panista y que continuará luchando desde su sección electoral, aunque al mismo tiempo indicó que se retiraría de la actividad partidista sin precisar si de manera temporal o permanente.
Expuso que no buscará en el futuro ninguna responsabilidad en el Partido Acción Nacional (PAN), pues fue un compromiso que hizo si perdía la contienda por la dirigencia nacional de ese instituto político.
Expresó que con serenidad reconoce que había un riesgo de perder la elección frente a Manuel Espino, al contender por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN para el periodo 2005-2008.
Medina Plascencia habló luego de que Arturo García Portillo, secretario general del CEN del PAN, dio a conocer el triunfo de Manuel Espino por 196 votos contra 174 del senador panista.
Nota de Milenio, 5 de marzo.
Que ayer domingo Carlos Medina Plascencia tuvo un aviso del descalabro que se llevaría en la sesión del Consejo Nacional del PAN.
Sucedió cuando, poco antes de definirse la primera ronda de votaciones, un grupo de consejeros sonorenses posaba para la foto del recuerdo.
Sonriente, el ex gobernador de Guanajuato se sumó al grupo y muy alegremente preguntó: ‘¿Quién va a ganar?’ Y le respondieron los gritos de ‘¡Espino, Espino!’
“Trascendió”, Milenio, 6 de marzo.
Hay que fortalecer al partido del siglo XXI, no lo tenemos consolidado en este momento en el ámbito nacional, porque un partido que ya llegó al gobierno federal debe ser fuerte y bien estructurado en toda la nación; es más, no podemos aceptar en ningún estado más allá de la segunda fuerza. Durante estos años hemos impulsado alianzas y coaliciones que no ha capitalizado el panismo. No tenemos todavía la suficiente fuerza que demanda el momento actual, es mayor la simpatía y el apoyo hacia el PAN, que la identificación de la población con el mismo. (Carlos Medina Plascencia)
Yasmín Alessandrini, “La política me da risa”, El Universal, 6 de marzo.
Entro al Sanborns que está a la vuelta de mi casa y me siento rodeado. Antes de que pudiera sentarme percibo algo extraño en la clientela: son los delegados panistas que, mientras engullen cantidades industriales de huevos rancheros y divorciados, deciden hacia dónde se inclinará su voto, si por Espino o por Medina Plasencia. En ese momento no podía saber que iban a crucificar al buen Charly (aunque de haberlo sabido tampoco se me hubiera hecho nada extraño, sobre todo porque después de verlo chillar cuando renunció a la candidatura presidencial yo también lo habría arrojado a los leones), lo único que veía era a un montón de tipos y tipas con pancartas, gafetes y moños blancos, símbolo de alguna causa perdida. Pobre Carlos Medina, junto con Labastida, es uno de los losers de la patria mexica. Si se avienta a un pajar capaz que se ensarta con la aguja.
Es lo malo de ese Sanborns. Está tan cerca de la sede nacional del PAN que te puedes llegar a sentir como Custer emboscado por blanquiazules. Un día estaba ahí Pancho Barrio. Me echó a perder el desayuno pues actuaba como si fuera la mamá de los pollitos. Ahora la derrota apabullante de Medina Plasencia le puso su soplamoco. / Quién lo diría: el PAN se está llenando de superlosers...
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 7 de marzo.
La gran sorpresa fue la derrota de Carlos Medina Plascencia, con veinte años de militancia, por segunda ocasión fue rechazado por los consejeros panistas. Era el candidato de Fox, de Marta Sahagún y de los aspirantes presidenciales Francisco Barrio, Felipe Calderón y Alberto Cárdenas Jiménez, quienes comprometieron su voto —y así lo hicieron sentir—, en la Asamblea, pero no lograron la mayoría. Santiago Creel resultó el más mañoso, nunca se definió abiertamente por el guanajuatense y su voto en la Asamblea fue secreto.
Antes de optar por ser candidato a la dirigencia nacional, Medina deseaba ser candidato presidencial, quizás si hubiera seguido ese camino la derrota hubiera sido menos dolorosa, porque la compartiría con políticos más importantes. El haber perdido, cuando él se sentía y actuaba como “el candidato” a vencer, y muchas figuras panistas así lo aseguraban, va a servir para que el PAN y sus precandidatos pongan los pies en el México real y dejen atrás “este maravilloso país”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 7 de marzo.
Medina fue sin duda el candidato favorito... hasta el día de la votación.
No sólo por su rancia militancia sino por el hecho de haber sido "cobijado" por varios secretarios de Estado y casi todos los aspirantes presidenciales a la vista, con excepción de Santiago Creel Miranda.
Si a ello agregamos las baterías que fueron dirigidas a Espino luego de descubrirse que uno de sus recomendados y exempleado suy, Nahum Acosta Lugo, que trabajó en la dirección de giras presidenciales, era contacto de un grupo de narcotraficantes, todo parecía estar listo para que Medina se hiciera de la presidencia panista.
Casi un mero trámite.
Pero no fue así.
Adrián Trejo, “Engrane, El Economista”, 7 de marzo.
Conspiró también contra Medina Plascencia, la mala operación política del ex candidato y su equipo: hasta horas antes del consejo panista, Medina estaba seguro de tener por lo menos 200 votos asegurados, pero nunca obtuvo más de 176. Los 200 los terminó teniendo Espino. Cometió Medina Plascencia otro grave error que es también una muestra de debilidad personal notable: descorazonado por la derrota, el mismo sábado, antes incluso de la toma de protesta de Espino, abandonó la reunión del Consejo, anunció que también abandonaba la política activa y dejó a quienes los apoyaron sin respaldo en la negociación del nuevo comité ejecutivo del partido, donde Espino (y obviamente Santiago Creel y Muñoz) pudieron acomodar sus fichas como quisieron.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Milenio, 7 de marzo.
Después del segundo revés que la mayoría de los integrantes del Consejo Nacional panista le asestaron en su aspiración a presidir ese partido, bien hizo el legislador en anunciar que una vez que concluya su actual responsabilidad legislativa se retirará de la vida política... Hace tres años también sucumbió al contender frente a Luis Felipe Bravo Mena, lo que confirmó que al interior del blanquiazul no cuenta con las simpatías y el apoyo que supuso y que incluso inicialmente le habían hecho alentar el sueño de ser uno de los aspirantes a la candidatura presidencial... Sin embargo, alguien lo convenció de que mejor contendiera por el mando nacional de ese partido, porque ahí tendría "más posibilidades" de llegar: hoy, sin embargo, su futuro está, como él mismo lo admitió ante los consejeros nacionales, en su rancho La Florida de León... Ayer, los consejeros nacionales del PAN eligieron a los demás miembros del comité ejecutivo, y a propuesta de Espino Barrientos, se ratificó a su paisano duranguense Arturo García Portillo como secretario general...
Francisco Cárdenas Cruz, “Pulso Político”, El Universal, 7 de marzo.
