Huye rehén más antiguo de FARC

El ex congresista colombiano Óscar Tulio Lizcano logró ayer fugarse de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) gracias a un insurgente del mismo grupo rebelde que le ayudó durante tres días a huir hasta encontrar las autoridades.

Los ocho años, dos meses y 18 días de cautiverio y el aislamiento al que lo sometieron las FARC hicieron que se le olvidara hablar. Por eso ayer, antes de comenzar a dar los detalles de su fuga con Isaza, el insurgente que lo custodiaba, Lizcano pidió disculpas: “Me perdonan la incoherencia por la falta del ejercicio de la palabra, porque no se me permitía hablar con ninguno de los guerrilleros que me vigilaban”.

El insurgente entrará al programa de desmovilización del gobierno, recibirá una recompensa que será tasada por el Ministerio de Defensa e irá a vivir a Francia con su compañera sentimental, anunció el presidente Álvaro Uribe. Hace meses el Gobierno ofreció ubicación en el exterior y recompensa a los guerrilleros que dejaran el grupo y entregaran a los secuestrados. Hablamos con el Gobierno de Francia y está de acuerdo con tenerlo allá con su compañera Yurani, que se desmovilizó hace cuatro meses”, dijo Uribe, quien añadió que se están haciendo las consultas para resolver la situación jurídica del insurgente.

Para que se concretara el retorno de Lizcano a su hogar se sumaron tres factores: la información de un guerrillero desertor, el cerco del Ejército y la Policía a la zona en la que se encontraba, y la decisión de alias Isaza, de proteger su vidas. Según el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, todo comenzó el 10 de octubre cuando alias Moroco, un guerrillero del frente Aurelio Rodríguez de las FARC, se entregó a tropas del Ejército, en el departamento del Chocó.

Con su información, el Ejército y la Policía comenzaron a planear un operativo que permitiera el rescate de Lizcano, sin poner en peligro su vida. Interceptaron las comunicaciones de la guerrilla y siguieron los movimientos de las FARC en la zona del río Tamaná, entre los departamentos de Risaralda y Chocó. Así comenzó un cerco que impidió el ingreso de alimentos y provisiones a los insurgentes en San José del Palmar, Chocó. La situación se puso tan crítica que hubo días en los que única comida que tenían eran los cogollos de palma. Por eso Isaza decidió poner fin a sus diez años de militancia en las FARC y huir con Lizcano para salvar la vida de ambos: “Cucho (viejo): ¡lo voy a sacar de aquí!”.

Así empezaron tres días de caminata hasta que a las 8:15 de la mañana de ayer se encontraron con una patrulla del Ejército y pidieron su protección. Embarrado, sucio, deshidratado, con edemas en los pies, afectado por la leishmaniasis y el paludismo, y tratando de sobreponerse al mareo que la causaron los tres días sin probar bocado, Lizcano no dudó en dar las gracias a quien “tuvo la valentía” de tomar la decisión de huir con él y reconocer los esfuerzos de Uribe para lograr su liberación. El miedo a morir fue una constante durante su secuestro. Le dijo al ministro Santos que todos los días los guerrilleros le advirtieron que no “antes de darle su cabeza al presidente Uribe en un rescate lo iban a matar”.

Lizcano, el primer político en ser declarado canjeable por la guerrilla de las FARC se recupera en la Fundación Valle de Lili, de la ciudad de Cali.

Se frustra reunión con indígenas

Una reunión prevista ayer entre el presidente colombiano, Alvaro Uribe, e indígenas que protestan desde hace dos semanas se frustró por discrepancias sobre el lugar de la cita en Cali, la tercera ciudad del país, según líderes aborígenes. Los nativos rechazaron la propuesta de Uribe de dialogar en los estudios de un canal de televisión, y exigieron debatir en una plaza pública donde concentraron desde temprano a unas 30 mil personas que llegaron a Cali el sábado tras marchar 120 km, dijo Daniel Piñacué, líder del movimiento. Desde el inicio de la protesta, el 14 de octubre, en reclamo de tierras han muerto tres indígenas, en hechos atribuidos por los nativos a la Policía, que niega las acusaciones. Uribe acudió más tarde a la plaza, pero los indígenas ya habían marchado. (Cali/AFP)

Clara Isabel Vélez en Medellín, Milenio, 27 de octubre.