IMAGEN PÚBLICA: Serrat y Sabina en el Auditorio Nacional.

Se trata de un tipo de acontecimientos que suelen ser abordados por las secciones de los medios que dan cuenta del mundo del espectáculo. Así fue a partir de mayo, momento en que se hicieron públicos los conciertos que Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat darían en México, Guadalajara y Monterrey como parte de una gira que recién culminó en otras ciudades de América Latina. Diversos espacios de la programación radiofónica rifaron pases entre sus audiencias. Conforme se acercaba octubre, supimos del lleno total de los dos conciertos y de la apertura de tres nuevas fechas en el Auditorio Nacional que también registraron lleno total.
¿Qué llamó la atención de “Dos pájaros de un tiro” por parte de los columnistas que habitualmente seguimos en este Observatorio? Que en el concierto del domingo 28 el Presidente Felipe Calderón habría acudido al concierto. Así, el evento fue lo de menos; la atención de los trece comentarios que se presentan a continuación no fue el concierto de Serrat y Sabina, sino la presencia del Mandatario mexicano y un cambio de sketch en los conciertos posteriores. Un ejercicio de imagen pública que, como siempre, respeta la redacción y el uso de mayúsculas y minúsculas por parte de columnistas y articulistas.

ES BIEN SABIDO QUE SON SABINISTAS. FELIPE CALDERÓN Y SU ESPOSA FUERON AYER AL CONCIERTO DE JOAQUÍN SABINA Y JOAN MANUEL SERRAT
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 29 de octubre.

El concierto había, digamos, formalmente concluido. Serrat y Sabina habían desaparecido, momentáneamente, de la escena, en espera del clásico llamado para otra canción que se convierte en coro. Entonces se encendieron las luces del Auditorio Nacional y alguien descubrió, entre los asistentes, a uno que era o se parecía a Felipe Calderón. La supuesta presencia corrió como reguero de pólvora.
Con el descubrimiento vino la reacción, que empezó con un débil grito de “¡fraude!”, y después, esa voz popular que no perdona y no olvida siguió con los “¡espurio!, ¡espurio!”. Las luces se volvieron a apagar, y con ellas la protesta. Saltaron los pájaros al escenario, y cuando los reflectores iluminaron de nuevo el lugar, aquella figura a la que segundos antes se repudió, ya no estaba. Decir, como nos aseguran, que se trataba de Calderón no parece muy creíble si recordamos que siempre que asiste a un acto público se montan enormes medidas de seguridad, pero si esta vez se atrevió, ya no habrá encuesta que lo pueda engañar, se topó con su realidad
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad Perdida”, La Jornada, 29 de octubre.

Y LES DIERON las diez, las once y la una y las dos y las tres... y al final Felipe Calderón se quedó con las ganas de tener en su mesa a Joaquín Sabina y a Joan Manuel Serrat.
EL PRESIDENTE quería matar "dos pájaros de un tiro", que es como se llama la gira de los cantautores españoles que este fin de semana comenzaron sus presentaciones en México.
SIN EMBARGO, por alguna extraña razón la comida a la que había convocado la embajada española se canceló de última hora y Calderón se quedó igualito que "Penélope", la que espera que llegue el primer tren meneando el abanico.
PERO, BUENO, finalmente el Presidente no tiene que quedarse con las ganas pues puede asistir al Auditorio Nacional, como anoche lo hizo su secretario particular, César Nava, quien vio a Serrat y Sabina junto a la dirigente del PAN capitalino, Mariana Gómez del Campo.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 29 de octubre.

Aficionado como es a la trova y otros cantares, el presidente Felipe Calderón no dejó pasar la oportunidad para convivir con dos extraordinarios músicos españoles. Este lunes comió con Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat. Al encuentro también asistió la primera dama Margarita Zavala. El mediador fue el embajador de España en México, Carmelo Angulo Barturen, que ofreció su espléndida residencia oficial para este encuentro con los artistas
“Bajo reserva”, El Universal, 30 de octubre.

Que, corre dijo la tortuga.
Después de un par de aplazamientos, ayer por fin, en la casa del embajador de España en México, Carmelo Angulo, el presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita comieron con Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.
“Trascendió”, Milenio, 30 de octubre.

