ELECCIÓN DE CONSEJEROS PARA EL IFE. 7. LOS CANDIDATOS.

Como señalamos en la Presentación, este ítem fue el que suscitó más comentarios: 123, es decir, 40.73% de los 302 sistematizados. De estos 123, un total de 51, es decir, un 41.46%, da seguimiento al registro y al proceso de selección. Otros 27, 21.95% del mencionado total de 132, se refieren a Jorge Alcocer, uno de los aspirantes más polémicos; cabe señalar que los comentarios incluidos en este rubro se detienen en el momento que Alcocer es rechazado; los subsiguientes sobre este personaje se incluyen en el rubro que así hemos denominado. Otros 22 comentarios, 17.98% de 123, se refieren a Genaro Góngora Pimentel, ministro de la Suprema Corte de Justicia y aspirante a la Presidencia del IFE. Los últimos 23 comentarios, el 18.97% de los 123, aluden a otros aspirantes que fueron mencionados con cierta insistencia por columnistas y comentaristas.

Que los ex consejeros electorales Jaime Cárdenas, Mauricio Merino y Jesús Cantú no pierden la esperanza de regresar al IFE y se mueven para conseguirlo.
Al menos eso trascendió en los pasillos de la Cámara de Diputados, donde también se dice que los tres se creen con los tamaños para sentarse en la silla que dejará vacante Luis Carlos Ugalde.
“Trascendió”, Milenio, 21 de noviembre.

Un actor en decadencia y un fósil son los primeros aspirantes a consejeros del IFE.
Enrique Novi, exitoso galán del pasado, no llevaba documentos.
El veterinario Álvaro García, se dijo estudiante vitalicio —¿fósil?
Con el cochinero que hicieron los legisladores, cualquiera se inscribirá.
Van a ahuyentar a la gente seria.
Pepe Grillo, Crónica, 22 de noviembre.

Al parecer, al realizar la reforma electoral senadores y diputados no tomaron en cuenta que los riesgos de nombrar nuevos consejeros electorales pueden ser mayores que un simple cambio de nombres.
Esto quedó en evidencia al abrirse el periodo para el registro de candidatos. Uno de los aspirantes, quien se identificó como Álvaro García Villicaña, médico veterinario de profesión, aseguró que en caso de llegar al cargo una de sus primeras acciones sería promover un recuento de todos los votos en la pasada elección presidencial.
García Villicaña y el actor Enrique Novi fueron los primeros ciudadanos en acudir al Palacio Legislativo de San Lázaro para tratar de inscribirse para obtener un cargo de consejeros electorales.
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 22 de noviembre.

La elección de los consejeros del IFE parece de caricatura. Pocos recuerdan al actor Enrique Novi, en su paso por la televisión y ocasionalmente por el cine. Éste reapareció en forma pública como uno de los primeros interesados en ocupar la vacante de Luis Carlos Ugalde. Así se abrió el procedimiento para elegir a tres consejeros que formarán parte del nuevo IFE.
También estuvo Álvaro García, en su calidad de ciudadano, aunque no pudo inscribirse de manera formal. También fue a registrarse Arturo Martínez Nateras, con un largo historial en la izquierda mexicana. Casualmente, pasaba por ahí Porfirio Muñoz Ledo, por la Cámara de Diputados, por si se ofrece un presidente para el nuevo Instituto.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 22 de noviembre.

Otro de los suspirantes, que seguramente piensa que en el IFE podrá hacer una telenovela, es Enrique Novi. Sin duda alguna también se inscribirán payasos, malabaristas, boxeadores, luchadores, trapecistas de todo tipo, incluidos los políticos y otras especies. Ni modo, así es la democracia.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 22 de noviembre.

Aun antes de que se iniciara anteayer el proceso de selección de los nuevos consejeros, y con mayor razón en los dos días corridos desde entonces, se mencionan nombres de personas que podrían ser designadas. Algunos de ellos han declinado ser considerados para tal caso, otros no se descartan de participar en el proceso. Uno en particular ha sido objetado con base en un aparente impedimento, expuesto en la propia convocatoria, o por el ejercicio de un faccionalismo inadmisible por su trayectoria que, al contrario, debería servir de fundamento para considerarlo apto para la función de que se trata.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de noviembre.

Ya hay registrados en la Cámara de Diputados para ser los nuevos integrantes del IFE.
Le cuento. Uno de los primeros en llegar fue Enrique Novi… ¿le suena el nombre? Pues sí, es el actor de telenovelas como Romántica obsesión, Juegos del destino, Honrarás a los tuyos, Mañana será otro día, El juramento, Con toda el alma, entre otras. Sólo pidió los requisitos.
Álvaro García Villicaña, médico veterinario, intentó apuntarse, pero no pudo, se le olvidó el original del acta de nacimiento. Dijo que, de llegar a ser consejero, para 2012 propondría a Juan Ramón de la Fuente como candidato único a la Presidencia de la República.
El primero que cumplió con todo fue Arturo Martínez Natera, autodefinido como experto en “ingeniería electoral honesta”. Mmm, ¿acaso quiso decir mapache? Participó en el movimiento estudiantil del 68 y conoció las celdas del Palacio Negro de Lecumberri, lo que sería un obstáculo para llegar al IFE. Por cierto, él no tenía tantas ganas; lo animó su esposa.
Y sí, hay una mujer apuntada. Es Alma Rosa Martínez Manríquez, quien entre los cargos que ha ocupado está el ser consejera electoral en su natal Chihuahua.
El tamaulipeco Evaristo Benítez Castro fue otro de los registrados ayer. Es escritor y también médico veterinario zootecnista. Entregó su correspondiente ensayo... ¡de 100 hojas! Cuando el requisito era de 10. ¡Esas sí son ganas de quedarse!
Hasta el cierre de esta columna, Juan Arturo Ortiz González era el cuarto registrado. Es médico cirujano y tiene una maestría en administración pública.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 23 de noviembre.

Continúa el registro de aspirantes a ocupar una de las tres plazas vacantes del IFE y amenaza con convertirse en una verdadera pachanga. Llama la atención la insistencia de médicos veterinarios por pertenecer a ese selecto grupo de nuevos consejeros, posiblemente, porque se han enterado de que los salarios rebasan los trescientos mil pesos mensuales, además de las prestaciones que son del mismo nivel de los ministros de la Corte.
También llegan actores desempleados, políticos en la banca y una serie de personajes que buscan simplemente atraer los reflectores por unos cuantos segundos. Los nuevos consejeros surgirán del consenso de los diputados y no de los nombres de quienes buscan con este singular método el registro unipersonal para ser tomados en cuenta. Seguramente que serán personajes conocidos dentro del mundo de la academia o de agrupaciones sociales.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 23 de noviembre.

Tal vez por tratarse de una comedia, el proceso arrancó con promesas de diversión en grande. Primero de ocho interesados en buscar su inscripción como aspirante a consejero del IFE, el primer día de trámites, fue el actor de telenovelas Enrique Novi, quien confesó que nada sabe de asuntos electorales —grave deficiencia para quien en otros campos ha sido adversario de Jorge Castañeda— pero busca contribuir al desarrollo de la democracia.
Y el segundo en la fila india de prospectos fue el médico veterinario Álvaro García Villicaña, quien envolvió su condición de fósil del sistema educativo en un elegante eufemismo: “estudiante vitalicio de la UNAM”. No pudo matricularse —¡lástima!— debido a que no llevó a la Cámara el original de su acta de nacimiento…
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 24 de noviembre.

El primer día de recepción de documentos sólo consiguió inscribirse con todas las de la ley el veterano militante de la izquierda Arturo Martínez Nateras. Pero el alto número de tiradores, la mayoría anónimos ciudadanos de bien, confirmó que en materia de inocencia y candor en nuestra sociedad supuestamente insensible, dura y maleada, no todo está perdido.
Durante la segunda fecha de inscripciones quedaron inscritos cuatro de cuatro que se acercaron a San Lázaro. Esto hace prever que al cierre del periodo, el 30 del presente, la comisión de Gobernación que encabeza el neo-neopanista Diódoro Carrasco tendrá ante sí una pila de medio centenar de solicitudes, cuya valoración no admitirá improvisaciones: deberá hacerse de modo convincente, con eficacia de prestidigitador.
Sólo así podrá garantizarse que la surte final, la selección de los tres consejeros por parte del triunvirato que controla la Junta de Coordinación y luego la convalidación de la maniobra por el pleno de diputados, el 10 de diciembre, pueda ilusionar a las gradas y hacerles creer que se trató de una decisión abierta, democrática, en la cual los ciudadanos efectivamente tuvieron algo que ver.
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 24 de noviembre.

Este sábado acudió a la Cámara de Diputados el ciudadano Gerardo García Rojas para solicitar su registro como aspirante a consejero del IFE.
Gerardo García, quien dijo tener estudios de administración de empresas, hizo trabajar en sábado al personal de San Lázaro.
No a los diputados, tampoco hay que exagerar, sino a los empleados administrativos que deben recibir las solicitudes.
Con el de ayer, van 15 pasajeros en pos de una plaza en el Consejo General del IFE, aunque ya sabemos quiénes y cómo van a tomar la decisión.
Pepe Grillo, Crónica, 25 de noviembre.

Atractivo de siempre para el PRI, Jaime Cárdenas por fin se apuntó ayer para regresar al Consejo General del IFE, donde estuvo de 1996 a 2003. Mientras, el PRD remezcló su baraja, porque la politóloga Clara Jusidman ha rechazado la invitación, pero recomendó a la doctora (grado posterior a dos maestrías y dos licenciaturas) Irma Eréndira Sandoval Ballesteros para ocupar una de las tres sillas en juego. Es hija del extinto dirigente perredista Pablo Sandoval
“Frentes Políticos”, Excélsior, 27 de noviembre.

Tan grande como la entrada principal del Palacio Legislativo de San Lázaro, resultó la ventanilla diseñada por los diputados federales de la LX legislatura para elaborar la convocatoria de designación del consejero presidente y dos consejeros electorales del IFE, en su afán por democratizar y transparentar el tan criticado proceso de designación de consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), a los legisladores federales se les pasó la mano y por más credibilidad que le quieren dar a este proceso, acabaron por complicarse la existencia y permitir el registro de ciudadanos que van desde un veterinario, pasando por el intento frustrado de un actor de telenovelas, hasta un médico cirujano. Tan light resultaron los requisitos exigidos por los legisladores que casi cualquiera puede ser candidato a consejero electoral, con lo que los diputados abarataron la chamba de quienes dirigen al IFE, que si bien como organismo autónomo ha venido a la baja en credibilidad y confianza, tampoco es para tanto, y si no, vean ustedes: Los candidatos deberán cumplir una serie de bases que cualquier hijo de vecino puede reunir, pero de eso no se trata sino de que al menos conozcan y tengan experiencia en cuestiones electorales. Quienes conocen nuestro sistema político saben bien, o por lo menos sospechan, que justamente el último día de registro se inscribirán —como ya ha trascendido en los pasillos del recinto de San Lázaro— los tapados del PRI, PAN y PRD, cuyos nombres fueron consensuados y palomeados previamente por las tres principales fuerzas políticas de este país. El PRI apuesta por un jurista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; el PRD por una mujer y el PAN por un ex consejero filopanista. Así que vaya olvidándose de los nombres que por ahora aparecen en la página principal de la Cámara de Diputados, porque los legisladores no cederán lo que consideran deben ser sus cuotas políticas, faltaba más.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 28 de noviembre.

Sigue el aluvión de aspirantes a consejeros electorales del IFE que solicitan su registro en San Lázaro. La mañana de ayer se presentaron 15 personas, más las que se acumularon por la tarde. Destaca, entre las solicitudes, la de Guillermo de Jesús Chao Ebergenyi, ex número dos de Organización Editorial Mexicana. Otro que pasó de noche, pero que ya solicitó su registro la tarde del martes, es el embajador Jorge Eduardo Navarrete.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 28 de noviembre.