POR LO PRONTO, el triunfo del pinoleramente indeseado Espino ha dejado saldo político rojo. Carlos Medina Plascencia, guanajuatense acostumbrado a que arreglos en lo oscurito le llevasen a cargos importantes, anunció el fin de su carrera política luego de que una poderosa cargada a su favor hacía parecer imparable su arribo al despacho que ocupaba el grisáceo Luis Felipe Bravo (con Medina Plascencia estaban los apellidos más rimbombantes de la aristocracia panista, medio gabinete presidencial, los precandidatos Felipe Calderón y Francisco Barrio, y varios gobernadores). Aun cuando en cumplimiento del protocolo aparecieron de inmediato para felicitar al ganador, tampoco podían adivinarse rostros de genuina alegría en Vicentico ni en Martica. No es necesario poner demasiada tinta en el hecho de que el mayor damnificado de todo este episodio es el cada vez más desdibujado Calderón, quien apostó cuanto tuvo a la mano en favor de Medina Plascencia, incluyendo la renuncia concertada del ultraderechoso diputado Germancito Martínez, que a su vez denunció ¡el avance de la ultraderecha!
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 7 de marzo.
Que el retiro de Carlos Medina Plascencia de la vida política va en serio, pese a que el nuevo dirigente nacional del PAN, Manuel Espino, lo invitó a formar parte del CEN de ese partido para el periodo 2005-2008.
El ex gobernador de Guanajuato declinó la oferta y le dijo sólo “no, ya no”, que se va para su rancho de León y “para siempre”.
“Trascendió”, Milenio, 7 de marzo.
Y bueno, otro hermano el que quería liderear a la familia anuncia que se va al rancho. Que nomás termine con su encargo de senador Carlos Medina Plascencia estará en La Florida… su casa en Guanajuato.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 7 de marzo.
Espino sorprendió al derrotar a quien era favorito de viejos panistas y de Vicente Fox, el guanajuatense Carlos Medina Plascencia, cuyo dolor fue tan profundo que anunció su retiro de la política en cuanto concluya el periodo senatorial. Se negó a formar parte del Comité Ejecutivo Nacional albiazul.
El soñado 191 para Medina nunca llegó. Con ese número se habría colocado al frente del PAN. En la primera ronda sólo obtuvo 148 votos contra 158 de Espino. Se metió al tercer lugar el ex priísta Juan José Rodríguez Prats con 42 boletas, arriba del colero Alejandro Zapata Perogordo, quien sumó 26 sufragios.
Para la segunda ronda, una vez eliminados Rodríguez y Zapata Perogordo, Espino ganó 196 votos y Medina, a punto de las lágrimas, terminó en 175. Fue derrotado por segunda vez el ex gobernador de Guanajuato, impulsado en ambas ocasiones por Vicente Fox.
Félix Fuentes, “En la línea”, El Universal, 8 de marzo.
Cómo cambia la vida de un día para otro. Carlos Medina Plascencia anunció su retiro de la política porque ya se veía como presidente del CEN del PAN y ¡zas!, perdió estrepitosamente. Ahora lo vemos en el Senado, ya no caminando de puntitas, como flotando, sino arrastrando los pies, muy de capa caída.
Yazmín Alessandrini, “La política me da risa”, Crónica, 10 de marzo.
Las repercusiones para el PAN.
Un grupo de "neopanistas" quitó, por primera vez desde su fundación, la dirección nacional del PAN a las familias que tradicionalmente se habían hecho cargo de custodiar la ideología y principios.
Como un auténtico "Maracanazo", fue tomado el triunfo de Manuel Espino Barrientos sobre Carlos Medina Plascencia en la competencia por la presidencia nacional del PAN.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 7 de marzo.
Al parecer, la mayoría de los consejeros políticos del PAN que favorecieron a Espino no están de acuerdo con la línea que sigue su partido y que, lejos de llevarlos a incrementar su participación en la vida política nacional, la ha reducido.
Espino fue colaborador de varios gobiernos estatales del PRI hasta que llegó a Chihuahua y de ahí a Sonora.
Hasta antes de llegar a la secretaría general del PAN, a la cual renunció para competir por la presidencia del partido, Espino había tenido una discreta actuación como delegado del PAN precisamente en Sonora.
Fue uno de los panistas más críticos con las aspiraciones presidenciales de la señora Marta Sahagún.
En diciembre pasado, Espino fue a la casa presidencial para hablar con el Ejecutivo sobre sus aspiraciones; la reunión terminó amigablemente.
Adrián Trejo, “Engrane, El Economista”, 7 de marzo.
Y POR parte de los deschongados panistas, también ahí soplaron vientos de cambio, por primera vez en años quedaron fuera del CEN las familias tradicionales.
POR ESO, ya hay quien bautizó la elección de su nuevo dirigente como una "panestroika", en la que sorpresivamente Manuel Espino le ganó la presidencia de ese partido a Carlos Medina.
COMO si eso no fuera suficiente sacudida, Espino remató la transformación del PAN al integrar un equipo que combina liderazgos regionales con dirigentes jóvenes.
CLARO que falta por ver si esa "panestroika" fue una cirugía con bisturí o un machetazo sin tino que nomás dejó a un grupo de panistas malheridos.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 7 de marzo.
Antes era una familia empresarial en la que el bastón de mando, la biblioteca, lámparas y joyas fueron pasadas de una o otra generación con cuidado
Ahora la herencia fue para algunos arrebatada. ¿Entrarán en crisis de identidad? Se volvieron más en una familia que piensa en los resultados y el mercado. Más allá de las recomendaciones de los ancestros.
Y es que pese a todos los pronósticos apenas en la segunda vuelta 196 votos contra 172 quien ganó la presidencia nacional fue… ¡Manuel Espino! El mismo sonorense que ni en los peores momentos negó a su amigo Nahúm Acosta, señalado por la PGR por filtrar datos de la agenda presidencial al narco. El que se considera más cercano a Creel.
…claro que se ultraderechiza el partido... Manuel Espino es ultraderecha bromeó el nuevo presidente del PAN en su primera conferencia de prensa.
¿Broma? Ah, ya ve que los sicoanalistas dicen que toda broma tiene algo de verdad.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 7 de marzo.
Y es que suponer que por méritos y habilidades propias Espino y Creel fueron capaces de vencer por sí solos a todo el aparato del PAN tradicionalista y empresarial, al resto de los presidenciables y hasta al gobierno de Vicente Fox y la malquerencia de la señora Sahagún resulta, por lo menos, de una elevada dosis de ingenuidad. Y si no se le pueden acreditar a la dupla Espino-Creel esas capacidades, aparece la pregunta obligada: ¿entonces qué pasó? Se pueden tejer toda clase de especulaciones, de escenarios e hipótesis, pero vale la pena partir de una primera expresión que, en el recuento de daños, se escuchó en la trinchera de uno de los presidenciables derrotados: "Nos engañaron con la verdad".
¿Qué quiere decir eso? Bueno, que cuando Felipe Calderón, Carlos Medina y Francisco Barrio propusieron un acuerdo entre los presidenciables para apoyar por consenso al que sería un presidente nacional del PAN surgido por unidad para impedir que desde el gobierno federal se influyera en la sucesión al frente del PAN, la propuesta fue bien recibida por el presidente Fox, quien a manera de garantía estimuló que todo el aparato del gobierno y una buena parte de Acción Nacional se inclinaran por esa propuesta.
