“Que vengan, los atenderemos con gusto”

TOLEMAIDA, Colombia.— El calor se hace sentir en las instalaciones de la Escuela Militar de Suboficiales Sargento José Inocencio Chincá, en la base de Tolemaida, a pocos kilómetros de Melgar y Girardo, donde un grupo de soldados apura su salida de licencia.

Algunos padres esperan para visitar a sus hijos con bolsas de enseres y ropa. Josefa R. Buitrago hace gala del humor de los de su tierra, Santander. “¿Será que dentro de poco me tengo que presentar en inglés o qué?”, le dispara al cabo de guardia. Es que esta base, donde funcionan diversos batallones y la Escuela de Suboficiales del Ejército colombiano, será una de las siete que recibirá a miembros del Ejército estadounidense.

Josefa aclara que es una broma. Ella, como muchos colombianos, está a favor de la futura presencia de los soldados y oficiales estadounidenses en el país. “Son parte del problema del narcotráfico, ellos consumen la droga que los terroristas mandan desde aquí. Que vengan, que pongan el pecho y no sólo nuestros pobres hijos”, dice esta mujer de 49 años, cuyo hijo espera graduarse como oficial.

La izquierda democrática, liderada por el candidato a la Presidencia Carlos Gaviria, se opone a las bases, pero no ha logrado aún “construir una masa crítica al respecto”, reconoce uno de sus asesores en diálogo con este periódico. “Es una genuflexión más de Uribe ante los gringos pero tenemos que ser realistas. La sociedad colombiana no está para marchar por las calles quemando banderas gringas. Hay otros problemas que el gobierno esconde detrás de su lucha contra la guerrilla. La desocupación sigue en aumento, (igual que) la pobreza y la salud (está) cada vez más lejos de la gente”, opina pidiendo la reserva de su nombre para no generar más fricciones en el seno del Polo Democrático.

“Somos independientes”

En Melgar, cerca de Tolemaida, Jairo S. Pinzón es el encargado de una estación de gasolina. “No estoy de acuerdo porque creo que somos un país independiente, al menos eso nos dijeron. Lo único bueno de la llegada de los americanos es que deberán consumir aquí y eso es bueno para nosotros. Nos dará trabajo”, opina.

La base de Tolemaida será, junto con la de Palanquero —también en Cundinamarca—, Apiay en el departamento Meta, Larandia, en Caquetá, las de Ejército y de Fuerza Aérea que recibirán contingentes militares estadounidenses. También estarán en los centros navales de Cartagena, en el norteño departamento de Bolívar, y Bahía Málaga, en Valle del Cauca sobre la costa Pacífico.

“Yo pensé que desde antes del Plan Colombia ya había soldados americanos aquí en el país. Aún así, creo que para afianzar la seguridad que nos permite andar más tranquilos por el país, está muy bien que le gobierno firme el acuerdo con EU”, sostiene Juan Padilla, vecino de Girardot.

“Uribe recorrió todo Sudamérica para explicar lo que aquí dentro no explicó aún, porque el que dio toda la información al respecto, el que primero dijo que serían dos bases para reemplazar a Manta, el que luego dijo que serían tres y ahora siete, fue el general (Freddy) Padilla (comandante de las Fuerzas Militares). Creo que todos nos merecemos que el presidente nos diga en qué consiste el acuerdo”, opina la socióloga Ana María Urrategui.

Una rápida consulta en las calles, como en la puerta de la base de Tolemaida, arroja un respaldo al acuerdo que impulsa el presidente Uribe. “Está bien”, “es un paso más del Plan Colombia”, “es lógico, somos los aliados más sólidos de Washington en la región”, son algunas respuestas en favor de las bases.

A favor y en contra

Quienes se oponen al acuerdo hablan de “respetar la normativa legal y los derechos humanos”. Claudia P. vive en Barichara, Santander, es hermana de un desaparecido en La Uribe, Meta. Después de ocho años de buscar e insistir ante las autoridades, logró que su familia fuera una de las cinco que logró identificar a un familiar en una fosa común “con más de 300 cadáveres”.

A ella y a los suyos “el conflicto nos cambió la vida”, por eso de ese tema yo “no opino. Yo quiero justicia y verdad para todos aquellos que todavía deambulan buscando a un ser querido y no más guerra”.

En contraste, Alexandra Velásquez, se dice “contenta” con la llegada de los soldados de EU a Tolemaida. “Son unos papitos pues. Que vengan que aquí los atenderemos con gusto…”, dice con todo el arrojo de sus 23 años, que demuestra en la charla con uno de sus amigos soldados, al retirarse del portón de la base.
José Vales enviado, EL Univresal, 17 de agosto.

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