Agrega quien fuera secretario de Gobernación, que cuenta con el personal suficiente, en la comisión especial para este caso, que entrevistarán a cada uno de los aspirantes. Ayer se registró Santiago Castillo, que fue consejero electoral en el Instituto Electoral del D.F., y junto con Jaime Cárdenas, son de los más conocidos. Sin embargo, éste último asumió la defensa del perredismo en los tiempos recientes. En el mismo tenor, nos cuentan, que quien está amarrado es Jaime Merino, al igual que Jorge Alcocer, quien al parecer se meterá en la lista de último momento, apoyado por Manlio Fabio Beltrones y otros priistas, utilizando un viejo amparo que le sirvió para encabezar a un partido político. Se espera que mañana se inscriban quienes tienen presencia nacional en varias disciplinas.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 29 de noviembre.

Hasta anoche se habían inscrito más de 200 aspirantes a consejeros del IFE.
Son ex consejeros, catedráticos, jueces, y muchos desconocidos.
El plazo vence hoy y para el 13 habrá dos elegidos.
Los diputados revisarán expedientes y escogerán dos ganadores.
Y quizá, lo que muchos no quisieran, ocurra.
Que Jorge Alcocer esté en la bola.
Pepe Grillo, Crónica, 30 de noviembre.

Y ya para terminar, en el último corte de caja de aspirantes a consejeros electorales, hasta ayer eran 235 los apuntados. Entre ellos reapareció Mireille Rocatti. Esperemos que si llega no renuncie sin resolver alguna crisis que se le presente. Digo, renunció a los casi cuatro meses de haber sido nombrada titular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos relacionados con Homicidios de Mujeres en Ciudad Juárez
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 30 de noviembre.

Jaime Cárdenas se apuntó el lunes en la lista de aspirantes a consejeros del IFE, cuando ya 37 novicios y desconocidos le antecedían. Pero ayer empezaron a llegar los que sí pesan y son la competencia real para presidir el Instituto que dejarán Luis Carlos Ugalde y dos consejeros más. Eduardo Huchim, quien ya fue fiscalizador, inscribió su nombre en la lista como aspirante 157 y presumió de los respaldos del ministro Genaro Góngora, el escritor Ignacio Solares, el ex consejero Rubén Lara, el ex senador David Jiménez y el investigador John Ackerman
“Frentes Políticos”, Excélsior, 30 de noviembre.

Causó gran furor la convocatoria emitida por la Cámara de Diputados para recibir candidaturas a ocupar tres plazas dentro del Consejo General del IFE.
En total fueron 491 los ciudadanos que manifestaron su interés por formar parte del organismo que tiene a su cargo la organización de los comicios federales.
Hay de todo.
La ex titular de la Fepade, María de los Angeles Fromow; el consejero Mauricio Merino, el ex magistrado electoral Fernando Ojesto; la consejera del IFAI, Ana María Marbán.
Sí, hay de todo en esa enorme lista de suspirantes a despachar en el edificio de Viaducto Piedad y Periférico.
Bueno, hasta Jorge Alcocer, el autor de la reforma electoral, presentó su solicitud, aunque no se sabe si en broma o en serio, porque es claro que la ley le prohíbe ser, en este momento, consejero.
Pepe Grillo, Crónica, 1º de diciembre.

Cómo no iba a apuntarse Jorge Alcocer. Según se había previsto, cuando la cortina ya iba a cerrarse, el asesor de los negociadores para la reforma del Estado tramitó su inscripción a consejero del Instituto Federal Electoral. Y detrás de él llegaron los que de veras entran a la contienda (y no los más de 400 pipiolos en tema electoral que iban inscritos ayer, a la hora de comer): Benito Nacif, Fernando Ajiss Bitar, Alfredo Figueroa y Lorenzo Córdova. Ya los auscultarán los diputados la próxima semana
“Frentes Políticos”, Excélsior, 1º de diciembre.

Hace un par de días, en la columna en la que hablábamos de la despedida de Ugalde, decíamos que Alcocer no es bien visto entre los consejeros electorales afines al hombre que obligan a renunciar. En Periférico y Viaducto, donde se ubica la próxima oficina del director de Voz y Voto, juran que fue él quien convenció al presidente Calderón y, por consiguiente, al PAN, de que era necesario hacer una limpia en el IFE.
La mañana de ayer, antes de que hiciera cola para registrarse en San Lázaro, buscamos a Jorge Alcocer en su celular. Nos respondió un asistente. ¿De parte de quién? Preguntó. Sin tapar la bocina, le informó al director de Voz y Voto de quién se trataba. La respuesta fue seca, cortante. “No puede tomar la llamada”. ¿Le puede preguntar si se va a registrar?, insistimos. “No sabría decirle…”, repuso y colgó. ¿Será que no tolera las críticas? Es pregunta.
Nadie duda que Alcocer sea inteligente, capaz, tiene experiencia. Sabe, más que nadie, del tema. Pero el solo hecho de que haya sido el copartícipe en la elaboración de la ley que descabezó al IFE y que luego se haya registrado como aspirante al Consejo, lo descalifica. Es el clásico “quítate tú pa’ponerme yo…”
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 1º de diciembre.

Por más que los legisladores defiendan la pulcritud y la democracia ciudadana con la que supuestamente se lleva a cabo la renovación del Instituto Federal Electoral, en las encerronas del proceso, PAN y PRD ya desenvainaron sus espadas para defender cada uno a sus gallos. En la esquina azul el bueno es Jorge Alcocer y, en la esquina amarilla, Genaro Góngora Pimentel. El PRI aún mantiene en discreción su estrategia
“Frentes Políticos”, Excélsior, 2 de diciembre.

De la larga lista de aspirantes, destacan los nombres de experimentados juristas y académicos, muchos de ellos con trayectorias que deben reconocerse y con aportaciones de suma relevancia para comprender, desde la vida académica, el funcionamiento del sistema constitucional y electoral mexicano.
El cargo de la Presidencia del IFE requiere de un perfil que asegure capacidad jurídica y conocimiento experto del funcionamiento del sistema constitucional y electoral mexicano. Requiere también de una figura que cuente con el reconocimiento de los partidos políticos y requiere, sobre todo, de la garantía de que actuará con imparcialidad no sólo para tranquilidad de los partidos políticos, sino especialmente, de las y los ciudadanos.
Aunado a lo anterior, requerimos de un IFE que pueda incorporar visiones no ortodoxas y apertura para la interpretación jurídica y procedimental, que coadyuven a la consolidación de un sistema electoral mexicano que nos dé plena confianza y garantía a las y los ciudadanos de que nuestro voto será en todo momento respetado.
En esa lógica, la decisión de quienes serán los nuevos Consejeros del IFE debiera buscar a personas que no forman parte de grupos políticos, o que hayan tomado notoriedad pública por formar parte de redes o círculos asociados casi siempre a espacios de poder.
En esa lógica, la búsqueda de candidatos a consejeros del IFE, debiera tomar en consideración, la trayectoria profesional y académica, sí, pero igual peso deberá tener la capacidad de garantizar imparcialidad, así como que, quienes asuman esos cargos, actuarán alejados de las consignas partidistas o al servicio de grupos específicos del poder.
Saúl Arellano, Crónica, 2 de diciembre.

Públicamente la Comisión de Gobernación, encargada de la elección de los nuevos consejeros, tiende una cortina de humo con el fin de distraer la atención de las verdaderas operaciones políticas para que los grupos políticos lleven a sus invitados al IFE. En la primera reunión, los legisladores ofrecieron datos curiosos: que hubo quien no trajo actas, que hubo quien se registró tres veces, que la mayoría no escribió ensayos como marca el requisito. ¡Ja! ¿Qué más, señores?
“Frentes Políticos”, Excélsior, 2 de diciembre.

De todo hay. Centenares de aspirantes acudieron a la convocatoria para sustituir al primer triunvirato del IFE. Uno para presidente y dos consejeros. Los hay con buenas credenciales y potencial para desempeñar un cargo de funcionario al servicio del Estado; autónomo, pero ajeno a la obsesión que habla de ciudadanizar lo que nunca estuvo en manos de quienes no fueran ciudadanos; institución que suple a las dependencias del gobierno, pero una vez instaurada los integra al Estado. No tiene caso volver al debate bizantino del infantilismo democrático. Hay candidatos y hay que elegir los primeros tres
León García Soler, “A la mitad del foro”, La Jornada, 2 de diciembre.

Diputados y senadores esperaban que se inscribieran alrededor de 150 aspirantes para consejeros del IFE, pero no calcularon que hubiera tanto desempleo entre los intelectuales. De entrada, nos dicen que anoche descartaron a más de 350 solicitantes por no cubrir ni el perfil ni tener los conocimientos en la materia electoral. El total de inscritos fue de casi 500.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 3 de diciembre.

¿Y qué les parece que el sábado, en el último día del registro de aspirantes a las tres plazas de consejeros electorales que se renovarán en el IFE, hubo 255 registros?
Así, el total de los suspirantes es de 491.
¡491 buscan tres puestos!
¡Voooy!, dicen, no van a decirnos que es "por buscar que se respete el voto ciudadano"...
¿Tendrán acaso que ver los jugosísimos sueldos que ganan -de más de 400 mil pesos mensuales-, y las prerrogativas que tienen?
Porque así como que en los últimos años, buen trabajo, buen trabajo, los del IFE no han realizado, como para querer ser uno de ellos...
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 3 de diciembre.

De acuerdo con Diódoro Carrasco, fueron ¡483! los ciudadanos que acudieron a apuntarse para integrarse al nuevo IFE.
Entre los que acudieron el último día de registro está el actual ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Genaro Góngora Pimentel, quien se ha vuelto un candidato fuerte; además de la ex fiscal especializada para Atención de Delitos Electorales, María de los Ángeles Fromow, y por supuesto que no se iba a quedar con las ganas, de si quiera intentarlo hasta que no se sepa qué pasa con su situación de ex presidente del desaparecido Partido Fuerza Ciudadana: Jorge Alcocer.
Aunque suene a festival musical, se calcula que una cuarta parte de los enlistados pasen a la segunda fase, que consiste en una entrevista con los grupos de trabajo encargados de revisar a los wannabes electorales.
Por cierto, de los casi 500 candidatos, sólo 63 son mujeres.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 3 de diciembre.

En cuanto fue retirada la guillotina que acabó con el periodo de Luis Carlos Ugalde como consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), en el mismo estrado mediático los diputados colocaron la lupa seleccionadora de su relevo, un proceso enfermo de origen.
Acudió “de todo” a registrarse para ocupar la vacante de Ugalde y de otros dos consejeros de ese IFE que sólo puede ofrecer hoy buena paga.
Tanto se parecen las imágenes de humildes y perfumados esperando turno para entregar sus documentos, con las de plomeros y albañiles sin chamba en el atrio de la Catedral metropolitana.
¿Cómo ve el lector que en las últimas horas de registro llegaron los personajes del derecho electoral, transportados en su prestigio, propuestos por padrinos como el doctor Jorge Carpizo, por ejemplo?
Juan Arvizu, “Vitral Político”, El Gráfico, 3 de diciembre.

Hay muchas interrogantes acerca de los motivos de la inscripción de algunas personas, como Fernando Serrano Migallón, ex director de la Facultad de Derecho, quien recientemente contendió por la Rectoría de la UNAM. Y desde luego sobre decenas más como Mirelle Rocatti, o José Fernando Ojesto Martínez, ex presidente del Tribunal Federal Electoral.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 4 de diciembre.