Así, en torno a la candidatura de Carlos Medina a la dirigencia del PAN se presentaron el propio Calderón, Barrio y Cárdenas, además de miembros del gabinete como Rodolfo Elizondo, Fernando Canales los dos consejeros del PAN, y otros como Javier Usabiaga, Eduardo Sojo, Josefina Vázquez Mota y Florencio Salazar. Se debe recordar que Santiago Creel se mantuvo al margen de esa cargada, e insistió en su apoyo a Manuel Espino, que desde siempre fue su hombre para la dirigencia del PAN.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 7 de marzo.
Frente a tal escenario, parecía que la fuerza de las familias custodias del PAN, como las Calderón, Álvarez y Vicencio y el peso de los neopanistas cercanos al empresariado, como los Clouthier, Canales y Medina, entre otras, sería suficiente para convencer a más de dos tercios de los consejeros del PAN, de que la mejor alternativa para presidir al partido era la de Carlos Medina. Creyeron que Fox y Luis Felipe Bravo Mena el presidente saliente del PAN estaban del lado de una candidatura de unidad, en torno a Medina, pero olvidaron que a pesar de acuerdos, de actos de fe unitaria, el alfil de Vicente Fox para el 2006 es Santiago Creel y que el "preferido" de Bravo Mena para la dirigencia del PAN siempre fue Manuel Espino.
Así, mientras que Medina y todo su grupo de apoyo recababan adhesiones entre los consejeros, como si cosecharan frutos maduros, desde abajo se habrían movido los tentáculos de la casa presidencial, de la Secretaría de Gobernación y de la dirigencia saliente del PAN, para hacer compromisos a cambio de adhesiones. Por eso, mientras que de manera pública Medina contaba con todo el apoyo de los presidenciables, una buena parte del gabinete, de las familias custodia y del neopanismo empresarial, Espino contaba con el apoyo silencioso, pero efectivo, de la ultraderecha incrustada en Los Pinos, en la dirigencia saliente del PAN, y de la fuerza de la Secretaría de Gobernación.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 7 de marzo.
No pocos de los consejeros que el pasado sábado participaron en la selección de la nueva dirigencia del PAN recibieron las consabidas invitaciones, verdaderas presiones: "Al Presidente le gustaría…" La estrategia resultó efectiva. Al concluir la primera ronda de votación en el Consejo Nacional del PAN, nadie daba crédito a los números que aparecían a favor de Espino y de Medina. En las horas previas al Consejo del PAN, una buena parte de los votos comprometidos con Carlos Medina cambiaron de dirección, no de manera inexplicable, pero sí en forma sorpresiva.
Y es que todos los grupos que creyeron que el gobierno de Vicente Fox se mantendría al margen, que se había sumado a la candidatura de unidad en torno a Carlos Medina, y que dejaría correr por la vía libre la elección del nuevo presidente del PAN, como paso previo a la selección del candidato presidencial para el 2006, nunca entendieron que sí, que efectivamente, el Presidente los engañó con la verdad.
La verdad es que Santiago Creel fue y sigue siendo el candidato de Fox a sucederlo, y que ya en dos ocasiones les había cerrado el paso, respectivamente, a Calderón y a Medina. ¿Por qué en esta ocasión tendría que ser la excepción? Para efectos mediáticos, Fox no metió las manos en el cambio de dirigencia panista y pareció estar en contra de su delfín. Pero en el fondo, sí habría metido la mano para la elección del nuevo presidente del PAN, con lo que prácticamente impuso a su candidato presidencial, a Santiago Creel. Acaso por eso Espino advirtió, en entrevista con un diario capitalino: "Tenemos que asegurarnos de que no habrá actitudes de sabotaje en el proceso de sucesión, de sectores del gobierno federal".
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 7 de marzo.
ESTE PUNTO, EL del arribo de la ultraderecha al poder partidista, será en todo caso el dato más sustancial del relevo en la dirigencia blanquiazul. Aun cuando diversos personajes de esa corriente extrema ocupan cargos de poder (para no ir tan lejos, el segundo vicepresidente, Ramón Muñoz, especie de José Córdoba Montoya, pero de El Yunque), y aun cuando la tendencia confesional de muchos de los políticos federales está a la vista (monseñor Abascal, por ejemplo) no se ha establecido hasta ahora una ofensiva políticamente eficaz para hacer que el desorden gubernamental foxista se ajuste a los propósitos de esos órganos clandestinos. Dado que Espino llega con una expresa espada correctiva contra sabotajes foxistas, y dado que esa extrema derecha tiene claro el riesgo de perder en 2006 los privilegios ganados en lo que va del sexenio, es probable que Espino vaya a ser el gerente político que trate de salvar el negocio en picada mediante estrategias de choque que salven el prestigio de la marca a pesar de los malos manejos de aquel a quien se le entregó la franquicia por seis años.
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 7 de marzo.
Sin embargo cabe preguntarse sobre el futuro del PAN. Habrá que ver, sobre todo, cómo con una dirección fuertemente conservadora, se puede implementar el tipo de alianza que se plantea Creel con sectores priistas y de otros partidos como Convergencia, de cara al 2006. Las posibilidades ahí están, los peligros también: el panismo parece haber apostado todo a los duros. Y salvo que haya una nueva sorpresa a la hora de elegir a su candidato presidencial, la era de los doctrinarios, de los dirigentes históricos y sus discípulos, como Luis H. Alvarez, Carlos Castillo Peraza, el propio Felipe Calderón, de los seguidores de Gómez Morín, parece haber, en esta etapa del partido, concluido. Llegó la hora de los duros.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Milenio, 7 de marzo.
La elección de Manuel Espino Barrientos como presidente nacional del PAN confirma que los partidos políticos viven una crisis de sus referentes doctrinarios y el acomodo de sus piezas depende de factores vinculados a la sed de poder y cargos.
Manuel Espino llegó a la presidencia del panismo empujado por un amplio descontento de dirigentes intermedios de bisoña trayectoria y limitadas visiones. El desplazamiento de panistas en el poder gubernamental federal, los yerros en la administración federal, la neutralización de la gestión foxista han sido capitalizados por Espino como cabeza de una inconformidad del panista de a pie.
Roberto Zamarripa, “Tolvanera”, Reforma, 7 de marzo.
