"No queremos pasar la factura a los medios"

Celebro que se haya realizado esta reunión entre las Comisiones Unidas que tienen a su cargo el dictamen sobre la reforma electoral y los dirigentes de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión, porque esto ha permitido que se conozcan los puntos de vista y que se trascienda el debate mucho más que los estrechos muros del Canal del Congreso y que pueda salir en los canales de la televisión.

Al escuchar los puntos de vista de los distintos integrantes de la Cámara de la Radio y la Televisión me doy cuenta que hay diferencias de puntos de vista, no sólo de matiz. Estimo o aprecio que los hay también de fondo.

Por eso, mis comentarios no irán dirigidos a todos por igual, sino a quienes han manifestado puntos de vista que observo que son diferentes.

Yo los exhorto a que asumamos la convención fundamental de la relación y de este debate. La convención fundamental es lo que dice la Constitución de México: la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo, todo poder público dimana del pueblo.

El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, tenemos que partir de ahí. Ésta es una convención que los mexicanos hemos asumido desde hace muchos años, tenemos que reconocer esta realidad, de lo contrario estaremos desconociendo la fuerza del voto popular.

Quiero decirle a un par de ustedes que se han referido a esta cuestión, que el Congreso de la Unión ha sido elegido por el pueblo de México, tiene la representación popular y ejerce parte del poder público; es sujeto de crítica y hasta de denuestos e insultos, puesto que tales cosas también forman parte de nuestra libertad de expresión y esa es otra gran convención, la libertad de expresión.

No la libertad de expresión solamente de quienes tienen medios de comunicación y que muchas veces no expresan más que el pensamiento de los dueños de los medios, sino la libertad de expresión de todos los mexicanos, y ésta es mi primera respuesta: no hay la más mínima intención en esta reforma constitucional, que estamos emprendiendo, de considerar ilícita la expresión de algún trabajador de los medios de comunicación o de cualquier persona que comparezca en una estación de radio o en un canal de televisión, hable de lo que hable, diga lo que diga, contra partidos políticos, contra gobernantes, contra representantes populares, contra quien sea.

Y les recuerdo una cosa: la libertad de expresión de la que gozamos hoy en México fue producto del movimiento democrático mexicano, costó mucho sacrificio y vidas humanas, luchamos durante décadas no para gozar de esa libertad sólo nosotros, sino absolutamente todos los seres humanos dentro del territorio nacional, y somos consecuentes con eso.

No habrá en esta reforma constitucional la menor cuestión, ya no digamos que prohíba sino que inhiba la crítica a nadie a través de la radio y la televisión.

¿Qué es lo que vamos a regular? Necesitamos disminuir la influencia del poder del dinero en la lucha por el poder, ésta es una necesidad de la democracia mexicana y surge también de las experiencias del pasado reciente.

La democracia desde sus inicios ha tenido esta gran tarea: reducir al máximo posible la influencia del poder del dinero en la disputa por el poder, porque la incidencia del poder del dinero pervierte la democracia en muchísimos aspectos y vamos a seguir luchando, ciudadanos miembros de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión, como lo estamos haciendo hoy, para reducir al máximo posible el poder del dinero en la lucha por el poder.

Los partidos no podrán comprar plazos en radio y televisión, no tendrán que ir a pedir dinero a los dueños del dinero adonde sea, con tal de tener más presencia en radio y televisión, esto no es fundamental, no se engañen.

Nosotros no queremos pasarles una factura a los medios, esto es un subproducto de una reforma que tiene otro propósito, lo que queremos simplemente es que los partidos políticos del país, la ciudadanía, los procesos electorales en los que todos formamos parte como ciudadanos de la República, estén bajo la presión de tener que conseguir donde sea y como sea dinero para poder aparecer en las pantallas o a través de los aparatos de radio.

Usamos entonces el tiempo del Estado para que sea ese el único medio a través del cual se haga la propaganda y estamos estableciendo también limitaciones para que los gobernantes dejen de hacerse propaganda así mismos, como futuros candidatos utilizando el dinero público y utilizando el dinero privado y utilizando cualquier dinero.

¿Qué queremos restringir? La libertad de comercio sobre un bien del dominio público, sobre un bien del dominio público, exclusivamente, y perdónenme que tenga que recordárselos a propósito de dos o tres expresiones muy minoritarias en el número de invitados que han expresado sus ideas esta tarde: la radio y la televisión en México quedan bajo concesión de un bien del dominio público o bajo permiso para el uso de un bien del dominio público; el pueblo es el propietario de ese bien y el Estado tiene la obligación de establecer las normas a través de las cuales se debe realizar todo el proceso de utilización de ese bien, respetando la libertad de expresión y todas las demás libertades que hemos defendido durante toda nuestra vida y seguiremos defendiéndolas, no por conveniencia, porque en ese caso jamás hubiéramos hecho lo que hemos hecho.

Sí, estamos restringiendo la libertad de comercio solamente en la materia político-electoral, sobre un bien del dominio público, porque sería injusto que los restringiéramos para los partidos, que lo limitáramos y lo reguláramos para las autoridades y que para los demás ciudadanos no hubiera ninguna restricción, para los concesionarios no hubiera ninguna restricción.

Podríamos hacer entonces campañas electorales todo el año con dinero, con la compra de spot para atacar al PAN, PRI y al PRD, para que por la ventana se nos metiera lo que queremos cambiar, por lo menos aminorar la inmensa fuerza del dinero en la lucha por la disputa del poder.