Hoy se aprueban las reformas al Cofipe en el Senado de la República en lo general, con la reserva de cerca de 50 artículos que serán discutidos en el llamado “grupo de los cuatro” —antes de los cinco— que se reúne a partir de mañana para aterrizar los detalles finos de la nueva ley electoral.
Quedan todavía 10 días para que terminen las negociaciones y a partir de mañana los jaloneos subirán de tono. Por lo pronto, lo que queda claro es que todo el proceso, supuestamente abierto a las consultas ciudadanas, terminará siendo una gran pantalla para ocultar una reducida negociación cupular y de partidos que simplemente utilizaron las aspiraciones de cientos de ciudadanos que legítima pero ingenuamente acudieron a registrar sus candidaturas.
Lo que está a punto de consumarse es, simplemente, la confirmación de que los partidos buscan consejeros con perfiles sí interesantes y sólidos, pero que al final llegarán al IFE como cuotas de los partidos y con el mismo método que supuestamente trataron de corregir con las reformas a la Constitución. No van a soltar el hueso
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 4 de diciembre.

Quizá se debería destacar un punto: difícilmente se elegirán a estos consejeros por sus méritos individuales. Estos serán, obviamente, tomados en cuenta, pero el punto estará, sobre todo, en la combinación que se establezca entre los tres cargos a cubrir y los equilibrios que buscarán el PRI, el PAN y el PRD en la conformación del Instituto, no sólo en esta ronda de reemplazos sino también en las otras dos que se darán antes de las elecciones de 2009
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 4 de diciembre.

El proceso de selección de consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) da para todo tipo de comentarios, en especial para el clásico juego de lo bueno y lo malo.
Lo bueno es que exista tanto interés ciudadano por participar en la conducción de los comicios federales y asegurar que se realicen conforme a la ley.
Lo malo es que esos bien remunerados cargos han puesto en evidencia el problema del desempleo hasta en los más altos niveles intelectuales de nuestra sociedad.
Lo bueno es la presencia de grandes valores de nuestra sociedad en la competencia por un cargo de consejero.
Lo malo es que nuestro país desperdicia a sus valores. La mayor parte de los aspirantes no desempeñan posiciones relevantes en la actualidad.
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 4 de diciembre.

Primero, los muy darwinianos métodos de selección de personal en el IFE, que para elegir consejero presidente han organizado una estresante metodología que parece ideada por una caterva de mentes no sólo laberínticas sino oligofrénicas. Incluso son de tan mala factura y peor ralea que un hombre de la talla de Jorge Alcocer que se ha puesto más camisetas ideológicas y partidistas que El Kikín Fonseca, pambolero al que si le hubiera convenido se habría puesto hasta la del Atletas Campesinos. Digo, cuando un prócer de este nivel no puede dirigir una institución como ésta es que verdaderamente ya no hay moral. Lo único que me tranquiliza es que Alcocer y los otros 299 aspirantes que fueron cepillados de la lista por la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados se pusieron como macheteros de Atenco y ya impugnaron tamaña injusticia y se espera que organicen su megaplantón en pos del voto x voto, casilla x casilla.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 4 de diciembre.

POR CIERTO que en Los Pinos están esperando una explicación de parte del jefe de la bancada panista en San Lázaro, Héctor Larios.
SEGÚN CUENTAN, la línea que se le había dado a los diputados albiazules era la de apoyar la candidatura de Jorge Alcocer como presidente del IFE, cosa que no sucedió.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 4 de diciembre.

Cuando se empezaron a manejar algunos nombres para la renovación del Consejo General del IFE, que por diversas razones se autodescartaron, varios comentaristas y personeros de los consorcios mediáticos quisieron interpretar este hecho como una clara señal de repudio a la reforma electoral, y a la espada de Damocles que pendería sobre ellos (por la forma en que se despidió a Luis Carlos Ugalde y compañía) o debido a la contraloría interna nombrada directamente por el Congreso. Ya se ve que no era enteramente así. Poco menos de medio millar de ciudadanos presentó su solicitud para ser considerados futuros consejeros, muchos de ellos con reconocimiento público, buena trayectoria profesional, experiencia en el ámbito electoral e incuestionable autoridad moral. Ahí está, por ejemplo, don Genaro Góngora Pimentel, ministro de la Suprema Corte, con su larga trayectoria y enorme peso moral, que como presidente del IFE lo catapultaría hacia su recuperación, tras el lamentable estado en que lo dejó Ugalde
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 5 de diciembre.

Una vez superado el trance con fuerte olor a simulación, originado por la inscripción de último momento y la posterior descalificación de uno de los autores intelectuales de la reforma electoral, Jorge Alcocer Villanueva, y aunque sigue en la contienda otro (Marco Antonio Baños Martínez), arrancó la segunda etapa del proceso para elegir a los tres consejeros electorales, entre ellos el próximo presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), con la pasarela de entrevistas, donde mostrarán todas sus cualidades y seguramente tratarán de esconder sus imperfecciones. ¡Hagan sus quinielas! Una vez aplicado el segundo filtro legislativo (el primero fue cumplir con todos los requisitos y el segundo con el perfil idóneo), al pasar a la semifinal 106 aspirantes, surgieron de inmediato en círculos políticos cualquier cantidad y modalidad de quinielas políticas para tratar de adivinar quiénes serán los flamantes consejeros electorales del IFE. Y así en un sencillo ejercicio de análisis serio, de intuición femenina y aplicación de olfato periodístico llegamos a la siguiente prospección. Justamente se trata de tres lugares, coincidentemente igual al número de fuerzas políticas que decidirán, en realidad, quiénes llegan al desacreditado IFE.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 5 de diciembre.

Hay figuras públicas que continúan en el proceso, pero cuyo ingreso al IFE minaría en lugar de recuperar la credibilidad del Instituto. Ahí está, por ejemplo, Fernando Ojesto, quien fue magistrado electoral hasta poco después de los comicios de 2006, y a quien tocó calificar la elección presidencial. Su nombramiento lo supongo inaceptable al PRD y sus aliados, pues si se está renovando anticipadamente el Consejo del IFE fue por los errores, las omisiones y las decisiones sospechosas de los consejeros, que el Tribunal no corrigió pudiendo hacerlo, además de haber incurrido también en sus propias pifias. Ojesto hace poco responsabilizó de los entuertos de la elección presidencial a la ignorancia de los ciudadanos que se desempeñaron como funcionarios electorales: “Si alguien está bajo sospecha, es la calidad cultural del pueblo de México, con lo doloroso que es esto. No sabe leer, no sabe escribir y menos sumar” (20/Jun/07). Pero precisamente por la cantidad de errores encontrados en las actas es que convenía hacer el recuento de aquellos paquetes que registraban errores aritméticos (alrededor de 70 mil), para despejar dudas y suspicacias. Pero ni él ni sus colegas magistrados quisieron hacerlo, restando así certeza, transparencia y credibilidad al veredicto final. Y quien se queja de que el pueblo mexicano “no sabe leer, no sabe escribir, menos sumar”, tampoco mostró grandes habilidades para ello. O al menos eso sugiere el hecho de que en los juicios de inconformidad que le tocó desahogar hizo la contabilización de errores de cómputo a partir de criterios distintos e incluso antagónicos. Por todo lo cual, su nombramiento implicaría volver a poner al IFE bajo sospecha
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 5 de diciembre.

Ayer comenzaron las entrevistas a los 105 wannabes de las tres nuevas plazas para ser consejeros del Instituto Federal Electoral.
Eran 106, pero a la mera hora, al número 92, Raúl Carrancá y Rivas, le pusieron liquid paper porque fue candidato de Alternativa a Senador en las elecciones del 2006
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 5 de diciembre.

Se anotó también María de los Ángeles Fromow, ex titular de la todavía inútil Fiscalía Especial para Delitos Electorales y autora de la doctrina que lleva su nombre (la “doctrina Fromow”). Según esa doctrina, “es delito electoral el uso de recursos públicos para beneficiar a algún candidato, pero no para atacar a algún otro”. Fue el mejor argumento que encontró Fromow para darle la vuelta a su responsabilidad de penalizar una clara transgresión de la ley por parte de diversos funcionarios foxistas, desde cuyas oficinas salieron varios correos electrónicos en contra del candidato del PRD y aliados. Por lo cual, su nombramiento igualmente implicaría un nuevo golpe a la credibilidad del IFE. Y se supone que se busca recuperar esa credibilidad perdida, no dilapidar la que le quedó
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 5 de diciembre.

En cuanto a la pasarela de aspirantes a consejeros del IFE, qué cosa tan deprimente. Es un numerito de complacencias. Ya lo quiero ver al valiente que les suelte en su cara algo que no les plazca a los diputadetes. Les digo, esto ya se jodió.
Román Revueltas Retes, “Interludio”, Milenio, 5 de diciembre.

He llamado “reclutas electorales” a los 489 compatriotas que se presentaron, entre los cuales sólo 63 mujeres. La expresión connota a quien “libre y voluntariamente se alista como soldado”, en este caso, del combate mayor por la democracia. Es una panoplia representativa de personalidades nacionales, algunas en extremo destacadas y muchas profesionalmente idóneas, aunque no hayan faltado las pinceladas picarescas aportadas por el desempleo.
En las antípodas de “el que se mueve no sale en la foto”, la afluencia de aspirantes revela una mutación significativa de nuestra cultura política. El paso al frente, sobre todo en el caso de figuras consagradas, es un riesgo cívico que no debiera frustrarse. Los diputados, que ya eliminaron a 383, han emprendido su tarea con celo y desmontado de paso una candidatura ostensiblemente prefabricada. Queda ahora lo principal: la primacía de la competencia y la imparcialidad sobre la componenda
Porfirio Muñoz Ledo, “Bitácora republicana”, El Universal, 7 de diciembre.

La conversación con Juan Guerra subía de intensidad. El diputado-guerrillero hablaba sobre los riesgos de agandalle de la camarilla del PRI y el PAN en el tema de los nuevos consejeros electorales del IFE. “Lo que está en juego es la posición negociadora del PRD”, alertaba.
El razonamiento del sinaloense era por demás cartesiano: si panistas y priistas se confabulan en el Congreso para hacer un órgano electoral “a modo”, dejarán sin argumentos a quienes en el seno del PRD son partidarios de la negociación. “Le darían la razón a Andrés Manuel, debilitarían la posición de Jesús Ortega y nos llevarían a una radicalización”, advertía el sinaloense.
Lo contrario, afirmaba, fortalecería a la izquierda moderada.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 7 de diciembre.

El otro proceso que se ha empalmado es el de la selección de los consejeros electorales del IFE. A pesar de las limitaciones que impone una absurda renovación escalonada, el actual procedimiento es inversamente proporcional a lo que se hizo en 2003. El secretismo versus una convocatoria pública; cuotas de dos partidos versus la búsqueda de un consenso amplio; perfiles desconocidos versus perfiles públicos. A pesar del secretismo que hubo en algunas de las fases del proceso, se trata de un mecanismo público mucho más digno que la barbaridad que se hizo hace cuatro años.
La novedad del proceso y el reto de aterrizar una nueva reforma llevaron a la inscripción de 491 personas, de las cuales, sin saber por qué en muchos casos, se redujo a una lista de 106 candidatos que pasaron el filtro para llegar a las entrevistas
Alberto Aziz Nassif, El Universal, 12 de diciembre.

Llama la atención que en esta relación de 39 finalistas tan solo aparecieron 7 mujeres aspirantes, y de ellas, según se pudo estimar, sólo dos son consideradas por las principales fuerzas políticas: la ex fiscal especial para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) de la PGR, María de los Ángeles Fromow Rangel, y la académica e investigadora en materia electoral de la UNAM, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 12 de diciembre.