Durante el fin de semana pasado, el PAN llevó a cabo el cambio de su dirigencia nacional. Aunque parecía que era Carlos Medina Plascencia el candidato favorito para encabezar al partido, a la hora de las votaciones fue Manuel Espino quien se hizo con el triunfo. El nuevo presidente panista asegura que impulsará un cambio general en el partido, lo que hizo desde la conformación de su comité ejecutivo nacional, del que desaparecieron los nombres de connotados panistas para dar paso al grupo de militantes cercanos al dirigente. De esta forma, salieron de la dirigencia panista varios miembros del gabinete presidencial como Alberto Cárdenas, Fernando Canales y Rodolfo Elizondo, y legisladores como el contrincante de Espino, Carlos Medina, y hasta “el Jefe” Diego Fernández de Cevallos. A todo este movimiento cuyo objeto entre otras cosas es transparentar y eficientar el quehacer del partido, le han llamado ya la “panestroika”, en referencia a la famosa perestroika de Mihail Gorbachov. Como sea, Espino, a quien se identifica con los grupos de extrema derecha de Acción Nacional, asegura que en varios procesos electorales recientes, como los de Oaxaca, Veracruz y Sinaloa, le fue escatimado el triunfo al PAN en los tribunales, y está dispuesto a pelear voto por voto en las elecciones que se llevarán a cabo este año, así como en la presidencial del 2006.
Guillermo Ortega, “En corto”, Crónica, 8 de marzo.
Manuel Espino y Carlos Medina podrán decir lo que quieran respecto a la elección de la nueva dirigencia de Acción Nacional, pero lo cierto es que los hechos muestran que la pareja presidencial, el presidente Vicente Fox y, por supuesto, Santiago Creel establecieron una alianza con la extrema derecha panista. ¿Por qué con ese sector extremista del PAN? Si hacemos un poco de memoria, recordaremos que Felipe Calderón Hinojosa nunca ha sido "santo de la devoción" de Vicente Fox quien lo corrió de su gabinete cuando Calderón inició desde la Secretaría de Energía su precandidatura presidencial, y que la del pasado sábado fue la segunda derrota que a manos de Fox debió sufrir Carlos Medina, quien si bien le debe a Fox el acceso a la política de grandes ligas, también le debe su retiro.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de marzo.
Incluso en 1999, cuando Felipe Calderón intentó reelegirse como presidente nacional del PAN, Vicente Fox también se alió a esa extrema derecha, la que encabezaba Luis Felipe Bravo Mena, para expulsar a Calderón de la dirigencia y llevar, por primera ocasión, a los extremistas de derecha a la dirigencia de Acción Nacional con el propio Bravo Mena. Esto es, que si en 1999 ya Vicente Fox se había aliado a la extrema derecha para alcanzar el poder, a nadie debe sorprender que en 2005 el mismo Vicente Fox haya recurrido a su vieja y probada alianza para conducir, dentro del PAN, la imposición de su delfín, Santiago Creel, quien bien pudiera ser sustituido por la señora Marta Sahagún si es que el primero no crece. Por eso esa alianza estratégica entre Vicente Fox y los extremistas de derecha, del Yunque, del DHIAC, del Muro, Ancifem, entre otros.
¿Por qué Vicente Fox combatió a Carlos Medina y a Felipe Calderón, entre otros de los presidenciables? Por eso, porque proponían un proyecto, un candidato y una sucesión distintos a los del Presidente. Por lo pronto, en la nueva dirigencia de Acción Nacional se ha producido un hecho que por décadas cuestionó ese partido, se mudó la parte política fundamental de la Secretaría de Gobernación al CEN del nuevo PAN, en donde despacharán como figuras centrales nada menos que Ramón Muñoz y Manuel Espino, además de una veintena de figuras de la extrema derecha.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 8 de marzo.
Una vez electo lanzó del CEN blanquiazul a los secretarios Rodolfo Elizondo (Turismo), Fernando Canales (Economía), Alberto Cárdenas (Medio Ambiente), Leticia Carrillo de Clouthier (hija del venerado Manuel J. Clouthier), Luisa María Calderón (hermana de Felipe) y Gabriela Ruiz, quien desde 1991 era tesorera del partido.
Del equipo foxista permanecerá en la dirigencia de Acción Nacional el coordinador de Innovación Gubernamental, Ramón Muñoz, figura principal de la organización extremista "El Yunque". Ni Eduardo Sojo, coordinador de Políticas Públicas de Los Pinos, se salvó del desmoche.
Sorprendió que el senador Diego Fernández de Cevallos también quedara desplazado, a pesar de su fuerte relación con el titular de Gobernación, Santiago Creel, quien desdeñó a Medina Plascencia y hoy se siente el avocado para la candidatura del PAN.
Los blanquiazules tradicionales saben, y lo dicen, que fueron desplazados por grupos de extrema derecha. Primero penetraron a ese órgano miembros del DIHAC y después "El Yunque", de cuyos miembros han recibido lecciones Vicente Fox y Marta Sahagún.
Félix Fuentes, “En la línea”, El Universal, 8 de marzo.
Lo chistoso, amable lector, es que a raíz de la derrota de Carlos Medina & Co. no son pocos los funcionarios federales que tienen, literalmente, cara de what? y una profunda preocupación. Porque, además de haberle apostado su resto al ex gobernador guanajuatense, muchos ya se sentían muy seguros (y bien valientotes) con el santo fuero a partir de 2006 para seguir armando sus fiestas y cometiendo algunos excesos y travesurillas.
El simpático problema se le va a presentar, más pronto de lo que se imagina, a la nueva dirigencia azul. Porque, por una parte, ciertos personajes ya tenían maleta y planes armados para irse a cualquiera de las Cámaras, y con el triunfo de Espino están, digamos, bastante intranquilos acerca de su futuro (por su pasado). Algunos de ellos, mi estimado, tienen singulares ligas con la familia Fox y todavía falta que el respetable sea testigo de ese extraño quiebre en el inner circle presidencial.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 8 de marzo.
EL TRIUNFO de Manuel Espino como presidente nacional del PAN trae espinados a los panistas.
DE ENTRADA porque uno de los principales damnificados en esta elección fue Felipe Calderón Hinojosa, pues apoyó al candidato perdedor y porque todo su equipo fue desplazado de la cúpula panista.
EL OTRO PUNTO es el de la relación con Vicente Fox, pues es claro que Espino no era el candidato de Los Pinos para hacerse cargo del PAN.
MÁS DE UNA VEZ el Presidente comentó en corto que si algo le desagradaba de Espino era su amistad con Alfonso Durazo.
Fray Bartolomé “Templo Mayor”, Reforma, 8 de marzo.
Alberto Cárdenas, Secretario de Medio Ambiente, rechazó que la conformación ayer del nuevo Comité Ejecutivo Nacional del PAN signifiqué un rechazo del partido al Gabinete Presidencial.
"Carlos (Medina) no era el candidato del Presidente, Carlos tuvo el apoyo de muchos amigos de él, incluido su servidor", indicó "apoyamos a Carlos y se perdió, eso no significa que se acabe el mundo".
Luego del triunfo de Manuel Espino, del nuevo CEN quedaron fuera panistas destacados como Francisco Barrio y Diego Fernández de Cevallos; dando paso a la incorporación de líderes locales, nuevas caras.
En cuanto a los miembros del gabinete, únicamente el coordinador de innovación gubernamental, Ramón Muñoz, permaneció en el Comité, y quedaron fuera el titular de Semarnat; Fernando Canales de Economía, Rodolfo Elizondo de Turismo y la presidenta de Inmujeres, Patricia Espinosa.
