ELECCIÓN DE CONSEJEROS PARA EL IFE. 10. LOS RECHAZADOS.

En este rubro ubicamos once comentarios, es decir 3.64% de los 302 sistematizados. En ellos, columnistas y articulistas se refieren a quienes no cumplieron con algún requisito de la convocatoria o bien, a quienes fueron excluidos en la primera selección. De cualquier manera, es importante destacar que, sobre todo en el segundo caso, estuvo ausente una explicación satisfactoria al aspirante.

La respuesta a la salida de Alcocer se dio con Eduardo Huchim, quien ya fue un buen consejero electoral del IEDF. Resulta paradójico que se le haya negado a Eduardo la posibilidad de competir porque no tiene, aparentemente, la licenciatura. Lo conozco a Huchim desde hace años, cuando ambos trabajábamos en el viejo Unomásuno y siempre me ha parecido uno de los periodistas, y después funcionario electoral, de los más serios y mejor preparados que he conocido. Se puede o no estar de acuerdo con Eduardo, pero la falta de formación, con o sin título, es un argumento absurdo para descalificarlo. Lo que sucedió fue que, como respuesta a lo de Alcocer, muy probablemente, Huchim, a quien se percibe como cercano a sectores perredistas (aunque su origen profesional se dio en el Diario de Yucatán), recibió el veto del PRI y ya tenía el del PAN.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 4 de diciembre.

Que varios especialistas en materia electoral fueron descalificados como si nada en el primer corte para ser consejero del IFE.
Destacan, entre otros, la investigadora Yolanda Meyenberg y los ex consejeros en el DF y el Estado de México, Eduardo Huchim y Álvaro Arreola.
Pero no piensan quedarse con los brazos cruzados.
“Trascendió”, Milenio, 4 de diciembre.

El proceso de designación de esos consejeros ha sufrido tropezones. Resulta inexplicable, por ejemplo, la exclusión de candidatos inobjetables, salvo que los partidos afectados por su desempeño los hubieran vetado. Pienso en dos casos paradigmáticos, los de Eduardo Huchim y Álvaro Arreola, que fueron consejeros en los institutos electorales del Distrito Federal y el estado de México, respectivamente. Simplemente no aparecieron en la lista de 106 seleccionados, pese a que su experiencia y su obra los acredita como elegibles con ventaja. Huchim no cuenta con grado profesional pero su experiencia como periodista y autor de una decena de libros es más que equivalente, como pide la legislación. Arreola tiene grado de maestría y también relevante obra publicada.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 5 de diciembre.

Un aspirante a ser consejero del IFE, nos comentaba ayer que, no obstante cumplir todos lo requisitos de la convocatoria lanzada por la Cámara de Diputados, fue rechazado, pidió una explicación y nadie quiso darla. Solo se concretaban a señalar los examinadores que no “tenían los documentos” y que no podían hacer nada. Ante ello, está decidido a interponer una queja ante el Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Nos dice, tan simple que hubiera sido, informar en donde estaba la falla. ¿Cómo le podrían anunciar al ministro Genaro Góngora Pimental que no califica para esa posición, en caso de que lo rechacen? es pregunta
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 6 de diciembre.

La razón les asiste a Eduardo Huchim, Yolanda Meyenberg y Álvaro Arreola, cuyo trabajo académico ha desmenuzado el tema electoral en México y fueron, de súbito, bajados del carrusel que lleva a los candidatos a consejeros del IFE a la vista de diputados, para cuya auscultación ni se arriesgaron personajes de vasto currículum en la investigación, como María Amparo Casar, Rolando Cordera y Raúl Trejo
“Frentes Políticos”, Excélsior, 7 de diciembre.

La selección de consejeros para el IFE terminó con muchos problemas.
María Marván, agredida por perredistas, renunció a su intento.
Raúl Carrancá no pasó y calificó de inconstitucional su rechazo.
Genaro Góngora, el amigo de López Obrador, inhabilitado por la Carta Magna… sigue en la lista.
No le hace que el defensor de la Constitución vio el artículo 98, que le cierra la puerta.
Hoy se conocerán a los 20 o 25, de los que saldrán los tres que quedarán.
Pepe Grillo, Crónica, 10 de diciembre.