DISCRETOS y fuera de los reflectores prácticamente "A la Orilla de la Chimenea" ayer se sentaron a comer Felipe Calderón, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.
UN DÍA DESPUÉS de que el Presidente acudió al concierto en el Auditorio Nacional -hasta bailó en uno de los palcos-, los tres se reunieron en la residencia del embajador español Carmelo Angulo Barturen, anfitrión del encuentro.
EL AMBIENTE debe haber sido de lo más relajado, no sólo por la buena comida que estuvo a cargo del chef Pablo San Román, el mismo del D.O. de Polanco.
SEGÚN CUENTAN tanto Serrat como Sabina tenían ganas de encontrarse con el mandatario mexicano, pues de entrada les cayó bien que no los convocara a Los Pinos sino que él mismo acudiera al feudo del embajador.
QUIZÁ el más interesado haya sido Sabina pues dicen que se preparó leyendo sobre la vida de Calderón para tener tema de conversación con él.
AUNQUE, conociendo al autor de "Pacto entre Caballeros", no dirá de qué hablaron... o quizá lo convierta en canción.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 30 de octubre.

Que integrantes de la llamada resistencia civil pacífica buscaron en vano el hotel donde se hospeda Joaquín Sabina. No lo buscaban para sacarse una foto con él o pedirles que les cantara Calle melancolía, sino para increparlo por haberse reunido a comer con Felipe Calderón. Son los mismos que hace unas semanas insultaron al premio Nobel Mario Molina.
“Trascendió”, Milenio, 1º de noviembre.

A principios de esta semana, de pasadita dimos a conocer en este espacio la protesta espontánea de la gente que acudió, el domingo anterior, al Auditorio Nacional para ver el concierto de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, por la presencia, ahora confirmada, de Felipe Calderón.
Como les platicamos entonces, al final de la presentación, cuando se encendieron las luces y los cantautores desaparecieron del escenario, en espera de la demanda pública por el epílogo memorable, alguien descubrió en un palco “al chaparro, pelón, de lentes“, y socializó su hallazgo con el clásico: “ahí está Calderón”, lo que hizo que la miradas voltearan hacia el palco donde se ubicaba el personaje.
Hasta entonces había pasado inadvertido. Acostumbrado a entrar por la puerta trasera, esta vez ingresó, con toda seguridad, en lo oscurito, apenas empezada la presentación, para que nadie notara su presencia, pero aquel grito que se levantó por encima del “otra, otra” que coreaba el respetable, lo hizo visible y otra voz, esta femenina, aguda, indignada, lanzó: “fraude”, que marcó el inicio de la manifestación de repudio, y Calderón y su esposa, que hicieron el intento de sacar la cabeza fuera de la barandilla que separaba sus lugares de los otros para saludar, tuvieron que volver a la oscuridad del interior del palco.
Como consecuencia inmediata, las gargantas dejaron escapar al unísono el ya también clásico: “espurio, espurio”, que fue callado, casi de inmediato, por la decisión de alguien o por los tiempos del show, de apagar los focos que alumbraban el graderío para dar paso al retorno de los cantantes y al final-final del espectáculo.
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad Perdida”, La Jornada, 2 de noviembre.

Me lo contó una fan de hueso colorado que ha ido a todas las presentaciones. En el concierto de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, que se presentan en el Auditorio Nacional, justo cuando interpretan Por el boulevard de los sueños rotos, parte de las imágenes que muestran es... el escudo nacional.
También aparece la proyección de un hombre —cuyo rostro no se logra identificar— con la banda presidencial tricolor.
El miércoles pasado los dos cantautores estaban de tan buen humor que Serrat le soltó a Sabina:
—Cállate, chachalaca…
A lo que Sabina le reviró:
—Eres un peligro para México.
¡Y pensar que hace días comieron con el presidente Felipe Calderón!
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 2 de noviembre.

Para muchos que presenciaron el rechazo popular, la posterior actitud de los artistas fue una decepción. Serrat y Sabina aceptaron una invitación de Calderón para compartir el pan y la sal en una comida a la que convocó la embajada española, a petición, según se dice, del propio Felipe, quien ya los había convidado a Los Pinos, sin obtener respuesta afirmativa en cuando menos dos intentos.
Según los correos electrónicos y las cartas que se recibieron en este diario, los admiradores del par Serrat-Sabina acusan al dueto de ser insensibles ante la postura de sus seguidores que en su mayoría señalan como fraudulento el proceso electoral del año pasado.
El resultado de todo este suceso, como dijimos el lunes pasado, es que ya nadie podrá mostrar a Calderón una encuesta que lo refiera como el más popular, o popular a secas, porque se topó, en carne propia, con una realidad que no ha querido admitir, pero que es cierta y explota en su cara a la menor provocación.
Así pues, lo mejor que puede hacer es no rebasar, ni por asomo, el círculo azul de los halagos y los aplausos en el que se ha movido, esto para que siga pensando que no habita en suelo mexicano, sino en alguna parte cómoda y confortable... de foxilandia.
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad Perdida”, La Jornada, 2 de noviembre.