Nota de Reforma, 8 de marzo.
La elección de Manuel Espino a la presidencia del Partido Acción Nacional es una prueba de que en política, como en el amor, según la Iglesia católica acaba de anunciarlo, nada dura toda la vida: ni alianzas ni enemistades. En una sorprendente jugada del más puro pragmatismo político, la mayoría de los miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PAN readmitió al foxismo en su seno, pese a que las indiscreciones de esta corriente -encabezada por Marta Sahagún- les ha hecho pasar muchos ratos amargos. Quedaron excluidos de la directiva panista quienes creen que la figura y el desempeño de Vicente Fox le restan posibilidades de triunfo al PAN en las elecciones de 2006 y, en consecuencia, preferían distanciarse del gobierno. En cambio, la misión y la razón de Espino se apoyan en el diagnóstico exactamente opuesto: Vicente Fox es una poderosa carta en la disputa por la Presidencia de la República, y no hay duda que lo fue para la batalla por la presidencia del partido.
Soledad Loaeza, La Jornada, 10 de marzo.
Diego Fernández de Cevallos, presidente de la Mesa Directiva del Senado y ex integrante del Consejo Político del PAN, consideró que el presidente nacional de su partido, Manuel Espino, tiene facultades para incorporar a la primera dama, Marta Sahagún, en tareas que considere importantes, sea o no consejera nacional o integrante del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Aunque al ser cuestionado sobre los requisitos o normatividad del PAN para formar parte de comisiones formales en la dirigencia nacional o el consejo nacional, aclaró que "necesitaría ver los estatutos".
"Se puede participar en alguno de los órganos de deliberación que puede ser Comisión Política y desde luego hay facultades del CEN para invitar a panistas que no tengan presencia en ninguno de esos órganos", especificó el panista.
Se le preguntó de la participación activa de la primera dama en temas partidistas, a lo que el senador panista respondió: "Yo entiendo que el presidente del partido puede formar equipos de trabajo para los asuntos de su responsabilidad y yo no encuentro en estos momentos alguna disposición estatutaria que le impida formar alguna comisión especial con panistas que sean o no miembros del CEN o miembros o no del Consejo".
Nota de Lilia Saúl, El Universal, 11 de marzo.
LA ULTRADERECHA MEXICANA cree llegado el momento de cumplir con una misión que ha asumido con resignado gusto: la de quitarle a las manipulables mayorías nacionales la tentación de caer electoralmente en 2006 en las opciones que esa facción extrema considera populistas, izquierdistas, acaso comunistas (¡oh, que corre a rasurarse la piocha rala para que por esa barba ínfima no sea considerada una interjección castrofílica!).
NUNCA ANTES LA ADMINISTRACION y la política foxistas habían estado bajo dominio pleno de esa ultraderecha como ahora, cuando se ha conjuntado una trinidad ambiciosa e intrigante que forman la señora Marta reciclada -que sigue trabajando su candidatura presidencial bajo disfraces varios-, el útil peleador callejero llamado Manuel Espino, y el verdadero Ejecutivo del poder, Ramón Muñoz, el jefe de jefes de los Yunques que hoy controla Los Pinos, el PAN, la fracción panista en San Lázaro y las futuras postulaciones blanquiazules a puestos de elección popular, en especial, obviamente, la de la Presidencia de la República.
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 14 de marzo.
El pasado sábado 5 de marzo, en pleno proceso electoral del PAN para cambio de dirigente nacional, Luis Felipe Bravo Mena tomó la palabra para impulsar una mayoría de dos terceras partes del Consejo Nacional en favor de Manuel Espino. Pero de pronto, las cosas se le descompusieron.
Quienes presenciaron la escena recuerdan que ese día el ambiente estaba dominado por diversas certezas: Espino había pactado con Santiago Creel apoyo en el interior de la dirigencia blanquiazul; Espino garantizaba para Los Pinos un voto en favor del desafuero y, por último, Espino representaba el avance del sector más conservador hacia el interior del panismo. La conquista del partido por aquellos sobre cuya presencia había advertido 15 años antes Carlos Castillo Peraza con la idea de que los ultras serían asimilados… pero fue al revés: los ultras se comieron al PAN.
“Bajo reserva”, El Universal, 15 de marzo.
Por eso, cuando ese sábado Bravo Mena llamó a una virtual cargada por Espino, esas dos terceras partes comenzaron a integrarse dócilmente. En cierto momento, sin embargo, una voz se levantó, y seguramente lo vuelva a hacer en los siguientes días: don Luis H. Álvarez, quizá el líder panista vivo más respetable, levantó la mano, miró fijamente a la asamblea… y votó públicamente en contra de Espino .
“Bajo reserva”, El Universal, 15 de marzo.
Puede ser verdad que, como dijo ayer, Diego Fernández de Cevallos, apoyó la elección de Espino más que por simpatía con éste, por la distancia política que lo separa de Carlos Medina, que lo que sucede es que los que no obtuvieron el triunfo “están muy lastimados”, pero todo indica, si uno escucha a Calderón, a Barrio, a Germán Martínez, a Tatiana Clouthier, a los que no han hablado como don Luis H. Alvarez, es que están lastimados, que se sienten agredidos, desplazados, por la nueva dirección. Ayer Arturo García Portillo, el ratificado secretario general del partido, decía que esperaban que la diputada Clouthier recapacitara y regresara al partido. Cuando se le preguntó si él o Espino habían buscado a Tatiana, que desde la misma elección había adelantado que podría renunciar al partido, dijo que habían hablado con algunos diputados que supuestamente habían hablado, a su vez, con ella. ¿Realmente alguien puede creer que se hizo un esfuerzo para evitar esa ruptura? ¿Que se trabajó para evitar que la hija de Manuel Clouthier abandonara el PAN? Por supuesto que no: simplemente, como en otros ámbitos del PAN, la nueva dirigencia esperó que Tatiana se “disciplinara” y lo mismo siguen esperando de muchos otros.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Milenio, 15 de marzo.
EL JALONEO panista no sólo es en la dirigencia nacional, pues en Jalisco las huestes tradicionalistas tomaron venganza de su derrota a nivel nacional y asestaron un duro golpe a los seguidores locales de Manuel Espino.
EN MANCUERNA, los tradicionalistas y los calderonistas llevaron a la dirigencia estatal a Eduardo Rosales, con lo que rompieron el dominio de casi 15 años de los ultras tapatíos.
ASÍ QUE, como en el Clásico, Guadalajara empató el marcador.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 15 de marzo.
Y mientras Espino Barrientos insistió ayer en desdeñar la renuncia de Tatiana Clouthier Carrillo "se va una persona y al mismo tiempo están entrando de mil a mil 500 militantes a la semana", aseguró como si en los escasos días que tiene en el encargo se haya dado tiempo para contarlos uno a uno otras voces panistas, entre ellas las de diputados y senadores, se dejaron escuchar para demandar la urgente necesidad de que Acción Nacional rescate sus principios doctrinarios y éticos que permitan retomar el rumbo y frenar el ultraderechismo que representa su nuevo dirigente, El Yunque y el activismo de la primera dama, convertida en el verdadero factor de decisión en el blanquiazul, como en sus tiempos de candidato lo fuera el presidente Fox.
