En sus encuentros en vivo, los twitteros parecen empezar a hacer élites, clubs o “tribus” exclusivas de acuerdo a su perfil e interés, así, podemos encontrar fiestas en las que hay zona general y una zona VIP, yendo con esto en contra de la idea original, central y fundamental de Twitter, que es ser global y que todos estén al mismo nivel por su capacidad de aportación de contenidos y de comunicación e interacción con los demás, pero bueno, la virtualidad lo permite, el mundo real no.
Por otro lado, especialistas en redes, publicidad y comunidades, resaltan la importancia de estos sitios no sólo para socializar, sino también para hacer negocios y posicionarse.
Sin embargo, muchos de nosotros no aspiramos a tanto, no queremos ser famosos ni tener millones de fans, ni siquiera entendemos perfectamente su mecánica y nos preocupa que un amigo de un amigo suba una foto nuestra sin que tengamos autorización ni control sobre eso, y aún así, las redes siguen siendo útiles.
Muchos abren sus cuentas en Twitter y Facebook por simple diversión, como vía de desahogo, para establecer contactos profesionales, ver las noticias, saber de los políticos o artistas, retomar el contacto con antiguas amistades, buscar pareja o simplemente para chatear.
Las redes sociales son abiertas para todos, hay que dejar que cada quien decida participar y conversar a su manera, dejemos de creernos los dueños de la verdad absoluta, no somos nadie para decir cómo la gente se debe comunicar o informar, finalmente es un acto personal, único, que a través de estos sitios, simplemente se comparte.
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