Con una estrellita en la frente, el embajador Jorge Eduardo Navarrete salió de la evaluación que le hicieron los diputados-sinodales en el proceso de selección para ocupar tres asientos en el consejo general del Instituto Federal Electoral, IFE. Ninguna bancada cuestionó su imparcialidad. Parece que nadie se acordó de un detalle: este hombre fue uno de los promotores de un recurso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que el tribunal investigara la “violación grave al voto público” en las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006.
Mire usted, entre los solicitantes de la intervención de la Corte estaban el asesor económico del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, Rogelio Ramírez de la O, Jesús González Schmal, Jaime Cárdenas (que también aspira a un sitio en el IFE) y el llamado canciller del gobierno legítimo, Gustavo Iruegas. ¿De verdad el diplomático no ha sido considerado cercano al Peje?, se preguntan en San Lázaro
“Bajo reserva”, El Universal, 12 de diciembre.

Una de las mejores noticias en los tiempos recientes había sido la decisión de casi 500 ciudadanos para competir por las tres posiciones que el revanchismo de los partidos dejó vacantes en el Consejo General del IFE. El rango de habilidades disciplinarias y experiencias políticas de esos aspirantes era muy amplio: abogados, politólogos, profesores, economistas; especialistas en temas electorales; viejos y recientes luchadores sociales; comentaristas con alguna presencia mediática; antiguos consejeros del propio IFE y ex funcionarios de organismos electorales en los estados; investigadores universitarios; miembros del sistema judicial... Evidentemente no todos tenían méritos suficientes pero entre esos casi cinco centenares había una pléyade sorprendentemente cuantiosa.
Por eso tenía gran importancia el proceso de selección a cargo de los partidos en la Cámara de Diputados. Sabiéndose culposos de la decisión para remover al todavía hoy presidente del IFE y a dos consejeros más, los diputados montaron un dispositivo en donde el show prevaleció sobre la deliberación.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

En segundo lugar, y sin duda muy importante para la estabilidad institucional del IFE, la salida de dos consejeros más proveerá de nuevas perspectivas al trabajo y a las discusiones que lleva a cabo el Consejo General. No puede pasarse por alto la mediocridad que el tristemente célebre Ugalde entronizó en la cúspide del organismo electoral y que poco a poco fue contaminando áreas claves, como la Dirección Ejecutiva del Servicio Profesional Electoral. Ni qué decir de la pobreza y falta de perspectiva que la actuación de consejeros como Teresa González Luna generaron y que pusieron en más de una ocasión en entredicho la funcionalidad de una organización que requiere de vigorosas y constantes decisiones desde su ápice estratégico. Celebremos pues la salida de personajes de esta corta talla y visión.
José Sosa, Crónica, 13 de diciembre.

A pesar de todo ello, si anoche los diputados responsables de la designación seguían entrampados, acaso no era por falta de opciones interesantes para cubrir las tres posiciones en el Instituto Federal Electoral. Entre los aspirantes que se mantuvieron hasta la fase final hay ciudadanos de largo y respetado recorrido en el servicio público como los ex embajadores Jorge Eduardo Navarrete y Ricardo Valero. Está el ministro de la Suprema Corte, Genaro Góngora Pimentel, a quien se le atribuyen simpatías políticas que él no ha querido tomarse la molestia de esclarecer. Hay varios ex funcionarios electorales como el ex presidente del IEDF, Javier Santiago Castillo, la ex consejera de ese mismo Instituto María Elena Homs Tirado, el ex presidente del Tribunal Electoral, José Fernando Ojesto y los ex consejeros del IFE Virgilio Rivera —que por algo habrá obtenido la mayor calificación en la puntuación que adjudicaron los diputados— y Mauricio Merino Huerta, mencionado desde hace varias semanas entre quienes tenían más posibilidades de ser seleccionados y que ayer en su artículo de El Universal advirtió a los partidos: “El consenso político que han venido anunciando no puede ser un asunto cosmético ni trivial, sino el principio de la reconstrucción de los acuerdos que le permitan a México volver a la ruta de la consolidación democrática”.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

También hay académicos de sólida obra en el campo de la ciencia política y la sociología como Víctor Alarcón Olguín, José Fernández Santillán y Leonardo Valdés Zurita, éste último además ex consejero electoral en el IEDF. Similar es la experiencia de Pablo Arredondo Ramírez que, a su desempeño como investigador y funcionario académico en la Universidad de Guadalajara, aúna la experiencia que tuvo durante tres elecciones como consejero en el Consejo Local del IFE en Jalisco. Arredondo podría aportar la visión de los estados del país que no siempre está presente en el organismo electoral pero, sobre todo, el conocimiento que tiene como especialista en la influencia política de los medios de comunicación.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

Cualquiera que sea la lista que hoy aprueben los diputados, habrá cuestionamientos. A todos -y a todas- los aspirantes les han colgado milagritos.
Lo importante ahora es que no quede trunca la reforma política, pasemos al siguiente nivel que será la definición tanto del achicamiento del Congreso, la reelección, el jefe de gabinete y, quizá lo más importante, la segunda vuelta.
Queda poco tiempo para que las decisiones puedan darse por consenso.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 13 de diciembre.

Jorge Alcocer.
Si ahora se le entrega a Beltrones el control del IFE vía la designación de Alcocer como presidente o de otros personajes cercanos a él, la pregunta que muchos se hacen es ¿cómo van a parar al sonorense que tendría influencia probada en los dos órganos responsables de la elección presidencial del 2012?
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Universal, 17 de noviembre.

Un nombramiento que quizá haya motivado la molestia de Martínez Nateras, y que dejaría en evidencia que las discrepancias de hace casi dos décadas con Jorge Alcocer en el PCM y en el PSUM, donde ambos militaron, permanecen intactas.
Y aun si esto último fuera una mera especulación y que no hubiera fundamentos para decir que tuvo discrepancias con Alcocer, la solicitud a los diputados de Martínez Nateras, tiene de cierto que los partidos van a consumar su reforma, de punta a punta, con una eficacia lapidaria. Tocará al nuevo consejero presidente, Alcocer o al que nombren los partidos para decirlo sin eufemismos, despejar las sospechas y la desconfianza en un sistema político que reclama con urgencia su recuperación democrática
Jorge Medina Viedas, Milenio, 18 de noviembre.

Jorge Alcocer no tiene ninguna posibilidad de ocupar la presidencia del Consejo General del IFE. Lo asevera un influyente senador. Lo de menos, dice, es que se afirme que se hizo “un traje a la medida” —fue uno de los arquitectos de la muy polémica Reforma Electoral—. El problema que enfrenta es que “trae el sello de Manlio Fabio Beltrones”, puntualiza. Tampoco cree que María Amparo Casar pueda suceder a Luis Carlos Ugalde. “Es muy necia y lo que allí se necesita es alguien que sepa moderar”, recalcó
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 20 de noviembre.

Alcocer defendió ayer la reforma y la equiparó con la situación que se establece con los jueces y el Consejo de la Judicatura, la que regula y puede sancionar, incluso por “notoria ineptitud”, a los miembros del Poder Judicial. Pero se equivoca Alcocer con ese paralelismo, pues no hay tal: la Judicatura es un organismo separado de la Suprema Corte y un ente regulador, en cuya integración participa activamente otro poder: el Legislativo. Eso es lo que le da a la Judicatura ese margen de autonomía para poder intervenir en el Judicial. Es verdad que la misma persona preside la Corte y el Consejo, pero el resto de sus integrantes son seleccionados por mecanismos y actores diferentes.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 21 de noviembre.

Jorge Alcocer ha vivido en 20 años una carrera que lo hace probablemente el teórico práctico electoral más completo de cuantos haya en el escenario público. Fue militante del Partido Comunista y los partidos que de él derivaron, incluido el PRD. En ese tiempo, fue brillante asesor de los iniciales grupos parlamentarios de la izquierda y diputado él mismo. Representó al PMS en la Comisión Federal Electoral de 1988. Dos años después dejó de pertenecer al PRD en cuya fundación había participado. Como persona privada impulsó a partir de entonces varias iniciativas de carácter público, entre las que sobresalen la revista Voz y Voto, cuyo nombre indica su especialidad, y a la que ninguna ha intentado equipararse siquiera; así como una consultoría en materia política. En 1994 fue asesor electoral del secretario de Gobernación Jorge Carpizo y en 1998 subsecretario de Gobernación. Cercano al candidato del PRI Francisco Labastida, seis años después fue enlace legislativo entre el equipo de Calderón y el Congreso. En 2003 fundó y presidió el Partido Fuerza Ciudadana.
Parecería, por esta última circunstancia, impedido para ser consejero, pues no ha transcurrido el lustro que debe separar su condición de dirigente de la de consejero. Pero su partido no existe ya, y la justicia electoral, en circunstancia diferente pero aplicable, ha determinado que el impedimento no rige.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de noviembre.

a) Ciudadano Jorge Alcocer Villanueva. Lugar de nacimiento: León, Guanajuato. Fecha de nacimiento: 3 de abril de 1955. Licenciado y maestro en economía. No es secretario ni subsecretario ni gobernador ni oficial mayor ni procurador general de la República. No ha sido candidato en los últimos cinco años ni ha sido (hasta donde yo sé) condenado por delito alguno. Tiene conocimientos político-electorales (es más: hasta dirige la revista Voz y voto). Y si alguien quiere hacérsela de jamón por haber sido presidente del Partido Fuerza Ciudadana, siempre podrá argumentar que el partido murió casi antes de haber nacido, o sea, fue como un partidito de chocolate… Además él es de los autores de la reforma electoral, así que: ¡Que pase a recoger su premio
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 21 de noviembre.

Aunque en teoría partidos y bancadas no podrán inscribir nombres, la realidad es que priístas, panistas y perredistas están induciendo perfiles y personajes que les interesan, a través de organismos sociales que los inscriben. Veremos, por ejemplo, aparecer nombres como el de Jorge Alcocer, que aún comenta a sus amigos que mantiene su aspiración de presidir el IFE. Aunque en realidad el PAN y el PRD han decidido que lo objetarán para esa posición, y si acaso, el apoyo de Manlio Fabio Beltrones le alcanzará para ser consejero.
Así que nada evitará que al final, con todo el oropel de un proceso “abierto y transparente”, los partidos consumen su intención de imponer consejeros afines; eso sí, tendrán que ser al menos cautelosos, no tan burdos en su selección, si no quieren que los nuevos consejeros y el nuevo presidente del IFE lleguen bajo sospecha y se repita la costosa experiencia de una autoridad electoral cuestionada de origen
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 22 de noviembre.

Diódoro, por lo demás, asevera que resulta un “error de interpretación” afirmar que la reforma “es un traje a la medida” de Jorge Alcocer, asesor estrella de la CENCA, o afirmar que fue elaborada para vetar o traer a alguien a la presidencia del Consejo General del IFE. “Es una mamada”, subrayó en forma coloquial.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 22 de noviembre.

Y sigue la polémica sobre otro de los wannabes del IFE. Me refiero a Jorge Alcocer —quien ahora anda cabildeando hasta con tribus del PRD—.
Ante el posible candado de que no pueden participar ex presidentes de partidos políticos, él dice que no lo den por muerto.
—A mí no me ha sentado nadie.
Podría presentar una controversia por haber sido presidente de Fuerza Ciudadana, pequeño detalle que le podría impedir llegar a ser consejero
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 23 de noviembre.

Ésta es la forma como la clase política opera, diciendo una cosa y haciendo otra, siempre por la puerta trasera en la que, le decía arriba, ahora quieren colar a la presidencia del IFE a Jorge Alcocer que, impedido por sus antecedentes partidistas en la convocatoria de la Cámara de Diputados, busca burlarla a través de otra reforma, ya planteada, al mismo Cofipe.
Diputados del PRD han denunciado el cabildeo de Alcocer y han manifestado su rechazo, en lo mismo estarían los legisladores del PAN. No es difícil, pues, deducir quién está empujando al que en 2000 fue operador del candidato del PRI a la Presidencia, y seis años después lo fue del panista, llegando a ser considerado finalista a la Secretaría de Gobernación.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 23 de noviembre.