Francisco Cárdenas Cruz, “Pulso Político”, El Universal, 16 de marzo.
Sigue causando polémica la elección de Manuel Espina, perdón, Espino, y también, claro, la renuncia de Tatiana Clouthier, quien además de militante comprometida es un símbolo por aquello de ser hija de Manuel J. Clouthier. Ayer fue el mismo Luis H. Álvarez, institución dentro del PAN, el que cuestionó la elección... Y seguirá... Pero, a todo esto, hay que destacar un breve detalle: los colores de la mascada que lucía Tatiana en su cuello al dar a conocer su renuncia. Era amarilla y negro. ¿Querrá decir algo en particular?
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 16 de marzo.
Espino empezó a conocer ayer la magnitud de la crisis desatada por la renuncia de Tatiana Clouthier. Don Luis H. Álvarez , una de las figuras de mayor respetabilidad dentro del panismo, declaró este martes que la elección de nuevo dirigente nacional panista estuvo viciada; negó que pretenda renunciar a su partido, pero aclaró también que no pretende encabezar una rebelión. El problema se agudizará al presentarse nuevos testimonios por parte de militantes distinguidos que creen ver el creciente predominio de una corriente muy conservadora hacia el interior de su organización.
“Bajo reserva”, El Universal, 16 de mayo.
Que el presidente nacional del PAN, Manuel Espino, tendrá que repensar los adjetivos que ha lanzado a quienes no están de acuerdo con su particular estilo de dirección.
Espino les ha dicho, en diversos foros, ‘burócratas y ardidos que sólo andan lloriqueando’.
El problema es que ahora se sumó a ésos Luis H. Álvarez, ex candidato presidencial y ex dirigente nacional del PAN.
Nadie recuerda que Álvarez hubiera lanzado una crítica parecida a ninguno de los dirigentes de lo sucedieron: Carlos Castillo, Felipe Calderón o Luis Felipe Bravo.
“Trascendió”, Milenio, 16 de marzo.
En ese sentido, si yo fuera Manuel Espino (que no lo soy porque los únicos giros negros que me gustaban eran los de Michael Jackson bailando “Beat It”) saldría a la palestra a rebatir los argumentos de sus críticos. Por ejemplo, si la señora Clouthier afirma que el PAN es una mala copia del PRI, habría que decirle que con él al frente, pronto ni se notará la diferencia. Y cuando el antes simpático y dicharachero Germán Martínez (cuya sonrisa se le congeló el día en que Espino no lo ratificó como coordinador de la bancada panista) dice que “... no estoy dispuesto a dejarme atemorizar por los reglamentos o por los garrotes que está exhibiendo en sus actitudes la nueva dirigencia...”, hay que hacerle comprender que no ha visto nada y que en cuanto llegue la remesa de guaruras de la KGB, panistas pancheros de su calaña añorarán ser mandados a Guantánamo.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 16 de marzo.
El cambio afectó al PAN.
A 10 días de su elección, el líder Manuel Espino habló de renunciar.
Aunque algunos lo defendieron, voces muy pesadas lo descalificaron en los últimos días.
Producto de un proceso viciado, arbitrario, de ultraderecha, le dijeron, y Tatiana Clouthier renunció.
Se vaya o se quede, Espino dividió a su partido.
Pepe Grillo, Crónica, 17 de marzo.
En el PAN se dice en voz baja que quienes se han manifestado públicamente en contra de su líder nacional, Manuel Espino, pertenecen a las familias que se creían dueñas del partido o guardas "de los principios".
Y es que si uno atiende a los nombres de quienes se han manifestado en contra se verá que la aseveración tiene su parte de razón.
Los Clouthier, los Zavala, los Calderón, son quienes se han manifestado en contra de Espino y de los panistas que tomaron el control del Comité Nacional.
Pero más allá del ruido, ni siquiera el muy respetable Luis H. Álvarez ha presentado pruebas para demostrar que hubo "mano negra" en la elección de Espino.
Por lo pronto el líder nacional del panismo ofreció una conferencia en la que se vio acompañado de Francisco Barrio y de Alejandro Zapata Perogordo, para demostrar que está en camino la operación "sana, sana, colita de rana".
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 17 de marzo.
El PAN ha comenzado a vivir una nueva etapa en la que todo indica que la corriente interna más conservadora ha copado los cargos directivos y órganos internos que se refleja en el control de un buen porcentaje de los miembros de su Consejo Nacional en el que Manuel Espino logró colocar a sus seguidores, en una labor que fue por lo menos indiferente a otras corrientes que hoy ven los resultados, y la pinza se cierra con los diversos puestos que ese grupo ha obtenido en la administración pública y en la casa presidencial de Los Pinos.
En la práctica, de acuerdo con diversos testimonios, esos sectores panistas duros están aislando al presidente Vicente Fox de otros personajes y líderes representantes de segmentos sociales y políticos que tienen una visión distinta a la de ellos. La fórmula es muy sencilla: el control de la agenda y de las puertas de la oficina presidencial.
“Bajo reserva”, El Universal, 18 de marzo.
Las estrategias de Los Pinos.
Quienes finalmente ganaron en la contienda por la sucesión blanquiazul no fueron otros que, primero, Vicente Fox (and his consistently determined wife), quien con el arribo de Manuel se hace del timón de la nave partidista y desactiva, de golpe, la pretensión de algunos ingenuos de imponerle candidato (we know who he is) —con miras a 2006, of course—, tanto a él como al mal llamado partido en el gobierno y, segundo, gana la propia institución que, tras el incuestionable proceso democrático vivido en su búnker de la colonia Del Valle, sale fortalecida en lo que a sus cuadros dirigentes se refiere y ahora sí, unida en torno a nuevos liderazgos, buscará convencer al respetable rumbo a la mentada madre de todas las batallas.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 7 de marzo.
No parece casual, desde ningún ángulo, el hecho de que Ramón Muñoz forme parte del Comité Nacional del PAN que encabeza desde el sábado anterior Manuel Espino.
Como tampoco puede atribuirse a una casualidad el hecho de que la señora Marta Sahagún haya decidido aceptar "colaborar con el partido" cada vez que sea requerida.
De hecho, el nuevo dirigente panista puede presumir de contar en sus filas con la participación formal de Muñoz en el Comité Nacional y extraoficialmente con el apoyo de la señora Sahagún "cuando sea requerida".
Sahagún y Muñoz son sin duda los más cercanos al presidente Vicente Fox Quesada.
No es un secreto que el estratega del Jefe del Ejecutivo ha sido, en muchas ocasiones, Muñoz, un político que hasta antes de su llegada a Los Pinos no figuraba en el mapa de funcionarios con trayectoria.
