Quince días después de que ocurrieron los atentados en esta capital, que dejaron ocho muertos y más de 100 heridos, el mandatario federal aseguró que “Michoacán no está solo” y por eso actuará enfáticamente, aunque no de manera exclusiva, en este estado. Abarcará, dijo, todos aquellos lugares en los que operan los enemigos de México y ante cualquier grupo de criminales que pongan en riesgo la seguridad de los mexicanos.
En la conmemoración del aniversario del natalicio de José María Morelos y Pavón, el michoacano también llamó a los tres órdenes de gobierno a hacer un “cierre de filas” para combatir al crimen, porque “no es momento de titubear; los mexicanos nos exigen convicción, resolución y unidad de propósitos para derrotar a la inseguridad”.
En la explanada en que se ubica el monumento de José María Morelos y Pavón –que formó parte de un perímetro de seguridad de 10 kilometros que fue vigilado por cientos de elementos de las fuerzas federales y locales–, Calderón estuvo acompañado del gobernador de Michoacán, el perredista Leonel Godoy, y de los secretarios de Defensa, Guillermo Galván; de Marina, Mariano Francisco Saynez, y de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.
Desde su arribo a Morelia, el jefe del Ejecutivo federal se colocó la banda presidencial sobre el pecho y la portó tanto en la ceremonia como en el desfile militar. Único orador del acto, convocó a las autoridades estatales y municipales a que se unan en el cumplimiento del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
Planteó, con “sentido de urgencia”, que aprovechen esta coyuntura para corregir las vulnerabilidades de las instituciones policiacas, ministeriales y de justicia, y que apoyen a los municipios para recuperar los espacios que por temor, cooptación o insuficiencia han perdido frente a los criminales.
Tras la detención de tres presuntos responsables de los atentados, señaló que los delincuentes que han agraviado profundamente a México “no tendrán perdón”, y advirtió que su gobierno, lejos de amedrentarse, refrenda su compromiso de liberar a las familias de la opresión de los criminales.
En su discurso justificó la participación del Ejército en la lucha contra la delincuencia, al señalar que México tiene unas fuerzas armadas leales y patrióticas, y la convicción del Presidente de enfrentar, “en nombre del Estado y con el poder del Estado, a quienes amenazan la seguridad interior del país”.
Insistió en que el Estado utilizará todos los recursos de la ley para proteger a Michoacán mientras se siga presionando a las autoridades locales o amenazando la seguridad interior con hechos bárbaros y criminales.
Sumisión a autoridades
En su discurso hizo varias referencias a la historia del país, y señaló que así como al Siervo de la Nación le tocó luchar y morir por la libertad, a los mexicanos les toca ahora defenderla y preservarla.
Afirmó incluso que actúa en defensa de las libertades ciudadanas, en memoria de la Constitución de Apatzingán, de Morelos, que en su artículo 24 establecía que la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consiste en el goce de la igualdad, seguridad, propiedad y libertad.
Recordó que esa Constitución señalaba que los ciudadanos estaban obligados “a una entera sumisión a las leyes y un obedecimiento absoluto a las autoridades constituidas. El ejercicio de estas virtudes forma el verdadero patriotismo”.
Como colofón, el Presidente depositó una ofrenda floral en el monumento a Morelos y después se trasladó a bordo de un vehículo militar descubierto al Palacio de Gobierno. A su lado, iban el gobernador perredista y los titulares de Defensa y Marina.
Claudia Herrera Beltrán, La Jornada, 1º de octubre.
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