Porfirio Muñoz Ledo soltó la sopa. El polémico consejero de la CENCA, donde se cocinaron las reformas electorales constitucionales y el nuevo Cofipe, acusa a la cúpula parlamentaria del PAN, el PRD y el PRI de “coludirse” para entronizar a Jorge Alcocer, coautor de esas leyes, al frente del IFE (El Universal 1-12-07).
Dice el ex embajador en Bélgica que el director de Voz y Voto ha planteado dos reformas sucesivas que levantarían el impedimento legal para ser elegido. “Si fuese cierto que se trata del candidato de Los Pinos, estaríamos en la víspera de un segundo ugaldazo”, advierte.
El valor de las palabras de Porfirio es que, al ser consejero de la CENCA, vivió el proceso desde adentro. Sabe cosas que no son públicas. Por lo pronto, Jorge Alcocer se registró ayer como aspirante a consejero electoral del IFE. Le pusieron a modo la ley. La convocatoria aprobada en primera instancia por los diputados lo descalificaba. Prohibía a cualquier ciudadano que se hubiera desempeñado como presidente de un partido aspirar al cargo. Él fue presidente de Fuerza Ciudadana.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 1º de diciembre.

Jorge Alcocer es apoyado por del PRI de Manlio Fabio Beltrones, y se asegura que lleva el apoyo del presidente Felipe Calderón para no ser objetado por el PAN. Con un recurso que interpuso ante el TEPJF, que en su fallo le dio la razón y le dijo que sí podía participar en el proceso de selección porque la Constitución le garantizaba su derecho por encima de cualquier ley secundaria, Alcocer cree que librará la polémica que generó su postulación, por haber sido presidente del desaparecido Partido Ciudadano, y el autor principal del texto de la reforma electoral. Se sabe que su solicitud de inscripción va apoyada por el periodista Miguel Ángel Granados Chapa y por el jurista Diego Valadés
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Gráfico, 1º de diciembre.

SE CUMPLIÓ el plazo y quedó claro que ocupar un asiento en el Consejo General del IFE es todo un "dream job" para los mexicanos, pues acudieron la friolera de 491 aspirantes.
COMO se esperaba, el artífice de la reciente reforma electoral, Jorge Alcocer, llegó a formarse en la fila desde el mediodía y, de paso, aprovechó para dejar bien claro que no aceptará vetos de medios de información electrónicos ni de poderes fácticos.
Y ES QUE no es por intrigar, pero más de un conductor de noticias le ha dado hasta con la cubeta.
¿A POCO las televisoras y radiodifusoras le quieren pasar la factura por la prohibición de los spots de políticos en sus frecuencias?
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 1º de diciembre.

Perredista, labastidista, integrante del equipo de transición de Felipe Calderón, primero, y de Manlio Fabio Beltrones, después, Alcocer llegó a San Lázaro con el respaldo de Diego Valadés, Jorge Carpizo y Miguel Ángel Granados Chapa. Tres notables respetados.
En el portafolio llevaba una carta de la Suprema Corte que avala su registro. No importa que hubiera cabildeado para sacar a Ugalde, menos que se haya hecho “un traje a la medida” en la ley electoral y en el Cofipe. Los dueños del país así lo decidieron.
Muñoz Ledo adelanta que lo van a entronizar. Eso tiene traducción. Será el consejero presidente del IFE. Todo parece estar decidido, la famosa consulta pública, a la que han respondido decenas y decenas de entusiastas ciudadanos, se perfila como una mascarada.
Las revelaciones de Porfirio nos dan derecho a sospechar que los otros dos lugares ya están adjudicados, que las cuotas a los partidos no desaparecieron y los nombramientos ya se resolvieron entre seis poderosos legisladores. Uno para mí, otro para ti. Así funciona este país.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 1º de diciembre.

Según la coordinadora de Alternativa, Marina Arvizu, el suspirante a presidente del IFE, Jorge Alcocer, le hizo una llamada telefónica “intimidatoria”.
Alcocer, según la legisladora, le reclamó unas declaraciones en las que ella sostiene que el autor de la reforma electoral está impedido por la ley para llegar al cargo que anhela.
Flaco favor se hace a sí mismo Alcocer, porque Arvizu es integrante de la Junta de Coordinación Política, el organismo que propondrá los nombres de los posibles nuevos consejeros.
Y ya anunció la diputada que denunciará en la propia Junta de Coordinación, la llamada que recibió de Alcocer.
Así que...
Pepe Grillo, Crónica, 2 de diciembre.

Dicen que Jorge Alcocer amarró la presidencia del IFE.
Y que la tomará, aunque pierda 250 mil pesos que cobra por asesorar al PRI en el Congreso.
Y que Beltrones fue el negociador.
Que convenció al PAN, y al PRD le tuvo que dar una consejería para Genaro Góngora.
Porque Góngora es el amigo de AMLO.
Y porque ahora todo es negociable.
Pepe Grillo, Crónica, 2 de diciembre.

Hoy corremos, con Jorge Alcocer, el riesgo de volver a hacer en un nombramiento que a la postre se considerara ilegítimo de origen.
Y no es que este ex militante de izquierda, hombre muy cercano al candidato presidencial priísta Francisco Labastida Ochoa, fundador de un partido político desaparecido y recientemente parte del grupo político de Felipe Calderón, le falten conocimientos y experiencia en materia electoral.
Es más, él es uno de los diseñadores de este reforma electoral. Y acaso ahí empiece el problema, puesto que es inevitable no pensar que hizo la reforma electoral como un traje a la medida.
Tampoco es que, como falsamente se argumenta, la reforma electoral haya entregado a los partidos políticos la integración del Consejo General del IFE, pues así ha sido desde siempre, así ocurrió en 1996 y en 2003. El punto, en este caso específico, es el impedimento expreso en el Cofipe y en la convocatoria de los diputados para elegir al nuevo presidente del IFE, de no haber sido líder de un partido político en los cinco años anteriores a su designación. Y Alcocer lo fue de Fuerza Ciudadana, el partido político que fundó para contender en las elecciones de 2003.
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 3 de diciembre.

Tal vez, la propuesta más polémica corresponde a la de Jorge Alcocer, un político que cubre todos los requisitos, intelectual destacado, pero el padrinazgo de Manlio Fabio Beltrones será su primer obstáculo a menos que lo impongan a un costo muy elevado, ya que nacería un IFE, cuestionado por todas partes.
Y con mucha razón, Alcocer asegura que no acepta el “veto de las televisoras”, las cuales se han lanzado duro en contra de él, y será difícil que logre superar el obstáculo que representa la oposición entre los legisladores perredistas. El PAN, nos dice, no lo vetaría, pero tampoco lanzaría todas sus baterías para defenderlo.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 3 de diciembre.

Alcocer, sin embargo, acompañó su solicitud de registro con una resolución del Tribunal Electoral que establece que una ley reglamentaria o una simple convocatoria no pueden estar por encima de los derechos que le da la Constitución. Argumenta, además, que el referido “candado” no aplica en su persona, toda vez que se refiere a partidos con registro y el suyo, Fuerza Ciudadana, lo perdió en 2003.
Anoche, las comisiones de Gobernación de las Cámaras de diputados y senadores todavía discutían si incluían a Alcocer en la lista de entre 45 a 50 aspirantes, escogidos de los 488 registrados, que serán entrevistados esta semana por los legisladores para que en la entrante, el jueves 13 de diciembre, elijan en sesión plenaria al nuevo presidente del IFE y a otros dos consejeros electorales. Si está Alcocer, el asunto parecerá muy dirigido y estaríamos por volver a enfrentar un problema de ilegitimidad
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 3 de diciembre.

La trivialización que hace Alcocer (su sirvienta y su chofer como medidas del interés ciudadano en pagar un espacio para expresar su opinión en asuntos electorales) no está a la altura de su inteligencia (ni de la nuestra, sus lectores). Todos estamos interesados (o deberíamos estar) en influir en los procesos electorales. No sólo se expresa el Consejo Coordinador Empresarial, sino los sindicatos, los burócratas, las organizaciones de ambulantes y todo el corporativismo ex priista y ahora perredista. Dinero, mucho dinero del lado “proletario”. Antes creíamos que se debía promover la participación de la ciudadanía, con o sin partidos. Ya no, en adelante será tan ilegal como producir electricidad con un motorcito y venderla a los vecinos.
Luis González de Alba, “La calle”, Milenio, 3 de diciembre.

Cuando el viernes pasado Jorge Alcocer llegó a la Cámara de Diputados para registrarse a la presidencia del IFE, arrogante, encaró a una reportera:
“Lo que no acepto es que algunos medios de comunicación pretendan imponerle al Congreso quién puede ser y quién no. ¡Eso no lo voy a aceptar!”.
Ese mismo día me planteaba: ¿Y qué medios de comunicación quieren imponer a un presidente del IFE, cuáles son y a quién quieren imponer?
No hubo respuesta porque la expresión de Alcocer era parte de su estrategia, que tan buenos frutos le dio con el método de promoción de su reforma electoral: “Los medios fácticos —claro— quieren imponer su reforma, no lo permitamos”; y repetía el mismo recurso: los mismos medios fácticos quieren imponer a un presidente del IFE, no lo permitamos.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 4 de diciembre.

El licenciado Jorge Alcocer, a su vez, esperará un año para integrarse al corporativo IFE, pues debido a complicaciones relacionadas con anterior ejercicio laboral (como presidente que fue del negocio electoral llamado Partido Fuerza Ciudadana, que no logró mantenerse en el mercado) no le fue posible pasar, en esta primera fase de contrataciones, del equipo al que actualmente presta sus servicios (Manlio Fabio Futbol Club) al mencionado IFE. Sin embargo, el multivalente y polifónico Alcocer queda en primerísimo lugar en la lista de espera para que en posteriores remociones convenidas pueda alinear a nombre de su sonorense equipo actual (mañana puede ser otro, como ayer y anteayer también pateó y sudó la cambiante camiseta a nombre del anunciante en turno?
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 4 de diciembre.

Pero esta vez le falló; tanto fue el recurso a los medios, que se gastó.
Alcocer lo que quería era distraer, de nuevo victimizarse, pues no cumplía los requisitos del Cofipe y de la convocatoria expedida por la Cámara de Diputados al haber sido dirigente de un partido político hace menos de cinco años —que ahora dice que no existió— y candidato a una diputación federal, lo que lo hacía inelegible.
No obstante este impedimento legal, se registró con base en una resolución del TEPJF de cuando quiso ser “observador electoral”.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 4 de diciembre.

En el caso de Jorge Alcocer se impuso el faccionalismo. Tres personas que tenemos opiniones diferentes en una variedad de casos coincidimos en firmar la presentación de su candidatura. Jorge Carpizo, Diego Valadés y yo mismo pensamos que su "trayectoria pública, conocimientos y experiencia... lo acreditan como la persona idónea para ocupar" la presidencia del IFE. Pero los que deciden ni siquiera consideraron entrevistarlo.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 5 de diciembre.