Sin embargo, la cercanía con Fox le ha permitido convertirse en una especie de José Córdoba del salinato, pero sin tener -todavía-, las conexiones que hicieron del francés-mexicano un personaje realmente temido
Muñoz, al igual que Córdoba, opera desde las sombras de la casa presidencial, cobijado por un cargo más bien honorífico que poco ha aportado al país y a la Presidencia: jefe de la oficina de Innovación Gubernamental.
Adrián Trejo, “Engrane”, El Economista, 8 de marzo.
Así, esa bien organizada y pragmática extrema derecha hizo valer no sólo sus cualidades organizativas e ideológicas, sino su peso en el gobierno y en la estructura del partido, y sobre todo aplicó su principio básico: "el poder no se vota, se arranca". Así, desde la Secretaría de Gobernación que encabeza Santiago Creel; desde la dirigencia saliente del PAN, que aún presidía Luis Felipe Bravo Mena, y sobre todo desde las oficinas de Ramón Muñoz y Emilio Goicochea, los más cercanos al presidente Fox, pasando por la oficina de Marta Sahagún, se inició una ofensiva hacia los consejeros nacionales. En todos los casos se apeló al pago de las lealtades, a la pertenencia de origen. Y es que en los seis años de Luis Felipe Bravo Mena como presidente del PAN y en los tres de Manuel Espino como secretario general, una buena cantidad de los consejeros del PAN le deben el cargo sea a Bravo Mena, sea a Manuel Espino. ¿Quién sería el valiente de negarse?, sobre todo los que conocen o saben del valor de la lealtad en la extrema derecha.
Pero esa colecta de lealtades no era suficiente. Los números no les daban para ganar la dirigencia del PAN, sobre todo porque la conjunción de voluntades en torno a Carlos Medina quien contaba con el apoyo de las familias "custodia" del PAN, de una buena parte de los miembros del gabinete, gobernadores y de los presidenciables como Felipe Calderón, Francisco Barrio y Alberto Cárdenas mostraba una tendencia mayoritaria entre los consejeros. Entonces entraron en juego dos de los pilares de esa extrema derecha que despachan a la diestra del presidente Vicente Fox. Con todo el peso de sus cargos en la casa presidencial, Ramón Muñoz y Emilio Goicochea hicieron su parte en el convencimiento, en la presión para arrancar lealtades que estaban del lado de Carlos Medina. También hizo su parte Marta Sahagún.
Francisco Cárdenas Cruz, “Pulso Político”, El Universal, 8 de marzo.
Hay quien afirma que antes de partir a Nueva York, el 27 de febrero, Marta dejó bien armada la negociación que cancelaba el apoyo a Medina y autorizaba a los operadores de Bucareli y del oscuro Muñoz a cabildear entre los consejeros a Manuel Espino como el nuevo favorecido de la casa presidencial.
El lunes 28 de febrero hubo una señal de que las cosas habían cambiado para Carlos Medina. Ese día desde la oficina de Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social, se convocó a varios miembros del gabinete a una cena que la funcionaria organizaba en apoyo de Medina para cerrar filas con el que ya veían como futuro dirigente. Josefina actuaba en la misma lógica en la que el 22 de enero varios secretarios de Estado dieron su respaldo público a Medina.
Pero horas antes de la cena, la secretaria Vázquez Mota recibió una llamada pidiéndole que cancelara el acto de apoyo a Medina. Funcionarios que fueron invitados a esa reunión confirman que de pronto se paró todo y las señales cambiaron.
Y el sábado, cuando Medina no pudo ganar en primera ronda, a pesar del desprestigio contra Espino por sus vínculos con Nahúm Acosta, el presunto informante del narcotráfico, se comprobó que las señales de Los Pinos, bien instrumentadas por los operadores de Ramón Muñoz y de Santiago Creel , habían surtido efecto.
Salvador García Soto, Serpientes y Escaleras, El Gráfico, 8 de marzo.
La elección del nuevo jefe nacional del PAN forma parte de una amplia estrategia defensiva que pretende no sólo retener el poder, sino proteger al Presidente de la República, su obra, su legado y el futuro de su señora. Para alcanzar este objetivo Espino se ha propuesto apretar los amarres de su partido sobre el gobierno. El costo de esta línea de acción para uno y otro puede ser prohibitivo, y mayor todavía para la modernización del país.
Soledad Loaeza, La Jornada, 10 de marzo.
Antes y durante la renovación del Comité Ejecutivo Nacional panista, los doctrinarios creyeron que ganaría la presidencia el senador Carlos Medina Plascencia, quien renunció a su precampaña por la candidatura presidencial y recibió el apoyo de Vicente Fox y Marta Sahagún, sin saberse si fue real o fingido.
Ahora se preguntan los derrotados: ¿por qué en cuanto Espino fue declarado ganador, la pareja presidencial se llenó de regocijo y se besó de boca a boca en el presidium panista? ¿Por qué dos días después acudió ella al PAN y luego de larga plática con Espino informó que había recibido ofertas políticas para contender para jefa de Gobierno del DF o senadora de la República? ¿A qué se debió la profunda decepción de Medina Plascencia al punto de anunciar su retiro de la política?
Félix Fuentes, “En la línea”, El Universal, 15 de marzo.
Consecuencias para los entonces candidatos presidenciales.
A la dirigencia nacional del blanquiazul arribaron cuatro colaboradores de Santiago Creel, secretario de Gobernación, con el que presuntamente vinculan al nuevo líder: Ricardo García Cervantes, Humberto Aguilar Coronado, Felipe de Jesús Cantú y Antonio Díaz Lara, y también el coordinador de Innovación Gubernamental de la Presidencia, Ramón Muñoz, de una lista total de 27 miembros...
Francisco Cárdenas Cruz, “Pulso Político”, El Universal, 7 de marzo.
EL sorpresivo triunfo de Manuel Espino al frente de la dirigencia del Partido Acción Nacional fue, al mismo tiempo, una contundente victoria para Santiago Creel, secretario de Gobernación que tiene ya en la bolsa por lo menos la mitad de la candidatura presidencial por ese partido, y significa la confirmación de que la ultraderecha panista le arrancó ese instrumento político no sólo a los doctrinarios, sino a los empresarios y al Grupo Guanajuato. De esta manera, los grandes derrotados habrían sido, además de los también presidenciables, Felipe Calderón, Francisco Barrio y Alberto Cárdenas, el presidente Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 7 de marzo.