Y en ese vulgar e insultante juego del poder también se juega con las aspiraciones legítimas y las capacidades probadas de no pocos de esos 39 candidatos que han vivido en el error, cometido el “pecado capital” de no ser parte de un grupo político o contar con el padrinazgo de este o aquel “santón” del poder o, como ya ocurrió con las señoras Fromow y Marván, o con el señor Huchim —entre muchos otros—, simple y llanamente son víctimas del rencor político y hasta el escarnio público. El problema, otra vez, es de confianza y credibilidad.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 11 de diciembre.

En el poco más de un centenar de ciudadanos admitidos para ser entrevistados por las comisiones de diputados quedaron mexicanos notables por su conocimiento del tema electoral así como, en algunos otros casos, por su respetabilidad personal y política. El problema de esa lista no era tanto los agraciados con un sitio en ella como varios de los excluidos, que tenían tantas o mejores credenciales que la mayor parte de aquellos 106.
Nadie en San Lázaro ha sido capaz de explicar por qué de esa selección fueron apartados académicos de tan puntual conocimiento de los temas electorales como Álvaro Arreola Ayala y Yolanda Meyenberg Leycegui, investigadores en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Arreola tiene varios años estudiando las legislaciones electorales del país y cuenta con experiencia práctica pues fue consejero electoral en el Estado de México. Meyenberg ha trabajado temas de cultura política y reformas institucionales y participó en la oficina de Comunicación del pasado gobierno federal.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

Como ellos, hay varios casos notorios de aspirantes que reunían todas las condiciones formales y varias de las cualidades políticas pertinentes para formar parte del cuerpo directivo del IFE pero que fueron inopinadamente descartados de esa posibilidad. Otro de ellos, Pablo Javier Becerra Chávez, investigador y profesor en la UAM Iztapalapa, considera en una carta publicada este miércoles en el diario Reforma: “Los ciudadanos descartados nunca fuimos informados puntualmente de las razones de nuestra exclusión ni de los requisitos que, supuestamente, no cumplimos. No pretendo que mi participación en dicho proceso deba concluir necesariamente con mi inclusión entre los finalistas, pero me parece inaceptable que la Comisión de Gobernación pase por encima de mi trayectoria y de la de colegas de gran valía...”.
Esa queja y otras similares quedarán sin respuesta porque si algo define al proceso de selección que montaron los diputados, es la discrecionalidad. Las entrevistas con los 106 aspirantes fueron públicas pero no por ello hubo mayor transparencia. Gracias a que se difundieron en el Canal del Congreso fueron públicos méritos y personalidades de todos ellos pero, sobre todo, la ordinariez que desplegaron algunos legisladores contra los aspirantes que quisieron suponer adversarios suyos.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

La cuestión es que los figurones no pasaron por el sedal pero metieron en muchos problemas a los legisladores que pretendían que entraran a como diera lugar. Ésa fue la razón de que cuando se integró la lista de los finalistas, los figurones entraron literalmente con calzador.
Quizá sea una buena señal que se hagan cargo del IFE académicos que no han participado mucho de la "grilla" y que pudieran tomarse más en serio el papel que tendrán que desempeñar en el corto plazo.
El problema de fondo en este inédito ajuste en la dinámica de la política mexicana, es que la desconfianza sigue ocupando un espacio preponderante.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 13 de diciembre.

Con sinrazones y contradicciones, la nómina de 106 quedó reducida a 39. Y otra vez, los motivos para seleccionar a unos sí y a otros no quedaron en la oscuridad. Puesto que no se conocieron los criterios que supuestamente utilizaron los diputados para calificar a más de 100 aspirantes, puede suponerse que hubo alguna dosis de ignorancia y antipatía para descartar a varios de ellos.
Nos quedamos sin saber por qué fueron excluidos ciudadanos como Mireille Roccatti, ex presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; Rosa María Mirón Lince, investigadora en asuntos electorales y ex consejera del Instituto Electoral del DF; Fernando Serrano Migallón, sobresaliente director de la Facultad de Derecho de la UNAM y autor de obras sobre legislación electoral o Arturo Martínez Nateras, que además de ofrecer como aval su trayectoria política personal hizo propuestas muy puntuales sobre lo que hubiera hecho de llegar al IFE.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

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