López Obrador vio la cinta ayer en una función especial, en el Centro Cultural Universitario, a la que asistieron los involucrados en la producción, amigos, cineastas y políticos cercanos al ex candidato, como Alejandro Encinas y Bernardo Bátiz, así como directores como Jorge Fons, Sergio Olhovich y Carlos Salces (creador del programa La verdad sea dicha), además de actores y actrices, como Jesús Ochoa, Dolores Heredia y Jesusa Rodríguez, entre otros. Para la mayoría de los asistentes (entrevistados al término de la función), “impunidad” fue lo que les evocó este documental, “es muy difícil hacer uno que sea emotivo, y Luis lo logró. Quien lo vea no será el mismo. Hizo la mejor cinta de su carrera”, aseguró Sergio Olhovich. “Vuelve a renacer la indignación enorme, la burla al destino de un pueblo, el dolor de la gente más humilde, eso revive la cinta, el dolor propinado por unos mezquinos hacia el pueblo”, aseguró a su vez Jesusa Rodríguez.
López Obrador, personaje principal del filme, no quiso comentar nada al concluir la exhibición, pero dijeron más su silencio y la calidez de los aplausos que recibió. En medio de porras y saludos, Andrés Manuel vio toda la cinta casi recostado en la butaca, como no queriendo ser el protagonista y luego abandonó la sala.
Filmación de cámaras ciudadanas
¿Qué pasó en la pasada elección presidencial? Es una pregunta constante en la cinta de aproximadamente hora y media, y que se repite en la narración del filme: las irregularidades en las casillas, las boletas alteradas y quemadas, las marchas de protesta, los plantones (…)
La película presenta además imágenes de entrevistas televisivas a personajes como Felipe Calderón, quien declara: “Si gano, haiga sido como haiga sido (sic)…” O el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que “declara presidente a Felipe Calderón…”, lo que hizo llorar “de impotencia” a miles de personas.
Mandoki yuxtapone las gráficas captadas por su lente, con una extenuante selección de más de 300 horas filmadas por “cámaras ciudadanas”. Con diferentes texturas, así como variados y ricos recursos cinematográficos, el documental “informa lo que en la televisión no ha tenido lugar”.
El realizador de cintas como Voces inocentes hace una analogía de las elecciones de 88, cuando el “sistema se cayó” y dio el triunfo a Carlos Salinas, a quien López Obrador acusa de “mover todas sus piezas para orquestar el fraude”, así como “de haber prevenido a un grupo de empresarios privilegiados” del “peligro”, que sería si él llegaba a la presidencia. Se ve al propio Salinas en una entrevista de televisión argumentando es que el complot, es política ficción.
En el documental, López Obrador habla de algunas revueltas sociales, de Salvador Allende (de quien le duele su muerte porque es uno de los personajes a “quien más admiro”) y sobre el golpe de Estado en Chile. A lo largo de la cinta denuncia a los artífices de ese “golpe a la democracia”.
En el largometraje se pueden observar “algunas joyas” (diría el mismo Mandoki), como cuando un hombre ataviado con una máscara de George W. Bush burló la seguridad de Calderón para “felicitarlo” desde la Casa Blanca.
Testimonios
López Obrador relata cuando Emilio Azcárraga Jean le pididó reunirse con él, porque algunos empresarios habían advertido al presidente de Televisa que iba a “expropiar” la televisora. Se aprecian de igual forma entrevistas con periodistas como Julio Hernández López y Jaime Avilés, y con el historiador Lorenzo Meyer, pero no con los antagonistas (Elba Esther Gordillo, Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari, entre otros), porque “no quisieron dar su voz; se les buscó insistentemente”, aseguraron los productores.
No fue fácil conseguir los recursos para la producción, posproducción y distribución. Mandoki y Federico Arreola abrieron una cuenta bancaria para que la gente depositara lo que quisiera en apoyo a este proceso, ya que, como se recordará, ni Warner ni Videocine lo distribuyeron, pues “no era negocio, y no por razones políticas”, como sostuvo el director de Warner Brothers en México, Juan Manuel Borbolla, en nota publicada en este diario.
La cinta remata con estas palabras: “El pueblo que no aprende de su historia está condenado a repetirla”.
Nota de Juan José Olivares, La Jornada, 13 de noviembre.
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