Si ustedes no están de acuerdo con esto, porque recibían miles de millones de pesos, en conjunto, puesto que ya sabemos que la mayoría de ese dinero lo recibían las grandes cadenas nacionales de televisión, y en México solamente hay dos empresas que tienen redes nacionales de televisión, eso no es precisamente la muestra de un desarrollo democrático en materia de diversificación cultural-ideológica de los medios de comunicación en un país.

Dicen que queremos implantar un sistema soviético de radio y televisión; en México hay un duopolio de la televisión, no es ahora cuando queremos cambiar el duopolio, eso será después en la Ley de Radio y Televisión, ojalá lo logremos.

Pero lo que nosotros buscamos es un arreglo de nuestro sistema político electoral, es decir, las condiciones de lucha por el poder, pero no queremos eliminar la lucha por el poder porque la lucha por el poder es una condición de la democracia. No hay democracia política sin un sistema en que el poder esté en disputa y nuestra Constitución reconoce algo más todavía: que el derecho del pueblo ha cambiado a los integrantes de los poderes públicos, reconoce el derecho del pueblo a modificar la forma de su gobierno.

Ninguna de esas cosas queremos suprimir, al contrario, queremos que eso sea cierto, que el pueblo tenga ese derecho y no tenga, por tanto, que encararse con el poder del dinero, que es poderosísimo y que suele ser la llave para acceder al poder político. Ésta es la cuestión central, fundamental; algunos quizás no lo entiendan, entendemos que no lo entiendan, pero no pretendan que nosotros entendamos o hagamos nuestra su falta de entendimiento.

Señores de la Cámara de la Radio y la Televisión: con frecuencia los conductores de los programas nos critican porque no nos ponemos de acuerdo los legisladores ¿Qué pasa en el Congreso? También nos critican cuando nos ponemos de acuerdo, y yo acepto eso, yo soy quizá un crítico mucho más radical que ustedes del Congreso, del sistema político y también del sistema económico, ustedes lo saben, pero quiero decirles que la lucha parlamentaria es una lucha de convergencias y divergencias, una gran parte del Congreso mexicano en este momento está encontrando una convergencia, y aquellos legisladores que están teniendo divergencias no tienen divergencias sobre todo el proyecto, sino sobre partes que para ellos son muy importantes del proyecto, pero no sobre el total del proyecto.

Esa es la lucha parlamentaria, lograr dos tercios en ambas Cámaras del Congreso, mayoría en las legislaturas de los estados en las condiciones del México de hoy, que no es el México de los presidentes omnipotentes que tenían supermayorías en todas partes, es un logro, pregúntense por qué se puede lograr algo como esto, por qué; parece un milagro porque todos estamos aceptando que el país está siendo víctima de defectos en el diseño del sistema político electoral que urgentemente deben ser superados, interprétese como se interprete la última elección, porque aquí tenemos interpretaciones distintas de la última elección, pero tenemos puntos de vista coincidentes sobre la realidad del sistema político electoral de México. No voy a referirme a los improperios y majaderías que hemos escuchado de uno de los invitados, por respeto a los invitados, pero quiero responderle de otra manera.

Nosotros no somos dueños de nada, somos sencillos representantes populares, sí, eso es; el representante popular puede en lo personal no ser sencillo, pero en su carácter y representante lo es, lo es.

No estamos reclamando a la Industria de la Radio y Televisión absolutamente nada en este dictamen y quiero decirles que desde el punto de vista de muchos de mis colegas, muchas son las cosas que habría que reclamar; no lo hemos hecho en esta sesión, sólo quiero reconocer algo: los centenares de estaciones de radio no sólo que funcionan con permiso sino también de las concesionadas que son verdaderos espacios de libertad en este país, en las que nos expresamos con absoluta y total libertad, eso lo vemos a diario, no lo apreciamos quizá porque ya se considera como un hecho de todos los días, pero qué difícil fue llegar a eso, eso quisiera yo reconocerles en lo personal, no sé si a la cámara, más bien a los radiodifusores.

Pero también quisiéramos que ese mismo espíritu existiera no sólo en esas estaciones sino en todos los medios de comunicación electrónica y no podemos decir lo mismo; este país ha logrado a través de la lucha por la democracia darle a algunos una libertad de expresión de la que la inmensa mayoría no gozamos y yo me incluyo en eso, ésta es una cuestión que está pendiente y saben cómo se puede resolver a través de leyes sí, quizá, pero sobre todo a través de un compromiso democrático de los medios como lo han hecho centenares de estaciones de radio, muchas de las cuales son modestas, como lo han hecho hoy ustedes transmitiendo esta sesión a través de sus canales, que les recuerdo, operan bajo concesión de un bien del dominio público, sí, señores, de un bien del dominio público que es de la propiedad de la nación, nación que sólo puede expresar su voluntad a través del voto, a través de la mayoría, porque el principio de la mayoría es el principio de la democracia en el marco del respeto de los derechos de mayorías y de minorías.

Pero, termino así, la libertad de expresión será puntualmente respetada en este proyecto; afectaremos, sí, la libertad de comercio de un bien y de comercialización en un bien del dominio público de la nación. Ni modo, no se puede lograr todo al mismo tiempo.

Intervención del Senador Pablo Gómez en el Senado el martes 11 de septiembre, publicada en Milenio el 12 de septiembre.

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