“No tenemos miedo”, dicen las adelitas

Quiero que se escuchen los nombres de las brigadas, ordena el general Andrés Manuel
López Obrador desde el corazón de la Plaza de la República. “¡Claudia, empieza de nuevo y que den sus nombres!”.

Claudia Sheinbaum, quien ya había mencionado a varias brigadas por número, obedece. Reinicia su cuenta y todas, protagonistas de lo que está por venir, son identificadas.

Son las 22 brigadas del ejército rosa, casi tres mil mujeres que por meses han estado esperando este momento.

Con la batalla por comenzar, las tropas de a pie de López Obrador responden en coro una y otra vez su cántico de guerra: “¡No tenemos miedo, no tenemos miedo!” Una mujer solitaria añade: “¡No tenemos miedo porque tenemos nuestros cuerpos!”

Si nada cambia, si la reforma energética sigue un “curso privatizador”, esos cuerpos encararán a la Policía Federal en las próximas horas. Al fin llegó el día. La mecha está prendida. López Obrador ha reactivado a su milicia femenina.

La orden retumba en el Monumento a la Revolución: señoras, alístense para el arranque de la verdadera resistencia civil pacífica a partir de esta semana.

Alístense, se les pide. En especial si PRI y PAN quieren introducir lenguaje privatizador en cualquier iniciativa. “Si los dictámenes están encaminados a privatizar, iniciarán las protestas al interior de las cámaras”, promete el tabasqueño.

Al exterior habrá bastante movimiento. Es con toda probabilidad uno de los momentos más culminantes para el movimiento lopezobradorista en los años recientes.

La orden que rompe con meses de expectativa es aterrizada por el triunvirato de sus coronelas, Sheinbaum, Alejandra Barrales y Laura Itzel Castillo. López Obrador la confirmará más tarde.

“A pesar de que PRI y PAN han dicho que no van a privatizar, venimos a expresarle a nuestro presidente legítimo nuestro incondicional apoyo”, asegura Barrales.


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El general del trópico ya no va al Zócalo. Desde hace rato quedó claro que prefiere el Monumento a la Revolución, donde el espacio reducido hace a los contingentes más compactos, enérgicos, electrizados, listos para saltar.

Hoy ahí están. En contingentes menores que los de hace unos años pero más organizados, en desorden aparente pero coordinados casi marcialmente, con jefas, subjefas y encargadas de sección, todas oficiales al mando de la tropa.

Desde las 10 de la mañana las brigadas toman el espacio de la plancha, azuzadas por cantos de batalla. El domingo sirve para el estreno de un nuevo son jarocho: “… Como las adelitas, como las adelitas de Andrés Manuel”, dice la canción.

Los nombres de estas brigadas van a sonar —y mucho— en los próximos días: Mujeres Libres y Soberanas; Juana de Asbaje; Rosario Ibarra de Piedra; Unidas de Iztacalco; María Sabina; Enaguas Profundas; Benita Galeana; Antares; Oro Negro; Coronel Alemán; Carmen Serdán; Unidas por la Defensa del Petróleo y Mujeres Socialistas, entre otras.

Destacan por su nivel de combatividad, organización y cohesión tres batallones: Juana de Asbaje, comandado por Sheinbaum; Heberto Castillo, de Laura Itzel Castillo, y Enaguas Profundas, de Jesusa Rodríguez. Son el equivalente a fuerzas especiales. Están prendidas.

Castillo celebra que pese al machismo imperante se ha logrado articular un movimiento femenino con miles de mujeres en pie y en defensa de Pemex.

“A pesar de las opiniones machistas incluso de algunos de nuestros compañeros hemos demostrado lo que somos capaces de hacer”, señala.

El general se encarga de prender más a sus huestes a los que garantiza refuerzos de forma inminente. “De todo el país serán convocados contingentes en caso de que los dictámenes vengan con un lenguaje en favor de privatizar el petróleo”, adelanta.

Su ejército rosa ya está en pie de batalla.

Víctor Hugo Michel, Milenio, 20 de octubre.


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