La reforma energética que está a punto de ser aprobada por el Senado de la República es una mezcla de al menos 10 diferentes visiones, incluida la del gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Podría decirse que el producto de esa reforma será una aleación entre propuestas del PAN, PRI, Frente Amplio Progresista (FAP, esto es PRD, Convergencia y PT), PVEM y, por supuesto, del gobierno federal.
Y es que el interés de tener por fin una reforma energética obligó a que se fusionaran las 10 propuestas de reforma: el paquete de cinco iniciativas de Calderón, una del PAN, una del PRI, una del FAP y dos del PVEM.
Son 10 caminos por los cuales transitar, 10 vías para darle viabilidad al sector energético de este país, cada una con sus características propias y cada una con sus coincidencias y puntos divergentes.
Todas coinciden en algo: hacer más flexible a Petróleos Mexicanos (Pemex) y posicionarla como una empresa competitiva en el ámbito mundial de energéticos.
Con todo esto, la iniciativa del presidente Felipe Calderón en la materia dejó de ser la misma que entregó al Congreso de la Unión, el pasado 8 de abril, a través de su secretaria de Energía, Georgina Kessel.
Días después, el 23 del mismo mes, el PVEM entregó la suya, mientras que el PRI hizo pública su iniciativa el 23 de julio. El FAP hizo llegar la suya el 25 de agosto, con lo que se completó el rompecabezas energético.
La fusión de las iniciativas permitió generar siete proyectos de dictamen.
De los siete textos, cuatro ya fueron aprobados: el artículo 33 de la ley orgánica de la administración pública federal, la ley de la comisión nacional de hidrocarburos, ley para el aprovechamiento sustentable de la energía y la ley de la comisión reguladora de energía. Faltan la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo, la ley orgánica de Pemex y la ley para el aprovechamiento de las energías renovables y para el financiamiento de la transición energética, que ayer viernes esta última se atoró en el Senado de la República.
Luego de los foros para la reforma energética, el Senado abrió un parteaguas de trabajo intenso en comisiones entre las distintas fuerzas políticas para encontrar consenso.
Entre las distintas propuestas, las diferencias más importantes se pueden apreciar en el artículo 27 constitucional. Por ejemplo, el PRI plantea que el Ejecutivo pueda crear la figura de las “filiales”, empresas que podrán llevar a cabo las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos, que forman parte de la industria petrolera.
“Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”, señala el proyecto del PRI que ha causado más diferencias.
El Partido Acción Nacional, por su parte, propuso en fecha reciente que se capitalicen esas actividades con Afores, propuesta que fue rechazada a su vez por el PRI.
Podría decirse que el producto de esa reforma será una aleación entre propuestas del PAN, PRI, Frente Amplio Progresista (FAP, esto es PRD, Convergencia y PT), PVEM y, por supuesto, del gobierno federal.
Y es que el interés de tener por fin una reforma energética obligó a que se fusionaran las 10 propuestas de reforma: el paquete de cinco iniciativas de Calderón, una del PAN, una del PRI, una del FAP y dos del PVEM.
Son 10 caminos por los cuales transitar, 10 vías para darle viabilidad al sector energético de este país, cada una con sus características propias y cada una con sus coincidencias y puntos divergentes.
Todas coinciden en algo: hacer más flexible a Petróleos Mexicanos (Pemex) y posicionarla como una empresa competitiva en el ámbito mundial de energéticos.
Con todo esto, la iniciativa del presidente Felipe Calderón en la materia dejó de ser la misma que entregó al Congreso de la Unión, el pasado 8 de abril, a través de su secretaria de Energía, Georgina Kessel.
Días después, el 23 del mismo mes, el PVEM entregó la suya, mientras que el PRI hizo pública su iniciativa el 23 de julio. El FAP hizo llegar la suya el 25 de agosto, con lo que se completó el rompecabezas energético.
La fusión de las iniciativas permitió generar siete proyectos de dictamen.
De los siete textos, cuatro ya fueron aprobados: el artículo 33 de la ley orgánica de la administración pública federal, la ley de la comisión nacional de hidrocarburos, ley para el aprovechamiento sustentable de la energía y la ley de la comisión reguladora de energía. Faltan la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en el ramo del petróleo, la ley orgánica de Pemex y la ley para el aprovechamiento de las energías renovables y para el financiamiento de la transición energética, que ayer viernes esta última se atoró en el Senado de la República.
Luego de los foros para la reforma energética, el Senado abrió un parteaguas de trabajo intenso en comisiones entre las distintas fuerzas políticas para encontrar consenso.
Entre las distintas propuestas, las diferencias más importantes se pueden apreciar en el artículo 27 constitucional. Por ejemplo, el PRI plantea que el Ejecutivo pueda crear la figura de las “filiales”, empresas que podrán llevar a cabo las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos, que forman parte de la industria petrolera.
“Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”, señala el proyecto del PRI que ha causado más diferencias.
El Partido Acción Nacional, por su parte, propuso en fecha reciente que se capitalicen esas actividades con Afores, propuesta que fue rechazada a su vez por el PRI.
Ricardo Gómez, El Universal, 18 de octubre.
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