La pregunta es porqué: cómo un hombre con un perfil tan diferente del que solemos tener del panismo ha llegado a esa posición. Las respuestas están en el proceso de sucesión del partido blanquiazul, pero no allí. Carlos Medina Plascencia nunca tuvo el apoyo de Santiago Creel, y si bien tenía el respaldo de buena parte del gabinete y de los principales funcionarios de Los Pinos, no tenía el respaldo de Ramón Muñoz y aparentemente tampoco del presidente Fox. El largo enfrentamiento de Medina Plascencia con Diego Fernández de Cevallos también parece haber influido y en torno a Espino se conformó un grupo con intereses divergentes pero que tenían como objetivo común cerrarle el paso a Medina Plascencia. Para Creel, el ex gobernador de Guanajuato hubiera sido un presidente del partido muy independiente y demasiado cercano a Felipe Calderón y Francisco Barrio; para Los Pinos, esa misma independencia podía ser perjudicial en los planes trazados para el propio secretario de Gobernación (sobre todo cuando las encuestas entre militantes y adherentes panistas se muestran mucho más cerradas a la hora de optar por su candidato de lo que aparece en las encuestas públicas); para los sectores más conservadores del PAN era la oportunidad de colocar a alguien de los suyos sin disimulos de ninguna especie y aprovechar la necesidad de Creel y Muñoz de fortalecerse en el CEN: si bien nadie puede acusar a Medina Plascencia de ser un político progresista y liberal, el apoyo de toda el ala doctrinaria le hubiera dado a su gestión un perfil mucho más amplio, política e ideológicamente, que a la que tendrá Espino. A éste apoyaron desde algunos panistas muy pragmáticos que lo que quieren es apostar a lo que consideran seguro, y eso lo ven en Creel, hasta algunos nuevos ideólogos de ese partido como Rodríguez Prats que están jugando a la sucesión como en el viejo priismo, como panistas que ven que el poder se les está escapando y consideran que lo necesario para el momento es mucha más dureza contra sus adversarios políticos, no importa de dónde provenga.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Milenio, 7 de marzo.
Escribí el viernes que si las apariencias no engañaban Carlos Medina Plascencia sería elegido al día siguiente líder nacional del PAN. Las apariencias engañaron. El nuevo presidente de Acción Nacional es Manuel Espino. Escribí también, tras enumerar la docena de apoyadores de la candidatura del ex gobernador de Guanajuato: presidenciables, relevantes miembros del gabinete, gobernadores, que "si esas presencias, traducidas en apoyo de los consejeros cercanos a cada uno de esos dirigentes no hicieran presidente a Medina Plascencia, el resultado hablaría de una extraordinaria carencia de liderazgo de esos miembros de la plana mayor panista". De eso habla el resultado y, por contraste, de la posición triunfadora del único presidenciable que no apoyó al perdedor, Santiago Creel.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 7 de marzo.
Que a pesar de ser el gran ganador del Consejo Nacional del PAN, Santiago Creel aseguró ayer que no explotará el peso que ahora tiene en el interior de su partido.
“Me disciplino al cien por ciento con Manuel Espino Barrientos”, aseguró el presidenciable.
“Trascendió”, Milenio, 7 de marzo.
Aspirantes a la candidatura presidencial panista, en primer término Felipe Calderón, recibieron un golpe demoledor. El chihuahuense Francisco Barrio ni pío dijo, convencido de que hasta ahí llegó. El secretario de Gobernación, Santiago Creel, se acomodó de inmediato para lo que diga "el jefe nacional". Afirmó el de Bucareli: "Yo me disciplino".
Espino adelantó que cuando sea emitida la convocatoria blanquiazul podrán inscribirse para la máxima candidatura quienes lo deseen. Lo afirmó en tono de advertencia.
Calderón, quien se la jugó abiertamente por Medina Plascencia, reflejó decepción, puso cara larga y mediante monosílabos brindó apoyo a Espino. Denotó la pérdida de algo grande. De inmediato despidieron del mando panista a su incondicional, el diputado Germán Martínez.
Félix Fuentes, “En la línea”, El Universal, 8 de marzo.
Por el otro lado, la elección del nuevo dirigente de Acción Nacional tampoco desmerece. No sólo porque la elección de Manuel Espino puso en ridículo al supersloserazo de Medina Placencia, cuyas lágrimas no le valieron para llegar al puesto, sino porque es el hombre que recomendó a Nahúm Acosta en Los Pinos. Pero lo que más destaca de la llegada de Espino al CEN del PAN no es tanto que el ala radical de la ultraderecha mexicana a la que representa se haya apoderado del partido; lo que es relevante es que su triunfo significa que su jefazo, Santiago Creel, no es tan paleto. Por primera vez se le nota al secretario de Gobernación algo de maldad, sobre todo porque, además de mandar a la goma al panismo folclórico pero tradicional, consiguió que Espino, el gran denostador de Martita Sahagún, ya la invitara a chambear para que no esté de ociosa y se convierta en la Beatriz Paredes del blanquiazul.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 8 de marzo.
Manuel Espino arrolló a Carlos Medina en la lucha por el liderazgo nacional del PAN y lo retiró de la política.
Ahora, tratará de escribir una hazaña de mayor envergadura y recrear al PAN en la Presidencia.
A las claras se ve que el hombre con el que tratará y podría hacerlo es el secretario de Gobernación, Santiago Creel.
Pero en la lucha por la nominación tampoco se pueden descartar sorpresas.
Si alguien cree que el panorama desanima a Calderón, Barrio y Alberto Cárdenas, se equivoca.
Estos no son precisamente amigos, pero respecto de Creel, podría constituir un frente común en calidad de aliados.
Oscar Mario Beteta, “Cúpula Empresarial”, Milenio, 8 de marzo.
No obstante, el gran perdedor de la elección interna fue Felipe Calderón, aun más que el ex gobernador de Guanajuato. Este imaginaba posible ser candidato presidencial, pese a varias evidencias en contrario, cuando fue sacado de un carril para protagonizar una maniobra que asegurara la neutralidad del comité nacional en el proceso de sucesión.
Calderón urdió la trama que permitió el apadrinamiento de una candidatura poderosa a cargo de prohombres del partido. Que Eduardo Sojo, foxista inequívoco y de la primera hora, funcionario cercanísimo al Presidente figurara en ese núcleo de patrocinadores de Medina Plascencia quiere decir o que en este punto se quebró la unidad de acción del entorno guanajuatense de Los Pinos, o que el Presidente usó su presencia en ejercicio de un doble lenguaje.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 9 de marzo.
Ayer mismo, el líder saliente de los diputados, Francisco Barrio, endureció el discurso contra Santiago Creel y acusó a Espino de haber sido ungido desde Gobernación. Calderón tendrá que decidir si también endurece su discursote cara a la contienda interna. Porque evidentemente al disminuir tan drásticamente la representación de estos dirigentes y sus seguidores en los distintos órganos de su partido, no les quedan demasiadas opciones más que ponerse más duros y jugar el todo por el todo en la carrera por la candidatura presidencial. Y ello puede repercutir en el proceso interno del PAN que, recordemos, será una elección entre militantes y adherentes, que se realizará en varios pasos, precedida de dos o tres debates en distintas regiones del país (si es que la nueva dirección del partido no decide dar marcha atrás a esos acuerdos). Todo indica que, si las cosas continúan así, habrá un endurecimiento del debate con el consiguiente desgaste de quien sea el candidato que, a la postre, resulte triunfador.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Milenio, 10 de marzo.
A los aspirantes presidenciales de su partido ya les anunció que los "meterá al orden" ¿lo hará con Santiago Creel, el secretario de Gobernación, que ignora los llamados de otros precandidatos a que renuncie a su actual cargo y al que se le vincula e
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