Algunas personas destacan por los cargos o responsabilidades que ocupan, ya sea por su eficacia o sus yerros. Pero en días pasados, Jorge Alcocer Villanueva, cerebro de la reforma electoral que le permitió descabezar al Instituto Federal Electoral (IFE), cobró notoriedad por el cargo que no pudo alcanzar, precisamente el de titular de la institución que organiza los comicios en México.
Alcocer, especialista en legislación electoral, fue el artífice del golpe de mano que permitió al PRD desquitarse de Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE, a quien culpan de su derrota en las elecciones presidenciales de 2006, despidiéndolo, y al mandamás del PRI, Manlio Fabio Beltrones, de quitarle una posición, la de Ugalde, a Elba Esther Gordillo. Una vez que ayudó a ambas partes a cumplir sus ánimos de revancha, el ex militante de todos los partidos que se han declarado socialistas en los últimos tres decenios (el Comunista, el PSUM y el PMS) se preparaba para beneficiarse de la reforma que redactó y defendió desde su espacio periodístico.
Pero cuando su llegada al IFE parecía de trámite, sus ex compañeros izquierdistas revivieron sus diferencias con él y lo vetaron. A Alcocer, que en 1988 representó al Frente Democrático Nacional, que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia, ante la Comisión Federal Electoral, no le perdonaron su renuncia al PRD ni sus críticas a la cultura priísta que le impusieron sus padres fundadores.
Ni su cercanía con Beltrones, quien estuvo del otro lado de la mesa en el 88, le ayudó. A Alcocer sólo le queda parafrasear la canción de Consuelo Velázquez, y arrepentirse de lo que pudo haber sido y no fue.
Jorge Cisneros Morales, “El Personaje de la semana”, El Gráfico, 7 de diciembre.

Otros de los asuntos que podrían cambiar los diputados es el de los requisitos para ser consejero electoral. Fuentes consultadas en San Lázaro dicen que podría reinsertarse el de no haber sido presidente de un partido político. Con esto se cerraría la puerta definitivamente al polémico Jorge Alcocer
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Universal, 7 de diciembre.

El pasado martes, el coordinador del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, recibió una inesperada visita en el mayor de los sigilos.
Era Jorge Alcocer, quien apenas un día antes había sido borrado de la lista de posibles consejeros del IFE.
Hablaron largo y tendido.
El PRD pretendía bloquear la disposición del nuevo Cofipe que le permitirá al autor de la reforma electoral ser consejero en el 2008. Manlio cabildeó y logró convencer a perredistas y panistas de que no se cambiara la redacción del dictamen para no afectar más al ya de por sí vetado Alcocer.
Y así fue.
Pepe Grillo, Crónica, 8 de diciembre.

Mauricio Merino.
QUIENES dicen que Mauricio Merino anda en campaña para repetir como consejero del Instituto Federal Electoral andan norteados.
AUNQUE sus allegados dicen que no desconsidera la posibilidad de regresar al edificio de Periférico Sur y Viaducto Tlalpan, también advierten que de lo posible a lo probable hay un abismo.
Y AGREGAN que no es lo mismo no descartarse que promoverse.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 17 de noviembre.

Tengo para mí que Mauricio Merino Huerta debería ser el próximo consejero presidente del Instituto Federal Electoral. No se trata de una opinión descuidada, sino de una idea fundada en los argumentos que aquí comparto con el lector.
Se trata de un hombre que ya fue consejero electoral (1996-2003). De ocupar este cargo, su comportamiento al frente de esa institución —crucial para la República— no representaría una sorpresa. Su desempeño durante esos siete años bastó para dar cuenta del oficio y las convicciones democráticas que le caracterizan, así como del conocimiento que posee sobre la materia.
Si la Cámara de Diputados optara por este mexicano, estaría haciendo algo similar a lo que los legisladores hicieron en 1996, cuando tomaron la determinación de escoger a José Woldenberg Karakowski, cuya carta de presentación hubiera sido precisamente la de haber ocupado el cargo como integrante del Consejo General durante la época inmediata anterior
Ricardo Raphael, El Universal, 19 de noviembre.

POR CIERTO que en el registro de los suspirantes a tener su silla puesta en la mesa del IFE llamaron la atención otros dos asuntos.
EL PRIMERO fue que el ex consejero electoral Mauricio Merino se inscribió especificando que le acomoda mejor el asiento de presidente.
Y EL SEGUNDO fue que en la lista salieron nombres de ex consejeros electorales estatales y federales.
ASÍ ES QUE si, como dicen por ahí, las fracciones de la Cámara de Diputados tienen bajo la manga las barajas de quiénes quieren imponer como sus "cuotas" en el IFE, van a tener que ser muy hábiles para que no se les descubra el truco.
PORQUE no se vería nada bien que entre los finalistas quedaran candidatos identificados con los partidos y que se eliminara a ciudadanos con probada imparcialidad y experiencia en las lides electorales.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 1º de diciembre.

Nos aseguran que el candidato de Los Pinos para la presidencia del IFE es Mauricio Merino. El hombre, doctor en ciencias políticas por la Universidad Complutense, ya fue consejero del Instituto, de 1996 a 2003, a propuesta del PRI.
En los medios se ha manejado que la candidatura de Merino para presidir el IFE fue “negociada” entre Germán Martínez, próximo dirigente nacional del PAN, y el PRD
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 4 de diciembre.

Finalmente, el IFE tiene que seguir siendo la institución más abierta a la participación y la vigilancia de los ciudadanos. Reconstruir la confianza social no sólo es una tarea democrática plausible en sí misma, sino que es además una condición indispensable para el éxito de los fines electorales. No existe ninguna función sustantiva del IFE que no requiera, desde la construcción y la actualización del padrón electoral hasta la instalación de casillas y el recuento de votos, de la más amplia participación ciudadana. Sin exagerar, no hay en México ninguna institución pública cuya actividad cotidiana requiera más apertura, más compromiso social y más espacios de acción colectiva que el IFE. Sin ese respaldo de ciudadanos activos y comprometidos, el IFE simplemente no podría cumplir sus funciones.
Por estas causas, en las que creo a pie juntillas, me he propuesto presidir el Consejo General del IFE. Pero no de cualquier modo, ni por más de seis años. No me siento ni soy parte de ningún partido político. No quiero ni he pedido ser el candidato de ninguno de ellos, pero confío en que los diputados federales no repitan el error de 2003, cuando no consiguieron el consenso básico para integrar el Consejo General anterior. Esta vez es imprescindible dotar al IFE de un acuerdo político sólido, basado en la independencia y la imparcialidad de sus integrantes, capaz de apoyarlo en la puesta en marcha de este nuevo modelo de competencia política. Si así fuera, me gustaría estar ahí
Mauricio Merino, El Universal, 5 de diciembre.

Arturo Martínez Nateras.
Pero lo que el ex dirigente del Partido Comunista Mexicano —a su modo claridoso e incisivo, y que pudo haberles molestado a los diputados— afirmó en su texto de registro, es que hay indicios de que la convocatoria para elegir al sucesor de Ugalde es un mero formalismo “para convalidar decisiones predeterminadas”.
El Micho, para sus amigos por su origen michoacano, Martínez Nateras, el primer solicitante que tendrán que considerar los legisladores, es como él mismo dice en su carta dirigida a los diputados, una personalidad de buena y polémica reputación. Como la de todos, su biografía política está llena de claroscuros.
Jorge Medina Viedas, Milenio, 18 de noviembre.

No tengo elementos para decirlo de manera contundente, pero el proteico político Martínez Nateras ha hecho su solicitud porque tal vez tenga datos que le permiten advertir que la consulta de los diputados va a ser una farsa, y que la decisión ya ha sido tomada.
Por mi cuenta me atrevo a señalar que la decisión “predeterminada” por el acuerdo previo de los partidos, tal vez tenga como favorecido y con el nombramiento in pectore a Jorge Alcocer, quien debe estar preparando su llegada al IFE con toda su trayectoria de experto electoral, que lo es como pocos en México.
Jorge Medina Viedas, Milenio, 18 de noviembre.

Arturo Martínez Natera, quien no necesita presentación alguna, cumplió su amenaza de inscribirse como aspirante a consejero del IFE.
Luis Soto, “Agenda Confidencial”, El Financiero, 22 de noviembre.

Seguramente cuando, mañana viernes, se cierre la inscripción de autopostulaciones para formar parte del Consejo General del Instituto Federal Electoral, habrá suficientes opciones respetables e interesantes para que la Cámara de Diputados designe a los tres nuevos miembros de ese organismo. Entre ellas, se encuentra la candidatura que ha presentado Arturo Martínez Nateras.
Luchador social toda su vida, Martínez Nateras fue dirigente estudiantil en los años sesenta y preso político durante tres años, después de la represión al movimiento de 1968. Fue dirigente en el Partido Comunista Mexicano, en 1976 coordinó la campaña presidencial de Valentín Campa —cuya candidatura sin registro contribuyó a impulsar la reforma electoral— y una década más tarde participó en la dirección del Frente Democrático Nacional que respaldaba a Cuauhtémoc Cárdenas.
Editor de revistas y libros, autor él mismo de textos importantes para entender el tránsito político del país en las décadas recientes, sus convicciones lo llevaron a colaborar con Luis Donaldo Colosio a comienzos de los años 90. En 1989 organizó el Seminario Internacional sobre Sistemas Electorales y entre sus libros se encuentra El sistema electoral mexicano. Entre 1990 y 1991 fue presidente municipal de su natal Tuxpan, en Michoacán.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 29 de noviembre.

Acerca del proceso en el que ahora participa, Martínez Nateras considera: “En la elección de consejeros del nuevo IFE está en juego la voluntad de los actores políticos, la capacidad de los diputados para restituir a la sociedad una parte del poder y de la soberanía delegada. Todavía ahora y espero que por última vez, los ocho diputados de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, son depositarios del patrimonio de la construcción del acuerdo. Sin embargo en nuestro país ya nada se puede hacer al modo de las cúpulas sin la intervención de la sociedad”.
Y de sí mismo, apunta: “No soy un improvisado ni mucho menos un advenedizo. Soy un demócrata experimentado, con más de 40 años de una todavía breve hoja de vida”. Si los legisladores están buscando a un ciudadano con experiencia política, probadas cartas democráticas y conocimiento institucional pero que además quiera ser consejero electoral, allí tienen a uno.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 29 de noviembre.

Jaime Cárdenas.
Por la tarde llegó el primer aspirante más o menos conocido. Se trata de Jaime Cárdenas, ex consejero del IFE. “Es importante que los que tenemos alguna experiencia en materia electoral participemos nuevamente, el haber estado allí siete años le da a uno un bagaje importante que puede ser utilizado otra vez”, declaró a los reporteros de la fuente.
Cárdenas trae el fierro de AMLO. Defendió el “voto por voto” que reclamaba el Peje en pleno conflicto electoral y aseveró que si bien el 2 de julio de 2006 no hubo en México una elección de Estado, “los poderes fácticos sometieron a los poderes formales del Estado para impedir que un candidato llegara” (La Jornada, 27-06-06).
Ese posicionamiento puede ser su debilidad (requiere la aprobación de dos tercios de los diputados) o su fortaleza, si los perredistas saben negociar.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 27 de noviembre.

Sin importar que ya registró su candidatura como aspirante al nuevo Consejo General del IFE, se duda que Jaime Cárdenas pueda ser uno de los tres nuevos integrantes de ese instituto. Cárdenas fue en el pasado uno de los más polémicos consejeros y son pocos los que apuestan a favor de el, con todo y que su figura brilla por encima de los demás aspirantes. Pero nos aclaran que ni panistas ni priistas le permitirán su incorporación al organismo.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 28 de noviembre.

Cuentan algunos personajes inmersos en el proceso de negociación de los consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) que Jaime Cárdenas es uno de los hombres fuertes del Sol Azteca para ingresar, por segunda vez, a las filas del IFE. Pero más allá de su experiencia en el terreno de organización de elecciones, Cárdenas es de la confianza de varios perredistas, y no por su apellido. Desde que llegó al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Cárdenas ha sido uno de los más fuertes críticos del presidente, Felipe Calderón Hinojosa, incluso hay quien dice que actuaba a manera de obús contra José Guadalupe Carrera, por órdenes directas del jefe de gobierno, Marcelo Ebrard
“Binoculares”, El Gráfico, 4 de diciembre.

