'Espero visitar una Cuba libre'

DENVER, Colorado. Ahí estaba. Sarah Palin. La mujer que atrae a miles de simpatizantes republicanos a sus mítines de campaña y, también, las más hirientes críticas de sus adversarios.

El pasado fin de semana fue un ejemplo perfecto de esta figura política que, simultáneamente, jala y repele. La noche del sábado más de 14 millones de personas sintonizaron el programa "Saturday Night Live" de la cadena NBC para verla junto a la actriz Tina Fey, quien la imita casi a la perfección. Fue un récord de audiencia. Pero sólo unas horas después, el domingo por la mañana, el ex Secretario de Estado Colin Powell dijo en televisión nacional que él no creía que Palin estuviera preparada para ser Presidenta de Estados Unidos y anunció su apoyo a Barack Obama.

"Estamos muy sorprendidos por ese apoyo (de Powell a Obama)", reconoció la Gobernadora de 44 años de edad. Y añadió que estaba muy entusiasmada de que John McCain, el candidato republicano a la presidencia, tuviera el apoyo de otros cuatro ex Secretarios de Estado.

Palin no cree que su candidatura le está afectando negativamente al intento de McCain de llegar a la Casa Blanca. "Creo que le añado algo positivo a la campaña", contestó con una sonrisa. Y después hizo una lista de su experiencia como Alcalde, Gobernadora, dueña de un negocio pequeño y de sus esfuerzos para imponer orden y regulaciones a un Estado que produce energía para el resto del país. "La experiencia ejecutiva que tengo es mayor, incluso, que la de Barack Obama." La candidata reafirmó su acusación de que Obama "ha trabajado con un ex terrorista en Estados Unidos". Y aunque se negó a llamar al demócrata "socialista", dijo que entiende por qué algunos votantes podrían pensar eso.

Esto no es nuevo. De hecho, los ataques directos a Obama se han convertido en una constante en casi todos los eventos de campaña de Palin y McCain. Lo que sí es nuevo es escuchar a la Gobernadora de Alaska hablar sobre los inmigrantes indocumentados.

"¿Cuántos inmigrantes indocumentados hay en Alaska?", le pregunté. "No lo sé, no lo sé", contestó. "Es una buena pregunta".

Palin no está de acuerdo en darle una amnistía a los 12 o 13 millones de inmigrantes indocumentados que hay en Estados Unidos. Sin embargo, tampoco está de acuerdo en que sean deportados. "No hay ninguna posibilidad de arrestar a todos los indocumentados. Es imposible y, además, no es una forma humana de lidiar con este asunto". Palin, al igual que McCain, propone reforzar primero la frontera con México para que crucen menos indocumentados. Y una vez que eso se logre, ofrecerle a los indocumentados que no han cometido delitos la oportunidad de legalizar su situación migratoria.

Tampoco cree que haya que reunirse con Fidel y Raúl Castro sin condiciones. "Espero poder visitar una Cuba libre", explicó. "Lo que los hermanos Castro deben hacer es irse". Durante un discurso en Wisconsin escuché a la candidata llamarle "dictador" a Hugo Chávez y le pregunté si ella descartaba el uso de la fuerza militar en contra del actual Gobierno de Venezuela. Dijo que sí. "La acción militar tiene que ser la última alternativa", aseguró quien es madre de un soldado -Track- que actualmente está luchando en Iraq. "Odiamos la guerra. Queremos la paz. A través de negociaciones o sanciones queremos poner presión en un dictador como Hugo Chávez para hacerle saber que no puede meterse con Estados Unidos de la manera en que lo ha estado haciendo".

Palin, en menos de dos meses, se ha convertido en una parte de la cultura popular de Estados Unidos. Hay muñecas con su nombre y los lentes que usa se han agotado. Y por eso le pregunté si ella, muy a su pesar, se había convertido en una celebridad.

"Esto no tiene nada que ver conmigo a nivel personal", concluyó. "Yo sé lo que está pasando aquí. La gente quiere un cambio, quiere una nueva visión, nueva energía, nuevas caras. No tiene nada que ver conmigo, es lo que los norteamericanos quieren".
Jorge Ramos Ávalos, Reforma, 22 de octubre.

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