NI TODA la euforia que levantaron durante sus presentaciones en la Ciudad de México les sirvió a Joaquín Sabina y a Joan Manuel Serrat para salvarse de la polarización política que vive el país.
Y ES QUE sus fans de "izquierda" no vieron con buenos ojos que los cantautores tuvieran el atrevimiento de sentarse a la mesa con Felipe Calderón.
CONOCIDA la vena bohemia del Presidente, no sólo acudió en dos ocasiones al Auditorio Nacional a cantar, bailar y aplaudir los éxitos de Serrat y Sabina, sino que también comió con ellos en la embajada española.
ESTO PROVOCÓ que varios fans les reclamaran a ambos su acercamiento con el que consideran un gobernante "espurio".
MOVIDOS POR ESTO, Serrat y Sabina modificaron un sketch en su show para hacerle un guiño a Andrés Manuel López Obrador.
EN SUS tres últimas presentaciones en el DF, incluyeron un diálogo en el que Serrat interrumpe la perorata de Sabina para decirle: "¡Cállate, chachalaca!".
Y EL DE JAÉN responde con tono indignado: "Pero tú qué me dices, si eres un peligro para México", provocando la algarabía de la galería.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 3 de noviembre.

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina acaban de dar sus conciertos en México. En el Auditorio Nacional hubo llenos totales. Pero no sólo eso. Los cantautores conocidos por canciones como Penélope, La fiesta, Hoy puede ser un gran día o Por el boulevard de los sueños rotos, Ruido, A la orilla de la chimenea, también se reunieron de manera informal con el presidente Felipe Calderón. Fue en la casa del embajador de España. Y más allá de cualquier otra versión política, de si Calderón quiere rebasar por la izquierda o si es un nuevo marketing político, lo único cierto es que el encuentro del lunes pasado se debe a que el Presidente y su esposa, Margarita Zavala, son conocedores y seguidores de las canciones de los españoles. Es su generación y, claro, aprovecharon para platicar con dos cantantes que en México han sido emblemáticos y quienes fueron accesibles a los que se acercaron a ellos.
Además, hay algo interesante. El patrocinio en el Auditorio habla de una serie de discos de su trayectoria, incluso coleccionables, y uno conjunto, en lugar de permitir la piratería, los cuales esperemos tengan un precio accesible, precisamente con miras a evitar la piratería
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 5 de noviembre.

Cuauhtémoc Cárdenas levantó sus manos, se estiró para alcanzarla, pero la pelota que lanzó Joaquín Sabina la noche del jueves en el Auditorio Nacional le tocó las manos y rebotó hacia atrás. Alguien más la cachó. Cerca, pero no fue suya.
Junto a él, su padre, también Cuauhtémoc Cárdenas, veía la escena divertido, quizá la primera sonrisa de todo el concierto. Mientras no sea un presagio —sin sonrisa, claro— de lo que les pase a los Cárdenas & PRD en Michoacán…
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 5 de noviembre.

2 Responses to "IMAGEN PÚBLICA: Serrat y Sabina en el Auditorio Nacional."

Anónimo responded on 24 de noviembre de 2007, 5:10 #

Lo que no dicen los medios ni Zapatero, ni Aznar ni los politicos que por los memes de gabo y su pandilla hemos victimizado a una inocente.

Mi musa Lucía Angélica Folino bajo el top manta de la Sony BMG, ENDEMOL internacional, Televisa y los grupos Prisa/Clarin.

La estoy liberando en un blog y esperando el gesto caballeresco de los caballeros.

Yo que hace tiempo que dejé de serlo porque mi Lu me salvó la vida pido Justicia y reconocimiento para ella.

Lo que diga yo, que soy un borracho esquizofrénico y mal servido no alcanza.


Exijo una reparación. O los meme-liques pasaréis a ser vosotros.


Todo expuesto en
http://porelamordeunamina.blogspot.com


Joaquín Sabina.

Anónimo responded on 24 de noviembre de 2007, 5:20 #

CALDERÓN, OBRADOR, MARQUEZ ESTÁN BAJO MI MANDO DESDE AHORA.


SE ACABÓ EL TOP MANTA PARA MI MUSA LUCÍA Y DEJÓ DE SER LA PERUANA FOTÓGRAFA.


LOS RENACUAJOS DE JAIME BAYLY SABEN BIEN LO QUE ESTOY DICIENDO.


Y NO ME PIENSO CALLAR, HARAPIENTOS DE LA INTELECTUALIDAD MEDIOCRE.