Entre los que acudieron ayer —24 en total— el que llamó más la atención fue el ex consejero Jaime Cárdenas.
Robó cámara a los otros tres entrevistados que estaban siendo analizados a la misma hora. Declaró que se sintió nervioso al inicio de su exposición, pero que con el paso de la comparecencia, se fue tranquilizando.
Eso sí se vio. Le cuento: al comienzo, entrelazaba sus manos fuertemente y así las tenía por largo rato; movía sus pies de un lado a otro. Para que el tiempo no le fuera a fallar, se quitó su reloj de mano y lo puso sobre la mesa
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 5 de diciembre.

Genaro Góngora.
El amigo de AMLO, Genaro Góngora, ministro de la Corte, debía saber que el artículo 98 de la Carta Magna dice:
Si un ministro falta un mes, el Presidente nombra un interino…
Un ministro sólo puede renunciar por causa grave…
Licencia hasta por un mes, la da la Corte, si es mayor, el Presidente…
Ninguna licencia puede exceder dos años…
¿Es causa grave ir al IFE, o Góngora sería consejero sólo por dos años?
Pepe Grillo, Crónica, 4 de diciembre.

Como si fuera el mensaje más negativo de la reforma electoral, el ministro de la Corte Genaro Góngora Pimentel llegará como consejero al Instituto Federal Electoral representando los intereses del PRD.
Así, la contrarreforma electoral regresará al país a la nefasta época de los partidos en la toma de decisiones electorales. El retroceso implica pasar de los consejeros ciudadanos que le habían quitado el voto a los partidos para transparentar el proceso electoral al regreso de los consejeros partidistas que anularán la representación ciudadana para defender exclusivamente los intereses de los partidos.
Lo peor del mensaje de la nominación de Góngora al IFE no radica en el descenso de escalones burocráticos -de la Corte al IFE-, sino en el hecho de que Góngora Pimentel representaría la politización del derecho. Jorge G. Castañeda y Rubén Aguilar revelan en su libro La diferencia que Góngora fue asesor jurídico de López Obrador en el proceso de desafuero, sólo que lo hizo como ministro de la Corte, violando la imparcialidad del derecho.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 4 de diciembre.

El que sí va, y firme, es el ministro Genaro Góngora. Solicitó salir de circulación cinco días de la Corte para ponerle el ojo al proceso de selección en el que serán entrevistados, entre otros, el politólogo Benito Nacif, la fiscal para Delitos Electorales María de los Ángeles Fromow, Jaime Cárdenas y Mauricio Merino quienes ya fueron consejeros, la ex comisionada nacional de derechos humanos Mirelle Rocatti y Fernando Ojesto, ex presidente del Tribunal Electoral
“Frentes Políticos”, Excélsior, 4 de diciembre.

Llama la atención el caso de Genaro Góngora Pimentel, quien sí pasó el filtro de la Comisión de Gobernación. Muy ligado al autollamado presidente legítimo, el ministro de la Suprema Corte se jubila dentro de poco. ¿Pensará cobrar su pensión y su sueldo como consejero electoral? Es pregunta. Góngora, por cierto, es el autor del proyecto de la corte constitucional, que promueve López Obrador.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 4 de diciembre.

Mala resulta también la enorme desconfianza hasta en quienes parecen ser los mejores elementos de nuestra sociedad. Por ejemplo, el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia Genaro David Góngora Pimentel empieza a ser descalificado mediante el recurso de asignarle simpatías de un partido, mientras que otro aspirante, Mauricio Merino, está en vías de descalificación porque se le atribuye ser el candidato del presidente Felipe Calderón y del virtual nuevo dirigente nacional del PAN Germán Martínez
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 4 de diciembre.

Que en sesión privada, el pleno de la Suprema Corte de Justicia le concedió licencia al ministro Genaro Góngora Pimentel para ausentarse de su cargo con motivo de su registro como aspirante al Consejo General del IFE.
La licencia de Góngora empezará a correr a partir de mañana y culminará el jueves de la próxima semana, aunque en la Corte se da por descontado que ya no regresará.
Si es elegido, tendrá que solicitar su baja definitiva ante el presidente Felipe Calderón, como lo ordena la Constitución.
“Trascendió”, Milenio, 4 de diciembre.

MUY INTERESANTE resulta el caso del ministro Genaro Góngora Pimentel pues, desde la reforma judicial de 1994, es el primer integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se quiere ir a otra parte.
CON TODO y que le quedan dos años en la Corte, se registró como candidato a consejero electoral y es uno de los favoritos para quedarse en el IFE.
DE HECHO, ayer el presidente de la SCJN, Guillermo Ortiz Mayagoitia, le dio la bendición y una semana de licencia para que pueda participar tranquilamente en la competencia.
EN CASO de que Góngora cambie de giro, habrá un asunto complicado de resolver: el de su jugosa jubilación como ministro.
SI SE VA AL IFE, Góngora habría cubierto el 86 por ciento del periodo de 15 años para el que fue designado, y tendría derecho a esa proporción de la jubilación vitalicia de los ministros, que es la más generosa que existe en México.
ES DE SUPONERSE que el ministro de 70 años cobraría su pensión hasta después de terminar su periodo en el IFE, aunque no hay nada en la ley que le impida recibirla mientras trabaja.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 4 de diciembre.

Y tiene su letra marcada con el nombre del ministro Genaro Góngora Pimentel, quien es uno de los simpáticos suspirantes. Y aquí el espléndido remolino de intereses entrelazados toma visos de fuerza huracanada. Porque la Constitución en su artículo 98 es bastante claro, mi estimado, y el posible caso de su renuncia transita por ahí. Porque Santiago Creel de la manita del ministro José Ramón Cossío Díaz rezan plegarias para que Genaro agarre su patín (y no precisamente para la pista de hielo en el zócalo) y existan márgenes de maniobra para desarrollar, digamos, alguna travesura al interior de la SCJN. Porque todos estos caminos... llegan a Los Pinos. Y Calderón deberá mostrar reflejos y tomar decisiones.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 5 de diciembre.

A VER CÓMO le hacen los legisladores para resolver un detallito en la postulación del ministro Genaro Góngora Pimentel como consejero electoral.
EL ARTÍCULO 98 de la Constitución establece que los ministros sólo podrán renunciar a la Suprema Corte "por causas graves".
Y NADIE NIEGA que las cosas en el IFE están muy mal, pero ¿graves?, pues como que no es pa' tanto. ¿O sí?
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 6 de diciembre.

Genaro Góngora, ministro de la Suprema Corte y amigo de AMLO, insistirá mañana en que lo nombren consejero del IFE.
Aunque es ministro, Góngora no sabía que la Carta Magna le prohíbe ser consejero.
Pero seguro ya le leyeron el Artículo 98.
¿Será que su amigo le aconsejó pitorrearse de la Constitución, como lo hace él?
Pepe Grillo, Crónica, 6 de diciembre.

A propósito del ministro Góngora, si llegara a superar el veto del PRI y resultara electo para el IFE, ¿cómo piensa explicar su renuncia a la Corte? Porque el artículo 98 de la Constitución dice claramente que “las renuncias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. ¿Buscar un lugar en el IFE sería una “causa grave” para justificar la renuncia o el ministro pensaba violar la Constitución?
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Universal, 6 de diciembre.

Juan Guerra tiene fundadas sospechas de que quieren dejar fuera de la jugada a Genaro Góngora Pimentel, amigo de El Peje, autor del proyecto del Tribunal Constitucional y carta fuerte de los perredistas para el IFE. Al ministro de la Suprema Corte le empiezan a ver defectos por todos lados: que si no renunció a tiempo, que si ya se va a jubilar, que si es peón del legítimo.
Los panistas deben medir si vale la pena vetar a Góngora Pimentel, al precio de desarmar a Los Chuchos, encarecer las negociaciones con el PRI y complicarle al presidente Calderón sus reformas en el Congreso. Juan Guerra así lo advierte, pero dice, irónico: “No estoy seguro de que Larios lo entienda…”
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 7 de diciembre.

Que el ministro con licencia de la Suprema Corte de Justicia, Genaro Góngora, no tiene tan amarrada una de las tres posiciones de consejero electoral en juego.
Perredistas metidos en el asunto hicieron circular ayer la versión de que Emilio Gamboa, líder de los diputados del PRI, ha puesto en marcha una operación para torpedear a Góngora, el candidato del PRD inclusive para ser presidente del IFE.
¿Será?
“Trascendió”, Milenio, 7 de diciembre.

Ahora resulta que tanto el ministro Genaro Góngora, pretenso a la presidencia del IFE, como el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador niegan su amistad. Nomás faltó que dijeran ¿quién...?, ni lo conozco
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 9 de diciembre.

¿Tan malo es que sean amigos, que los dos lo niegan?
Lo que antes presumían, ahora, ambos, con el mayor cinismo lo desmienten.
Genaro Góngora, ministro de la Corte que aspira a presidir el IFE dice que hace dos años que no lo ve.
Y López Obrador, en público niega cualquier relación, y en privado, con sus diputados y senadores, lo empuja hacia la presidencia del instituto.
¿Será que son más que amigos?
Pepe Grillo, Crónica, 10 de diciembre.

Como el caso de Genaro David Góngora Pimentel, el ministro más liberal -y ex presidente, por si alguien quiere más- de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a quien amigos de él y de Andrés Manuel López Obrador convencieron de buscar la suplencia de Luis Carlos Ugalde Ramírez en el Instituto Federal Electoral.
A sus 70 años cumplidos en septiembre pasado, el ministro Góngora Pimentel es venturosamente un hombre sano, vigoroso y aún comprometido en lograr nuevas metas. Quizá sólo le falte alguna prudencia para medir sus ímpetus en relación con sus preferencias políticas y aquellas pocas cosas que aún no ha realizado.
Entre estas últimas, la nula experiencia electoral de que el ministro adolece —más allá de haber votado en numerosos procesos y leído el Cofipe—, pues nunca ha participado en la organización de una elección y menos en el relleno de alguna urna —quiero decir, claro, saber, al menos, detectar una urna embarazada, no embarazarla uno mismo— y esta clase de experiencia fue de los principales requisitos a cubrir por cuantos aspiraron a tal suplencia.
Góngora dijo a la prensa, con todo tacto, que "me vetó el PAN, eso dicen", por su conocida simpatía lópezobradorista; y como en la duda los de esa corriente no se suelen abstener, vino luego la venganza confesada por Juan N. Guerra…
Leopoldo Mendívil, “Crónica Confidencial”, Crónica, 10 de diciembre.

Otra de las comparecencias más esperadas fue la del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con licencia, Genaro Góngora Pimentel, a quien se dice que es candidato del PRD.
En su exposición, dijo que México tiene “hambre y sed de justicia”.
Eso sí, por lo leído no va por ser un consejero más, sino que aspira al cargo de presidente:
—Se ha dicho que mi edad es un inconveniente; en septiembre del año pasado cumplí 70 años, pero no quiero ser presidente del IFE para utilizarlo como trampolín político.
Para todos aquellos que piensan que él y Andrés Manuel López Obrador son amigos, creo que el llamado “presidente legítimo” no lo toma así (o no quiere que lo vean así):
—(es su amigo) No, es un señor que yo conozco, pero no lo he visto… desde hace dos años y medio no he visto a don Genaro; es una persona que yo considero de lo mejor en la Corte.
Eso sí, con buen humor, el ministro con licencia hasta se mofó de su supuesta cercanía con AMLO:
Me han dicho Pejenaro… hasta Benedicto…
Y sí, se refiere a su gran parecido con el Papa Benedicto XVI. De hecho hasta él bromea cuando va a conferencias a escuelas. Dice que la mayoría de los asistentes acuden para ver si es cierto que se parece al jerarca católico.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 10 de diciembre.

Diódoro Carrasco, encargado de la selección de consejeros, debe explicar porqué Genaro Góngora sigue como aspirante a consejero del IFE.
¿No conoce Carrasco el artículo 98 de la Carta Magna?
¿O le importa más el acuerdo entre el PAN, PRD y PRI?
¿Qué ofreció el PRD para que dejen pasar a Góngora, inhabilitado por el artículo 98 de la Carta Magna?
¿Germán Martínez avalará la violación?
Pepe Grillo, Crónica, 11 de diciembre.

El problema del IFE va a ser el mismo de la Suprema Corte: las tendencias políticas de sus ministros y consejeros. El problema en la Corte no fue si Genaro Góngora Pimentel estaba en minoría y perdió una votación democrática, sino en que azuzó a sus seguidores con afirmaciones que rompían con la calidad ética de los ministros. Y la votación del caso Cacho desbordó los espacios jurídicos de la Corte porque Góngora y Juan Nepomuceno Silva Meza decidieron para las galerías y no en función del derecho.
En este sentido, la propuesta del PRD para colocar a Góngora Pimentel como consejero presidente del IFE estaría en el contexto de lo ocurrido en la Corte: no el respeto a las reglas establecidas para el ejercicio de la función, sino la partidización de sus decisiones al margen de las reglas. El voto de Góngora en el caso Cacho podría ser el indicio del sentido de su voto como consejero presidente del IFE como posición clara y abierta del PRD y sobre todo de López Obrador. Y aquí hay que considerar el hecho de que López Obrador sí será candidato presidencial del PRD en 2012 y por ello tendrá en el IFE a su consejero presidente de cabecera.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 11 de diciembre.

Todos están allí para luchar por la democracia y por el país.
Pero para ellos la democracia y el país son ellos mismos.
Por eso los vergonzosos argumentos:
Si no aceptas a Góngora como consejero del IFE, no voto por la reforma de la justicia.
¿Es buena o mala la reforma?
Me vale, si no me das no te doy.
Pepe Grillo, Crónica, 13 de diciembre.

Cualquier cosa que ocurra en la sesión de hoy en la plenaria de San Lázaro, marcará el destino de los tiradores al IFE, pero sobre todo del ministro de la tremenda Corte, Genaro Góngora Pimentel.
Porque entre sus compañeros de toga y birrete se da por hecho que ocupe o no un espacio en el Instituto Federal Electoral (IFE) como consejero, Góngora ya no regresará a la Corte, adelantará su jubilación.
Ya se sabe que el próximo año dos ministros se jubilarán, luego de 30 años de servicio. Además de Góngora, se irá en diciembre de 2008 el ministro Mariano Azuela Güitrón.
La decisión de Góngora de participar en el relevo anticipado de los consejeros del IFE atizó la controversia, no sólo porque se presumió una extraña cercanía con el PRD y con Andrés Manuel López Obrador -aunque el propio Góngora juró y perjuró que no es compadre del tabasqueño-, sino porque sus aspiraciones fueron consideradas legales pero poco éticas. El mismo Góngora dice que no le queda el mote de Pegenaro.
Lo que demostró Góngora es que no hay ni habrá consejeros "químicamente puros".
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 13 de diciembre.

A propósito, y aunque la lista es todavía abundante, no parecen muchas las opciones para el máximo cargo. Y necesariamente destaca la figura de Genaro David Góngora Pimentel como la personalidad más completa para ser consejero presidente del IFE. Tiene una trayectoria que lo ha llevado a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación antes de su deterioro. Es ampliamente reconocido como tratadista del Derecho. Su fama pública es intachable. Y su hombría de bien —bueno de la palabra bueno, que diría Machado— no se discute. Baste decir que fue uno de los cuatro ministros que se opusieron con su voto a la irracional mayoría del fallo reciente de la Corta —perdón, la Corte— en contra de Lydia Cacho y a favor del góber Marín. De no ser él, las opciones serían los experimentados Jaime Cárdenas o Mauricio Merino que buscan regresar al instituto. En todo caso, se anticipa una feroz disputa entre partidos por aquello de las afinidades ideológicas y partidistas que pueden rayar en la paranoia. Desde luego que lo deseable sería un acuerdo sensato y unánime sobre los tres nuevos consejeros y, sobre todo, el nuevo presidente, y no la mecánica cuota de uno por partido
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de diciembre.

María Marbán.
Bien… Resulta que a finales de la semana pasada, la hoy solamente comisionada Marbán Laborde —usted sabe que cumplido su período, entregó la presidencia del organismo a Alonso Lujambio— comunicó a sus compañeros su intención de presentarse como aspirante a consejera del Instituto Federal Electoral y hoy ellos le informarán si le otorgan licencia temporal para separarse de su cargo.
Si piensa usted en las tinieblas que han distorsionado la figura del IFE en los dos últimos años de su existencia, yo le pregunto si no consideraría ideal el arribo a ese organismo de esta dama que se ha ganado el respeto generalizado por lo que es, por lo que hace y por lo que representa.
De su currículo quisiera destacar sólo el renglón que informa que en el año 2000 María Marbán Laborde fue consejera del Instituto Estatal Electoral de Jalisco. La experiencia en la materia es condición principal para acceder al cargo, detalle con el que, por ejemplo solamente.., don Genaro Góngora Pimentel no cumple y que su alto rango de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no suple y hasta aquí la dejo para que el señor ministro no se nos enoje…
Si se trata de ciudadanos ejemplares para que el Legislativo justifique lo que le hizo al IFE, bueno, ahí tienen a una ciudadana modelo por lo que es, por lo que hace y por lo que representa…
Leopoldo Mendívil, “Crónica Confidencial”, Crónica, 5 de diciembre.

Otra pelea se da en San Lázaro. Los contendientes para los tres espacios en el Consejo General del Instituto Federal Electoral se meten el pie, hacen de todo para frenar las aspiraciones de sus contrincantes. Desde la mañana del jueves, un personaje cercano a una de las aspirantes promovió por todos lados un análisis jurídico que muestra la supuesta inelegibilidad de María Marván Laborde, comisionada del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, por tener un cargo dependiente del Poder Ejecutivo.
Doña María tiene un cargo similar al de subsecretario de Estado y el instituto no goza de autonomía de la Administración Pública Federal, según la ficha. Ella será examinada hoy por los diputados sinodales
“Bajo reserva”, El Universal, 7 de diciembre.

Misión cumplida, dijo la legisladora Valentina Batres. La diputada estuvo en la comisión encargada de entrevistar a María Marván, comisionada del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), dentro de las consultas para la elección de tres nuevos consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE). Batres alegó que Marván no cumplía con los requisitos para el puesto y fue secundada por su compañero Gerardo Villanueva, quien alguna vez se trepó a la tribuna de la Cámara de Diputados, y armaron tal revuelo que la comparecencia se suspendió. Posteriormente, la funcionaria del IFAI renunció a su deseo de buscar un lugar en el IFE, y eso dejó muy contenta a doña Valentina. Pero nos aseguran que, en respuesta, los panistas buscarán anular la candidatura de Genaro Góngora, ficha estratégica del PRD
“Bajo reserva”, El Universal, 9 de diciembre.

María Marván Laborde es una mujer por esencia transparente, que luego lo ha sido también por nombramiento y nadie puede, sin mentir, señalar en ella alguna cola que le pisen; pero engallados los obradoristas por el "veto" del PAN a Góngora, decidieron ir a la revancha contra la ex comisionada presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información, y fíjese usted qué ridiculez. Como el cargo de comisionada -ya no presidenta- que ocupa en el IFAI, un organismo autónomo, equivale en ingresos al de subsecretario de Estado, entonces el perredista Gerardo Villanueva y la convergente Layda Sansores arguyeron que tal detalle no podría asegurar la independencia de Marván Laborde…
Tan dama y tan digna como transparente, la comisionada decidió que ni por la eventual presidencia del ya no tan autónomo órgano electoral tendría por qué soportar las peladeces perredistas, pues si lo hacía sólo para conservarse en la justa para suplir a los consejeros electorales que se van, ¿cuánto más, y peor, habría de aguantarles en el eventual ejercicio del cargo...?
Leopoldo Mendívil, “Crónica Confidencial”, Crónica, 10 de diciembre.

La sesión en donde los integrantes de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados analizó la candidatura de María Marván fue quizás la más problemática de todos.
Fueron tan fuertes los cuestionamientos que le hicieron los diputados Layda Sansores y Gerardo Villanueva, de Convergencia y el PRD, respectivamente, que provocaron, además de los sollozos, la renuncia a las aspiraciones de Marván por ser consejera electoral.
Los legisladores se enfrascaron en la discusión de que es comisionada del Instituto Federal de Acceso a la Información, que lo equipararon con el cargo de subsecretario de Estado.
No pudo más y tiró la toalla. Lo siento, pero si así se pone por un cuestionamiento… imagínese una elección controvertida en donde le digan —con o sin verdad— de todo. Quizá habría que agregar en la convocatoria que se necesita temperamento para aguantar fuertes grillas.
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 10 de diciembre.

La emponzoñada espiral que se instaló en el proceso para integrar a los tres nuevos consejeros del Instituto Federal Electoral comenzó así: una vez que la candidatura de Jorge Alcocer fue bloqueada (sin permitirle comparecer ante los diputados) se desataron las pulsiones de venganza y se dio rienda suelta a un bullicioso toma y daca de vetos contra los “candidatos reales”. Acto seguido, una catarata de filtraciones para una prensa mexicana dispuesta a achaparrarse y jugar el papel de correveidile en los desencuentros de la clase política. Sin más pruebas que la especulación, el proceso se vulgarizó: “éste, no lo dude, es el candidato del PAN”, “aquél es el irrenunciable del PRI” y ése de más allá “el mero bueno del PRD”.
¿Y cuál es el resultado de esta polvareda? Que la cobertura noticiosa y la deliberación legislativa no versó en torno a los proyectos presentados y los méritos reales de los candidatos. El proceso racional de búsqueda de quienes puedan redondear y hacer creíble la gran reforma electoral; los de mayor perfil, los que puedan elevar la estatura del Consejo y los que puedan concitar el consenso de los partidos, todo esto, digo, se eclipsó merced al festival difamatorio que halló su paroxismo en la grosera comparecencia que sufrió la doctora María Marván.
Ricardo Becerra, Crónica, 12 de diciembre.

La retahíla de insolencias que la diputada Layda Sansores descargó contra la doctora María Marván Laborde dibujó con nitidez la vergonzosa carga de necedad que sigue existiendo en nuestro Poder Legislativo. Heredera, literal y políticamente, del viejo caciquismo priista, si algo ha definido durante los años recientes a la ahora diputada Sansores es la carencia de principios a la que, en estos tiempos de difuminación de la realidad en aras de la corrección política, algunos denominan simplemente pragmatismo. Esa fue la diputada que, sin credencial democrática alguna y para sonrojo de la mayoría de sus colegisladores, propició con sus agresiones que la doctora Marván desistiera de seguir participando en el proceso para llegar al Consejo del IFE.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y poder”, Crónica, 13 de diciembre.

Leonardo Valdés.
También aspira a consejero del IFE Leonardo Valdés.
Tiene amplia carrera, pero malas calificaciones.
En 1996 fue consejero electoral y aspiró a la presidencia, pero Woldenberg lo puso octavo en una lista de ocho suplentes.
En 1997 no hizo su tarea, y en 98 renunció porque no lo nombraron secretario ejecutivo.
En 2001 el Conacyt lo degradó de investigador nivel 1 a nivel 2 por improductivo.
Su “carrera” es larga y seguro ya la conocen los diputados.
Pepe Grillo, Crónica, 4 de diciembre.

Empezó la pasarela de aspirantes a consejeros del IFE en San Lázaro. El ex consejero capitalino Leonardo Valdés Zurita sostuvo que el proceso de cambio político ha recibido su principal impulso de dos motores: la implantación del pluralismo político en la sociedad mexicana y, en paralelo, el proceso de reforma a nuestro sistema electoral…
Miguel Ángel Rivera, “Clase Política”, La Jornada, 5 de diciembre.

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